Capítulo 2

-Kathleen, despierta. Ya hemos llegado.

Era la voz dulce de mi madre. Por lo visto me había dormido. Giré la cabeza hacia la ventanilla y lo único que fui capaz de ver fue un borrón enorme verde. No se que me esperaba encontrar en medio del bosque, me desperecé y mire bien el paisaje. Nos encontrábamos a la orilla de un claro grande y espacioso repleto de un césped verde tan brillante y bien cuidado que parecía artificial. En el centro del prado que había en el claro había dos cabañas de madera pintadas en tonos pastel, rodeadas de una valla de madera pintadas a juego con las casas. Las dos eran iguales y tenían las puertas una enfrente de la otra.

Del interior de la casita de la izquierda salio mi tía seguida de mi tío y mis primos. Después de saludarnos, cogimos las maletas y las metimos en la casita de la derecha. Cuando terminamos de organizar las cosas cogimos unas sillas de la cabaña y una mesa para camping, las colocamos un poco más lejos de las casas y charlamos y almorzamos al aire libre.

-Chicas, ¿sabíais que aquí cerca hay un lago en el que os podéis bañar? - nos dijo mi tía.

-No lo sabía. Mary, ¿nos vamos al lago hasta que sea la hora de comer?

-Si, vamos.

Nos cambiamos la ropa, cogimos dos toallas y crema y nos fuimos por el sendero que nos indicó mi tía, dejando a nuestros padres sentados en medio del claro charlando, y a los tres torbellinos Lucas, Amy y Javi correteando y gritando por todo el prado.

El lago estaba un poco más lejos de lo que me había imaginado pero merecía la pena. Era un lago enorme con el agua tan limpia y transparente que se veían a los pequeños peces nadar. Pasamos un rato nadando y contándonos pequeñas historias sobre lo que nos había pasado durante todo el curso mientras tomábamos el sol.

* * *

Abro los ojos, pero no me encuentro en mi cama. El suelo está duro y tengo todo el cuerpo dolorido. ¿Donde me he dormido? Ya me acuerdo, estoy en el lago con Mary y por lo visto las dos nos dormimos mientras tomábamos el sol. Miro a Mary que está en el mismo estado de confusión que yo. ¿Cuanto tiempo llevaremos dormidas? Supongo que demasiado, porque ya está empezando a oscurecer.

-Mary, ¿que hora es?

-No tengo ni idea, me dejé el móvil y el reloj en casa.

-Será mejor que nos vallamos ya. Nuestros padres deben de estar preocupados.

Estoy un poco confusa pero creo recordar cual era el sendero de vuelta, asi que me pongo en cabeza liderando la marcha.

Cuando ya llevamos más tiempo andando del que deberíamos me paro en seco y me giro para mirar a Mary.

-Mary, creo que me he equivocado de camino.

-A mi tampoco me suena haber pasado por aquí antes, demos la vuelta.

En cuanto Mary se da la vuelta para volver sobre nuestros pasos se para en seco. Ha estado a punto de darse en la cara con un árbol.

-¿De dónde sale este árbol?, antes no estaba. Está en medio del sendero.

-Rodéalo.

-No puedo.

-¿Por qué?

Empieza a titubear, no encuentra las palabras para describir lo que está viendo. Pierdo la paciencia y me asomo por encima de su hombro y lo que veo me corta la respiración. No hay un solo árbol en medio del sendero, si no varios, todos alineados y tan juntos unos a otros que no se puede ver lo que hay al otro lado mirando entre ellos. Y los árboles continúan en esta misma posición alrededor de todo el claro, marcando el límite de éste.

Estamos atrapadas.

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