Capítulo 4. El burdel
—¡Ah! ¡No puedo quitármelo de la cabeza!
Fin de semana. Estás en tu cuarto, en tu cama más bien, maldiciendo a horrores a ese Digimon de armadura negra. No sabes como te cortejó porque caíste en su trampa y, aparte, obtuvo un control sobre ti durante unos minutos. Si no fuera porque apareció Omegamon, seguramente estarías teniendo relaciones sexuales con ese Digimon.
Tu frustración iba en aumento. Tanto que te gustaría volver a ver a Alphamon o a Beelzemon. No comentaste nada a tus amigas porque no querías preocupar a Angewomon y a Yuki. Bueno, LadyDevimon no paraba de pedirte alguna explicación en el despacho del director. Aún no es el momento porque estás analizando todavía.
Veamos, los Digimon sienten ganas, pero no se atreven a dar el paso porque son unos verdaderos monstruos en cuanto al sexo. O eso quisiste entender a Alphamon. Un suspiro sueltas porque la curiosidad ha aumentado.
Y tomaste una decisión.
Tú buscas con la mirada el móvil que estaba encima de tu escritorio. Te acercas para cogerlo y empiezas a buscar el número de LadyDevimon. Tres tonos escuchas. Esa Digimon estará haciendo algo interesante. A saber qué.
—¡Hombre! ¡Mi humana favorita! —exclamó. Casi te deja sorda.
—LadyDevimon, ¿tienes planes para esta noche?
—Iba a fastidiar a unos Patamon, pero seguro que tú tienes una idea interesante.
Sí, y es peligrosa.
—Eres un Digimon demonio y seguro que conoces lugares de bajo mundo. Y me refiero a burdeles de Digimon.
Silencio. Casi no notas la respiración de tu amiga. Creo que has metido la pata en contar su plan. Oyes a LadyDevimon disculparse con alguien porque seguramente querrá hablar contigo seriamente.
—Amiga mía, no estarás pensando en lo que estoy pensando, ¿verdad?
—¡Tú no sabes lo que sucedió en el despacho del director!
—¡Por eso me muero de ganas! —A LadyDevimon le gusta el cotilleo.
Antes de contar algo, te acercas un momento a la puerta que está cerrada y abres con cuidado para asomar tu cabeza. Solo querías asegurarte de que tus abuelos no escucharan la conversación. Toda la zona está segura.
—Por un momento pensé que Alphamon me iba a follar —tú murmuras.
—Espera… ¡Imposible!
—Te juro por tu dios que ocurrió eso —ibas explicando—. Estábamos los dos solos y un ambiente caluroso se creó. Él no paraba de ronronear y sentí como él tenía poder absoluto en mí. Creo que me estaba cortejando.
—Con que al caballero negro le van las humanas —escuchas un silbido—. Eso es el típico comportamiento de los machos Digimon, pero no me imaginé que te afectara.
—Eso me pasó con Beelzemon.
—¿Y por qué quieres ir a un burdel?
—Porque he tenido sueños eróticos con esos dos —tú confiesas con la cara roja—. Y te lo digo a ti porque sé que me harás ese favor.
—___, sabes bien que ellos no estarán ahí. Bueno, Beelzemon puede —recalcó. Claro, él es de la misma categoría que LadyDevimon—. Vamos, quieres follar con un Digimon para comprobar tu loca teoría.
—Así es.
—... ¡Me apunto!
—No se lo cuentes a Angewomon ni a Yuki, por favor —suplicó.
—Seré como la propia tumba de… ¿Cómo se llama ese tipo que fue rey de Egipto y se convirtió en momia? —preguntó.
—Hay muchos, pero supongo que te referirás a Tutankamon.
—¡Ese mismo! Estate preparada para esta noche, ¡que vas a fornicar!
🤍🤍🤍🤍
Ya no sabes cuantas veces te has mirado al espejo. Quieres estar bien linda y no aparentar ser una cualquiera. Un vestido rojo largo con un poco de escote y espalda abierta junto con unos tacones no muy altos. Tú no llamas tanto la atención, ¿verdad? Ya no importaba porque LadyDevimon recién te escribió, diciéndote que se está acercando a tu casa. A estas horas de la noche tus abuelos estarán durmiendo.
