Dificultad


CAPITULO II: Dificultad en lo cotidiano

Domingo 4 de diciembre, 5:19 p.m.


Me pregunto porqué las cosas parecen tan sencillas cuando las vemos siendo realizadas por alguien más. Los dedos de mi profesor de piano bailan con una gracia admirable, digna de aplaudir; escuchándolo pareciera que la música fue creada por y para él mismo, sin que nadie más sea capaz de igualar su don jamás. La parte más graciosa es que él ni siquiera se da cuenta de eso. Simplemente disfruta de su propia sinfonía.

-¿Ves? fácil -dice una vez que termina la melodía.

-Gastar en cosas innecesarias es fácil, imitar lo que acaba de hacer es imposible, profesor.

El señor Kim suelta una risa encantadora tras mi comentario, al mismo tiempo que se levanta del banquillo, de mi costado, para recargarse sobre el costado del piano.

-No es imposible. Así parece al principio, pero sólo es cuestión de tomar práctica, Taehyung-ah -continúa, peinándose el cabello oscuro con una mano-. No te desanimes, eres un buen estudiante y aprendes rápido, pero tienes que practicar cuando yo no esté. Ya lo sabes.

Un suspiro dramático sale de mi garganta, mientras me echo hacia atrás en el banquillo sin recargador. Flotando en el aire, veo a mi profesor asegurándome de hacerle ojitos. -¿No existe una forma de aprender más rápido?

-El piano no es un instrumento sencillo, debes irte familiarizando con él. Y no, el único modo es la práctica diaria -dice con voz supuestamente severa, pero puedo adivinar que no se resiste a mi ternura nata cuando su mano vuela hacia mi cabello para despeinarlo, reservándose una leve sonrisa-. Dejemos la clase de hoy hasta aquí, te dejaré libre diez minutos antes.

Acompaño al profesor hasta la puerta y me despido de él con una breve reverencia agradecida. Kim Namjoon es un hombre espléndido, conocedor del mundo de la música y enamorado del arte en cada una de sus connotaciones. Ha sido mi maestro en los demás instrumentos que aprendí a tocar y nunca me ha fallado su método de enseñanza, por más que me la pase lloriqueando los primeros días. Él, está de más aclararlo, ya me conoce y a la forma de lidiar con mis berrinches, o de lo contrario, cuando debe imponer un poco con su autoridad. El respeto que le tengo es verdaderamente profundo.

Vuelvo a mi habitación y desconecto mi móvil que dejé cargando antes de la clase. Me echo sobre el colchón y los mensajes de Jungkook son lo primero que decora la pantalla de notificaciones.


Hyung, vayamos a comer

¿Por qué me ignoras?

Puedo pagar si quieres

:(

:(

:(

Eres un tonto, te dije que hoy tenía clases de piano

Oh, pensé que me estabas ignorando :)

¿Si aceptas salir a comer?

No entiendo esa insistencia tuya de salir a la calle tooodos los días

Con lo encantador que es quedarse en casa

Lo siento por ti, son las consecuencias de ser mi único amigo :p

La invitación era cierta, yo pago

Si lo dices así sería grosero rechazarte

Pero ven a recogerme, hoy no tengo ganas de tomar el bus


Me visto con ropa abrigadora, asegurándome de que sea suficiente para la temperatura de afuera. Luego me echo un vistazo en mi favorita nueva adquisición: el espejo de cuerpo completo que costó casi la mitad de mi presupuesto para decoraciones exóticas. Pero encantado con él, porque ahora cubre el hueco de la pared que hasta ayer estaba vacío.

Me cubro la cabellera despeinada con una boina beige y finalmente salgo de la habitación. Antes de cerrar la puerta, veo el precioso desastre que hay dentro; los relojes, los cuadros abstractos pintados por mí, y mis preciados instrumentos -mi violín y mi guitarra- colgados en las paredes. Me encanta. Me despido de mis padres en la sala y luego salgo al garage, por mi auto.

No tardo mucho en llegar a casa de Jungkook. Cuando se sube, dando un portazo leve, lo primero que distingo es un rostro activamente preocupado.

-¿Ya viste la noticia?

