PRÓLOGO
La vida para Hakuji y Akaza no había sido fácil desde un principio, su madre los abandonó desde que eran unos bebés recién nacidos, dejandolos con su padre quien se había hecho cargo de ellos y se aseguraba de que nada les faltara, pero un día simplemente cayó enfermo y eso impidió que siguiera llevando un sustento a la casa, por no decir que las medicinas eran muy caras y no podían pagarlas. Ambos ya siendo unos niños, tenían que tomar una decisión de la cual ninguno estaba orgulloso pero era eso o dejar a su padre morir y dejar que la pobreza los consuma.
Así fue como ambos gemelos comenzaron a robar y planear sus movimientos para turnarse, ambos nacieron con grandes dotes para las artes marciales y tuvieron que aplicar ciertos movimientos para distraer a las personas, a pesar de los insultos que recibían, nada les importaba con tal de poder comprar los medicamentos que le salvarían la vida a su padre. Sin embargo, un día cuando llegaron a casa, se encontraron con la policía acordonando su casa y un grupo de gente curiosa al rededor, curiosos por saber que pasaba, evadieron a la policía y entraron solo para toparse con una imagen que se quedaría con ellos el resto de sus vidas.
Su amado padre, yacía atado con una soga al cuello, colgando desde una de las vigas de madera mientras la policía intentaba bajarlo, los ojos de ambos niños al ver la traumante escena de su padre sin vida se llenaron de lagrimas. Hakuji vio de reojo una hoja en el suelo y no sabía por qué, pero la tomó y desdoblo, solo para descubrir que aquello era una carta escrita por el puño y letra de su progenitor, al leerla el pobre hombre expresó que odiaba ver como su enfermedad lo consumía mientras sus hijos llevaban una vida de delincuencia para comprarle sus medicinas, reflejando que no pudo más por la culpa y decidió quitarse la vida por sentirse una carga para ellos.
Las autoridades al descubrirlos, los obligaron a permanecer a fuera en lo que llegaba la morgue para llevarse el cuerpo y una vez fuera, Akaza salió corriendo del lugar con Hakuji de tras de el hasta que lo alcanzó, cuando lo encaró descubrió una cara llena de lágrimas por lo recién ocurrido y por más que el gemelo menor peleara por soltarse, su hermano lo atrajo hacía el para abrazarlo fuertemente. Lentamente Akaza dejó de luchar y en su lugar, dejó salir un fuerte y amargo llanto mientras correspondía el abrazo con fuerza y escondía su rostro en su hombro, Hakuji igual dejó salir sus lágrimas, tratando de permanecer tranquilo para su hermano y llorar hasta que a los dos ya no les queden lágrimas para derramar.
Por ser tan solo unos niños, no los podían juzgar en un tribunal, además de que solo cometían delitos muy menores, así que se les obligó a hacer trabajo domiciliario durante unos meses y a pesar de cumplieron hasta terminar, continuaron robando pero esta vez para ningún otro fin que no fuera el de sobrevivir. Mientras más se metían en peleas, más habilidosos se volvían en combate cuerpo a cuerpo y un día, cuando estaban intentando robarle su bolsa de compras a un señor, de inmediato fueron detenidos por un hombre de sonrisa amable.
Aquel extraño impidió el robo y le devolvió sus compras al pobre hombre, los niños enojados por que un sujeto cualquiera los detuvo, intentaron plantarle cara y luchar con el, pero para sorpresa de ambos, una ola de puñetazos fue suficiente para dejarlos noqueados. El nombre de este sujeto era Keizo y el cual, era un artista marcial que dirija un dojo no muy lejos de la ciudad. Aún que los gemelos se negaron a seguirlo, Keizo los arrastró a la fuerza ya que no quería dejarlos solos en medio de las calles.
Cuando llegaron a su hogar, lo primer que pensaron era que era muy ordenada y limpia, pensaban que vivía solo pero al escuchar un delicado estornudo que provenía de alguna habitación, el hombre les dijo que tenía una hija menor que ellos llamada Koyuki, también supieron que Keizo había quedado viudo el mismo día en que nació su hija ya que la madre murió al dar a luz y la bebé nació con un sistema inmunológico bajo y solía enfermarse con mucha facilidad. Los niños al conocerla, vieron a una linda pero frágil niña recostada en una cama mientras trataba de contener sus estornudos apenada.
Keizo les propuso un trato, como el tenía que trabajar para traer comida a la mesa y pagar los gastos de la casa, ellos se encargarían de cuidar de su hija y a cambio podrían vivir con el y les proporcionaría todo lo que los niños de su edad necesitarán. Tanto Hakuji como Akaza no parecían muy convencidos el de vivir con un una pequeña familia con la que no tenían parentesco alguno pero era mejor opción que regresar a su triste vida robando para comer, así que no tuvieron más remedio que aceptar.
