Capítulo 2
En medio del bullicio del campo de juego, donde los gritos y aplausos se fundían con la emoción del partido, Jungkook captó la mirada tímida de Taehyung entre la multitud. Era como si, en medio del caos, sus ojos fueran un imán que lo atraía, haciéndolo olvidar todo lo demás. Aunque había ganado el partido, sintió que su verdadera victoria estaba esperando entre las gradas, reflejada en esa sonrisa que iluminaba el rostro de Taehyung.
Con el corazón acelerado y una mezcla de nervios y emoción corriendo por sus venas, Jungkook caminó hacia él. Cada paso se sentía más pesado, como si el aire a su alrededor cambiara, cargado de expectativas. Finalmente, llegó a su lado, sintiendo una calidez que solo se intensificaba.
—Hola, Taehyung —saludó, esforzándose por sonar natural, aunque su voz tembló ligeramente. Los ojos de Taehyung brillaban con una luz que lo desarmaba, y Jungkook se preguntó si el omega podía sentir el torbellino de emociones que lo invadía.
—¡Hola, Jungkook! —respondió Taehyung, su voz suave y ligeramente nerviosa. La forma en que pronunció su nombre hizo que Jungkook sonriera involuntariamente.
—¿Te gustó el partido? —preguntó Jungkook, intentando mantener la conversación ligera mientras su corazón latía desbocado.
—Sí, ¡fue increíble! —dijo Taehyung, sus ojos brillando con entusiasmo—. Te vi hacer una jugada espectacular.
Jungkook sintió una oleada de orgullo ante el elogio. Era un momento sencillo, pero para él, estaba cargado de significado. Mientras la multitud a su alrededor rugía y celebraba, en ese instante, solo existían ellos dos.
—Bueno, no podía defraudarte, ¿no? —dijo Jungkook, sin apartar los ojos de los de Taehyung, disfrutando del leve sonrojo que comenzaba a cubrir sus mejillas—. Aunque creo que fue tu grito el que me dio la fuerza para anotar. Te escuché, ¿sabes?
Taehyung se mordió el labio, tratando de ocultar su emoción, aunque sus ojos brillaban con una mezcla de sorpresa y alegría.
—¿De verdad? —respondió, inclinando la cabeza ligeramente, avergonzado—. No pensé que pudieras oírme entre tanta gente...
—Puedo oírte incluso en una multitud —dijo Jungkook suavemente, sin pensar. El comentario lo tomó por sorpresa, y por un segundo, sus propias palabras parecieron quedarse suspendidas en el aire, cargadas de un significado inesperado. La intensidad de su mirada se intensificó, y por un momento, el ruido del estadio se desvaneció.
Taehyung, aún rojo, sintió un cosquilleo en su pecho. La sinceridad de Jungkook lo envolvía, y cada palabra parecía resonar en su interior.
—Eso es... impresionante —dijo Taehyung, sus ojos fijos en Jungkook—. Nunca pensé que alguien pudiera notar tanto.
—Siempre noto las cosas que importan —respondió Jungkook, sonriendo con un brillo en sus ojos que hacía que el corazón de Taehyung latiera más rápido. La conexión entre ellos parecía crecer, alimentada por la sinceridad de sus palabras.
—Quizás deberías escucharme más a menudo —bromeó Taehyung, tratando de aliviar la tensión con un guiño juguetón.
Jungkook se rió, su corazón sintiendo una calidez que no había anticipado. En ese momento, rodeados del bullicio del juego, parecía que habían creado un pequeño mundo solo para ellos dos.
—Bueno... ¿te gustaría ir a celebrar? —Jungkook se inclinó un poco, su sonrisa ladina iluminando su rostro, como si el mundo a su alrededor se desvaneciera en ese instante—. Solo tú y yo, por supuesto.
El corazón de Taehyung se aceleró, y sintió el calor subirle a la cara otra vez. La invitación era inesperada, pero la forma en que Jungkook lo miraba lo llenaba de una mezcla de emoción y nerviosismo. Sin poder evitarlo, sonrió de vuelta, incapaz de resistirse a la posibilidad de pasar más tiempo con él.
—Sí... me encantaría —respondió Taehyung, su voz apenas un susurro, como si temiera que decirlo en voz alta pudiera hacer que desapareciera.
La sonrisa de Jungkook se amplió, y un brillo en sus ojos hizo que Taehyung se sintiera como si flotara. Había algo electrizante en la atmósfera, como si cada palabra y cada mirada creara una burbuja de intimidad entre ellos, aislándolos del bullicio del estadio.
