Capítulo 6

Taehyung, lleno de alegría y renovado por los momentos compartidos el fin de semana, caminaba junto a Jimin hacia el estadio, donde se llevaría a cabo la práctica abierta del equipo de fútbol americano. Jimin había decidido acompañarlo, y ambos amigos se acomodaron juntos en las gradas, compartiendo risas y comentarios emocionados mientras esperaban que Jungkook apareciera en el campo.

Cuando el entrenamiento comenzó, la atmósfera se cargó de energía. El sonido de las pisadas rápidas sobre el césped y los gritos de ánimo resonaban en el aire, mientras los jugadores se movían con destreza por el campo, entregándose por completo a la práctica. El público observaba con entusiasmo, pero los ojos de Taehyung solo estaban enfocados en Jungkook.

Cada vez que Jungkook tomaba el control del balón, Taehyung no podía evitar seguir cada uno de sus movimientos con admiración. La forma en que el alfa se deslizaba por el campo, con una fuerza y gracia impecables, irradiaba una confianza inquebrantable. El rostro de Jungkook, marcado por la determinación, parecía brillar con intensidad bajo el sol, reflejando su absoluta dedicación.

En ese momento, una suave brisa cargada de las feromonas de Taehyung llegó hasta Jungkook. Sintió el aroma familiar de frambuesa envolviendo sus sentidos, y casi de inmediato, sus ojos comenzaron a buscar entre la multitud. Su mirada se movía con rapidez, hasta que finalmente se detuvo al encontrar a Taehyung sentado junto a un chico que no conocia. Un destello de emoción iluminó el rostro de Jungkook al verlo allí, y una sonrisa cálida apareció en sus labios.

Cuando la práctica llegó a su fin y Jimin se alejó en busca de refrescos, Taehyung se quedó solo, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras esperaba ansiosamente la salida de Jungkook del vestidor. La anticipación lo invadía por completo, una mezcla de emociones que apenas podía contener. Anhelaba ver a su alfa después de la intensa sesión de entrenamiento, pero al mismo tiempo, una inquietud inexplicable se instalaba en su estómago, haciendo que sus pensamientos se agitaran como un mar en tempestad.

El eco de los pasos en los pasillos cercanos lo sacó de sus pensamientos, y al levantar la mirada, su cuerpo se tensó de inmediato. No era Jungkook quien emergía de los vestidores, sino Park Bogum. El aire a su alrededor pareció enfriarse al instante. La presencia de Bogum, su antiguo acosador, lo envolvió como una sombra oscura del pasado, trayendo consigo recuerdos dolorosos que había intentado enterrar.

Taehyung sintió un nudo formarse en su estómago al ver a Bogum acercarse con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. La seguridad que había cultivado a lo largo del tiempo comenzaba a tambalearse frente a alguien que en el pasado lo había hecho sentir pequeño e indefenso. A pesar de esa incertidumbre, se obligó a mantener una postura firme, decidido a no dejarse arrastrar por viejos miedos.

—Hola, Taehyung —saludó Bogum, su tono altanero y su sonrisa burlona evidenciaban su intención de incomodarlo.

—¿Qué quieres, Bogum? —preguntó Taehyung, su voz intentando sonar más fuerte de lo que en realidad se sentía por dentro. Había una mezcla de desconfianza y precaución en cada palabra, pero también un deseo de no dejarse intimidar nuevamente.

Bogum sonrió, un gesto que no tenía nada de amistoso, y se detuvo a unos pasos de Taehyung. Sus ojos brillaban con esa misma arrogancia que lo había atormentado en el pasado.

—Solo vine a felicitarte por tu nueva relación con Jungkook. —La burla en su tono era inconfundible, y cada palabra parecía impregnada de veneno—. Deberías estar agradecido de tener a un alfa tan prestigioso interesado en ti.

Taehyung sintió que la sangre le hervía ante el desdén y la superioridad con la que Bogum hablaba. La sombra de la inseguridad quiso arrastrarlo, pero no estaba dispuesto a caer en esa trampa.

—No necesito tu aprobación ni tus comentarios —respondió Taehyung con voz firme, enfrentando la mirada de Bogum sin retroceder—. ¿Qué quieres realmente?

El rostro de Bogum se endureció un poco, pero su sonrisa burlona no desapareció. Dio un paso más cerca, inclinándose ligeramente hacia Taehyung, como si intentara intimidarlo con su proximidad.