Hakuji era quien más tenía talento y paciencia para cuidar personas enfermas ya que el se había encargado de cuidar de su padre cuando caía en cama, Akaza todo lo que pudo hacer es servir de ayudante para su gemelo o realizar alguna tarea doméstica en la casa. Cuando Keizo no estaba, los dos pudieron conocer un poco más a Koyuki quien debido a su condición no tenía fuerzas para ponerse de pie durante mucho tiempo, la niña era muy risueña, tranquila y soñadora, también algo tímida y necesitaba ayuda para casi todo como llevarle la comida o cargarla para llevarla al baño.
Con el tiempo, los tres comenzaron a acostumbrarse a la presencia del otro y Koyuki tuvo la suficiente confianza para decirles que su mayor deseo es poder ver los fuegos artificiales en persona, al principio solo quería que fueran su padre y ella, pero ahora veía a los gemelos como parte de la familia y quería que ellos estuvieran presentes. Akaza también pudo notar que de los dos, Hakuji era quien pasaba más tiempo con Koyuki debido a que el se dedicaba a cuidar más tiempo de ella y a escondidas, pudo ver que los dos hicieron una promesa de meñique, a diferencia de el, su hermano era más educado y probablemente le haya prometido a la niña llevarla a ver los fuegos artificiales algún día.
Pasaron los años, los gemelos crecieron y Koyuki finalmente podía ponerse de pie por si misma, los tres pudieron pasar por el jardín de niños, primaria y secundaria juntos, aunque Koyuki tenía que ir en un grado menor al ser dos años más joven que ellos. Hasta finalmente llegar a la preparatoria, los tres se inscribieron a la Academia Kimetsu que era una de las mejores de la ciudad y del país, a pesar de que también era secundaria no habían estudiado hasta ahora que decidieron hacer el cambio.
De pasar a ser unos niños pequeños a ser adolescentes con diecisiete años de edad, Hakuji y Akaza a pesar de ser gemelos cuyo físico era exactamente igual, en todo lo demás eran tan diferentes como el agua y el aceite, Hakuji tenía cabello castaño oscuro y ojos azules como el cielo, Akaza tenía cabello rosado y ojos color ámbar junto con dos líneas en su cuello, en personalidad y forma de ser Hakuji era reservado, tranquilo, más maduro, calmado, correcto, responsable y educado, para los problemas prefería resolverlos con el diálogo y en caso de que no se resuelvan hablando, es en donde tomaba las cosas con más seriedad y algo de violencia.
Akaza por su lado era más extrovertido, algo grosero al hablar, atrevido, intrépido, amante de la adrenalina y de las emociones fuertes, prefiere resolver los problemas con sus puños en vez de según el, perder el tiempo ha blando, impulsivo, un poco irresponsable, pero sobre todo, ama meterse en peleas por lo que siempre estaba en busca de cualquier contrincante que sea capaz de hacerle frente. A los dos desde muy pequeños, Keizo les enseñó su arte marcial que era el soryuu, resultando ser los mejores de la clase por el talento en combate cuerpo a cuerpo que tenían ambos, solo que Akaza era quien más lo dejaba relucir por ser el más busca problemas de los gemelos, Hakuji demostraba su talento solamente cuando fuera necesario hacerlo.
Pero algo más que paso y que a Akaza no le sorprendió para nada saber, es que un día Hakuji pidió la mano de Koyuki en matrimonio, Keizo al escuchar la petición casi se ahoga, mientras el solo pudo mirar inexpresivo a su hermano por ser demasiado obvio, osea, desde hace algún tiempo pudo notar el nerviosismo, la tensión y los sonrojos que había entre Hakuji y Koyuki y el hecho de que el hizo la promesa de llevarla a ver los fuegos artificiales algún día, ya lo veía venir. Así que después de estar en silencio, no pudo contener la risa y se carcajeo en la silla del comedor ante la mirada enojada y avergonzada de Hakuji quien ya estaba rojo de la pena.
"¡Perdón, es que, ya te habías tardado!" Akaza notó como su hermano lo mirada y se tranquilizó para dejar de reír mientras se secaba una lágrima por lo anterior.
"¡¿Por qué no me das apoyo en vez de burlarte de mi?!"
"¿Me vez que tengo cara de saber de estos temas?" Akaza solo alzó los hombros, sin darle mucha importancia.
Más tarde ese día, Keizo habló con los gemelos y con su hija en la sala, solamente para felicitarlos debido a que no le molestaba para nada la unión, desde el día en que los acogió, le demostraron que ellos eran buenos muchachos que se ganaron su plena confianza, además confiaba que Hakuji cuidaría muy bien de su hija y ella lo trataría con amor, así que les dijo que eran libres de comprometerse y que los gemelos heredarian su dojo. Hakuji y Koyuki agacharon la mirada con un sonrojo por la vergüenza, pero su burbuja se rompió cuando Akaza habló, llamado la atención de todos.
"Maestro, agradezco que quiera que mi hermano y yo heredemos su dojo, sin embargo, no me siento cómodo con eso, prefiero que sea solamente Hakuji quien lo herede" Ante lo dicho, Keizo alzo la ceja confuso.
"Entonces, ¿no quieres heredar el dojo?" Le cuestionó.
