Capitulo 7

¡Maratón! 1/2

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Corro por los pasillos de la escuela, hasta ir a dar al jardín. Como ya pasan de la hora de entrada y se supone que todos estamos en clases, los jardines se encuentran vacíos. Busco el árbol más alejado y me dejo caer bajo su sombra, solo cierro mis ojos dejando que mi respiración se calme.

¿Por qué hice eso?

No entiendo por qué reaccione de tal manera, vale, si me sorprendió encontrarlo en la misma universidad en la que estudio y con mi maestra, pero ¿a mí que me importa? A ese chico ni siquiera lo conozco, solo baile una vez con él y solo compartimos una cena. Nada más.

Vamos, Ashley, para que te engañas.

Vale, vale, me llamo la atención ese día en la fiesta, pero él no mostró interés en conocerme.

- Vaya que corres rápido, casi te pierdo de vista- escucho una voz gruesa y varonil hablar - casi te pierdo la pista.

No quiero abrir los ojos. Ya sé quién es y no quiero sucumbir ante él.

No sé qué tiene esa mirada acaramelada que parece hipnotizarme.

- ¿Piensas quedarte callada e ignorarme? mira que eso hubiera estado bueno que lo hicieras hace una hora cuando estaba ocupado

Me siento de golpe, abro mis ojos y lo miro molesta.

-Disculpa por interrumpir tus clases privadas de anatomía, pero a mi si me interesa mi educación - respondo a la defensiva y con un toque de más de enojo.

Me levanto del suelo, sacudo mis jeans enterregados, y empiezo a recoger mis cosas esparcidas por todo el sácate.

Eso te pasa por aventar la mochila.

Keiler me ayuda a levantar unos libros y los limpias. Los tiende hacia mí y se los arrebato molesta.

- Acepto tus disculpas, ¿se puede saber porque estás molesta? Parece como que te ha venido tu periodo y se han acabado tu helado de fresa-frambuesa — me guiña el ojo, hace ese juego de palabras a posta para recordarme el estúpido apodo que me puso.

- De chocolate - le corrigió a mala gana mientras pienso como quitar las manchas verdes de mi blusa provocadas por el pasto.

- Pues si ese es el motivo de tu mal humor te invito un helado, mira que eres un peligro para cualquier pobre samaritano que se cruce en tu camino- me responde a tono de burla, sonriéndome.

- No gracias, no me apetece desperdiciar mi tiempo contigo, y no soy así con todos solo con los idiotas.

-Bien, yo si iré. Que disfrutes tus dos horas libres - me guiña el ojo y empieza a caminar. Parece que no escucho la última parte que le dije o no le importa que lo llamen idiota.

-Está bien, voy contigo- ruedo los ojos resignada - pero que quede claro que solo voy por el helado y porque no tengo nada provechoso que hacer.

- Está bien frambuesita, finjamos que te creo, aunque ambos sabemos que la verdadera razón por la que vas es porque no puedes estar lejos de mí.

¡Otra vez esa sonrisa en su cara de idiota! Este chico logra sacarme de mis casillas más rápido de lo que yo le robó comida a Jerry.

- ¿Y bien?

- ¿Que?

- Te quedarás parada admirándome como lujuriosa o me vas a acompañar - dice caminando hacia la salida del área de jardines - después tendremos tiempo de calmar esa frustración sexual, pero en estos momentos si se me antoja el helado

¡A este si lo mato!


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