Ni siquiera tengo tiempo de negar cuando me muestra la pantalla de su teléfono, donde tiene en pausa un vídeo de Twitter. La señorita del reportaje cuenta que durante esta semana se reportaron otras tres desapariciones de personas de diferentes edades y completamente ajenas entre sí. La policía sigue sin dar una declaración oficial acerca de las desapariciones que se han vuelto cada vez más recurrentes, seguramente para evitar histeria colectiva. Lo que no tenían en cuenta era que eso solamente lograba alterar más, porque la teoría de un grupo terrorista haciendo sus hazañas en Corea del Sur toma fuerza con cada día que pasa.

-Es horrible -comenta mi compañero, atento al vídeo.

-Y muy extraño. No entiendo cómo la policía planea que no nos preocupemos porque las personas desaparecen.

-¿Qué crees que sea?

-No lo sé. Pero dudo que sean terroristas, como muchos piensan.

-¿Por qué?

-Porque sería raro ver un grupo a escala mundial usando el mismo modus operandi en diferentes regiones, y que nadie, más allá de la policía, notara algo mínimamente sospechoso.

Jeon vuelve a sus propios pensamientos, con los ojos apuntando el paisaje inmóvil de la ventana, pero ajeno a él. Probablemente meditando que tanto está de acuerdo conmigo. Aunque la realidad es que, hasta que haya un poco de información verídica en las noticias, lo más que podemos sacar son simples especulaciones. Y éstas nunca llevan a ningún buen lugar.

-Kook -murmuro, precavido... Busco su brazo quieto que descansa detrás del freno de mano y acaricio su piel blanca con las yemas de mis dedos, en un intento de minimizar su preocupación dibujando figuras amorfas encima de los vellitos de su antebrazo. Puedo sentir su piel erizarse en el camino de mi sutil toque-. El plan era pasarla bien, no hay que pensar en otra cosa.

Me dirige la mirada, mordiéndose el labio con ansiedad expresada a través de sus ojos claros. Los ojos favoritos de la galaxia. Y me sonríe, sin que yo deje de acariciar su brazo.

-Tienes razón. Olvidemos el mundo por un rato.

Sin embargo, el egoísmo habido en su frase no dura ni diez minutos. O por lo menos, no conmigo.

-¿Jeon Jungkook?

Una vez en el restaurante, mientras nos acomodábamos frente a frente para conversar después de pedir nuestra orden, una tercera voz, verdaderamente sorprendida, pregunta por mi acompañante. Al alzar la vista puedo reconocer al muchacho de la venta de garage, el supuesto modelo.

-Jimin-ssi -exclama Jungkook, más confuso que el otro. Pese a la sorpresa, ninguno de los dos reprime su sonrisa-. No esperaba verte pronto. ¿Qué haces por aquí?

-Trabajo aquí -ríe bajito, alzando una pequeña cacerola con comida del restaurante en el aire-. Es mi hora de descanso, voy a comer. ¿Él es tu amigo?

-¡Oh, si! Es Taehyungie hyung, al que acompañé a la venta de garage... Taehyungie, él es Jimin-ssi.

-Hola -le digo, saludándolo con una sonrisa sin dientes. Él también sonríe con sus esponjosos labios.

-Hey. ¿Vienen a comer?

-Sí. Acabamos de ordenar -contesta mi compañero.

Y luego sigue un silencio de los que no estoy acostumbrado a vivir con Jungkook, pues Jimin permanece de pie con la charola de comida humeante en manos, como debatiendo si sería correcto pedir una invitación. Viendo la incomodidad en su pose, hablo por Jungkook, porque sé que no hará nada hasta asegurarse de que estoy de acuerdo:

-Puedes comer aquí, si quieres.

-¿No les molesto?

-En absoluto.

-Gracias, entonces. No me gusta comer solo.

Jimin se sienta en la silla continúa a Jungkook y poco después llega nuestra comida recién salida del horno. Al principio la conversación incluye a los tres, pero poco a poco las preguntas hechas son cada vez más dirigidas entre ambos, hasta que no hacen ni el intento de mirarme a ver. Me es imposible sentirme excluido mientras picoteo la comida de mi plato, furioso porque Jungkook ni siquiera se ha dado cuenta de mi enfado, y yo soy demasiado tímido para incorporarme por mi cuenta, a pesar de estar sentados en la misma mesa.