"Seria un gran honor para mí hacerlo, pero yo no soy quien se casará con Koyuki, no me sentiría cómodo metiéndome en el matrimonio de mi hermano solo por que parte de la herencia me corresponde, prefiero dejar que vivan felices y en paz, no quiero ser una molestia"
"Akaza" Hakuji interrumpió "Eres mi hermano, jamás me sentiría incómodo con tu presencia ni mucho menos eres una molestia para nosotros, no me importaría si también heredas el dojo" Lo tomó de la muñeca en un intento de que su gemelo no se excluyera de la futura familia que formaría al lado de su ahora prometida, pero Akaza solo lo tomó de la mano y lo alejó.
"¿Quién dice que dejaremos de ser hermanos solo por que te vas a casar?, yo solamente quiero que seas tu quien herede el dojo al ser el futuro esposo de la hija del dueño, ¿no?" Akaza guiño un ojo junto con una sonrisa coqueta, provocando que el sonrojo de Hakuji y Koyuki se intensificará más, mientras Keizo reía divertido "Mi decisión está tomada, confío en que harás un buen trabajo, pero como eh dicho, no pienso ser un metido en su matrimonio, no me importa dejarles todo a ustedes, yo aún quiero encontrar mi propio camino y puedo dedicarme a otra cosa, así que no se preocupen por mi"
"Me gustaría desistir pero como te veo muy seguro en lo que estás diciendo, tendré que respetar tu decisión Akaza" Keizo le sonrió y Akaza solo sonrió satisfecho, su hermano y su ahora cuñada ya estaban empezando a hacer su vida por adelantado y a el todavía sentía que faltaba mucho para empezar a hacer el suyo, pero se aseguraría de tener un futuro independiente para no tener que depender del dojo y así Hakuji pueda dedicarse por completo a velar por su esposa, trabajo y una familia.
Cuando los gemelos cumplieron dieciocho, Hakuji con su propio esfuerzo, compró los anillos para el y Koyuki con una joya en forma de copo de nieve, señal de que ahora estaban comprometidos y prometieron casarse una vez que ambos terminaran sus estudios, pero mientras eso sucedía, seguirían tan normales como siempre, la diferencia es que Hakuji se mudó con Koyuki a su dormitorio, dejando a Akaza solo en la habitación quien se burló por tener un espacio más grande, pero internamente sabia que era mentira el decir que no le dolía ya que habían compartido habitación desde que tenían memoria pero igual lo tomo con calma. Si su hermano quería hacer una vida con Koyuki, tenían que empezar por dormir juntos en la misma cama, Akaza lo entendía y no podía estar más feliz por el.
Ahora mismo, los gemelos junto con Koyuki salieron de su casa, vistiendo el uniforme de la Academia Kimetsu y en la cuál, tenían que tomar el tren para llegar a tiempo, mientras los tres iban caminando pudieron ver a la distancia que estaban construyendo un dojo no muy lejos de donde estaba el suyo. Los gemelos miraron la construcción con el seño fruncido, no sabían si lo habían hecho por comodidad o a propósito ya que su maestro les dijo que durante su juventud, tuvo una enemistad con alguien que practicaba kendo debido a que sus valores chocaron y lo había derrotado en un duelo con solo sus puños y pies, pensaron que no representaría mayores problemas pero por coincidencias de la vida, se encontraron con su hijo en su periodo de secundaria.
El niño mimado resultó que se había enamorado de Koyuki e intentó cortejarla a pesar de que ella estaba comprometida y como consecuencia, lo rechazó varias veces, el chico inmaduro intentando "recuperar su honor" desafío a Hakuji en un duelo, el en un principio se negó e intentó hablar para arreglar el problema, pero al ver que no había nada que lo hiciera cambiar de opinión, no le quedo más remedio que aceptar. ¿El resultado?, con un simple movimiento aprendido por su maestro, Hakuji destruyó la espada de madera del otro de una patada, gracias al cielo fue al final ciclo escolar y para que el problema no fuera mayor, los tres decidieron iniciar la educación media superior en otro lugar y en el tiempo que llevaban estudiando ahí, no se habían vuelto a ver las caras.
No quisieron continuar mirando, esperando a que no sean la familia buscando venganza o algo así por no aceptar una derrota, así que siguieron con su camino directo a la estación del tren quien estaba a punto de partir, subiéndose al vagón rápidamente.
Koyuki miraba la ciudad desde la ventana del vagón, la vista poco a poco estaba siendo iluminado por los rayos del sol mañanero, ofreciendo una hermosa vista de los edificios que se veían a lo lejos mientras el tren iba de lugar en lugar. Hakuji se encontraba al lado de su futura esposa, viendo su celular con Akaza a su lado quien estaba con las manos atrás de su cabeza, apoyado en el asiento con una expresión aburrida.
Cuando llegaron a la ciudad Kimetsu, bajaron del vagón, teniendo que caminar solo un par de cuadras para llegar a su destino. Cuando llegaron, se encontraron con el prefecto el cual era un chico rubio, alumno de primer año de la academia y el cual parecía que le pusieron una pistola en la nuca, obligándolo a estar de pie para lidiar con los chicos que se pasaban las reglas de vestimenta por donde no les da el sol, entre ellos Akaza quien gracias a la fama de chico malo que se ganó por sus constantes peleas, vocabulario e historial de haber volado los dientes de hasta a la persona más ruda, solo bastó una mirada para que el pobre chico no le dijera nada al pasar y solo se dedicara a anotarlo a pesar de que su hermano y Koyuki lo reprendían por su actitud, no era como si fuera a obedecer al instante.
