Capítulo 7. Un descubrimiento

—Nieta mía, ¿estás bien?

Te asustas al escuchar la voz de tu abuela. Tú estás en la cocina junto con ella porque la estás ayudando con la comida. Estuviste cortando las cebollas, pero te quedaste parada, entrando en un trance.

—Sí, no te preocupes, tata. Solo estaba pensando en los exámenes finales —mientes para no preocuparla.

—Tú eres muy inteligente.

Una sonrisa esboza. No puedes odiarla porque ha sido muy buena contigo. No tienes recuerdos de tus padres, solo sabes que han tenido un montón de problemas. Mejor para ti. Realmente no deseas conocerlos, aunque cierta intriga crece al descubrir lo que eres.

Desde que tuviste relaciones sexuales con Beelzemon, tu mundo cambió por completo. Ahora deseas tener ese tipo de encuentros, ya sea con él o con otro Digimon. Él te confesó también porque le gustó mucho. Es una experiencia única y exquisita. Fue salvaje, sí, pero placentero.

Ya terminaste con el ramen de pollo y huevo. Otra especialidad de tu abuela. Tu abuelo no estaba en la casa porque él se marchó a dar una vuelta, o más bien quedar con sus viejos amigos de la infancia. Es bonito que uno mantenga la amistad durante tanto tiempo. Eso quieres con tus amigas.

Tu abuelo no llegará a la hora del almuerzo, así que tú y tu abuela decidieron almorzar con tranquilidad. La anciana no paraba de contar muchas anécdotas cuando era joven y tú prestas atención en cierta parte porque tu mente está en otro lado. Te dieron ganas de preguntarle acerca de tus padres y de tu verdadera identidad, sin embargo, tú no quieres romper la paz que hay en la casa.

Tus abuelos nunca te hablaron de ellos. Parece que ocultan algo. No. No es de gran importancia. Bueno, eso piensas. Siempre te has percatado de que no había fotos de tus padres. Solamente de ti o de tus abuelos, felices de tenerte.

Cuando terminas de almorzar, te levantas de tu asiento para ir directamente a tu cuarto. Tu abuela no tiene problemas en lavar los platos. Ya le devolverás el favor. Hoy es sábado y no tienes muchas ganas de salir. De hecho, quieres hacer la vaga, estar acostada en la cama y viendo series o películas. Solo faltaba que lloviese y así tendrías una tarde muy interesante.

Al abrir la puerta, te percatas de algo que no cuadraba en tu habitación. No estás segura de ello, pero tu instinto te lo indica. Caminas con lentitud y miras a tu alrededor encontrando algún indicio de sospecha. Tus ojos se fijan en el armario y, con valor, abres la puerta. Te sorprendes al encontrarte un digihuevo. Es extraño. Tú no tienes la capacidad de engendrar huevos. ¿O sí? Muchas vueltas están surgiendo en tu cabeza.

Tus manos toman con cuidado el huevo y caminas hasta tu cama para colocarlo en las sábanas. Tiene que haber una explicación. Tal vez el huevo se extravió y se paró en tu cuarto. Pero lo impresionante es que tuviste la capacidad de predecir algo raro en tu habitación. Extraño, ¿no?

—¿Qué Digimon saldrá? —te preguntas no apartando la mirada en el huevo.

No tienes más opción que cuidarlo como si fuera tu hijo. Tú acaricias lentamente el huevo y este se movió ligeramente sintiendo tu toque. Eso es señal de que está vivo a lo que esbozas una pequeña sonrisa. Vuelves a tomarlo y levantas un poco tu camisa y lo arropas, y lo abrazas para que sienta tu calor corporal. Que sepa que no está solo ahora mismo.

Sin embargo, la paz se ve interrumpida cuando tu móvil suena. Alguien te está llamando un sábado por la tarde. Beelzemon no puede ser porque no habéis intercambiado número de teléfono. Fallo por tu parte. La pantalla muestra qué es Yuki. Eso te sorprende un poco.

