Capítulo 5. Lo que eres

Los Digimon te miran. Tú notas, por primera vez en mucho tiempo, una incomodidad que no te deja dormir ni respirar. Ahora entiendes porque algunas criaturas con aspecto humano te observan con intenciones no buenas. Los machos, por lo menos. Una humana Omega. Ese término es desconocido para ti. En los libros no aparece. Como dijo aquel Digimon llamado Gallantmon, son muy poco comunes.

Tú estás sentada en el comedor con la mirada fija en la comida. No has tocado la merienda que te preparó tu abuela porque en tu mente deambula ese término. Ahora entiendes porque te sientes atraída a los Digimon y no a los de tu especie. Todo está siendo raro, pero está cobrando sentido para tu cabeza.

—___, ¿estás bien?

Tus ojos parpadean ante la llamada de Angewomon. Su rostro muestra preocupación a lo que solo sonríes un poco.

—No, nada. Solo estaba pensando en los futuros exámenes.

Tanto Digimon como Yuki se miraron entre sí porque no estaban seguras sin creerla. La única que sabía que pasaba era LadyDevimon. Un recuerdo llegó a su mente.

❌❌❌❌

—¡¿Qué es lo que ha pasado?!

Eso fue lo primero que preguntó LadyDevimon al despertarse de aquel ataque gratuito de LordKnightmon. Tú estabas en el suelo aún confusa.

—N-No lo sé —respondes con tu voz tartamuda.

—¡No me digas que no lo sabes! ¡Esos desgraciados te hicieron algo! ¡No tenía que haberte llevado a ese burdel!

La Digimon te sacudió los hombros para que reaccionaras. Realmente se notaba que estaba muy preocupada. El demonio se arrepentía por llevarte a un lugar peligroso y que no sabe con certeza lo sucedido con los Caballeros Reales.

—LadyDevimon —susurró su nombre—, ¿alguna vez has oído hablar de una humana Omega?

—... Es la primera vez que escucho tal cosa.

—Tanto Gallantmon como LordKnightmon querían hacerlo conmigo —iba explicando—. Con su voz entré en un estado hipnótico deseando que ellos me poseyeran. Eso me pasó también con Beelzemon aquella vez y en el despacho del director con Alphamon.

—Eso lo hacen nuestra especie Alfa, ya sabiendo su sexualidad y su género, para atraer al resto que sean Omegas. Quienes no se sienten identificados, son identificados Betas. —Esa teoría te resultaba familiar. Los lobos tienen esa patología—. Pero una humana Omega… Eso suena estúpido.

—Y que los Digimon machos o Alfas, como bien tú dices, se sienten atraídos…

—¡Eh! Que a ti siempre te ha llamado la atención los Digimon —rectificó.

—Y no lo niego, pero esta noticia me ha impactado mucho, ¿sabes? —Tú te levantas de tu sitio. Tus pies se mueven hasta alcanzar el pequeño muro que te separa del suelo—. ¿Cuántos más habrán como yo?

—Esa pregunta no sé responderte —se sinceró—. Creo que todo esto tiene más sentido, es decir, te gustan los Digimon machos con aspecto humanoide; ellos igual, pero tú siendo humana… A lo mejor solo nace uno entre un millón.

—... ¿Y si en mi genética tengo algo de Digimon?

—¡Descabellado y ridículo!

—¡Pero es una posibilidad!

—¡Ni siquiera tienes el don de digievolucionar! ¡Te has desarrollado como cualquier humano! —exaltó.

Sí, ahí no podías discutir con LadyDevimon porque tenía razón. Tus brazos están cruzados a modo de protección y preocupación. Hay muchas lagunas en tu cabeza.

❌❌❌❌

Y eso fue lo que pasó. Las dos decidieron volver a casa no olvidando lo sucedido. Decidieron mantenerlo en secreto para no preocupar al resto del grupo, aunque se nota a leguas que algo andaba raro. Angewomon no es tonta, sin embargo, prefirió no convencerte a que hables y cuentes lo que piensas.

—¿Cómo están tus abuelos? —preguntó. Es una buena táctica para cambiar de tema.

—Están bien. Tato no dejará los puros, aunque uno le diga que es malo para su salud. —Tú ríes con dulzura—. Y yo como estúpida nieta que soy, se los compro.