De los dos, obviamente Hakuji al ser más responsable, era quien sacaba mejores notas, siendo de los mejores alumnos de la escuela junto con Koyuki que igual se esforzaba por tener buenas calificaciones a pesar de su condición, en cuanto a Akaza, pues sus notas no eran malas pero tampoco eran excelentes, solo trataba de tener la calificación mínima para aprobar y la única materia en la que tenía un diez perfecto, era educación física por ser el más atlético. Como todos los días, tomarían sus clases, pasarían el receso entre los tres, después Hakuji y Koyuki irían a comer en algún restaurante mientras Akaza intentaría escabullirse para buscar a alguien con quien pelear, aún que casi siempre era pillado por su gemelo antes de que lo hiciera.
Tal y como había dicho, nada inusual pasó en todo el día más que una correteada de Tomioka-Sensei hacía Akaza por según el, "llevar el cabello teñido" a pesar de que le había dicho incontables veces que su color venía de nacimiento, a su profesor parecía entrarle por un oído y salirle por el otro. Ya para cuando acabaron las clases, Hakuji llevó a Koyuki a una tienda de helados para compartir uno en pareja, Akaza no quería ver como la parejita derramaba miel hasta empalagar, así que salió de ahí lo más rápido posible en busca de una pelea que le haga sentir adrenalina corriendo por las venas al sentir que a su cuerpo le hacia falta.
Encontró a un grupo de pandilleros que se crían los dueños del lugar y tenían aires de sentirse el ultimo vaso de agua en el desierto solo por acosar señoritas. Obviamente les termino por cerrar la boca a base de puñetazos y ni siquiera armados por cuchillos fueron capaces de siquiera hacerle un rasguño, así que todos terminaron con expresiones de borrego a medio morir en el suelo y Akaza se fue sacudiendose un poco el polvo y haciendo como que nada pasó.
Cuando volvió con la pareja, su hermano al saber lo que estaba haciendo, como siempre lo regañó pero le restó importancia, sin nada más que hacer, los tres volvieron a tomar el tren de regreso a casa. A lo lejos para su sorpresa, notaron el otro dojo ya que estaba a la mitad de construido en solo horas, aunque quisieran no pensar en eso, no podían evitar tener un leve presentimiento que no era bueno, pero aún era demasiado pronto para saberlo y quizás solo se estén mortificando por algo insignificante, así que retomaron su camino y entraron a la casa.
Más tarde esa noche, en un restaurante que de lejos se veía que era costoso y como no serlo, si tenía buena estética, paredes de vidrio polarizadas y una vista en lo alto en donde se podía ver toda la ciudad, viéndose aún mejor cuando el cielo nocturno cubría el cielo y todo estaba iluminado por luces.
En una mesa justo en ese sitio, se encontraba un joven de cabellera rubia y mechas rojas similares una flama que le llegaban hasta los hombros, vestía un esmoquin negro con una corbata naranja y veía su celular atento, al parecer esperando a alguien.
"¡Rengoku!, te he estado buscando, ¿me eh perdido de algo?"
El joven cuyo nombre es Rengoku Kyojuro alzo la vista al ser llamado por un hombre más alto, de cabello grisáceo, esmoquin blanco con una corbata morada con rallas de tigre y un extraño dibujo de color rojo que estaba alrededor de su ojo izquierdo, no tratándose de nadie más que de Uzui Tengen, su mejor amigo desde preparatoria y el cual, era dueño de un famoso museo de arte en la ciudad, el cuál maneja por herencia y ahí es donde exponía sus propias pinturas y las de otros artistas que lograban alcanzar sus expectativas por que a parte también era pintor y profesor de artes en una de las mejores escuelas. De igual forma, se encontraba casado con tres esposas que trabajaban en la misma escuela, esto era más por tradición al venir de una familia poligamica y a pesar de las críticas, el vive feliz con ellas.
"¡¡Gusto en verte de nuevo Tengen!!, de todas maneras acabo de llegar" Exclamó esbozando una sonrisa.
"En ese caso" Uzui se sentó en la silla que estaba en frente de el y tomó el menú "¿Cómo van las cosas en tu agencia?"
"Me he encargado de que todo vuelva a estar a normal, fue algo difícil en dedicarme un tiempo a mantener a flote un lugar tan grande pero logré manejar los problemas" Kyojuro igual tomó su menú y mantuvo la conversación, su familia era dueña de una famosa agencia de artistas, música y modelaje, en donde muchas boybans y girlbans conformadas por idols que tenían contrato al igual que muchos actores de cine y televisión los cuales han entrenado y ayudado para cumplir sus sueños, también de vez en cuando se encargaban de sacar una que otra mercancía para los fans. En algún momento por diversas circunstancias, su agencia estaba a punto de quebrar pero gracias a que después de la universidad se dedicó a tiempo completo en volver a levantar nuevamente el negocio familiar, es que había regresado a su antigua gloria.
