Capítulo 9. La paz ha acabado

—Snow…

—No hagas mucho ruido.

SnowBotamon te está dando problemas porque no quiere meterse en la mochila. Hoy toca colegio y estás llegando tarde, incluso tu abuela te está llamando para que vayas a desayunar. No tienes problemas porque la escuela está cerca, aún así la Digimon ángel te está esperando afuera.

¿Por qué no dejar al bebé en casa? No quisieras que tus abuelos encuentren a la pequeña criatura y piensen que la has secuestrado.

—¡Adentro! —Un último esfuerzo, y lo conseguiste.

Un suspiro sueltas por el cansancio acumulado. Muchas cosas te estás dando cuenta de que cuidar de un bebé no es fácil. Tú agarras la mochila para correr hasta la cocina cogiendo un sándwich preparado y unos cuantos bollos. No son para ti, sino para SnowBotamon porque suplicará por comida. Ninguna pregunta. Mejor aún así.

Cuando saliste de tu casa, ahí estaba Angewomon con su indumentaria de colegiala. Cada vez que la ves, se ve espléndida. Cualquier cosa que se ponga le queda estupendamente. Te fijaste que la Digimon está algo agitada. Oh, claro. Ellos tienen la capacidad de detectar los datos de otro de su especie. Le haces una señal de alejarse para abrir la mochila y SnowBotamon sacó un poco la cabeza.

—¡Ay! Pero qué cosa más mona —dijo Angewomon no evitando acariciar la cabeza de este.

—Y muy traviesa y testaruda —tú confiesas—. No me mires de esa manera.

—Es raro que haya aparecido así de la nada en tu cuarto.

—Ya, eso quiero intentar entender.

—Yo sé que hace muchos años existieron unos tamers que doman a Digimon. Son considerados como Los Elegidos para salvar el Mundo Digital —contó la historia.

—¿Tú crees que el Mundo Digital está en problemas? —tú cuestionas con preocupación.

—Hay rumores de que Yggdrasil está algo raro —siguió hablando—. Los únicos que saben algo son…

—Los Caballeros Reales.

Angewomon asiente. No es buena idea que vuelvas a encontrarte con Alphamon porque él hará todo lo posible para desnudarte de nuevo y tener relaciones sexuales. Es un Alfa en todos los sentidos del mundo.

—¿Y no puedes hablar con los Tres Ángeles? Eres una de las súbditas de Ophanimon —dices con cierta intriga.

—Ojalá pudiera, pero últimamente están pasando cosas extrañas. Solo tengo oportunidad de escuchar un leve murmuro.

—¿Están tensos?

—Sobre todo Lord Seraphimon. Creo que está en estado de querer reproducirse porque no para soltar hormonas y, al mismo tiempo, ignorando a las Omegas.

Vaya. Pensar que un ángel quiere pecar también es bastante curioso. SnowBotamon emite un sonido que conoce muy bien y le entregas un bollo. Esperabas que se quedara dormido para que no te esté molestando durante la clase.

Tus oídos se agudizan, escuchando a la gente susurrar cosas. Algunos están hablando sobre los sucesos que están sucediendo con los Digimon virus, y otros sobre lo ocurrido ayer en el centro comercial con Alphamon. Solo esperas que nadie te reconozca porque fuiste secuestrada por el gran Digimon. La primera parte te preocupa porque LadyDevimon es de esa categoría. Tendrás que ponerte al día a ver qué está ocurriendo, así que decides buscar las últimas noticias en tu móvil.

Parece ser que hay una rebelión con los Digimon virus porque están exigiendo que Yggdrasil aparezca. Un rebelde, Lucemon, considerado como unos de los Siete Pecados Capitales está exigiendo al Dios Supremo que dé explicaciones por su ausencia y que otra especie lo sustituya. Él será el nuevo representante.

Es una mala idea. Si ellos gobiernan en ambos mundos, esto acabará mal. Está claro que es algo preocupante está situación. ¿Cómo sé lo estará tomando LadyDevimon? Eso no lo sabrás cuando la veas en persona.

Al entrar en la clase, una tensión se cierne en ti. Los Digimon humanos te miran con ansia. No es bueno. Algunos ya sabrán que eres una Omega diferente. No tienes que bajar la guardia porque ninguno de los presentes te llama la atención. Tu mochila se mueve a causa de SnowBotamon y no te queda más remedio que ponerla enfrente de tu pecho para abrazarla. El Digimon tiene que entender que estará a salvo.

Yuki está junto con LadyDevimon, en el mismo sitio de siempre. El aura que desprende la Digimon es preocupante. ¿Será por todo lo que está pasando? Preguntar no sería conveniente. Entonces, SnowBotamon inquieto, se movió con fuerza la mochila causando que tu te sentaras con torpeza y llamando la atención de los presentes.

—¿E-Estás bien? —preguntó Yuki.

—No, realmente. No sé si es buena idea sacar al pequeño —susurró bajito, mientras abre un poco la mochila para mostrarlo.

—Es muy pequeñito. —Yuki tuvo la valentía de acariciar una de sus orejas. SnowBotamon ronroneó.

LadyDevimon miró y no hizo comentario. Vale, es menor hablar.

—¿Todo bien?

—... No… ya sabes el motivo.

—¿Lilithmon te ha dicho algo?

Al igual que Ophanimon, LadyDevimon es una de las sirvientas de una de los Siete Pecados Capitales llamada Lilithmon. Esa Digimon estaba en contra sobre las decisiones que tomaba Yggdrasil y haría todo lo posible para conquistar ambos mundos junto con el resto. Es comprensible. Solo puedes dedicar una sonrisa para que el demonio estuviera tranquila.

