Capítulo 3
El día siguiente, Taehyung llegó a la escuela con una mezcla de emoción y nerviosismo. La idea de ver a Jungkook de nuevo lo mantenía en un estado de euforia, pero también le generaba cierta ansiedad. Justo cuando entró al edificio, lo vio al final del pasillo, con esa sonrisa que iluminaba todo a su alrededor. Era como si, en medio de la multitud, su presencia fuera un faro que lo guiaba.
—¡Hola! —saludó Jungkook, acercándose rápidamente, su energía casi palpable. Taehyung sintió que su corazón se aceleraba al ver el brillo en los ojos del alfa.
—¡Hola! —respondió Taehyung, esforzándose por sonar natural a pesar de las mariposas en su estómago. Se sintió un poco más seguro al notar que Jungkook también parecía emocionado de verlo.
—¿Cómo estás? —preguntó Jungkook, deteniéndose frente a él, su mirada intensa fija en Taehyung. La calidez de su voz hizo que Taehyung se sonrojara un poco.
—Estoy bien, gracias. ¿Y tú?
—Bien, solo... un poco nervioso —admitió Jungkook, sus ojos bajando un momento antes de volver a encontrarse con la mirada de Taehyung.
—¿Nervioso? ¿Por qué? —Taehyung arqueó una ceja, su expresión curiosa y genuina—. ¿Es por el partido de ayer? Porque yo creo que jugaste increíble.
—No, no es eso. Es solo que... bueno, estoy feliz de verte —confesó Jungkook, sonriendo ampliamente.
Taehyung sintió que su sonrisa se ampliaba, esa expresión que hacía que el mundo a su alrededor pareciera brillar con más intensidad.
—Me alegra escuchar eso. Yo también estoy feliz de verte —respondió, sintiendo que la conexión entre ellos se hacía más fuerte.
—¿Qué te parece si vamos a la cafetería en el recreo? —sugirió Jungkook, acercándose un poco más, como si la idea de compartir un momento juntos lo emocionara.
Taehyung sintió que su corazón se saltaba un latido.
—Sí, me encantaría —dijo, la emoción llenándolo y haciendo que el día pareciera aún más brillante.
—Por cierto, hay algo que quiero pedirte —dijo Jungkook, su expresión tornándose un poco más seria, lo que hizo que el corazón de Taehyung latiera más rápido.
—¿Me darías tu número de celular? —preguntó Jungkook, su voz clara y directa.
Taehyung sintió que el tiempo se detenía. Esa simple pregunta lo llenó de una mezcla de emoción y ansiedad. ¿Era este el momento que había estado esperando? Su mente se disparó a mil por hora, recordando todos esos momentos en los que había soñado con este instante. Con un movimiento automático, sacó su teléfono del bolsillo, sus manos temblando levemente mientras navegaba por la pantalla.
—Claro, aquí tienes —dijo, tratando de sonar despreocupado, aunque su voz delataba su nerviosismo. Escribió su número y se lo entregó a Jungkook, sintiendo un cosquilleo recorrer su cuerpo al pensar en lo que significaba esto. ¿Realmente estaba interesado en él?
Jungkook tomó el teléfono de Taehyung, asegurándose de guardar el número. Su sonrisa era radiante, y Taehyung no pudo evitar sonreír también, sintiendo que una nueva conexión se formaba entre ellos.
—Perfecto, te mandaré un mensaje más tarde —dijo Jungkook, y Taehyung asintió, sintiendo un hormigueo de anticipación.
Con una sonrisa aún en el rostro, Jungkook se ofreció a acompañar a Taehyung hasta su salón. Mientras caminaban, la conversación fluía naturalmente entre ellos, intercambiando anécdotas sobre sus días y pequeños detalles sobre la escuela.
—¿Y qué clase tienes ahora? —preguntó Jungkook, manteniendo el paso junto a Taehyung.
—Tengo matemáticas. No soy muy bueno en eso —admitió Taehyung, rascándose la nuca en un gesto nervioso.
—No te preocupes, yo puedo ayudarte si necesitas. Siempre se me ha dado bien —ofreció Jungkook con una sonrisa confiada.