"Me alegra oír eso, pero hace tiempo que no salimos entre amigos y mejor pasemos a otros temas, por ejemplo, ¿la escuela te ha enviado una respuesta con respecto a tu cambio?"
"Envié mi currículum hace unas semanas y el viernes me enviaron su respuesta, empiezo oficialmente en dos semanas como profesor de historia"
"¡¡Estas si que son buenas noticias, seremos colegas de trabajo en la Academia Kimetsu!!, ¿qué te parece si celebramos esto con una botella de champagne?, disculpe" Uzui hizo una señal con la mano para indicarle a un mesero que estaban listos para ordenar "A mi traigame un plato de soba frío y una botella de su mejor champagne"
"De acuerdo, ¿y para el otro caballero?"
"Mmm a mi deme un tonkatsu acompañado con arroz tradicional y de postre dos imagawayaki" El mesero terminó de anotar la orden y se fue, dejando nuevamente al par solo.
"Regresando a donde estábamos, eso significa que por fin podrás ejercer tu carrera, ¿cómo te sientes?"
"¡¡De maravilla!!, si estoy algo nervioso pero es algo con lo que había soñado desde niño a pesar de que mi padre me diga que ya tengo la vida resulta y que no necesito trabajar, pero no quiero vivir de solo el negocio familiar, creo ya fue mucho de mi, ¿alguna nueva pintura en mente?"
"Por el momento estoy buscando inspiración, quiero algo llamativo, vistoso y que llame lo suficientemente la antencion del público para superar mi obra anterior" Uzui alzo su brazo y cerró el puño, dando a entender que no descansaría hasta encontrar ese algo que le faltaba.
"¡¡Estoy seguro de que lo vas a encontrar, no conozco a nadie que sea más extravagante que tú!!" Kyojuro como buen amigo, alentó a Uzui quien alzo el dedo pulgar "¿Cómo están tus esposas?"
"Se encuentran bien, ellas decidieron tener una noche de chicas mientras no estoy"
"Su champagne moet y chandon caballeros, en un momento más estarán listas sus órdenes" El mesero trajo en una bandeja la botella que había encargado Uzui, dejándolo en la mesa para después irse. El más alto tomo la bebida para empezar a servirlo en las copas de vidrio que había en la mesa y repartirlo entre los dos.
"¡Brindemos por que tu primera búsqueda de trabajo fue un éxito!" Uzui y Kyojuro alzaron sus copas para brindar y darle el primer sorbo al licor "Aún que me gustaría saber si hay una segunda buena noticia ¿cuando dejaras la soltería y te conseguirás una buena pareja?"
Ante la repentina pregunta, Kyojuro casi se ahoga con la bebida el cual al toser se mojó toda la cara y ahora estaba tratando de tranquilizar su respiración mientras tosia y Uzui uso la servilleta como abanico para darle aire "Disculpa si la pregunta te tomo por sorpresa, pero ¿tan mal estas en ese tema?"
Después de unos segundos, Kyojuro finalmente dejó de toser para después limpiar su cara con la servilleta y responder "Sabes que jamás eh tenido pareja antes, ni siquiera eh dado mi primer beso, nunca tuve tiempo para una y además, aún no se lo eh dicho a mi padre, solo a mi hermano"
"¿Y el como se lo tomó?"
"¡Senjuro se lo tomó muy bien, dijo que eso no va a cambiar el hecho de que yo sea su hermano!, pero mi padre es un poco conservador, no creo que le agrade la noticia" El ánimo que estaba sintiendo Kyojuro decayó un poco, cuando era niño pensó que le gustaban las niñas por ser lo más común, cuando entro en la adolescencia, es donde descubrió que también empezó a sentirse atraído por su mismo sexo, a pesar de que lo acepto, nunca tuvo tiempo de indagar más en el tema pero hasta ahora, no tenía cara para decírselo a su padre después de que algunas veces lo escucho decir comentarios un tanto homofóbicos.
"¡Vamos amigo, sin miedo al éxito!, es más, ¿y si hago que consigas pareja de una forma vistosa y así no tengas que enfrentar solo a tu padre?"
"¿Hablas en enserio?" Kyojuro alzo la ceja, no muy convencido ya que las ideas de su amigo que veces suelen ser un poquitín, raros.
Uzui no dijo nada y en su lugar, le arrebató el celular a su amigo quien maldijo por lo bajo que le haya dado su contraseña en caso de emergencia, lo vio tecleando algo unos segundos e inconscientemente el más alto sacó la lengua por estar tan concentrado y cuando terminó, se lo devolvió para ver que le había hecho un perfil.
"¿Una página de citas?"
"¡Aún mejor, ahora eres un Sugar Daddy!"
"¿Un que?" Uzui rodo los ojos al ver la inocencia de su amigo, así que se paró de la silla y le susurró al oído el significado, Kyojuro escuchaba cada palabra atento mientras abría más los ojos de la impresión.
