Capítulo XXIV: Dudas
— ¿Eres un príncipe?
Lelouch supo por su tono de voz que no había creído en sus palabras.
—Escucha, Nene, yo…
—Eres un príncipe de Britannia que tiene un extraño poder con el que puede asesinar a quien sea… —recapituló Nene para sí misma—. ¿Has matado a alguien más? —le preguntó, lanzó sus palabras de la misma forma que habría hecho un perro furioso con sus ladridos.
—Nene, yo…
— ¿Has matado a alguien más? —repitió ella remarcando cada una de sus palabras en voz alta.
¿Quién era ese sujeto y que había hecho con Lelouch Lamperouge?
—Sí —respondió él finalmente.
Nene no pudo evitar sentir las lágrimas aflorando en sus ojos. Su corazón se partió en mil pedazos, trozos tan pequeños que sintió que se transformaban en polvo y se desmoronaban en su interior. Ahí estaba él, el primer chico que le hacía sentir mariposas en el estómago, y había resultado ser un asesino. No pudo soportarlo más y echó a correr para alejarse de él, cubriendo sus ojos con las manos para intentar enjugar las abundantes lágrimas.
Lelouch la dejó ir aunque una voz en su cabeza le decía que debía seguirla. A pesar de que quería correr, alcanzarla, tomarla entre sus brazos y decirle que no tenía que temer, se mantuvo en su sitio. Soltó un pesado suspiro cuando la vio perderse entre la multitud.
—Nene, yo… —soltó con voz quebradiza, supo que estaba a punto de llorar—-. Yo jamás te lastimaría…
Claro que ya era demasiado tarde para pronunciar aquellas palabras.
Dio media vuelta y se alejó.
El Xros Heart, tras haber discutido cinco veces la distribución de las camas, consiguió conciliar el sueño luego de una abundante cena. Zenjirou, Ryouma y Ren se quedaron con las camas individuales, tal y como Taiki había dicho desde un principio. Kiriha y Tagiru compartían una de las camas grandes, el chico de las gafas puso una barrera de almohadas para separar su mitad, la más grande, de la de Kiriha. Y por último, Akari y Taiki compartirían la cama restante.
Recibieron un paquete por parte de Euphemia en el que encontraron más mudas de ropa limpia y una nota escrita con la redonda y esponjosa caligrafía de Airu. Ponía corazones en los puntos de las íes.
Yuu comienza a aprender el funcionamiento de los Gloucester.
Euphemia les envía la ropa para que estén más cómodos.
Deberían volver, me siento realmente sola aquí.
Espero verlos pronto.
Airu.
X
Aunque Ryouma comentó la posibilidad de volver a estar bajo los cuidados directos de Euphemia, Taiki se negó terminantemente. Seguía manteniéndose firme en su postura: aceptar vivir bajo el mismo techo que Euphemia implicaba que lucharían a favor de Britannia como retribución por todos esos favores. Kiriha estaba en completo acuerdo con ello, Tagiru se quejaba de que la residencia de Euphemia era mucho mejor que la absurdamente inmensa habitación de hotel.
Se encontraban ya con las luces apagadas y el silencio sólo era interrumpido por los ronquidos de Tagiru, Gumdramon, Zenjirou y Shoutmon. Kiriha intentaba dormir con una almohada cubriendo sus oídos. Shoutmon estaba desparramado en un mullido sofá y Zenjirou tenía la pierna izquierda fuera de las sábanas de color blanco.
Taiki era víctima del insomnio. Ni siquiera podía girar para buscar la posición más cómoda pues Akari lo abrazaba y tenía la cabeza recargada sobre su pecho. La única distracción que tenía consistía en acariciar el cabello rojo de Akari mientras sentía su pecho subir y bajar al ritmo de su respiración acompasada.
Lo único en lo que podía pensar era Nene. Nene y la Orden de los Caballeros Negros. Nene y Zero, el anarquista. ¿En qué momento la chica había cambiado tanto? Sin duda le habían lavado el cerebro o algo semejante. Dirigió entonces una mirada a todos sus amigos deteniéndose un par de segundos para fijarse en cada uno. Las máquinas con las que peleaban en Britannia podrían aplastarlos como a un grupo de viles insectos en la primera oportunidad. Sintió el brazo de Akari presionando con más fuerza y la miró. La chica se veía tan apacible, tan tranquila… No pudo evitar imaginar lo que sería verla morir acribillada por una de esas máquinas. O aplastada. O en una explosión causada con el lanzagranadas… Tenía que proteger a sus amigos a cualquier costo.
¿Cómo podía luchar contra la Orden de los Caballeros Negros sin tomar partido? Sin duda, Britannia no les permitiría luchar por su cuenta y exigirían apoderarse del poder de los Xros Loaders…
— ¿En qué problemas te metiste, Nene…? —soltó el chico en voz baja para sí mismo—. ¿Y en qué nos has metido a nosotros…?