—Eso sería genial. —mencionó Taehyung, sintiéndose un poco más relajado.
Finalmente, llegaron a la puerta del salón. Jungkook se detuvo un momento, mirándolo a los ojos.
—Bueno, aquí estamos. Recuerda que nos vemos en la cafetería en el recreo —dijo Jungkook, su voz suave y amistosa.
—Sí, estaré ahí —respondió Taehyung, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.
Antes de que Taehyung pudiera entrar, Jungkook se inclinó un poco y le dio un rápido beso en la mejilla. El gesto lo tomó por sorpresa y lo dejó sonrojado, su piel ardía donde Jungkook lo había tocado.
—Hasta luego, Taehyung —dijo Jungkook, retrocediendo con una sonrisa traviesa antes de alejarse por el pasillo.
Una vez dentro del salón, Taehyung intentó concentrarse en la clase, pero su mente seguía regresando al momento en que Jungkook lo besó. El leve cosquilleo en su mejilla era un recordatorio de que algo especial estaba sucediendo entre ellos.
Mientras la profesora comenzaba a explicar el tema del día, Taehyung sintió que su teléfono vibraba en su bolsillo. Con un vistazo furtivo, vio que era un mensaje de Jungkook. "¿Todo bien? Espero que no te aburras mucho."
Taehyung sonrió para sí mismo, tratando de ocultar su emoción mientras tecleaba rápidamente. "Todo bien, aunque la clase es un poco aburrida. ¿Y tú?"
A los pocos segundos, su teléfono vibró nuevamente. "No tanto, pero ya no puedo dejar de pensar en ti. ¡No puedo esperar a que llegue el recreo!"
La sonrisa de Taehyung se amplió. "Yo tampoco. Me alegra que estés pensando en mí."
El sonido del timbre resonó en todo el edificio escolar, señalando el inicio del recreo. Taehyung sintió una oleada de emoción y nerviosismo mientras se dirigía a la cafetería, con la esperanza de encontrar a Jungkook. Apenas cruzó el umbral, sus ojos se encontraron y, de inmediato, la ansiedad que había sentido se disipó. Jungkook estaba allí, apoyado contra la pared con una actitud relajada, sonriendo al verlo.
—¡Taehyung! —gritó Jungkook, acercándose con energía. La multitud se apartó un poco a su alrededor, observando la escena con curiosidad.
Algunos compañeros murmuraban entre ellos, y Taehyung no pudo evitar sentir que las miradas lo seguían mientras avanzaba hacia Jungkook. Había un aire de expectativa en la cafetería, como si todos supieran que había algo especial entre ellos.
—¿Listo para un café? —preguntó Jungkook, su voz llena de entusiasmo.
—Sí, claro —respondió Taehyung, intentando ignorar las miradas curiosas que lo rodeaban.
Mientras se acercaban al mostrador, Taehyung notó a varios de sus compañeros de clase intercambiando miradas y sonrisitas. Algunos incluso se atrevían a susurrar, y él se sintió un poco avergonzado. ¿Era tan obvio que estaban empezando a salir?
—¿Todo bien? —preguntó Jungkook, notando la expresión en su rostro.
—Sí, solo... no puedo evitar sentir que nos están mirando —confesó Taehyung, bajando la mirada mientras se sonrojaba.
Jungkook soltó una risa suave. —No te preocupes por ellos. Lo importante es que estamos aquí.
Una vez que pidieron sus bebidas, se encontraron en una mesa al fondo, un poco apartados del bullicio de la cafetería. Pero, a pesar de su ubicación, las miradas continuaban volviendo hacia ellos, y Taehyung sintió cómo su corazón latía con más fuerza. Algunos de los chicos del equipo de fútbol, liderados por Bogum, estaban en una mesa cercana, lanzando miradas furtivas y riendo entre ellos.
—¿Te has dado cuenta de que todos nos están mirando? —preguntó Taehyung, sintiendo un leve nerviosismo.