—Genial —dijo Jungkook, dándole un ligero toque en el brazo que envió una corriente de energía por todo el cuerpo de Taehyung—. ¿Te parece bien si vamos a esa nueva cafetería que abrió cerca de la escuela? He oído que tienen postres increíbles.
—¡Suena perfecto! —exclamó Taehyung, sintiendo cómo una oleada de alegría le llenaba el pecho. La idea de compartir un momento con Jungkook en un lugar así le hacía sentir mariposas en el estómago.
Mientras se alejaban del campo, Jungkook caminaba a su lado, y Taehyung no podía evitar robarle miradas furtivas. La conexión entre ellos se sentía palpable, y aunque su mente aún le advertía sobre los riesgos, su corazón le decía que estaba dispuesto a arriesgarlo todo por esta oportunidad.
No pasó mucho tiempo antes de que ambos se encontraran en una pequeña y acogedora cafetería, envueltos en el suave murmullo de risas, mientras el aroma a café recién hecho y pasteles horneados llenaba el aire. Los tonos cálidos del atardecer se filtraban a través de las grandes ventanas, bañando la mesa que compartían Jungkook y Taehyung con una luz dorada. Jungkook observaba cómo esa luz resaltaba cada detalle del rostro de Taehyung, creando un halo que lo hacía ver aún más hermoso. En ese instante, nada más parecía importar.
—¿Te gusta este lugar? —preguntó Jungkook mientras Taehyung miraba a su alrededor, disfrutando del ambiente acogedor y la suave música de fondo.
—Me encanta. Es... acogedor —respondió Taehyung, sonriendo mientras jugaba distraídamente con su taza de café—. La luz es perfecta. Se siente como si estuviéramos en una burbuja, alejados del mundo exterior.
Jungkook soltó una pequeña risa, inclinándose un poco hacia él, como si quisiera acortar la distancia que aún los separaba.
—Sí, una burbuja solo para nosotros —murmuró, sus ojos brillando con complicidad antes de añadir en tono juguetón—. Aunque para ser honesto, me distrajiste en el partido. No podía dejar de verte.
Taehyung se sonrojó instantáneamente, sus mejillas tomando un tono suave mientras bajaba la mirada, intentando ocultar su timidez.
—No digas eso... seguro estabas concentrado —contestó, con una risa nerviosa, sintiendo cómo la calidez de la situación lo envolvía.
—No tanto como crees —dijo Jungkook, apoyando su barbilla en una mano mientras lo observaba intensamente—. Es más, si fueras mi sidekick, me habrías ayudado a concentrarme mejor. ¿Qué harías para mantenerme enfocado?
Taehyung alzó la mirada, sintiéndose un poco más confiado gracias a la cercanía de Jungkook y el ambiente relajado. Su mente corrió con posibilidades, pero una idea traviesa salió a flote.
—Tal vez podría gritarte desde las gradas cuando necesites motivación —bromeó, sonriendo al ver cómo la sonrisa de Jungkook se ampliaba.
—Eso funcionaría —respondió Jungkook, riendo—. Pero preferiría que fueras más... cercano. ¿Tienes alguna otra estrategia en mente?
Taehyung sintió un escalofrío recorrerle la espalda al pensar en lo que realmente quería hacer. Era como si sus corazones palpitantes dictaran el ritmo de la conversación, y la conexión entre ellos se volvía cada vez más palpable.
—Bueno... podría traerte un batido de frutas y barritas de proteína como recompensa después de cada partido —dijo Taehyung, jugueteando con la idea mientras sus ojos se iluminaban.
—Me parece un trato —asintió Jungkook, su mirada fija en él, cada vez más convencido de que había algo especial en esa burbuja compartida.
La conversación continuaba fluyendo, fácil y ligera, pero con cada palabra, cada broma, algo más profundo se iba forjando entre ellos. Jungkook estaba sorprendido de lo bien que se sentía estando con Taehyung, como si, de alguna manera, hubiera encontrado algo que ni siquiera sabía que estaba buscando.
—¿Sabes? Fuera de que me guste ver el deporte, el arte y la música son lo mío —confesó Taehyung de repente, mirando por la ventana mientras los últimos rayos de sol iluminaban su rostro, creando un resplandor casi etéreo.
Jungkook lo miró, fascinado por la sinceridad que emanaba de él.
—Eso no lo sabía. Pero el arte es increíble. Deberías mostrarme algo de lo que haces algún día —dijo, guiñándole un ojo con una sonrisa traviesa—. Siempre he querido tener a un amigo artista. Además, suena muy cool decir: "conozco a un artista increíble."
Taehyung se rió, la calidez de esa risa llenando el espacio entre ellos, haciendo que los demás clientes de la cafetería se desvanecieran momentáneamente.