—Solo quería recordarte que estás en un mundo de alfas, y deberías tener cuidado con quién te relacionas —advirtió Bogum con un tono amenazante, sus palabras llenas de veneno mientras intentaba sembrar dudas y miedo en el corazón de Taehyung.

El pecho de Taehyung subía y bajaba con respiraciones controladas, pero su determinación no vaciló. Se mantuvo firme, incluso si por dentro las palabras de Bogum lo hacían tambalear. Sabía que su relación con Jungkook era fuerte, y no permitiría que alguien como Bogum intentara socavarla con amenazas veladas.

—No tengo miedo de ti, Bogum. Y no tienes poder sobre mí ni sobre mi relación con Jungkook —respondió Taehyung con voz segura—. Así que si no tienes nada más que decir, mejor vete.

Por un instante, Bogum pareció perder su máscara de control, pero rápidamente la recuperó. Con un último vistazo cargado de desprecio, se giró para marcharse, dejando a Taehyung solo en el pasillo.

Minutos después, Taehyung vio a Jungkook salir de los vestidores, luciendo relajado y feliz tras el entrenamiento. Sin embargo, mientras Jungkook se acercaba, Taehyung no podía evitar sentir cómo el encuentro con Park Bogum seguía pesando en su mente. Trató de disimular su incomodidad, esbozando una sonrisa, pero sus ojos traicionaban la inquietud que aún lo atormentaba.

Jungkook, siempre perceptivo, lo notó al instante. Frunció el ceño levemente y se detuvo justo frente a Taehyung, colocándole una mano en la espalda con suavidad.

—¿Estás bien, cariño? —preguntó Jungkook, su tono lleno de preocupación—. Pareces preocupado.

Taehyung, sintiendo el calor reconfortante de la mano de su alfa y queriendo evitar que se preocupara aún más, sacudió la cabeza ligeramente mientras trataba de mantener la sonrisa.

—Solo estoy un poco distraído por mi examen de matemáticas —respondió, su voz algo tensa pero intentando sonar despreocupada—. No te preocupes, estaré bien.

Jungkook entrecerró los ojos, claramente no convencido por la respuesta de Taehyung. Sus dedos trazaron pequeños círculos en la espalda de su omega, tratando de brindarle consuelo sin presionarlo a hablar de lo que realmente estaba ocurriendo.

—Sabes que no tienes que fingir conmigo, ¿verdad? —le susurró Jungkook suavemente, su mirada llena de cariño y comprensión—. Si algo te está molestando, quiero saberlo. Estoy aquí para ti, Tae.

—No es nada, en serio. Ven, quiero que conozcas a Jimin —respondió Taehyung, esbozando una sonrisa forzada mientras agradecía la preocupación de Jungkook.

Mientras cruzaban el campo de juego, el ambiente se llenaba del sonido del viento y los ecos del entrenamiento reciente. Jungkook, deseando disipar cualquier tensión en Taehyung, se acercó a él con una sonrisa cálida y un brillo cómplice en sus ojos. Quería crear un momento especial juntos, algo que fuera solo suyo.

—¿Qué te parece si te enseño un poco de fútbol americano? —propuso Jungkook, con entusiasmo en la voz y la mirada expectante.

Taehyung levantó la vista, sorprendido pero intrigado. Una chispa de emoción cruzó sus ojos, y aunque una pequeña sonrisa tímida apareció en sus labios, asintió con entusiasmo.

—Solo cinco minutos, no quiero que Jimin espere —respondió Taehyung, relajándose un poco mientras se dejaba guiar por Jungkook.

El alfa, con su energía contagiosa, rápidamente explicó las reglas básicas, asegurándose de que Taehyung se sintiera cómodo. Le enseñó cómo sostener el balón, ajustando suavemente sus manos sobre las de él, y cómo lanzarlo con precisión. Cada gesto estaba impregnado de cuidado y dedicación, queriendo que Taehyung disfrutara del momento.

—Así es, un poco más de fuerza en el brazo —le dijo Jungkook, alentándolo con una sonrisa mientras Taehyung intentaba lanzar el balón—. ¡Eso es, lo tienes!

De repente, en un impulso juguetón, Jungkook se lanzó hacia adelante, rodeando a Taehyung con sus brazos mientras ambos caían suavemente al suelo. Con una sonrisa traviesa y los ojos brillando, exclamó con alegría:

—¡Te atrapé!