—Hola, Yuki. ¿Cómo estás?

—___. —La voz de tu amiga te preocupa mucho—. ¿Puedes ir al centro comercial Yushiba?

—¿Sucede algo?

—Hay unos tipos persiguiéndome... No me siento nada segura.

Eso no te gustó para nada.

—¿Llamaste a Angewomon y a LadyDevimon?

—N-No... Tengo mucho miedo.

—Yuki, estate en una cafetería con un montón de gente, ¿vale? Llamaré a las chicas y no te muevas del sitio. Iré enseguida.

—V-Vale...

Yuki no es hija de un multimillonario. No es de la alta burguesía. Todo esto te está extrañando mucho, así que te apresuras en prepararte y llamar con rapidez a las Digimon. Ambas dijeron que llegarían a su casa en cinco minutos. Bien, pero antes debes dejar el huevo dentro del armario sin olvidarte de arroparlo.

—Luego vuelvo, pequeño.

Este volvió a sacudirse, como si te hubiera escuchado. Ríes por lo bajo porque es tierno ese gesto. Con las cosas listas y tú estando preparada, sales de tu cuarto y te despides de tu abuela diciendo que vas a dar una vuelta. Al salir, no te dio tiempo a reaccionar porque Angewomon te cogió en brazos para ir en dirección al centro comercial.

—¡¿Volviste a hablarla?! —preguntó Angewomon.

—¡No, le voy a escribir a ver si está en la cafetería!

—Todo esto es extraño —añadió LadyDevimon—. ¿Qué persona se interesa en ella?

—Eso me preguntaba también, pero no tengo respuesta a ello —contestas—. No obstante, debemos apresurarnos. No me gustaría que le sucediese algo.

Yuki es una chica tímida y vulnerable. Cualquier persona se aprovecharía de esa situación. Las dos Digimon volaban a toda prisa, sin embargo, no se percatan que cierta figura las observaba con total tranquilidad y las perseguía en silencio.

El centro comercial Yushiba es conocido por sus grandes tiendas y restaurantes. Un lugar perfecto para aprovechar la tarde, pero también peligroso debido a sus grandes dimensiones porque uno puede perderse fácilmente, si no conoce bien el sitio. Tú miras nuevamente el móvil y te relajas un poco al saber que Yuki te contestó. Está en la cafetería Toki, en la planta superior. Solo deben coger las escaleras mecánicas y apresurarse. A los Digimon se les tiene prohibido volar dentro del recinto.

Yuki no suele venir sola a estos sitios, salvo que sea para comprar un videojuego que salió a la venta. Cuando lleguen, serás la primera en preguntar.

Fue asomar la cabeza de las escaleras y ver el pelo rosado de la joven, quién sostenía en sus manos una taza de café y con una mirada de preocupación. Al menos está segura, sin embargo, decides apresurar los pasos y sentarte con rapidez. Casi a Yuki le da un paro cardíaco porque no esperaba tu presencia de esa manera.

—¿Estás bien? —preguntas.

—A-Ahora que estáis aquí, sí.

—Yuki, ¿se puede saber que haces en un sitio como este? A ti no te gustan los lugares con mucha gente —le recalcas a modo de reñina.

La joven desvió la mirada con un leve sonrojo. No entiendes ese comportamiento, pero escuchas el suspiro de Angewomon.

—Has quedado con Ryu, ¿verdad?

—M-Me invitó a salir —confesó.

—Ah, entonces esos tipos que te perseguían serán sus guardaespaldas —concluyó LadyDevimon.

Claro, ese chico viene de una familia adinerada y escuchaste rumores que la madre es muy protectora con el chico de cabellos negros. Tú también suspiras y le das un pequeño golpe en la frente de tu amiga.

—Sabes bien que ese chico no te conviene —tú recalcas de nuevo—. Es raro que Ryu, el chico popular, se fije en alguien como tú. —Este comentario ha hecho que Yuki se desanimara más—. Pero yo no soy quien para juzgar. A lo mejor le gustas.

