Ron.

Tanto él como yo estabamos hartos de los trabajos escolares. Aquella jornada de sol a sol realmente comenzaba a sacarme canas verdes, y día tras día podía divisar un par de estas en la cabellera cobrizo y enrulada de mi amigo.

Pero aunque detestaramos los deberes y maldijeramos a los viejos profesores que nos hacían clases, no nos quedaba más que hacer lo que pedían para lograr desaparecer esa monotonera de tareas.

"¿Qué demonios es esto del redox?" pregunté confundida a mi amigo.

Él se estiró sobre la mesa mientras lanzaba un quejido de cansancio, dio vuelta la página de mi cuaderno y señaló lo último agendado. "Es lo que hemos estado viendo las últimas clases. Debes equilibrarlo" y volvió a sentarse en su asiento, dejándose descansar. Pero antes de que siquiera posara la vista sobre sus apuntes, abrí la boca una vez más.

"¿Y cómo lo equilibro?".

"Ugh" refunfuñó. Pasó una mano por su pelo y sin mirarme respondió "Tan sólo saca el estado de oxidación y yo haré el resto".

No había caso. Aunque intentara con todas las ganas posibles no podía dar con la oxidación del maldito elemento, por lo que la siguiente media hora que pasé viendo mi cuaderno fue vana, y de todas formas Ron terminó haciendo eso por mí.

Para ser sinceros, él hizo gran parte de la tarea, mi mayor aporte fue poner mi nombre y entregarlo en la mesa de la profesora el día siguiente. Ese era mi aporte siempre... lo sé, lo sé. Es bastante mediocre.

Nuestras casas estaban extremadamente alejadas una de otra, por lo que ir a la biblioteca pública a hacer los deberes se había transformado en una tradición para ambos.

"Para mañana no hay pruebas" mencioné con una sonrisa "¿Qué tal si vamos y comemos algo bien grasiento del McDonald's ?".

"No". Su tono de voz fue tan cortante que de alguna forma me asustó. Se dio cuenta de ello y luego me miró amablemente "Es decir, debo llegar temprano a casa...".

"Claro".

"Ya sabes". La verdad era que no entendía el por qué de su actitud de mierda durante la última semana, pero terminé culpando a sus hormonas y disculpándolo con ello cada vez que comenzaba igual."Bien" me regaló un beso en la mejilla y fijó su visión en el paradero un par de metros más allá "Nos vemos mañana".

"Sí, claro".

«Como si fueras a ir mañana».

Día tras día la actitud de Ron empeoraba. Había notado cómo negaba cada una de mis invitaciones a comer y se escabullía a la hora de almuerzo.

No era prescisamente un matemática o algo, pero sabía sumar dos más dos; y no era ciencia difícil darse cuenta de que Ron estaba en algo malo.

* * * *

"¿De verdad había prueba hoy .-.?" su mensaje era casi tan poco creíble como era el nuevo cabello de la profesora de Religión. Ron nunca se había especializado en mentir.

"¿Qué respondió?" Leonor movió su cabeza en busca del ángulo para ver la pizarra "¡Muévanse!" gritó hacia unas chicas conversando tranquilamente frente a la pizarra. Volteó a mí y señaló que podía continuar.

"Dijo que no tenía idea sobre la prueba".

"Bah" dejó el lápiz sobre la mesa y corrió el cabello de su frente. "Ya da igual".

"Sí".

Pero estaba tan aburrida de él, tan cansada de escuchar sus mentiras que simplemente asentí. En otro tiempo me habría negado a dejar a Ron solo, y le hubiera seguido hasta el fin del mundo.

Pero Paula me había señalado que debía dejarle de lado, que no me estaba haciendo exactamente bien.

En otras palabras: Ron, fuera.

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