Era simpático, en general no pasaba del promedio del resto de los chicos. Me había prometido que él no sería mi amigo y terminó siéndolo.

Valentín se había hecho muy amigo de Ron. Desde los primeros días que se conocieron que eran casi insperables. Al principio no me había agradado. Tanto Lenny como yo lo odiabamos por ello, pero cuando Leonor se acercó a mí me dejó de importar.

Dejé que se llevara a Ron. Si eso era lo que ambos querían, bien. No iba a rogarle que se quedara junto a mí.

* * * *

Ron, Valentín y todo su sequito siempre sonriente estaban sentados bajo la sombra de un árbol. Yo los miraba de lejos, en cierta forma odiaba pensar que no sería jamás parte de ellos, que nunca más Ron reiría de mis chistes y que trataría de buscarme durante las tardes.

Pasé por al lado de ellos y fingí que no me importaba lo que cuchicheaban. Fingí que no había escuchado sus murmullos aún cuando durante días no conseguí quitar sus palabras de mi mente. Pretendí por el resto de mi vida que la amistad de Valentín con Ron no me molestaba en absoluto, aun cuando me carcomía por dentro...

Fingí muchas cosas aquel día.

Pero por mucho que intenté fingir, por mucho que intenté sentirme bien y sonreír frente a las travesuras de Leonor; no pude acallar el ruido de mi corazón romperse en mil pedazos cuando escuché como Ron terminaba de exhalar el secreto más grande de mí en la asquerosa oreja de Valentín.