—No... Tienes razón. A lo mejor está jugando conmigo —murmuró Yuki. Sus ojos no se apartan de la taza.

—Yo no entiendo los rollos románticos de los humanos. Me parecen... estúpidos.

—No hieras los sentimientos de Yuki, LadyDevimon.

—Oh, perdone usted, su magnificencia —exageró el demonio refiriéndose a Angewomon.

—La próxima vez nos avisas para vigilarte. No queremos que te suceda nada. ¿Vale?

Yuki es muy inocente. Nunca ha tenido una relación amorosa y tú tampoco, pero eres diferente porque eres espabilada. Tú golpeas suavemente su cabeza para que se anime un poco. Funcionó porque esbozó una pequeña sonrisa. Esos momentos te llenan de felicidad. A veces te comportas como una hermana mayor, aunque tenéis casi la misma edad.

Tus ojos (c/o) miran enfrente. No ves nada extraño. Tal vez esos tipos se retiraron, viendo que Yuki no es nada peligrosa. O también porque tú y las Digimon iban a su auxilio.

Oh, con todo esto se te pasó por la cabeza el tema del Digihuevo. ¿Es mejor comentarlo? Si lo haces, es posible que LadyDevimon comentará que tuviste relaciones sexuales con Beelzsmon y Angewomon te echará la bronca. Sí, es una posibilidad. Bueno, mejor mantenerse callada y no preocupar a las chicas.

—Oye, ¿qué pasó con Beelzemon?

¡No ibas a escapar!

—No pasó nada entre nosotros —mientes.

—___, te conozco demasiado y tu voz te delata cada vez que mientes. —Angewomon cruzó los brazos.

—... Hemos follado —lo dices en voz bajita para que nadie lo escuchase, salvo ellas.

—¡¿Qué habéis...?!

—¡Cálmate, Angewomon! —LadyDevimon tapó la boca al ángel—. Tampoco es en plan que todo el mundo se entere.

—B-Bueno, ___ quería experimentar con un Digimon —defendió Yuki.

—Sí, y más aún que es una humana Omega.

—¡LadyDevimon! —le gritas.

La Digimon con forma de ángel se congeló al escuchar esas palabras. LadyDevimon se dio cuenta de ello y apartó la mano, observando lo calma que estaba. Angewomon, un tanto inquieta, miró a su alrededor por si alguno de su especie escuchó esa información. Un momento...

—¿Tú sabes lo que significa? —preguntas.

—Sí, pero no me imaginé que... Bueno, que tú lo descubrieses.

—¡Eh! Para el carro. —LadyDevimon se nota molesta—. ¿Tú siempre has sabido lo que era ___?

—Los Digimon de mi especie tenemos la facilidad de distinguir Alfas y Omegas. Y desde que la conocí un aura diferente que nunca vi, pero familiar, se hizo presente en ella. Tuve que buscar en libros antiguos hasta que encontré el significado.

—P-Por eso le pedías a ___ que no continuase con su obsesión con los Digimon —habló Yuki aún analizando la información.

—... ¿Por qué no me lo dijiste?

—Quería protegerte, ___. Ya has comprobado cómo se comportan los Alfas con un Omega. Y, dios, no pensé que al final te relacionaste con uno.

—¿Y soy la única?

—Una dentro de un millón —calculó—. Es difícil saber con exactitud si hay otro humano Omega.

—... ¿Y qué me dices la aparición de un Digihuevo en mi cuarto?

Las tres amigas se quedaron mudas, incluso las alas de las Digimon se quedaron tiesas.

—¿D-Digihuevo? —tartamudeó Angewomon.

—Es imposible que te hayas quedado embarazada porque, genéticamente, eres humana —aclaró LadyDevimon—. ¡Pero no me importaría ser la tía!

—Esto es serio. —El ángel miró mal a su amiga.

—¿T-Te marcó? —cuestionó Yuki.

—No, no me marcó. Bueno, tengo alguna que otra mordida —dices—, pero ninguna es una marca de "eres mía para siempre".