-¿Trabajas aquí desde hace mucho? -Le pregunta Jungkook al invitado, con los palillos en la mano. Están tan enfrascados en los temas random de conversación que apenas y tocan su propia comida. Por mi parte, mi plato ya está casi vacío desde hace un rato.

-No mucho, en realidad. Estoy por cumplir el mes -contesta el rubio de labios rechonchos.

-Cool.

-¿Tú qué haces en tu tiempo libre?

-Practico karate.

-Oh... Debes ser muy bueno -le alaba el rubio.

Justo ahora me siento como la tercera rueda de la bicicleta de un ciclista experto.

-¿Te parece?

-¡Sí! Te ves como alguien fuerte y ágil, ligero... Luces como mi tipo ideal.

-¿De verdad? -tartamudea mi amigo, con la cara coloreándosele de rojo cereza.

Antes de que pueda contestar, en lo que yo intuía seguía una racha de halagos a Jeon, una mujer grita desde la cocina el nombre del rubio. Alega enfadada que su hora de descanso terminó hace cinco minutos y ya debería estar de regreso en la bodega. Jimin se exalta en un brusco movimiento con el que casi se cae de su silla, pero recupera el equilibrio y se apresura a juntar su despapaye de la mesa con movimientos torpes. Se despide de ambos con una corta reverencia de agradecimiento, charola a medio terminar en mano, y se dirige una última vez a mi acompañante.

-¿Seguiremos hablando más tarde?

-Claro -responde Jungkook, con una linda sonrisa entre labios. Jimin asiente, también sonriendo-. Esperaré tu mensaje.

-Sí. Gracias otra vez por dejarme sentar con ustedes, nos vemos.

Una vez que se retira en dirección a las puertas de "personal autorizado", Jungkook voltea a verme con una sonrisa que desaparece en segundos. En el fondo de mi mente me pregunto a qué se debe su repentino cambio de expresión, mas la duda se resuelve ante su incógnita dicha:

-¿Por qué frunces la frente? Te saldrán arrugas, hyung.

Y aunque trata de soltar con tono bromista, su voz se escucha nerviosa. Lo sé, él sabe que estoy enojado.

-¿Terminaste de comer? Ya me quiero ir -contesto.

-Sí... Vámonos si quieres.

Pedimos la cuenta y Jungkook cumple su palabra; paga por los dos. Cuando estamos en el carro, sumergidos en un silencio tosco que no alcanza a cubrir la radio, Jeon parece notar que mi tensión no es pasajera.

-¿Estás enojado? -inquiere sin verme.

-No.

-Pues no pareces no estarlo. ¿Qué te puso mal?

-Nada, no tiene sentido. Olvídalo.

No estoy seguro de a quién de los dos trato de convencer con eso. Y Jungkook no insiste, me conoce lo suficiente para saber que no voy a hablar por ahora.

Jeon y yo somos amigos desde los agobiantes años de secundaria. Nos conocimos de casualidad mientras estudiábamos en el mismo curso, estamos juntos desde entonces; aunque las clases de la universidad sean pocas las que coincidan en nuestros horarios. Me encanta la relación que tenemos, pues luego de años de conocernos, podemos presumir de conocernos como dos hermanos criados por la misma madre. Y también, crear una envidiable conexión especial, casi rayando a telepatía. Sé que puedo confiar en él sobre cualquier cosa en la tierra. Y aunque nuestros intereses hayan cambiado a lo largo de los años y tomando caminos diferentes, fuimos capaces de encontrarnos antes de perdernos.

Afuera de su casa, estaciono mi auto sin apagarlo para esperar a que baje. La estación de radio ha puesto una canción que le gusta a Jungkook, por lo que me aseguré de no llegar antes de que se terminara la canción. Él se desabrocha el cinturón de seguridad y abre la puerta.

-Gracias por invitarme -digo antes de que él hable.

-Gracias por aceptar salir conmigo, la pasé bien hoy -sonríe adorable, mostrando sus dientitos.

-Si... Aunque seguro la habrías pasado mejor con Jimin-ssi.

Es tarde cuando me arrepiento de abrir la boca. Su sonrisa decae de inmediato, siendo reemplazada por un puchero.

-Fue por eso -murmura sin apartar sus ojos de los míos-. Lo siento, no sabía que él trabajaba ahí, mucho menos que era su descanso.

-Está bien.

-Y como lo invitaste a sentarse no creí que te importara.

