Cabello
Akari era una chica hermosa. No era la primera vez que Taiki lo notaba desde que se conocían.
No sólo era linda en apariencia, sino también amable y responsable. Una chica de carácter fuerte y justiciero. Alguien a quien acudiría sin dudarlo siempre y cuando no arriesgase su integridad física ni emocional. Ella había demostrado lo confiable que podía ser desde su primer viaje al Mundo Digital.
Taiki la había visto crecer y madurar. Desarrollarse hasta ser la joven mujer de dieciséis años que era ahora.
Sin embargo había algo que llamaba particularmente su atención desde la primera vez que la vio: su cabello.
No era tan largo ni crespo, por el contrario, era lacio y de una medida relativamente corta; sin embargo, siempre que la veía peinarse, se preguntaba porqué tanto tiempo y esfuerzo, si no era ni de cerca tan rebelde como el suyo propio.
Tanto Kiriha como Yuu le habían comentado que era "cosa de chicas" mientras que Shoutmon como Tagiru, sin embargo, le dijeron que dejara pasar aquel extraño fetiche, ¿pero cómo podía simplemente evadir aquel dulce aroma que emanaba e ignorar lo sedoso que parecía cuando la luz se reflejaba en sus mechones rojos?
No podía negar que incluso se asustaba a sí mismo.
Por eso aquella tarde de películas en la que milagrosamente estaban solos —no porque no hayan invitado a sus demás amigos, sino porque estos alegaban estar ocupados con sus propias vidas —, decidió por fin hacer aquel comentario que nunca antes se había planteado hacer en voz alta.
—Tienes... Un bonito cabello, Akari —dijo sin más observándola ajustar aquel par de coletas que la caracterizaba.
Cuando ella lo miró con una expresión que no significaba nada más que confusión, Taiki al instante sintió sus mejillas calentarse, aunque no exactamente por la vergüenza del mal momento.
La película seguía corriendo y las voces de los personajes llenaron el silencio por unos cuantos segundos antes de que ella sonriera agraciada.
—¿Qué dices, Taiki? —rió y volvió la mirada a la película apoyándose en el respaldar del sofá, a su lado.
Si Taiki no hubiese estado tan ocupado desviando los ojos como si eso fuese a opacar el color de sus mejillas, quizá se hubiera percatado del sonrojo en las de Akari.
—E-Es sólo que realmente me gusta su color —trató de salvar la bochornosa situación, fracasando en el intento —y es tan suave, quiero decir, parece suave... ¿Por qué lo atas? Creo que suelto se vería mejor, porque-... No, no es como si lo prefiriese así, me gusta tu cabello atado, te queda bien, es solo que-... Uhm...
Ya que era la primera vez que sentía en carne propia lo que era "atragantarse con sus propias palabras", no analizó el comentario que Akari hizo para completar su frase.
Que, lejos de ayudarlo, sólo lo conflictuó más.
—¿Piensas que así podrías tocarlo con más facilidad?
—¡Sí, exactamente-... Espera, ¿qué?!
Otra vez sus mejillas se calentaron y pudo jurar que hasta Shoutmon y Cutemon se reían desde sus respectivos Xros Loaders.
Desvió la mirada usando de pobre excusa el argumento ignorado de la película.
¡¿Qué le pasaba por la cabeza?! ¡Estaba siendo extremadamente raro ese día!
Pensó por varios segundos en excusarse y salir corriendo hacia su habitación. Obvio no fue la mejor idea del estratega.
¡Tratar con Akari —desde su punto de vista —era más complicado que salvar al mundo! ¡Y lo había hecho ya dos veces!
Tanta fue su concentración en su auto-tortura mental que no se dio cuenta que Akari había dejado la comodidad del sofá por unos segundos hasta que volvió la mirada hacia ella cuando le tocó el hombro para llamarlo.
—Ten —ella extendió su mano frente a él.
Un cepillo de color negro y blanco, que se notaba usado y algo antiguo, obstruyó su campo de visión hasta que se decidió a tomarlo.
Analizó el objeto entre sus manos por unos segundos y luego Akari tomó asiento a su lado.