"¡¡¿QUÉ?!!
"So" Uzui río divertido.
"¡¡¿Tengo cara de estar desesperado?, no pienso pagarle a alguien por sexo sin amor y mucho menos alguien menor que yo!!" Kyojuro rápidamente leyó la página, confirmando que exactamente decía "Encuentra a tu Sugar ideal"
"Dije que te conseguiría pareja de forma vistosa y lo hice, además, ¿quién dijo que tenías que ser un vejete para ser un buen Sugar?, solo inténtalo y si no te gusta, puedes eliminar tu cuenta"
Kyojuro miro algo dudoso la cuenta, no le llamaba mucho la atención tener que pagarle a alguien solo por placer pero no quería ser un descortés con su amigo, además, siempre se puede vivir nuevas experiencias ¿no?, trataría de darle una oportunidad y se aseguraría de que los chicos con los que hablara no se vieran muy menores y si no le parecía, borraría la cuenta.
"Bien tu ganas" Kyojuro apagó su celular y lo dejo de lado, al momento en el que hizo eso, un mesero trajo en dos charolas su comida, repartiendo los platos junto con unos palillos de forma profesional.
"Provecho caballeros" Dijo para dar una reverencia e irse.
Sin tocar más el tema, los dos comenzaron a comer, este restaurante tenía muy buena reputación y ya veían por que, la comida sabía muy bien.
"¡¡Umai!!"
Uzui alzo la vista de su plato, para dirigirla hacía su amigo quien comía feliz de la vida, sin importarle llamar la atención de las personas a su alrededor.
"¡¡Umai!!"
Sonrió con diversión, de verdad esperaba que Kyojuro tuviera éxito con su idea.
Al día siguiente mientras los gemelos y su querida hija estaban en clases, Keizo se dispuso a acomodar algunas cosas en el ático al notar que ya tenía mucho que no pasaba algún plumero por aquí. Se dispuso a limpiar el polvo, quitar una que otra telaraña que se encontraba, barrer el piso y acomodar algunas cajas que tenían algunas cosas antiguas, entre ellos, recuerdos de su difunta esposa que cargo con un embarazo muy complicado que se adelantó antes de lo previsto y el médico tuvo que decirle que solo podían salvar a una de ellas, su esposa como la mujer guerrera que fue, escogió salvar la vida de su bebé antes que la de ella.
Al ver una foto de su esposa, sonrió con nostalgia y se dispuso a guardar la foto en una caja para acomodarla en una estantería, al darse cuenta que habían más cajas en un lugar donde no podía alcanzar, trajo un banquito desde el piso de abajo y se subió en ella para trabajar más cómodamente, pensando que este lugar merecía una pequeña remodelación al tener pinta de estar en el abandono. Puso la caja en el piso y se volvió a subir para arrastrar hacía el otra que estaba en el fondo, pero pudo notar que estaban algo más pesada que las otras.
"No recuerdo que guardara algo tan pesado, ¿que son?, ¿ladrillos?" Dijo para si mismo, para después con algo más de esfuerzo jalar la caja hacía el y de un solo jalón, por fin pudo sacarla, pero aquella emoción fue tan fugaz como llegó al darse cuenta que por la fuerza, movió su cuerpo a la esquina del banquito y por el exceso de peso, el objeto terminó por voltearse hacía el frente, llevándose a Keizo quien cayó hacía atrás, por reflejo soltó la caja eh intento sujetarse de algo, pero lastimosamente tomó las otras cajas que acomodó y que terminaron cayendo con el.
El estruendo que se escuchó debió haber sonado por toda la casa y parecía que se confirmó al ver como alguien tiraba de la cuerda que daba a la entrada del ático, el cual se abrió y automáticamente sacó las escaleras de madera que permitían subir arriba, lo persona que se asomó, no era nadie más que Akaza quien se sorprendió al verlo tirado boca arriba y con el banco de madera abajo de el, con tres cajas tiradas a su alrededor.
"¡Sensei!, ¡¿que le ocurrió?!" Preguntó alarmado para después subir por completo, seguido de Hakuji y Koyuki quien de inmediato se preocupó al ver a su padre tirado en el suelo.
"Oh no se preocupen por mi, solo quería comprobar si en verdad es más cómodo acostarse en un banco que en una cama"
"¡¡Papá!!" Koyuki le reprendió molesta de que su padre sería capaz de estarse muriendo y tomar las cosas con humor.
"Vamos, lo ayudaremos" Los gemelos estiraron la mano para que su maestro las tomara y así, ayudarlo a levantarse y poner sus brazos sobre sus hombros para ayudarlo a caminar.
"¿De verdad se encuentra bien maestro?" Esta vez, Hakuji hizo la pregunta.
"Solo tengo un ligero dolor en mi espalda espalda baja pero se necesita más que eso para poder derribarme" A pesar de que si sentía dolor, Keizo no dejó de mostrar una sonrisa para que los chicos no se preocuparan de más.
"Cayó sobre un mueble de madera endurecido, debemos de llevarlo a ver un médico"
"Por favor, no hay necesidad de llegar a tanto, hoy tengo clases con los muchachos"
"Si pues las clases se cancelan, hay que preocuparnos por usted primero"
"Pero..."