—Entonces descartamos que ese Digihuevo es tuyo —suspiró Angewomon. Está más calmada—. No obstante, es muy poco común que un Digihuevo aparezca así. ¿Qué rasgos tiene?

—Uhm, es blanca completamente.

—... ¿SnowBotamon quizá? —se cuestionó LadyDevimon pensando en bebés que nazcan a partir de ese huevo.

—Posiblemente porque nací siendo un SnowBotamon.

Aunque tus amigas te están ayudando, aún dudas que ese huevo haya nacido entre la unión de Beelzemon y tuyo, pero es muy curioso. Tú cierras los ojos para dejar de pensar tanto porque luego te dolerá la cabeza.

De repente, unos pasos rápidos llamaron tu atención. Un hombre estaba corriendo con mucha prisa siendo perseguido por un hombre de seguridad. Parece ser que robó un bolso porque una señora gritó: «¡al ladrón!». Te levantas de tu asiento para asomarte en la barandilla porque el ladrón estaba bajando por las escaleras mecánicas. No estás segura si lo atraparán porque es muy ágil el tipo.

Y alguien lo detuvo porque el tipo cayó al suelo. Este se quejó y vio al responsable. Su rostro se puso pálido. Y tú también. El líder de los Caballeros Reales hizo acto de aparición.

Alphamon.

Todos los Digimon están sorprendidos de que el ermitaño esté en el centro comercial. Es pura casualidad. Los pasos de ese gran Digimon resuenan en el lugar acercándose al ladrón. Alphamon se agachó para coger el bolso y aquel hombre aprovechó para huir, no obstante, Alphamon usó su magia para retenerlo hasta que el de seguridad se acerque y llame a la policía.

Todo tu vello corporal se erizó. No lo entiendes. Él no te ha mirado ni siquiera. Bueno, no sabes si Alphamon sabe que estás en el centro comercial. Eso te pasa por pensarlo porque el Digimon alzó la mirada hacia a ti, mientras escuchaba al guardia darle las gracias. Tú rápidamente desvías la mirada con vergüenza. No quieres recordar el suceso en el despacho del director.

—Es raro verlo en público —murmuró Angewomon.

—V-Vámonos —tartamudeas.

Tanto el ángel como Yuri no entendían esa decisión, aunque cayeron en la cuenta que tú eres una Omega. Y aquella vez puede que Alphamon se haya percatado. Realmente no deseas entablar conversación o tener enfrente a ese Digimon por lo que es capaz. Lo supiste en aquel entonces.

Cuando tú giras a la izquierda, casi te llevas un susto porque Alphamon apareció de la nada. Esto te está pareciendo un acoso y te mantienes firme en tu sitio. ¿Merece la pena hablar con él? No quieres ser descortés hasta que sientas la mirada de tus amigas.

—B-Buenas tardes, Alphamon. —La voz te falló.

—Buenas tardes. Parece que está huyendo de mí —recalcó la criatura.

—N-No... solo que...

Los instintos de macho Alfa del Digimon se están activando ante el dulce aroma que percibe en ti. Tú no eres tímida. No. Esto va más allá de lo que crees. Tus piernas están temblando y no puedes moverte de tu sitio. Tus ojos se desvían con mucha vergüenza.

—¿Estás bien, ___? —te preguntó Yuri viendo que estás nerviosa.

—V-Vámonos... —tú especificas.

—Angewomon, LadyDevimon —habló tajante Alphamon. Las Digimon se tensaron porque la voz de ese ser es dominante—. Quiero estar a solas con la humana Omega —susurró esto último para que nadie más lo escuchase.

En lo más profundo de ti no quiere que se marchen y la dejen a solas con Alphamon. Sin embargo, tus súplicas no fueron escuchadas porque tanto el ángel como el demonio se llevan a Yuri. Miras atrás, pero fue un error porque la cercanía del Digimon te tensó mucho.

—Creo que tenemos algo pendiente tú y yo.

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