-¿Disculpa? Sólo fui cortés. Tú no tenías porqué ignorarme, Kook.

-¡No quería hacerlo! De verdad, quería que habláramos los tres, pero luego no podía dejar de preocuparme sobre él.

-Sí, lo sé. Se están conociendo, lo entiendo, pero me invitaste a comer a mí.

Se despide de mí de mal humor y, tras bajar y cerrar la puerta del auto, arranco para ver su figura en la calle encogerse desde el espejo retrovisor. Y aunque doy vuelta en la esquina y avanzo por las calles, me parece ver la mancha de su sombra difuminada en el espejo. Me remuerde la consciencia estar enojado con él, lo sé.

En mi casa, saludo a mis padres que ven una película acurrucados en la sala, y rechazo su invitación de unirme para partir a mi cuarto. El reloj del buró me dice que apenas van a ser las siete de la tarde, pero no me importa mucho, justo ahora quiero ducharme y echar una siesta hasta la hora que desee despertar mi subconsciente.

Me arrastro perezoso hasta el baño individual y me ducho tratando de recordar los acordes que el profesor Kim se esmeró en repetirme más temprano. Al salir del baño, ya enfundado en mi pijama calientita, me tiro nuevamente a la cama con teléfono en mano. No tengo mensajes de Jungkook ni de otra persona de mi reducido círculo social, sin embargo, me llevo la sorpresa de encontrar un número desconocido en mi poco usado WhatsApp.


Hola, linda :)

Disculpa por tardar tanto en llamarte, estuve ocupado jeje

¿Cómo va tu día?


Releo y releo el número, pero por más que intento reconocerlo simplemente permanece lejos de mi memoria. Llego a la conclusión de que no conozco a esa persona. Mucho menos una razón por la que me llame por pronombres femeninos.


¿Te conozco?

¡No me digas que tan pronto te olvidaste de mí!

Soy el chico con el que hablaste en la fiesta de ayer

???

Jungkook, si eres tú no quiero que me molestes

No soy Jungkook, soy Min Yoongi

¿No me recuerdas... ?

¿Yoongi?

Si. Hablamos y bailamos en la fiesta de anoche, te pedí tu número y dijiste que esperarías mi mensaje :)

Oh...

Lamento decepcionarte pero...

No eres ella ¿cierto?

Ni siquiera soy mujer

¿Me mintió?

Bueno no importa, perdón por molestarte jajaja

Que vergüenza

No te apures :)

Perdón por reaccionar tan mal, creí que eras mi mejor amigo tratando de hacerme una broma, suele molestarme cuando estoy molesto

Está bien

En fin, lo siento por ti

Te ves como un buen chico, estoy seguro de que cualquiera quisiera salir contigo, no te rindas jajaja

Jaja, gracias por el halago, supongo

¿Cómo te llamas?

Uhm, Taehyung

Lindo nombre

Te queda

¿Ahora que te botaron vas a intentarlo conmigo?

Puede ser

Si eres tan lindo como en tu foto de perfil, creo que correré el riesgo

Oh dios

Dime, ¿eres soltero?

Algo así

¿Algo así? No me sorprendería saber que tienes más pretendientes

No, de hecho soy soltero

Entonces parece que después de todo no tengo tanta mala suerte

Parece ser que fue cosa del destino caer a tus manos

Eres demasiado coqueto, empiezo a darme una idea de porqué tu chica quiso limpiarse las manos contigo

Okey, eso fue cruel :(

¿Cuántos años tienes?

22, ¿tú?

Unos cuantos

Oh ya veo, estás siendo misterioso

Puede ser

Me gusta

Si, bueno... tengo que irme. Quizá hablemos luego

Espero que así sea

Ten buena noche, chico lindo


Apago la pantalla y me quedo varios segundos mirando la nada del techo, procesando la situación tan extraña que acaba de suceder. Creía que estas cosas solo pasaban en la ficción. Aunque no es mal momento para que aparezca ese tal intrigante Min Yoongi, me tomaría el tiempo de conocerlo.

Cierro los ojos y me concentro en dormir, queriendo olvidar lo vivido el día de hoy. Mi último pensamiento antes de caer en la inconsciencia, es lo curioso que resultan las tantas formas que tiene el destino para divertirse con la desgracia humana.

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