"Papá, por favor, quizás para ti no se vea tan mal pero que tal si el golpe tiene consecuencias después, hazle caso, por favor" Koyuki puso sus manos juntas en señal de súplica, Keizo podía hacerse el duro pero la única cosa en el mundo a la que no le podía negar nada, es a su única hija.
"Bien, supongo que no tengo opción"
"Entonces, nos vamos" Los gemelos junto con la chica, ayudaron al hombre a bajar las escaleras con cuidado, para después recorrer el pasillo del primer piso y bajar las escaleras hacía el piso de abajo y salir de la casa, cerrando la puerta de tras de sí, mientras Koyuki pegaba el letrero de "cerrado" en la puerta del dojo, para después acompañar a los gemelos y a su padre al hospital, ignorando unos ojos que los veían atentamente desde lejos.
Cuando llegaron, le contaron todo al medio el cual junto a dos enfermeros se llevaron a Keizo de emergencia y ellos tuvieron que sentarse en la sala de espera. Una, dos, tres, cuatro, cinco largas horas y nadie les daba noticias.
"¿Por qué tardan tanto?" Akaza comenzaba a desesperarse, estando solamente sentado y sin poder hacer nada.
"Dejemos que hagan su trabajo Akaza, no importa cuánto más esperemos, no nos iremos sin saber" Hakuji abrazaba a Koyuki quien de los tres, ella no podía ocultar la angustia que sentía por su padre, pero no dijeron nada para calmarla, dejaron que ella libere sus emociones, aún que les preocupaba que la situación fuese demasiado para ella y terminara colapsando.
"¿Ustedes son los familia del paciente?"
No tuvieron que repetir la pregunta y al instante, los tres chicos se levantaron en frente del médico, ansiosos por saber si todo estaba bien.
"¿Cómo está mi padre?"
El médico no dijo nada y en su lugar, les dio una carpeta grande a Koyuki quien al saber que ahí estaba la información, rápidamente la abrió ante la atenta mirada de su prometido y cuñado. Sacando del sobre unas radiografías que mostraban el esqueleto, pero aquella toma enfocaba a la columna y lo que parecía a simple vista una fractura en ella.
"Le hicimos los estudios para ver si todo estaba bien, pero debido a la caída que sufrió, al parecer sufrió una fractura vertebral por comprensión, no tan grave para perder la movilidad de las piernas pero si lo suficiente para empeorar en caso de sobre esforzarse demasiado"
"Mi padre es artista marcial y da clases en su dojo, ¿eso significa que..."
"Lo lamento" El médico bajo la mirada al no poder ayudar más y se retiró de ahí, dejando que la familia asimile la noticia de que quizás Keizo, jamás pueda volver a practicar el estilo de lucha que aprendió desde que tenía memoria y tenga que renunciar a su vida como maestro del soryuu.
Koyuki aguantando las lágrimas, acompañada de los gemelos que no tenían palabras ahora para expresarse, fueron a la habitación su maestro quien estaba recostado en la camilla, vistiendo la bata del hospital y al verlos, les dedicó una sonrisa.
"Ya quería verlos de nuevo, me estaba aburriendo el solo estar acostado, nunca había estado sin hacer nada por más tiempo que este"
Sin poder responder, la muchacha abrazo fuertemente a su padre quien correspondió el abrazo sin decir palabra al saber del por qué la reacción de su hija, mientras tanto los gemelos sólo pudieron ponerse al lado de la camilla, sin querer interrumpir el momento.
"Sensei, ¿los médicos te lo dijeron?" Preguntó Hakuji al ver que padre e hija ya habían roto el abrazo.
"Si lo hicieron, creo que este cuerpo viejo ya no va a ser el que fue antes, si ustedes ya hubieran terminado la universidad, mi única preocupación sería encontrar un buen lugar donde pasar mi retiro, pero el dojo es la única fuente de ingresos que tenemos hasta ahora, estoy pensando en si contratar a alguien que...
"Yo lo haré" Akaza lo interrumpió antes de que terminara.
"Mejor dicho, nosotros lo haremos" Hakuji entendió a que se refería su hermano y no dudó en ofrecerse también.
"No" Se negó "No puedo permitir que ustedes tengan trabajo, no a esta edad en donde su única preocupación debe de ser estudiar, no me sentiría cómodo el dejar que asuman la responsabilidad de traer dinero a la casa cuando no debería ser así y menos para invertirlo en mi en vez de gastarlo en ustedes"
"Agradecemos sus buenos deseos sensei, pero no conocemos a nadie que sepa el estilo soryuu como nosotros, somos los más indicados para asumir el papel y poder enseñarles a los demás alumnos, Akaza y yo nos iremos turnando por que para eso trabajaremos en equipo, tómelo como una muestra de agradecimiento por habernos acogido cuando no teníamos a nadie más"
"Y yo te cuidaré" Koyuki tomó su mano "Antes de que Hakuji y Akaza llegaran, tu hiciste lo posible por trabajar y velar por mi a la vez, quiero hacer lo mismo por ti, me asegurare de que no te esfuerces demasiado, sigas las indicaciones del doctor y tomes tus medicinas, pero por favor padre, déjanos ayudarte"
Keizo miró atentamente las miradas suplicantes de sus queridos aprendices y su amada hija, su mente se negaba a que las personas más importantes de su vida se dedicaran a cuidar de él cuando debería ser al revés, no quería que desperdiciaran horas de su juventud cuando podían dedicarse a ellos mismos. Pero al ver en sus miradas que no iban a aceptar un no por respuesta, se tragó todo su orgullo al aceptar que no iba a hacerlos cambiar de opinión.