No sería fácil salir de Britannia y no estaba dispuesto a irse sin su amiga.
La joven Idol caminaba por las calles de Britannia aquella noche. La lluvia caía sobre ella y la había empapado ya totalmente. Estaba sentada en una solitaria banca a mitad de un parque. Agradeció al inclemente clima por permitirle ocultar sus lágrimas detrás de las gotas de helada lluvia. Se abrazaba a sí misma y se preguntó si sus Digimons ya estarían buscándola al ver que no volvía a la mansión Ashford.
Jamás en su vida se había sentido de esa manera. Lelouch Lamperouge se había mostrado tan carismático, caballeroso, un cretino en ocasiones pero un buen chico al final. Pero lo había descubierto todo ya. Era un asesino. Y no sólo eso, era un príncipe de Britannia. Un asesino príncipe de Britannia que podía manipular a las personas a su antojo. Lo que más la hería era saber que Lelouch también había intentado controlarla. Necesitaba más respuestas pero temía siquiera preguntar.
El torrente de pensamientos que la invadían tuvo que detenerse cuando escuchó los pasos que se acercaban a ella. Miró en aquella dirección y distinguió la figura de Lelouch cubierta con un paraguas de color negro. El chico mantuvo su distancia.
—Enfermarás —dijo con la voz fría de Zero.
—Quizá eso quiero… —respondió ella agachando la mirada—. ¿Qué haces aquí?
— ¿Tú qué haces aquí? —devolvió Lelouch.
<< ¿Ni siquiera aquí puede dejar de cambiar sus personalidades? >> Se quejó la chica para sus adentros.
—No quiero estar cerca de ti, ¿no es obvio? —le espetó ella.
—Enfermarás —repitió Lelouch.
En serio se escuchaba angustiado, la chica desvió el rostro hacia el lado contrario.
— ¿Porqué no usas tu Geass en mi si tanto quieres que me vaya? —inquirió ella con tono hiriente.
—Mi Geass no tiene efecto en ti —dijo Lelouch—. Y aunque así fuera, no quiero usarlo contigo.
—Pero lo intentaste —recriminó ella sin mudar su tono de voz—. Creí que… —musitó—. Creí que era importante para ti…
—Lo eres —aseguró Lelouch, Nene detectó un atisbo suplicante en su voz—. Nene, no es el momento ni el lugar de hablar de nuestros asuntos.
—Creo que no volveré a sentirme cómoda estando a tu lado si no lo resolvemos pronto —dijo ella—. Lo nuestro…
— ¿Lo nuestro? —la interrumpió él confundido—. ¿De qué…?
— ¿Crees que podías besarme y tratarme de esa manera sin que me diera cuenta de que te gusto tanto como tú a mí? —preguntó ella mirándolo con sus ojos anegados en lágrimas.
—Nene, yo…
Ella lo miró con impaciencia para urgir una respuesta. Lelouch se interrumpió y terminó por asentir con la cabeza. Nene había dado en el clavo.
—Te lo explicaré todo —dijo el chico, Nene lo miró incrédula—. Ahora, por favor, ven conmigo. Enfermarás —insistió.
<< Es increíble… >> pensó la chica mientras se levantaba y avanzaba hacia él, << ¿Cómo lo hace? ¿Cómo puede convencerme así de entrar a la boca del lobo sin usar su Geass? No puedo negarme, no quiero perderlo así de fácil… No importa todo lo que pueda decirme, sé que no dejaré de sentir por él lo que siento ahora… >>
Se acercó al muchacho y él se sacó la cazadora roja para pasarla sobre los hombros de la chica. La abrazó por los hombros y la presionó con fuerza junto a su cuerpo para que ambos pudieran resguardarse bajo el paraguas. Nene miró entonces los ojos púrpura de Lelouch. Se veía abatido, derrotado, angustiado… ¿Cómo podía ser ese chico el mismo príncipe anarquista asesino?
— ¿Puedo? —musitó la chica.
— ¿Puedes qué? —preguntó él confundido.
Nene lo besó por toda respuesta. Juntó sus labios con los de él y acarició el rostro del muchacho con una mano. Aunque había sido perfecto, como todos y cada uno de sus besos, Lelouch se angustió más por la evidente fiebre que Nene ya presentaba. Se separó de ella, le sonrió y la abrazó con la cintura para echar a caminar y dirigirse a la mansión Ashford.
<< No puedo ocultarme para siempre… >> pensó el muchacho mientras aferraba con más fuerza la cintura de Nene, << Nene tiene que saberlo, tiene que saberlo todo… Aunque cuando sepa toda la verdad, sé que jamás querrá volver a estar conmigo… >>
Ninguno de los dos quería que su historia terminara de una forma tan trágica. Ambos mantenían la esperanza de que los sentimientos que compartían fueran más fuertes que cualquier cosa. Era el primer amor verdadero de ambos, no iban a permitir que todo terminara sin haber comenzado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top