Entre calles de aspecto medieval, sumidas en una profunda oscuridad, una figura grisácea y extraña, de aspecto humanoide. Casi se arrastra debilitado, sin rumbo, sobre las calles de ladrillo.

Es entonces, cuando de entre las tinieblas, una cegadora luz emergió; era blanca pero azulada a la par y se limitaba a un pequeño punto en el aire. El cual ilumina bastante a su alrededor, pero la figura estaba hipnotizada a ella, como una polilla a la luz de un foco, incapaz de pensar.

Sus ojos invisibles arden y sus pesados párpados cansinos parpadean un par de veces, acostumbrándose a la luz, logrando apaciguar un poco su dolor de cabeza. Mientras su mente ponía en segundo plano el rugido de su dolorido estómago y el ardor de su garganta seca.

Los dedos de la figura se tensan dolorosamente contra el concreto, nuevamente aprastando sus dedos lastimados y arrastrando sus rodillas raspadas, para arrastrarse. Solo logrando desvanecerse frente a ella, con su temblorosa mano alzada y únicamente un gemido adolorido que se le escapa de los labios.

Apenas logrando ver el brillo intenso y fosforescente de unos ojos azules entre la oscuridad