Capítulo XLI: Adiós a la Máscara

     Para Lelouch era imposible desempeñar su papel de Zero cuando y sus amigos estaban presentes. Envidiaba a Nene, ella no tenía que ocultarse detrás de la máscara para convivir con ellos. A decir verdad, al muchacho le angustiaba lo que Milly y el resto pudieran decir si se enteraban. La noticia no tardaría en esparcirse y llegar a oídos de Nunally. Y si eso ocurría, entonces…

     Tenía que ser mil veces más cauteloso. El éxito de la misión dependía de su anonimato.

Se encontraba cavilando sobre ese hecho en su habitación aquella noche. Recostado en su cama con las manos detrás de la cabeza, observaba el techo blanco mientras le ponía orden a sus ideas. No se molestó en sobresaltarse cuando escuchó abrirse la puerta.  CC, vestida ya con su pijama veraniego de color blanco, se acercó a la cama del muchacho y se trepó en ella para recostarse a su lado. Lelouch tragó saliva y deseó que a Nene no se le ocurriera visitarlo justo en ese momento. 

     — ¿Qué miras?  —escuchó decir a CC con voz tranquila.

     —Sólo pensaba —respondió él con la misma actitud.

     — ¿En qué piensas?  —replanteó ella y pronto comenzó a mover sus piernas de forma juguetona.

     —No creo que sea buena idea aceptar a Milly y el resto en mi Rebelión —respondió Lelouch inmediatamente.

     — ¿Temes que puedan reconocerte?  —inquirió CC girando la cabeza para mirar el perfil del muchacho.

     —Temo que… —balbuceó el chico—. Temo que pueda herirlos si llegan a saberlo…

     CC lo miró incrédula. Ni en un millón de años se le habría ocurrido lo mucho que Lelouch podía cambiar estando enamorado.

     —La investigación arrojó resultados impresionantes, alteza.

     Tras decir aquellas palabras, Guilford deslizó un sobre amarillo sobre el escritorio de Cornelia. Ella lo abrió para sacar los documentos que contenía. Eran fotografías en su mayoría, un par de ellas retrataban la escena del crimen del asesinato de la reina Marianne. Cornelia fijó su atención en una copia del expediente escolar de la Ashford Academy. La fotografía era de un atractivo muchacho de cabello negro y ojos púrpura.

     —Ha estado viviendo bajo el nombre de Lelouch Lamperouge —decía Guilford—. Los Ashford han estado ocultándolo junto con su hermana menor: Nunally Lamperouge.

     — ¿Nunally está viva…?  —consiguió articular Cornelia con voz ahogada.

     Efectivamente lo estaba. Había fotografías de ella.

     —Viven actualmente en un edificio de la Ashford Academy —siguió explicando Guilford—. Irónicamente, su residencia no sufrió daños tras el incendio.

     —Es un chico con suerte… —concedió Cornelia—. ¿Hay algo que lo relacione con la Orden de los Caballeros Negros?

     —Nada, alteza —respondió Guilford eficientemente.

     << De eso, nada... >> pensaba Cornelia, << Es él. Estoy segura... >>

     —Llama a Zero, Guilford —ordenó ella, quizá demasiado apresuradamente—. Dile que venga a verme.

     — ¿Alteza?  —dijo Guilford confundido.

     Ella tomó aire y anunció con solemnidad:

     —Creo que he descubierto la identidad de Zero.

     Lelouch y Nene dispusieron una manta de color blanco sobre el césped cubierto de rocío. Era un día precioso, perfecto para hacer un día de campo en uno de los parques más grandes del Área 11. Llevaban una cesta de picnic llena de emparedados. Sirvieron limonada fría en vasos de plástico y Lelouch terminó por recostarse en el regazo de la chica mientras ella le daba de comer las uvas que arrancaba de un racimo. De vez en cuando, Lelouch se incorporaba para besar los labios de la chica y suspiraba una que otra declaración de amor.

     —Me encanta cómo brillan tus ojos cada vez que sonríes —había sido la frase favorita de Nene.

