Capítulo 3

-¡Mary! ¿Que está pasando?

Yo estaba de los nervios. No sabía que hacer ni cómo reaccionar. Y sin pensármelo dos veces empecé a golpear los árboles asustada y gritando. No sé muy bien que pretendía conseguir, tal vez hacer retroceder los árboles hasta su sitio correspondiente, pero ninguno hizo tal cosa, todos permanecieron firmes sin inmutarse.

-Kathleen... - no le hice caso y seguí golpeando los árboles - ¡Kathleen! - esa segunda vez me detuve para mirarla.

Mary estaba de espaldas a mi mirando algo en el centro del claro, pero yo no lo podía ver porque ella estaba en medio.

-Mary deja de...

-Kathleen eso antes no estaba ahí - me interrumpió ella.

Me aparté un poco y en el centro vi un pequeño pozo de piedra. Parecía muy viejo y estaba muy descuidado, todas las piedras estaban llenas de moho.

Sin decir ni una palabra me levanté y me acerqué al borde con Mary detrás de mi.

-¿Puedes ver el fondo? - Mary me ignoró.

De pronto apareció una luz muy pequeña en el fondo de color azul. Se estaba moviendo, parecía que estuviera bailando. Cada vez su luz se hacía más intensa y sus bordes más claros. Me recordaba a un pequeño fuego fatuo. Empecé a escuchar un zumbido muy bajito que iba aumentando de tono. A los pocos segundos empecé a distinguir susurros que nos decían: "ven..., ven..." Quería apartar la vista pero no podía, esa luz me tenía cautivada. No quería salir de ese estado de paz y tranquilidad. Sentía como si nada me pudiera hacer daño, como si todo fuese perfecto. Pero yo quería mirar a Mary y tampoco podía quedarme así para siempre, teníamos que encontrar la salida.

Cuando conseguí apartar la mirada por unos segundos me quedé completamente ciega y cuando conseguí recuperar la visión y miré a Mary me quedé petrificada. Tenía las pupilas tan dilatadas que le cubrían toda la superficie del ojo y miraba fijamente al fondo del pozo, a la luz.

-¡Mary, mírame, mírame...!

Pero ella seguía hipnotizada. Ni siquiera podía oírme. Me acerqué a ella, la agarré por los hombros y la sacudí. Nada, no podía hacer nada. Ella seguía sin inmutarse ni oírme.

De repente, sin previo aviso, se dejó caer al interior del pozo arrastrándome con ella al interior.

* * *

Abrí los ojos un poco confusa, y hasta que mis ojos no se acostumbraron a la escasa luz que había no me decidí a moverme y cuando lo hice una oleada de pequeños pinchazos me recorrió todo el cuerpo, pero aún así me seguí incorporando. Cuando se me pasaron un poco miré hacia arriba intentando ver el cielo, pero todo lo que fui capaz de ver fue un espacio infinito que con la altura iba cogiendo oscuridad. Debíamos de estar a muchísima profundidad.

Eché un vistazo a mi alrededor buscando a Mary. La encontré tumbada boca abajo detrás de mi, me acerqué a ayudarla cuando algo me llamó la atención. Incrustada en la pared había una puerta de madera con detalles grabados en el mismo azul que la luz que habíamos visto desde el exterior del pozo.

Nos acercamos a la puerta y una pequeña brisa que se colaba por las rendijas de la puerta nos acarició la cara, lo que quería decir que al otro lado había una salida al exterior. Intenté abrir la puerta pero no tenía pomo, solo había una cerradura, pero tampoco teníamos la llave. Apoyé la espalda en la puerta y me dejé resbalar por ella hasta el suelo.

-Kathleen, mira la puerta.

Los grabados empezaron a brillar. Me aparté de la puerta para poder verla mejor, pero en el momento que mi espalda dejó de tocarla se dejó de iluminar.

-Vuelve a tocar la puerta

Miré confusa a Mary y ella me hizo un gesto para que pusiera la mano sobre la puerta.

-¿Y si me pasa algo?

-Antes no te ha pasado nada. Vuelve a tocarla, a ver si pasa lo mismo.

Acerqué poco a poco la mano. Cuanto más cerca estaba mi mano más intensidad obtenía la puerta, hasta que mi mano la tocó, en ese momento se empezó a formar un pomo a juego con la puerta encima de la cerradura. Intenté cogerlo para abrir la puerta pero no pude, mi mano lo traspasó. Aparté la mano de la puerta y el pomo despareció y la puerta dejó de brillar.

-¡Estúpida puerta! - dijo Mary angustiada.

Se sentó en el suelo y apoyó la espalda en la puerta, y ésta reaccionó igual que cuando la toqué yo.

-Mira Mary, también se ilumina y aparece el pomo cuando la tocas tu.

-Es verdad.

-Tengo una idea, toquemos juntas la puerta, a ver que pasa.

Lo hicimos y la puerta empezó a brillar mucho más que antes y el pomo volvió a aparecer, solo que esta vez era sólido y mi mano no lo atravesó. Lo cogí y lo giré. La puerta se abrió sin ningún esfuerzo y la luz del día nos cegó obligándonos a cerrar los ojos.

-Un momento - dijo Mary extrañada - ¿No estaba oscureciendo?

-Puede que lleváramos más tiempo del que pensamos en el pozo.

Forcé un poco mi vista y miré a mi alrededor para orientarme y saber más o menos por dónde se iba al claro.

El bosque era muy diferente, no había ni los mismos árboles, ni el mismo canto de los pájaros, ni los mismos animales... Aquí se dejaban ver y nos miraban con curiosidad desde lo alto de sus ramas. Me llamó mucho la atención y me empecé a fijar en ellos con detalle. Ni siquiera eran animales normales, no se parecían a los animales comunes. Tenían colores distintos, tamaños diferentes, parecía que se comunicaran entre ellos...

-Mary, este no es el bosque en el que estamos acampados. ¿Dónde estamos?

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