Taehyung estalló en risas, su corazón ligero por primera vez en todo el día. En ese momento, todo el estrés y la incomodidad parecían desvanecerse, reemplazados por la calidez de estar con Jungkook.

Momento después, al entrar en la cafetería, Taehyung alzó la mano con una amplia sonrisa, saludando a su amigo Jimin que estaba a la distancia. Jungkook, caminando a su lado, notó cómo Jimin charlaba animadamente junto a Yoongi. Sus gestos eran entusiastas, y la cercanía entre ellos sugería una conversación fluida y cómoda. Sin embargo, la presencia de Yoongi hizo que una leve incomodidad comenzara a crecer en el interior de Jungkook.

El recuerdo de la apuesta, esa sombra oscura que colgaba sobre su relación con Taehyung, empezó a pesarle más de lo usual. La simple visión de Yoongi, con quien compartía la complicidad de esa apuesta, le generaba una sensación de alerta. Su preocupación aumentaba al ver cómo las piezas de su vida parecían entrelazarse en una red de relaciones más compleja de lo que esperaba.

—¡Jimin! —exclamó Taehyung con entusiasmo al llegar a la mesa, atrayendo la atención de su amigo.

Jimin se levantó de su asiento y sonrió ampliamente, lanzando una mirada curiosa hacia Jungkook antes de estrecharle la mano.

—Jungkook, este es Jimin, mi mejor amigo —presentó Taehyung con alegría, sin notar la tensión que se gestaba en Jungkook—. Jimin, él es Jungkook.

—Encantado de conocerte finalmente, Jungkook. Taehyung no para de hablar maravillas de ti —dijo Jimin con una sonrisa genuina, haciendo que Jungkook sonriera a medias, algo incómodo por la situación.

—El gusto es mío —respondió Jungkook, tratando de disimular sus emociones mientras estrechaba la mano de Jimin.

Después de los saludos, Jimin le dio una palmada en el hombro a Taehyung, su mirada brillando con picardía.

—Estaba hablando con mi nuevo amigo Yoongi mientras te esperaba —comentó Jimin con una sonrisa radiante—. Jungkook, por cierto, Yoongi me dijo que lo conoces, que son compañeros en el fútbol americano.

Jungkook tensó los hombros al escuchar el nombre de Yoongi salir de los labios de Jimin, intentando que su expresión no revelara el nerviosismo que sentía.

—Sí, estamos jugando juntos esta temporada —respondió Jungkook con una sonrisa forzada, evitando mirar directamente a Yoongi, que seguía sentado en la mesa, observando la escena con una expresión críptica.

Mientras Jimin continuaba charlando despreocupadamente, la mente de Jungkook trabajaba rápidamente, tratando de mantener la calma mientras la preocupación seguía instalándose en su pecho.

Jungkook trató de concentrarse en la conversación de Jimin, pero su mente no dejaba de volver a Yoongi, que permanecía en su campo de visión, aparentemente despreocupado, aunque su sola presencia irradiaba una amenaza silenciosa. El ambiente en la cafetería parecía normal para cualquiera, pero para Jungkook, cada segundo era una lucha por controlar sus emociones.

Taehyung, sin percibir la tensión, continuaba charlando con Jimin, su voz alegre contrastando con el nerviosismo que crecía dentro de Jungkook. Cada sonrisa de Taehyung parecía aumentar la carga en los hombros de Jungkook, recordándole lo que estaba en juego.

—Entonces, Jungkook —dijo Jimin, llamando su atención—, cuéntame, ¿cómo te va en el equipo este año? Parece que eres una estrella en ascenso.

—Oh, va bien —respondió Jungkook, sacudiéndose el nerviosismo lo mejor que podía—. Es un año complicado, pero... lo estoy dando todo.

Aunque trataba de sonar casual, la mención del equipo volvió a conectar la conversación con Yoongi, y su corazón latía con fuerza. No podía dejar que Taehyung sospechara nada. No aquí. No ahora.

Yoongi levantó una ceja, dirigiendo una mirada calculadora hacia Taehyung antes de devolver su atención a Jungkook.

—¿Así que también tienes público especial ahora? —comentó Yoongi, con una leve sonrisa que parecía amigable, pero que Jungkook sabía estaba llena de intención.