     ¿Quién podría haber dicho que ese muchacho tan romántico y encantador era en realidad el enmascarado que dirigía a la Resistencia? Nene seguía sin entenderlo pero quería dejar de pensar en ello. Tan sólo deseaba disfrutar cada segundo que pasaba junto al chico.

     Terminaron por recostarse sobre la manta, uno al lado del otro, y dirigieron la mirada hacia el cielo mientras entrelazaban sus dedos. Ninguno de los dos había pasado nunca un día tan perfecto.

     Sin embargo, no había lugar para días perfectos en la ajetreada vida de Zero. Su teléfono recibió una llamada y el muchacho se incorporó para responder.

     —Aquí Zero.

     Nene guardó silencio mientras el muchacho atendía sus asuntos. 

     —Llegaremos en unos minutos —aseguró Zero y terminó la llamada.

     — ¿Qué sucedió?  —preguntó Nene al mismo tiempo que ambos se levantaban.

     —Era Diethard —respondió Lelouch—. Cornelia quiere verme.

     Nene asintió y siguió a Lelouch sin atreverse a externar lo que pensaba en ese momento.

     Algo en la llamada de Diethard no le daba buena espina.

     Zero se negó rotundamente cuando Milly y Rivalz se ofrecieron para acompañarlo a su reunión con Cornelia. Eligió a sus tres secuaces favoritas: Kallen, Nene y CC. Las chicas se cubrieron los rostros con las máscaras cuando la camioneta blindada aparcó afuera de la enorme casa de campo de Cornelia. Guilford ya los estaba esperando, para Nene fue un poco raro no ver a Guilford acompañado por Darlton. El mal presentimiento permanecía arraigado en su interior, era un vacío en el estómago que la incomodaba y le cortaba la respiración.

     Era una trampa, se notaba a todas luces. 

     Guilford los condujo por los pasillos de la casa de campo. Llamó la atención de Kallen el hecho de que había demasiados guardias de seguridad. Al notar que Kallen aferraba su arma con más fuerza, Nene supo que también desconfiaba de la situación en general. Se preguntó si Zero también se daba cuenta de que algo raro estaba sucediendo pero le era imposible ver lo que ocurría detrás de la máscara.

     Cornelia los recibió con extrema hospitalidad a lo que Zero respondió con extrema cautela y mostrándose receloso. Cornelia no parecía recordar la traición que había cometido así como parecía haber olvidado que Darlton estaba muerto.  Ella ordenó que se cerraran las puertas de su despacho y únicamente Guilford obtuvo autorización para permanecer dentro.

     Fue ahí cuando el plan de Cornelia dio inicio.

     Guilford sacó un pequeño Revolver de debajo de sus ropas y tomó a Nene de un brazo para apartarla del grupo con extrema violencia. Le sacó la máscara, le arrebató su arma y le puso el cañón del Revolver en la sien derecha. Lelouch sintió que su mundo se derrumbaba.

Nene se decidió a no forcejear para evitar terminar con una bala introducida el cráneo.

     Deseó no haber dejado su Xros Loader en la mansión Ashford.

     —Libérala —ordenó Zero.

     No hizo falta levantar la voz para hacerse escuchar pero Guilford no obedeció. Al contrario, amenazó con presionar el gatillo.

     —Dile a tus secuaces que bajen las armas —ordenó Cornelia.

     ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué motivo Cornelia y Guilford querían dañar a…?

     << Lo sabe... >> dijo una vocecilla en la cabeza de Lelouch. 

     Era la única explicación razonable. Cornelia no se tomaría la molestia de jugarle una broma pesada a Zero. Guilford no bajaría el arma y estallaría en carcajadas, sería una locura. Cornelia era astuta. Sabía que Zero no se quitaría la máscara por voluntad propia y la única forma de persuadirlo era bajo amenazas. 

     —Quítate la máscara o mataré a esa chica.

     Cornelia no se andaba con rodeos. Había que darle puntos por idear un plan tan inteligente. 

     — ¡No lo hagas, Zero!  —exclamó Nene y Guilford tapó su boca con una mano para evitar que siguiera hablando.

     ¿Qué hacer?

     ¿Qué valía más?

     ¿El anonimato de Zero o la vida de Nene? 