—¿Y por qué no te niegas?

—Costumbre, tal vez —respondiste a la pregunta de Yuki.

—¿Y tú con MagnaAngemon? —LadyDevimon se acercó con picardía hacia el Digimon ángel.

—N-No ocurrió nada. Si es lo que piensas.

—Ajá. ¿Y por qué te has puesto nerviosa?

—Eres tú quien me pone nerviosa.

—Gracias por decirme que soy guapa —ríe el demonio y el ángel la golpea con suavidad en el hombro.

Tú esbozas una pequeña sonrisa. En realidad, ambas Digimon se llevan bien, aunque sean todo lo contrario. Son como el ying y el yang. Tú te imaginas la posibilidad de que ellas se fusionaran, convirtiéndose en un nuevo Digimon. ¿Será un ángel? ¿Un demonio? ¿Ambas? Son muchas incógnitas sin resolver.

Tú cierras los ojos centrándote en el ruido de tu alrededor. Pasos y el sonido de los cubiertos chocar con el plato es muy típico en el comedor. Es tranquilizante, por así decirlo y en unos momentos. Cuando vuelves a abrir los ojos, te das cuenta que estás ante una realidad repleta de criaturas digitales conviviendo en el mundo humano.

Tus abuelos nunca te hablaron de tus padres. Solo dijeron que te sacaron de una relación bastante disfuncional. ¿Ellos sabrán la verdad? No, son mayores como para estar molestándolos con esas cosas. Lo único que causarás es que le dé un paro cardíaco y no lo deseas.

Ya terminaste con tu comida levantándose de tu asiento para dirigirte a los cubos de basura. Quedó algún resto de comida, no mucho. No eres de esas personas que desperdician la comida porque luego piensas en los niños o en las familias que pasan hambre.

—¡___!

El grito de BellStarmon casi causa que se te cayera todo. Tus ojos parpadean unas cuantas veces casi recobrando tus siete sentidos. Luego al pasar unos minutos, miras a la Digimon que tiene una sonrisa impecable.

—Ah, hola —saludaste cordialmente.

—A ti te buscaba —confesó.

—¿A mí?

Ella se acercó a tu oído para susurrar la siguiente frase que te dejó helada:

—Te he visto deambulando en ese burdel junto con LadyDevimon.

—... ¿Algún problema que lo haga?

—No. Simplemente que los rumores son ciertos. —BellStarmon dio una gran mordida a una manzana—. Una humana interesada en los Digimon. Me impresionó que te hayas atrevido a preguntar eso a los Royal Knights.

—La curiosidad mató al gato. ¿Escuchaste ese dicho? —preguntaste. Tú estás calmada.

—Lo sé y es interesante como dije antes. Tengo una pregunta para ti: ¿saldrías con mi hermano?

Esa pregunta causó que tú movieras la cabeza con interés. La Digimon no evitó reír por lo bajo ante tu reacción. Creo que lo hiciste de una forma no adecuada, pero no importaba mucho.

—¿Por qué me preguntas eso? —tú cuestionas. La verdad es que la curiosidad está despertando eso.

—Te recuerdo que me preguntaste la última vez por él.

—Solo porque no sabía quién era —corriges—. Aparte que nunca lo he visto por estos lares.

—Mi hermano es estúpido, pero es atractivo a ojos de cualquier criatura. ¿De verdad que no quieres intentarlo

—¿Y por qué quieres que yo quede con tu hermano?

—Porque lo noto distraído —confesó. Su espalda quedó apoyada en la pared importando poco sentir el frío—. A lo mejor tú eres el causante de ello.

—Lo dudo mucho.

No te está incomodando la presencia de la Digimon, solo que es curioso que una criatura como ella te haga esas preguntas. Tu intuición te dice que algo planea. No sabes el qué, pero tienes que tener mucho cuidado. No debes bajar la guardia en cualquier momento.

—Hoy me recogerá. Tal vez sea tu oportunidad en hablar con él.

¿Y que se vuelva a repetir lo de aquella vez? Beelzemon tuvo control en ti por unos instantes y casi pierdes la noción al sentir su respiración, y sus manos acariciar tu cuerpo. BellStarmon se retiró con una sonrisa juguetona dejándote con la curiosidad carcomer tu mente. Tus ojos (c/o) se centran en su lejanía. Había mucha insistencia por su parte y eso te preocupa un poco.