—Todo irá bien —lo dices en bajito para animarla.

♥️♥️♥️♥️

—Hoy no me has dejado tranquila —le riñes.

SnowBotamon te mira con tristeza porque ha recibido como cuatro broncas por tu parte. Tú entiendes que es un bebé y necesita mucha atención, pero es demasiado. Parece que no le gusta verte enfadada porque estás con una mueca de molestia. Tú relajas un poco el rostro.

—Debes entender que no siempre estaré para ti. Quiero comprender porque apareciste en mi habitación.

—... Mami.

Esa palabra te chocó mucho. Nunca imaginaste que un bebé de tan solo veinticuatro horas de nacimientos había dicho su primera palabra. ¿Cómo podrías enfadarte con él? A modo de compensación, tu mano acaricia una de sus orejas recibiendo leves ronroneos del pequeñín. El pequeño necesita mucha atención y mucho cuidado.

No sabes cuánto tiempo se demora en digievolucionar, pero lo cuidarás hasta el final. Cómo te gustaría tener un libro de árbol genealógico que te ayude a descubrir que Digimon digievoluciona.

¡Existe!

El bombillo de tu cabeza se iluminó y agarras tu teléfono para abrir la aplicación de internet. La información tiene que estar ahí. Lo consultas con el diccionario de digievoluciones. SnowBotamon tiene muchas líneas evolutivas y es difícil de concretar.

Iba a ser una pérdida de tiempo para ti, pero quieres descubrirlo en todo lo posible para conocerlo más a fondo. Un suspiro sueltas ya dejando el móvil a un lado.

Las palabras de Angewomon resuenan en tu mente porque es una situación catastrófica en todos los sentidos del mundo. Es posible que nadie, es decir los Digimon, sepa las intenciones de Yggdrasil salvo los Caballeros Reales. Ojalá tener un contacto directo con ellos, pero son criaturas ocupadas en asuntos importantes.

No estabas caminando a tu casa. Te alejabas de ella porque necesitas tiempo para asimilar todo lo que está ocurriendo a tu alrededor, sobre todo en ti. ¿En realidad eres humana? Cada vez que te miras las manos, la cara, te pellizcas la piel… Son afirmaciones de que lo eres. No tienes la capacidad de leer los datos de los Digimon o su siguiente movimiento.

—Mami…

—¿Tienes hambre, pequeñín? —De tu mochila sacas otro bollo—. Este será el último, ¿vale?

La bola blanca y peluda no abrió la boca. Tú frunces el ceño un poco extrañada ante el comportamiento del Digimon, sin embargo, un brillo tenue rodeó a SnowBotamon e iba cambiando de forma. ¿Puede ser que…?

—¡Me picaba todo el cuerpo! —chilló la criatura—. Ahora soy Nyaramon.

—Nyaramon —tú murmuras despacio su nombre.

—Perdón si he sido travieso, pero es que tenía mucha hambre —confesó con pena la criatura y con ojos de gato abandonado.

—Ya me lo imaginé. Y no sabrás el por qué apareciste en mi cuarto, ¿verdad?

Él giró un poco la cabeza a modo pensante.

—En realidad… tenía una misión, pero no me acuerdo cuál era.

Eso aclara muchas cosas, pero aún son dudas que se mantienen en tu cabeza. No le harás más preguntas. Ya él poco a poco irá recordando.

—Oye, Nyaramon —lo llamas—. ¿Crees que el mundo está en problemas?

—... No lo sé. Solo sé que mami está pensante.

—No me llames mami. —Tus mejillas arden por la vergüenza.

—Pero es lo que pienso. Me cuidas muy bien —se sinceró el pequeño con una gran sonrisa de oreja a oreja.

Está claro que no te puedes enfadar con él. Es solo un bebé que necesita todo el cuidado del mundo. Y te sorprende que tuviera una misión. Eso explica que el Digihuevo no nació de ti, sino que apareció por arte de magia. Una criatura digital en busca de su misión. Bueno, por una parte estás tranquila de no haber parido un huevo de tu vientre.

Una brisa fría sopla en la calle llamando tu atención. No anunciaron que iban a bajar las temperaturas. Alzas la vista viendo que el cielo empezó a oscurecerse. Unas nubes negras que no daban buena señal. Una gota de sudor resbala por tu sien. ¿O es una gota de agua que cayó del cielo? Un chaparrón fuerte comenzó y tú corres para protegerte junto con Nyaramon. El tiempo ha cambiado bruscamente.

Desde el cielo aparecían criaturas voladoras. Digimon y de tipo virus. ¿Qué estaba pasando? Algunos empezaron a lanzar sus ataques hacia los edificios grandes causando estragos alrededor y la gente huía despavorida. Todo esto tiene que ver con lo que te dijo Angewomon.

Entonces una moto se paró enfrente de ti. La conocías al igual que el conductor.

—¡Sube! ¡Ya!

Beelzemon te vio y te está reclamando. El Digimon parece alarmado y es el único a quien puedes confiar, aparte de tus amigas. Tú no dudas en subirte al vehículo; Beelzemon arrancó el motor para alejarse del gran peligro. Echas un vistazo atrás viendo el desastre de las criaturas digitales.

Y otro más atravesó las nubes. Uno con alas de ángel y demonio, y con un aspecto humano.

Lucemon.

—¡Humanos! ¡La paz ha llegado a su fin!

Una señal de guerra.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top