—No sé si soy tan bueno como dices, pero... quizás algún día —respondió, su sonrisa ampliándose mientras sentía que las mariposas en su estómago se agolpaban. Había algo en Jungkook que lo hacía sentir más seguro, como si pudiera ser él mismo sin miedo a ser juzgado.
—Definitivamente tienes que hacerlo —insistió Jungkook, apoyando sus codos sobre la mesa y acercándose un poco más—. Estoy seguro de que eres increíble. Además, siempre he creído que el arte dice mucho sobre una persona. Si puedes expresar lo que sientes a través de eso, es algo muy poderoso.
Taehyung sintió un escalofrío recorrerle la espalda, no solo por las palabras de Jungkook, sino por la intensidad con la que lo miraba. Era como si estuviera viendo más allá de su exterior, como si viera el alma del artista que había en él.
—Gracias, eso significa mucho —murmuró, sintiéndose más expuesto y vulnerable de lo que había anticipado, pero también emocionado. Había un brillo en los ojos de Jungkook que lo atraía, una conexión que se sentía casi mágica.
—Y si un día necesitas inspiración, siempre puedes contar conmigo para un paseo —sugirió Jungkook, su voz suave y amistosa—. Estoy seguro de que podría ayudarte a encontrarla.
—Me encantaría —respondió Taehyung, sintiendo que la idea de pasar más tiempo con Jungkook era justo lo que necesitaba. La posibilidad de compartir su mundo con él lo llenaba de entusiasmo, y mientras sus miradas se entrelazaban, Taehyung supo que había algo especial entre ellos.
Después de lo que pareció un instante eterno en la cafetería, donde las risas y las miradas cómplices habían tejido un vínculo especial entre ellos, Jungkook se levantó y, sin pensarlo demasiado, ofreció:
—¿Te parece si te acompaño a casa? Quiero asegurarme de que llegues bien.
Taehyung lo miró, sorprendido por el ofrecimiento, sintiendo cómo algo cálido lo envolvía por dentro. La idea de pasar un poco más de tiempo con Jungkook era demasiado tentadora para rechazar.
—Claro, me encantaría —respondió, sonriendo con sinceridad.
Con una sonrisa satisfecha, Jungkook salió primero y esperó a que Taehyung lo siguiera. Al comenzar a caminar juntos, la noche fresca los envolvió, y el suave murmullo de la ciudad creaba una atmósfera mágica a su alrededor. El sonido de sus pasos se mezclaba con el canto de los grillos, y en ese instante, parecía que el mundo se había reducido a ellos dos.
—Así que, ¿tienes hermanos? —preguntó Jungkook, rompiendo el silencio mientras caminaban. Su curiosidad brillaba en sus ojos.
—No, soy hijo único —respondió Taehyung, sintiéndose un poco vulnerable al compartirlo—. A veces me gustaría tener un hermano, pero también disfruto de la libertad de ser el único.
—Eso es comprensible —dijo Jungkook, asintiendo—. Tener hermanos puede ser divertido, pero también puede ser un desafío. Mi hermano menor, Haewon, a veces me vuelve loco, pero no cambiaría nuestra relación por nada.
—¿Cómo se llevan? —preguntó Taehyung, interesado en la dinámica entre Jungkook y su hermano.
—Bastante bien, en realidad. Aunque, a veces, se roba mis cosas y me hace correr detrás de él —dijo Jungkook, riendo—. La última vez, tomó mi ropa deportiva para una de sus "misiones secretas".
—Eso suena divertido —contestó Taehyung, riendo a su vez—. Debe ser genial tener a alguien con quien compartir esas experiencias. A veces, siento que mi vida es un poco aburrida sin un hermano.
—La familia puede ser complicada, pero siempre está bien tener a alguien con quien reírse —dijo Jungkook, su tono sincero—. Aunque ser hijo único tiene sus ventajas. Puedes hacer lo que quieras sin preocuparte por compartir el tiempo o el espacio.
—Sí, eso es cierto —respondió Taehyung, sintiéndose más cercano a Jungkook mientras compartían esas pequeñas historias sobre la familia—. Pero a veces, me gustaría tener alguien con quien hablar sobre cosas que no quiero contar a mis padres.
—Entiendo lo que sientes. A veces, no hay mejor apoyo que un hermano o un amigo cercano. Pero siempre estoy aquí si necesitas hablar —ofreció Jungkook, su voz cargada de sinceridad.
—Gracias, Jungkook. Eso significa mucho para mí —dijo Taehyung, sintiendo que su corazón latía más fuerte al compartir esos momentos.