¿Beelzemon le habrá contado lo sucedido de la otra vez?

Las clases terminaron. Menos mal porque no estás centrada. Escuchas por encima las conversaciones que están teniendo tus amigas. Tú no hablas ni opinas. Eres más bien de escucha activa. Además, dudas de que fuera importante que entrometas en una conversación. A quién estás notando rara es a Yuki. ¿Será por ese chico? Sientes curiosidad en preguntar, aunque será incómodo para ella.

Cuando sales de la escuela te encuentras a BellStarmon con Beelzemon subidos en la moto. Hace tiempo que no veías a ese Digimon de aspecto humanoide y con pintas de chico malo. La hermana pequeña sintió tu mirada a lo cual prosiguió a sonreír y acercarse al oído de su hermano. Tu intuición te dice que su cuerpo se tensó. Y ahora la duda es: ¿acercarse o no?

Miras por el rabillo a LadyDevimon. Esta no dijo nada al respecto. Ya ella te hubiera dicho: «¡ve a por él!». No obstante, conoce tu situación y las dos no sabéis qué ocurrirá. Un bufido sueltas y te atreves a caminar hasta ellos. BellStarmon amplió más la sonrisa viendo que era imposible resistirse.

Cada vez que te acercabas, notas un peso en todo tu ser. Este sentimiento lo conoces bien. Beelzemon está usando su instinto Alfa en ti. Vamos, tienes que ser más fuerte que él. No. Imposible. Estas son las consecuencias de una Omega de una raza diferente a ellos. Aquellos ojos como la sangre te observan detenidamente. La cola de Beelzemon no paraba de moverse con cierta emoción.

—¿Al final has decidido quedar con él? —preguntó.

—... Hola —saludas con timidez.

Él respondió con un gruñido. BellStarmon se dio cuenta de la tensión que hay entre vosotros. Se estaba divirtiendo.

—¿Por qué no das una vuelta con él?

—¿Ahora? —Tu rostro mostró impresión.

—Claro, le pediré a mi otro hermano que me recoja.

—Él no está disponible —le corrigió Beelzemon.

—Pues iré con mis amigos en el tren —respondió, ya bajándose de la moto—. ¿Te subes o no?

La tentación te llamaba. Es difícil de obviar. Tú miras atrás para ver las caras de tus amigas. Tanto Angewomon como Yuki están sorprendidas. Quién está muy seria es LadyDevimon. Si aceptas, es posible que Beelzemon no resista sus hormonas y quiera poseerte y marcarte tuya. Si eso ocurre, ya no te sentirás acosado por el resto de Digimon.

Bien. Aceptaste.

Con mucho cuidado te vas subiendo a esa monstruosidad de dos ruedas y abrazas la cintura de Beelzemon. Un escalofrío recorrió todo tu cuerpo. El aroma que desprende el Digimon es hipnótico. Él arranca el motor, como una forma de decir que no hay vuelta atrás y los dos se marcharon de la escuela.

Ya con una distancia prudente, te sonrojas de golpe al sentir la cola de Beelzemon enroscarse a tu cintura. ¿Es una manera para que no te cayeras o para atraerte más? Ninguno no ha dicho nada. Bueno, están en la moto y es difícil que se escuchen entre sí. Él conducía con mucho cuidado pasando por todos los coches. Es una ventaja de estar con un vehículo de dos ruedas.

Tu órgano vital está latiendo con más fuerza todavía y sientes que tus mejillas se sonrojan aún más. Realmente esto no estaba en tus planes. Ya te habría gustado ir a tu casa y devorar una tarrina de helado para matar el antojo. Además, tampoco estás segura a dónde te iba a llevar.

Beelzemon paró el motor en una zona de descampado con hierbajos verdes, un pequeño río y un puente por donde cruzar. Es un lugar tranquilo y no había mucha gente alrededor. Él retiró su cola de su cintura dándote la libertad absoluta, algo que agradeces por lo bajo. Tú observas como él iba caminando hacia el césped para acostarse. Tú sigues también manteniendo una distancia prudente.