—¿Eh? ¿Para qué-...? —comenzó a preguntar cuando volvió la vista a la pelirroja, solo para encontrarla de espaldas a él soltando cada una de sus cometas con relativa facilidad —. ¿A-Akari?
No la vio, pero supo que estaba sonriendo cuando juntó sus rodillas a su pecho y echó todo su cabello hacia atrás.
—Es en serio, Taiki. Hemos estado saliendo desde hace más de un año, ¿y todavía te es difícil pedirme algo como querer peinar mi cabello?
—¿Eso quiere decir que puedo-...? —ella asintió y, todavía inseguro, estiró el brazo para pasar con lentitud el objeto sobre su cuero cabelludo, temiendo lastimarla por algún nudo, o algo similar, pero dándose cuenta al instante que no sería así. Después de varias cepilladas con el soundtrack de la película de fondo, él sonrió, de alguna manera, entretenido —. ¡Wou! ¡Es tan liso! No parece que tuvieras que peinarlo.
Akari rió y apoyó su mentón sobre las rodillas, haciendo que Taiki tuviera que inclinarse un poco más sobre ella. Un leve roce con su nuca la hizo temblar y emitir un sonido como si tiritara de frío. Taiki sabía que era una reacción natural, le había pasado algunas veces, pero aún así se sintió realmente extraño ser el causante de aquella sensación en ella.
¿Le gustó? Pensar en eso le daba nervios.
Ella movió un poco su cabeza, dejando la parte trasera de su cuello expuesta cuando una fracción de su cabello se fue hacia delante por sobre su hombro, y lo miró de soslayo.
—En serio Taiki, puedes pedirme lo que sea, ¿está bien? Siempre que esté dentro de mis límites, intentaré cumplirlo. Yo haré lo mismo.
Todavía fascinado por la sensación que el escalofrío de Akari le provocó, Taiki acercó inconscientemente sus manos al trapecio de la chica, a aquella parte que el cuello de su chaqueta le dejaba expuesta y que se notaba más por la inclinación de su cuerpo.
—Entonces... Yo... —un nuevo deseo se había apoderado de él. Ya no sólo quería tocar su cabello.
Quería tocar más. Tocarla, para ser preciso . Ir más allá de los límites sugeridos a los que, sin embargo, todavía podían llegar.
—¡Bien! ¡Entonces es mi turno de cepillar tu cabello! —pero entonces ella dio media vuelta de forma sorpresiva logrando que él saliera de su ensoñación.
Parpadeó más de una vez para volver a la realidad. ¡¿Qué había estado a punto de hacer?!
—¿E-Eh?
Akari sonrió y tomó el cepillo de sus manos antes de darle tiempo de procesar las cosas.
—¿Crees que eres el único con deseos de peinar otro cabello? ¡Simplemente no encontraba el momento perfecto para pedírtelo! ¡Anda, date vuelta! —pidió empujando levemente sus hombros. Al no ver reacción de parte del chico, Akari buscó sus ojos con un poco de preocupación —. ¿Taiki? ¿No quieres?
Ambos compartieron una mirada. Se supone que en esos momentos se encuentran muchas cosas, pero ellos solo se encontraron confundidos. Tan confundidos y sorprendidos que a los pocos segundos comenzaron a reír, aunque sin saber porqué exactamente.
Entonces Taiki giró sobre su sitio y dejó que Akari le pasara el cepillo, sintiendo los leves tirones un poco más placenteros de lo que recordaba.
Suspiró. Ya tendría tiempo de experimentar más extraños sentimientos con ella. Después de todo, tenían toda una vida por delante.
Y quizás más tarde hablaría con Kiriha al respecto.
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Oh, Dios, ha sido tanto desde que actualicé este conjunto de one-shots... Como sea, estaba leyendo el manga de Xross wars por enésima vez —nunca me aburre —y solo me inspiró a hacer otro Taiki x Akari.
Espero que lo hayan disfrutado y a ver si algún día me animo a hacer un longfic.
Sin más, ¡hasta la próxima!
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