Al llegar a la casa de Taehyung, el aire se llenó de un silencio tenso pero cómodo. Jungkook se detuvo frente a la puerta, sintiendo que el momento se alargaba.
—Gracias por acompañarme. Realmente disfruté pasar este tiempo contigo —dijo Jungkook, su voz suave pero cargada de significado.
—Yo también, Jungkook. Fue una noche increíble —respondió Taehyung, sintiendo que su corazón latía más fuerte.
—Espero que podamos repetirlo pronto —dijo Jungkook, inclinándose un poco hacia él, sus ojos oscuros reflejando una promesa silenciosa.
—Sí, definitivamente —murmuró Taehyung, sintiendo que ese "definitivamente" llevaba consigo la promesa de algo más.
Jungkook, sonriendo con una mezcla de ternura y confianza, se inclinó un poco más y, con un movimiento suave, le dio un beso en la mejilla a Taehyung. El contacto fue breve, pero dejó una chispa de sorpresa y alegría en el aire.
—Nos vemos mañana en la escuela —dijo Jungkook, retrocediendo un paso, su sonrisa ampliándose mientras comenzaba a alejarse.
—Sí, hasta mañana —respondió Taehyung, sintiéndose un torbellino de emociones mientras veía a Jungkook alejarse.
Al cerrar la puerta, el corazón de Taehyung seguía latiendo con fuerza, sabiendo que aquel encuentro había marcado el comienzo de algo especial.
Más tarde, en la tranquilidad de su habitación, Taehyung tomó su teléfono, buscando la voz reconfortante de Jimin. Al otro lado de la línea, el omega respondió casi al instante, su voz cargada de curiosidad y un toque de picardía.
—¡Hey! Ya era hora de que llamaras —dijo Jimin, su entusiasmo palpable a través del auricular.
—¡Jimin, te tengo que contar algo! —exclamó Taehyung, la emoción burbujeando en su interior. Se mordía el labio, su corazón aún latiendo rápido al recordar cada detalle de su encuentro con Jungkook.
—¿Qué pasó? ¡No me dejes con la intriga! —Jimin presionó, sus palabras rápidas y animadas, como si pudiera sentir la energía de Taehyung a través del teléfono.
—¡Fui a ver el partido de fútbol! —comenzó Taehyung, incapaz de contener una sonrisa mientras hablaba. El recuerdo de Jungkook en el campo, su gracia y su sonrisa, llenaba su mente—. Y Jungkook... él me habló. ¡De verdad me habló!
—¿En serio? —respondió Jimin, su tono lleno de incredulidad—. ¡Eso es increíble! ¿Qué dijo? ¡Cuéntame todo!
—Después del partido, me invitó a celebrar en una cafetería. Fue tan... especial —Taehyung se sintió un poco sonrojado al recordar cómo Jungkook se había inclinado hacia él, cómo lo había mirado a los ojos—. Hablamos de cosas, de hermanos, de la vida. Me hizo sentir tan cómodo.
—¡Eso suena perfecto! —Jimin interrumpió, casi saltando de emoción—. ¿Y hubo algún momento romántico? ¡Dime que sí!
—Bueno, al final, me llevó a casa y... —la voz de Taehyung se volvió más suave—, me dio un beso en la mejilla. ¡Un beso, Jimin! ¡No puedo creerlo!
—¡Oh, Dios mío! —Jimin chilló, haciendo que Taehyung apartara el teléfono un poco de su oído—. ¡Eso es un gran paso! ¿Y qué piensas hacer ahora?
—No sé... Estoy tan confundido pero a la vez tan emocionado —confesó Taehyung, sintiendo un torbellino de emociones—. Me gusta mucho, Jimin. Pero no sé si él siente lo mismo.
—Lo mejor que puedes hacer es disfrutar de este momento. A veces, las cosas suceden de la manera más inesperada —dijo Jimin, su voz reconfortante y sabia—. Solo sé tú mismo y déjale ver quién eres realmente. Y recuerda, estoy aquí para apoyarte.
—Gracias, Jimin. Realmente significas mucho para mí —dijo Taehyung, sintiendo una profunda gratitud por tener a alguien como él en su vida.
—¡Siempre! Ahora, ¡tienes que mantenerme al tanto de cada detalle! Promete que no me dejarás fuera de esto.
—Lo prometo —respondió Taehyung, una sonrisa iluminando su rostro—. No puedo esperar para ver qué sucede mañana en la escuela.
Ambos continuaron hablando, compartiendo risas y sueños, dejando una sensación de esperanza en el aire. Taehyung sabía que, sin importar lo que sucediera, estaba listo para enfrentar lo que el futuro le deparara, y no podía esperar a compartirlo con Jungkook.
...
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