Ambos no paraban de soltar hormonas. Estás nerviosa, lo sabes bien. Beelzemon no ha hablado nada. Se mantiene callado y quiero cual estatua. Ahora dudas si fue buena idea aceptar la invitación de BellStarmon. Iniciar una conversación no es nada malo, ¿no?

—¿Qué tal te ha ido la semana?

—Una puta mierda —respondió tajante.

—Siento si lo ha sido —te disculpas.

—No te disculpes porque tú no tienes la causa —corrigió—. Yo no sé porque mi hermana te invitó a esto.

—Ya, lo mismo digo. Sé lo que soy, Beelzemon —tú confiesas. El Digimon te miró por el rabillo del ojo—. Y tú también lo sabes. Lo has sabido desde que me viste.

—... ¿Para qué mentir? Tu olor es demasiado atrayente como para ignorar el hecho de que exista la posibilidad de que hubiese una humana Omega. —Beelzemon se sentó con la vista clavada en el agua—. Casi tuve la oportunidad contigo. Y me contuve porque supe perfectamente que no estás al tanto de tu fisionomía.

—¿Ustedes los Digimon marcais al Omega?

—¿Como nuestra pareja? —Tú asientes—. Esos cuentos que escuchas son inventados por los seres humanos. ¿Cómo se llama? ¿Omegaverse? Es cierto que el Alfa no puede resistirse al aroma del Omega y viceversa, pero no los marcamos. Simplemente follamos y que nuestro olor corporal esté presente, demostrando así que somos pareja definitivamente.

—... Entonces un Omega puede tener relaciones sexuales con cualquier Alfa hasta escoger al adecuado, ¿verdad?

—Has dado en el clavo.

Sí, es un tanto diferente a lo que has leído sobre el mundo del Omegaverse. Un Omega sólo puede aparearse con el Alfa adecuado que seleccionó para ser su pareja. Este caso con los Digimon es bastante curioso por tu parte. Vuelves a sentir la cola de Beelzemon acariciar tu cintura, como una manera de incitarte. Lentamente te ibas acercando a él cortando el espacio. Ahí ese músculo se enroscó en tus caderas.

—¿Esto forma parte de tu cortejo? —preguntas con mera curiosidad.

—No. Mi cortejo habitual es besar, morder y que caiga rendida a mis pies.

—¿Y por qué no lo haces conmigo?

No. No debiste preguntar. Beelzemon te obligó a que te acostaras en el suelo, mientras se iba posicionando encima de ti. Sus rodillas están apoyadas a los lados de tus caderas impidiendo que te escaparas, y menos aún con su cola. Automáticamente te vuelves tímida y tus sentidos te traicionan. ¿Este es el poder de un Alfa?

—Eres una preguntona y que le gusta el peligro. ¿Lo sabías?

—E-Eso me han dicho.

—Eres provocadora —siguió hablando. Con su mano derecha tomó tu cuello a lo cual tú gimes bajito. Además, lo combina con las caricias en tus muslos. No está ayudando mucho porque no te puedes centrar en otra cosa—. Me estoy controlando y tú lo estás haciendo todo al revés —gruñó por lo bajo.

—Quiero sentirlo… —tú suplicas—. Dame esa opción, por favor.

Y la manera en que lo estás invitando, está causando que la bestia interna de Beelzemon despierte. Con su tercer ojo observaba con detenimiento por si había gente. Algún otro niño pasaba con sus padres. Sí, no es un buen lugar. Y tú eres primeriza en todo esto; así que, él agarra tus muñecas para levantarte y caminar hasta la moto.

Una emoción notas crecer porque, por fin, vas a experimentar aquello que tanto has anhelado desde que comenzaste a sentir interés en los Digimon. Pero antes de subir a la moto, Beelzemon te miró con un rostro serio.

—Los Digimon somos salvajes en cuanto al sexo se trata. Nuestra raza es capaz de soportar eso, pero yo desconozco los límites de un humano. Esta es tu oportunidad de dar marcha atrás.

¿Se estaba preocupando por lo que iba a pasar? Ahora un miedo te invade. No sabes como describirlo porque a lo mejor te ibas a arrepentir ante tu decisión. No obstante, estás aquí para hacerlo. Cierras los puños con firmeza para luego mirar con determinación a Beelzemon.

—Y esta es mi oportunidad de comprobarlo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top