"Bien" Suspiro derrotado "Pero yo me encargaré de hacer algunas labores en la casa como cocinarles o limpiar, no estoy en estado vegetal para dejarles todo el peso a ustedes, aún me puedo mover, no soy una carga, así que o lo aceptan o no permito que ustedes velen por mi o traigan despensa a la casa"
"Trato hecho" Al saber que aceptaban su condición, Keizo estrecho la mano de los tres jóvenes y al mismo tiempo, entro una enfermera que decía que ya estaba dado de alta, así que podía irse a casa, pero antes les dio una receta con las cosas que necesitaban como analgésicos para el dolor y un corsé ortopédico para ayudarle en la movilidad ya que durante un tiempo presentará algunos problemas para caminar.
Los chicos agradecieron en una reverencia, Koyuki ayudó a su padre a vestirse y después de estar listo, ambos gemelos lo ayudaron a salir del hospital y caminar de regreso a casa, mañana comprarían todo lo que les recetaron pero ahora, el mayor necesitaba mucho reposo.
Mediante caminaban a casa, pudieron ver a lo lejos el dojo que estaba casi terminado e iban a ignorar la construcción, pero lo que no se esperaban ver, era confirmar sus sospechas iniciales y era que el hijo del ex rival de Keizo, se encontraba repartiendo volantes para la inauguración del dojo a un grupo de jóvenes que estudiaban con ellos el soryuu y se fueron de ahí después de recibir la hoja.
Aquel joven de cabellera castaña atado en una coleta alta los notó, dándoles una sonrisa para nada amigable y se adentró en el dojo, cerrando la puerta lentamente mientras iba despidiéndose de ellos. No sabían por qué, pero desde luego se veía que con esa despedida les quiso decir muchas cosas, entre ellas que no tenía buenas intenciones con ellos.
"Umm" Koyuki dejo su impresión al sentir un leve dolor en su pecho y de forma repentina, sintió como el aire no le llegaba a los pulmones a pesar de inhalar y exhalar repetidas veces, comenzando a agitarse.
"¿Koyuki?"
La mencionada no escucho la voz de su prometido preocupado ya que sintió como cada vez más le faltaba el aire, le dolía cada vez más el pecho y sentía como sus extremidades perdían fuerzas como para sostenerla, sin poder evitarlo, calló al suelo mientras colocaba sus manos en su garganta debido a la sensación de sentir que se ahogaba, luchando por respirar.
"¡¡¡KOYUKI!!!!"
*
*
*
_________________________________________
Alejandra-Sama: Nuevo fic AkaRen, está vez con una temática que siempre quise leer en el ship, creo que el prólogo me quedo un tanto largo y pensé en hacerlo capítulo, pero al final lo descarté y lo dejé así.
No se si les a pasado que mientras buscan fics en GayPad o ao3 y cuando encuentran uno, en el título dice AkaRen o no lo especifican y piensan que lo es, ustedes van a leerlo felices de la vida y al final resulta siendo un RenKaza xd
Pues en este fic no pasará, a pesar de que Kyojuro en la portada se vea como un ricachón impotente y con aires de que te quiere dar hasta por las orejas, el fic es AkaRen, AKAREN, lo dejo en claro en caso de que haya un nuevo lector acostumbrado a que le pase lo que eh dicho arriba 👆
Le doy créditos a una autora por darme una idea fresca con la temática de los Sugars, me da pena etiquetarla pero si conocen el fic "visitamos el ayer" ella es ;3 a y antes, voy a aclarar las edades de los personajes en este fic:
Uzui: 27
Kyojuro: 25
Akaza y Hakuji: 18
Koyuki: 16
A y también, agradecimientos para bunniwinter por inspirarme con el capítulo xd
Tonkatsu: Se trata de una una chuleta de cerdo de un centímetro de ancho empanada, frita y troceada.
Imagawayaki: Es un postre japonés tradicional el cuál tiene forma de un pequeño pastel y esta relleno con pasta dulce de judías o frijol rojo azuki.
En caso de que no sepan lo que son xd
Creo que son todas las aclaraciones, no tengo nada más que decir, así que vamos con los spoilers.
Spoilers
- Estado de salud de Koyuki
- Dojo rival
- Negocio de la familia Rengoku
Avisenme si ven algún error de ortografía
Bien, eso es todo por ahora, no olviden comentar y votar, sin más se despide Alejandra-Sama B-D nos leemos pronto 👋
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top