—Claro, siempre es bueno tener a alguien que te apoye —replicó Jungkook, tratando de mantener su tono neutral, aunque sentía la presión incrementarse con cada palabra que intercambiaba con Yoongi.

Jimin, siempre perspicaz, notó un leve cambio en la postura de Jungkook, aunque no dijo nada. Simplemente sonrió y continuó hablando, intentando mantener la atmósfera ligera, mientras Taehyung lo observaba con curiosidad.

Yoongi sonrió, pero sus ojos seguían fijos en Jungkook.

—Debe ser bueno tener ese tipo de apoyo. Especialmente cuando las cosas se ponen complicadas, ¿no, Jungkook? —dijo Yoongi, su voz baja, lo suficientemente ambigua para que Taehyung no notara nada, pero lo bastante clara para hacer que Jungkook sintiera que estaba pisando terreno peligroso.

Jungkook sintió su corazón acelerarse, y una leve tensión recorrió su cuerpo. Sabía que Yoongi estaba jugando, empujándolo al límite frente a Taehyung y Jimin. Su mente trabajaba a toda velocidad, buscando la forma de salir de la situación sin levantar sospechas.

—Sí... es bueno tener a alguien que esté ahí —dijo Jungkook, sin perder la sonrisa

Jungkook apenas pudo evitar que su mirada vagara hacia Yoongi una vez más, su mente calculando rápidamente las posibles consecuencias si Taehyung descubría la verdad antes de que pudiera arreglar las cosas.

Yoongi, notando cómo la incomodidad de Jungkook crecía a cada segundo, decidió que ya había jugado lo suficiente por ese día. Se levantó de la mesa con una sonrisa despreocupada, estirando los brazos con un suspiro teatral.

—Bueno, ha sido un placer, pero creo que es hora de irme —anunció Yoongi, su tono ligero, pero con una chispa traviesa en sus ojos.

Antes de marcharse, dirigió su mirada hacia Jimin, que seguía sonriendo sin percatarse del juego que Yoongi estaba jugando. Con una sonrisa más amplia y una voz llena de falsa inocencia, Yoongi se inclinó hacia Jimin.

—Oye, Jimin, ¿te importa si te pido tu número? Me ha gustado la conversación, y creo que podríamos charlar más otro día —dijo, lanzando una rápida mirada a Jungkook, disfrutando de la reacción que provocaría.

Jungkook, tenso, sintió cómo una ola de frustración subía por su pecho. Conocía bien a Yoongi y sabía que esto era solo una provocación, un pequeño golpe para mantenerlo incómodo. Intentó mantener su rostro neutral, pero era difícil no mostrar algo de su malestar.

Jimin, completamente ajeno a la tensión, asintió con una sonrisa.

—¡Claro! —respondió alegremente, sacando su teléfono para intercambiar números con Yoongi—. Ha sido divertido hablar contigo, definitivamente deberíamos repetirlo.

—Perfecto —respondió Yoongi con una sonrisa satisfecha mientras anotaba el número en su teléfono.

Antes de irse, Yoongi miró a Jungkook una vez más, sus ojos brillando con malicia.

—Nos vemos, Jungkook —dijo en un tono que solo él podía entender completamente, antes de girarse y salir de la cafetería con una despedida casual.

Jungkook lo observó marcharse, reprimiendo un suspiro. Mientras tanto, Jimin, ajeno a todo, miraba su teléfono como si no hubiera pasado nada fuera de lo normal.

—Qué chico más agradable, ¿no crees? —comentó Jimin.

Jungkook sonrió débilmente, asintiendo, pero en el fondo, sabía que Yoongi solo estaba calentando motores para lo que venía.

El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos mientras Jungkook y Taehyung caminaban en silencio por las calles tranquilas. Después de la agitada tarde en la cafetería, el aire fresco de la noche les brindaba una sensación de calma, aunque las emociones seguían a flor de piel.

Jungkook, con las manos en los bolsillos, echó un vistazo de reojo a Taehyung, quien caminaba a su lado, con una expresión serena pero introspectiva. La complicidad entre ambos era palpable, pero también lo era el peso de las palabras no dichas.

—Gracias por acompañarme —murmuró Taehyung, rompiendo el silencio. Su voz era suave, pero había una honestidad en sus palabras que hizo que Jungkook sonriera.

—No hay de qué —respondió Jungkook, inclinando un poco la cabeza para mirarlo mejor—. Me gusta pasar tiempo contigo.