—Lo sé —respondió Jungkook con una sonrisa desafiante—. Pero, ¿sabes qué? Eso solo significa que somos el centro de atención. Tal vez deberíamos darles un espectáculo.
Taehyung se rió, sintiendo cómo la tensión se disipaba. A pesar de la atención, en ese momento, solo existía Jungkook y él. Disfrutaron de la conversación, entre risas y miradas cómplices, sintiendo que el mundo a su alrededor se desvanecía.
Mientras compartían historias y se hacían preguntas, la curiosidad de los demás parecía crecer. Algunos de sus compañeros incluso comenzaron a murmurar sobre cómo Jungkook, el popular jugador de fútbol, había estado tan interesado en un omega como Taehyung. El rumor comenzó a circular, alimentando la intriga de quienes observaban.
Pero para Taehyung, todo eso no importaba. En ese momento, lo único que quería era disfrutar de la compañía de Jungkook, sintiendo cómo una conexión única se formaba entre ellos, desafiando las expectativas y el juicio de los demás.
Por la tarde, Jungkook se encontraba en el campo de entrenamiento, rodeado del bullicio habitual de los gritos y el sonido del balón de fútbol golpeando el suelo. La energía era alta, pero su mente no podía evitar regresar a la conversación que había tenido con Taehyung en la cafetería. Estaba emocionado, y la idea de pasar más tiempo con él lo mantenía con una sonrisa en el rostro.
Sin embargo, su momento de concentración fue interrumpido cuando sus compañeros se acercaron, sus miradas cómplices llenas de curiosidad.
—¿Así que estuviste hablando con el omega? —preguntó Park Bogum, levantando una ceja mientras se acercaba con una sonrisa burlona—. ¿Te gustó?
Jungkook intentó ignorar la punzada de incomodidad que sintió al ser el centro de atención, pero no pudo evitar sonreír al recordar la forma en que Taehyung había sonreído cuando le pidió su número.
—Sí, Taehyung es genial —respondió Jungkook, intentando sonar despreocupado.
—Genial, ¿eh? —replicó Min Yoongi, con una sonrisa ladeada que revelaba que tenía planes en mente—. ¿Te has dado cuenta de que todos en la escuela están hablando de eso? Eres el tema de conversación.
—¿Qué? —Jungkook frunció el ceño, aunque una parte de él se sentía un poco orgulloso.
—Vamos, ¿no te parece que tienes una oportunidad única? —dijo Bogum, golpeando suavemente a Jungkook en el hombro—. ¿Por qué no lo haces oficial y le pides salir?
Jungkook se sintió ruborizarse. La idea de hacer que su relación con Taehyung fuera pública le parecía emocionante y aterradora a la vez.
—No sé... —dijo Jungkook, tratando de mantenerse neutral—. Solo hemos estado hablando. No quiero presionarlo.
—¿Presionarlo? —rió Yoongi—Vamos, ¿es tan difícil? Se le ve emocionado, ¿no? Es un omega, después de todo. Lo más fácil es jugar con su corazón un poco.
Jungkook sintió un nudo en el estómago. Era verdad que había aceptado la apuesta, pero eso no significaba que no se sintiera incómodo al hablar de ello.
—Solo estamos conociéndonos —dijo, intentando restarle importancia.
—Eso es lo que dicen todos los chicos cuando tienen miedo de actuar —bromeó Bogum, sus ojos centelleantes de malicia—. ¿O es que estás empezando a enamorarte de él?
Las risas de sus compañeros resonaron en el aire, y Jungkook se sintió atrapado. En su interior, la verdad era que no podía evitar sentir una conexión genuina con Taehyung. Sin embargo, la presión de la apuesta lo incomodaba.
—No estoy enamorado de él —respondió, su voz más firme de lo que se sentía—. Solo quiero ganar esta apuesta.
—Aún así, el tiempo se acaba, Jungkook —le recordó Bogum, acercándose de nuevo—. Solo tienes un tres meses. Te vendría bien un empujón extra, ¿no crees?
Con esa última frase, el grupo se dispersó, dejando a Jungkook sumido en sus pensamientos, sintiendo que el desafío era más complicado de lo que había anticipado.
...
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