     Debajo de la máscara, Lelouch observaba el valor reflejado en los ojos púrpura de la chica. Nene no temía morir y Lelouch supo que había depositado su confianza en la persona correcta. ¿En verdad la chica estaba dispuesta a morir por proteger el secreto de Lelouch? Miró entonces a sus espaldas y vio que CC aferraba la muñeca de Kallen para evitar que disparara contra Guilford. Los ojos amarillos de CC miraron a Zero y ella asintió lentamente.

     —Es hora —escuchó Zero la voz de CC en su cabeza. 

     Sí, era hora.

     Cornelia comenzaba a perder la paciencia cuando el muchacho se decidió. Llevó una mano a su cabeza y levantó la máscara lentamente hasta que su rostro quedó al descubierto.

Las pupilas de Kallen se contrajeron. Nene esbozó una mueca de angustia. CC no abandonó su actitud indiferente. Guilford seguía presionando el cañón del arma contra la cabeza de Nene. Lelouch miraba a Cornelia con auténtico odio.

     —Sabía que eras tú —dijo Cornelia con serenidad.

     Su voz quebró el sepulcral silencio en el que se había sumido el grupo. Las manos de Kallen temblaban y soltó su arma para evitar disparar accidentalmente.

     —Haz que Guilford libere a Nene.

     Era la primera vez que la llamaba por su nombre estando en el papel de Zero frente a alguien distinto a sus seguidores. Nene comprendió que se habían terminado los secretos.

     —Nene Amano —razonó Cornelia con voz fría—. La hermana de Yuu Amano.

     Lelouch asintió y Cornelia hizo una señal con la cabeza para que Guilford liberara a su prisionera. Guilford lanzó a Nene con fuerza innecesariamente excesiva y la chica se desplomó a los pies de Lelouch. El chico se agachó para ayudarla a ponerse en pie.

     — ¿Estás bien?  —susurró él.

     Era la voz de Zero.

     Nene asintió y permaneció a su lado fulminando a Cornelia con la mirada. 

     Era un acontecimiento sin precedentes. Zero se había sacado la máscara, para salvar la vida de una Eleven, dejando al descubierto el rostro del 17° príncipe de Britannia que, se suponía, debía estar muerto. 

      — ¿Quienes son ellas?  —exigió saber Cornelia señalando a Kallen y CC con una sacudida de la cabeza.

     Kallen recuperó el control de sí misma en ese momento y se dio el valor de sacarse la máscara y dejarla caer al suelo. También miraba a Cornelia con odio.

     —En la Ashford Academy me conocían como Karen Stadtfeld —dijo la pelirroja con desdén—. Pero mi verdadero nombre es Kallen Kozuki… Y soy japonesa.

     Aquello último lo dijo reuniendo todo el orgullo del que fue capaz. Seguramente moriría ese día y, ¿qué podría ser mejor que morir defendiendo su nacionalidad nipona?

     — ¿Y tú?  —dijo Cornelia a CC, quien también se había quitado la máscara.

     —Soy CC —dijo ella vagamente.

     Lelouch se sentía contento de que las dos mujeres hubieran revelado también sus identidades.

     — ¿Nunally también es parte de la Resistencia?  —inquirió Cornelia.

     —No involucres a Nunally en nuestros asuntos.

     Nene y Lelouch hablaron al unísono.

     —Ahora que lo sabes, quiero que tú hagas algo —continuó el muchacho.

     — ¿Qué te hace pensar que voy a obedecerte?  —reclamó Cornelia.

     —Kallen, sujeta a Guilford.

     Fue Nene quien dio la orden y Kallen la acató en el acto. No fue difícil dominar a Guilford. Kallen seguía confundida e impactada pero, si tenían oportunidad de sobrevivir al encuentro, era mejor acatar todas las órdenes para así conseguir aclarar sus dudas. Lelouch realizó entonces su estilizado movimiento con el brazo mientras su ojo izquierdo se iluminaba y el muchacho decía:

     —Lelouch Vi Britannia te ordena que confieses quién asesinó a la reina Marianne.

     La expresión firme de Cornelia se relajó entonces y entró en algo similar a un estado de trance. 

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