Taehyung sonrió tímidamente, jugando con el borde de su chaqueta mientras seguían caminando. La calle estaba vacía, y el silencio solo era interrumpido por el sonido suave de sus pasos sobre el pavimento.

Al llegar frente a la casa de Taehyung, ambos se detuvieron, girándose para enfrentarse. La luz tenue de un farol callejero los bañaba en un resplandor dorado, creando una atmósfera íntima que hacía que el corazón de Jungkook latiera un poco más rápido.

—Bueno... —comenzó Taehyung, buscando las palabras—. Gracias por todo hoy. Fue un día interesante.

Jungkook soltó una risita, asintiendo.

—Definitivamente lo fue —dijo, pensando en Yoongi y en todo lo que había pasado en la cafetería.

Taehyung lo miró, sus ojos brillando bajo la luz suave.

—Nos vemos mañana, ¿verdad? —preguntó Taehyung, con una leve sonrisa.

—Claro —respondió Jungkook, acercándose un poco más.

Taehyung asintió, su sonrisa haciéndose más grande. Luego, con un gesto rápido pero cariñoso, se inclinó hacia adelante y plantó un beso suave en los labios de Jungkook, haciendo que este se quedara inmóvil, sorprendido y encantado.

—Buenas noches, Jungkook —dijo Taehyung, antes de girarse y entrar en su casa, dejando a Jungkook de pie, con una sonrisa boba en el rostro y el corazón latiendo más rápido de lo que hubiera imaginado.

Mientras la puerta se cerraba suavemente detrás de Taehyung, Jungkook se quedó mirando un momento más, procesando lo que acababa de pasar.

Esa noche, mientras caminaba de regreso a su casa, Jungkook no podía dejar de pensar en todo lo que había ocurrido. El beso de Taehyung, su sonrisa dulce, la forma en que parecía confiar en él... Y, al mismo tiempo, el peso de la apuesta que lo perseguía, como una sombra oscura que ensuciaba cada momento que compartía con su omega.

Al llegar a su habitación, cerró la puerta detrás de él, apagando las luces, dejando solo el suave resplandor de la luna filtrarse a través de las cortinas. Se dejó caer en la cama, mirando al techo mientras las emociones comenzaban a arremolinarse en su interior. Era el alfa, el que debía ser fuerte, el que debía proteger a Taehyung, pero la presión que sentía en ese rol estaba empezando a aplastarlo.

La apuesta con Yoongi, esa maldita apuesta, lo había envuelto en una red de mentiras y expectativas que ahora se sentían imposibles de cumplir. ¿Qué pasaría si Taehyung descubría la verdad? El miedo lo golpeaba con fuerza. No solo perdería a Taehyung, sino que lo lastimaría, lo traicionaría, y eso era lo último que deseaba.

Los pensamientos caían sobre él como una tormenta, y pronto sintió un nudo en la garganta. La fachada de fuerza que siempre llevaba se derrumbaba en ese momento de soledad. No era solo el miedo de decepcionar a Taehyung, sino también la sensación de que él mismo no era suficiente. ¿Y si no podía ser el alfa que Taehyung merecía?

Sin darse cuenta, las lágrimas comenzaron a deslizarse por su rostro. No había nadie allí para verlo, para juzgarlo. Las emociones, que había mantenido contenidas por tanto tiempo, se desbordaron de golpe. El llanto fue silencioso al principio, solo lágrimas que caían sin control. Pero, poco a poco, su pecho comenzó a sacudirse con sollozos ahogados.

Se sentía impotente. Vulnerable. El peso de las expectativas lo aplastaba, y en ese momento, se dio cuenta de lo solo que se sentía. La imagen del alfa perfecto se desmoronaba en cada lágrima que derramaba. No sabía cómo enfrentarse a todo esto. ¿Cómo podría ser lo suficientemente fuerte para proteger a Taehyung cuando ni siquiera podía lidiar con sus propios sentimientos?

Jungkook hundió el rostro en sus manos, dejándose llevar por el llanto. Era un alivio liberar la carga, aunque solo fuera por un momento. Pero también era un recordatorio de lo mucho que le quedaba por resolver, de las decisiones que pronto tendría que enfrentar.

Y mientras las lágrimas seguían cayendo, una única pregunta resonaba en su mente: ¿podría algún día ser el alfa que Taehyung realmente necesitaba, o solo sería otro error en su vida?

...

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