Ibas abriendo con cuidado la puerta de tu habitación y vuelves a asomar la cabeza. No hay indicios de que estuvieran en el salón porque no escuchas la televisión encendida. Entonces vas bajando por las escaleras despacio. Estás descalza porque con los zapatos harás bastante ruido.
Ya estás fuera de la casa y la Digimon te está esperando con una sonrisa de oreja a oreja. Está claro que le gusta tu plan.
—¿Lista? —preguntó a lo que tú asientes—. Conozco un buen sitio. Vamos.
Tú te acercas a ella para que te cogiera en brazos y emprendiera el vuelo. La noche se veía bonita desde el cielo. Toda la ciudad está viva en la nocturnidad. La gente aprovecha los fines de semana para salir de su ámbito, conocer nuevos rostros. Y tal vez pescar algo. Tanto humanos como Digimon tienen derecho a eso.
Siempre has sentido curiosidad en el sexo. Nunca has tenido mucha experiencia y, por ende, te dedicabas a ver películas porno. Sabes bien que hay ciertos límites que no son reales, pero la industria es así y siempre habrá un enfermo dispuesto a pagar algo macabro.
Música de heavy metal escuchas. Creo que os estáis acercando a vuestro destino. Miras abajo con curiosidad viendo a unos cuantos Digimon tipo virus. Muy pocos humanos merodean el lugar. Tu garganta está seca y tragas. Ahora te estás preguntando si esto es una buena idea. Ya no hay vuelta atrás. La frustración es grande y necesitas desahogarte.
LadyDevimon iba descendiendo lentamente quedándose justo enfrente de un establecimiento. Tiene toda la pinta de que es un burdel. Tu corazón late con demasiada fuerza.
—Hay más, pero pensé que este sería ideal para una novata —rio con burla.
—Te lo agradezco.
—Solo te advierto una cosa —dijo, antes de que las dos entraseis al sitio—. Eres una humana que llama mucho la atención, es decir, ninguno de tu especie entraría en un sitio como este. Muchos Digimon se aprovecharán de eso. Si necesitas ayuda, solo debes gritar mi nombre.
El tono que empleó LadyDevimon es serio. Uno no tiene que andar con juegos. Estás en un territorio desconocido. El demonio se acercó a la puerta y tú la sigues, percibiendo las miradas curiosas de las criaturas. Una gota de sudor iba resbalando por tu sien. Sólo deseas que esto acabe pronto.
Un olor nauseabundo inundó tus sentidos. Está claro que los Digimon tienen sus formas de divertirse también. Es como aceite y entre otras sustancias que aún no sabes diferenciar. En el establecimiento podías ver a las criaturas quedarse embobadas ante las bailarinas. Los Digimon se han acostumbrado a esta costumbre de los humanos. Disfrutar y excitarse.
En ningún momento te has separado de LadyDevimon porque ella conoce mejor esto que tú. Ella te empujaba con suavidad para guiarte o protegerte de los ojos curiosos. Casi la mayoría son bestias o cyborg. Ninguno aparentaba ser humanoide. Seguro que se están escondiendo.
Las dos llegasteis a la barra donde os recibe un Digimon un tanto brusco por su forma circular y desagradable a simple vista. Su nombre es Nanimon. El Digimon le ofrece un jugo especial a LadyDevimon que sólo es consumible para ellos. Tú, en cambio, decides sentarte en la butaca y observar tu entorno. Esto será bastante difícil porque no veías a una criatura en forma humana. Miras tu reloj. Solo estarás diez minutos. Si pasan esos minutos, saldrás de ahí cuanto antes.
Menos mal que tu amiga no se ha ido a ningún sitio. No te iba a dejar sola en ese lugar.
Tus ojos miraban a cada individuo de la zona. Ellos reían y miraban con cierta perversión a las bailarinas. No solamente hay féminas sino también hombres. Estás sintiéndote incómoda en este asunto. Los minutos no caminaban. Creo que fue una mala idea venir a este sitio.
—¿Una humana en nuestros dominios? Eso no se ve todos los días.
Una voz masculina que causa ciertos escalofríos a cualquier ser vivo, llamó tu atención. Un Digimon demonio muy parecido a LadyDevimon, pero su versión masculina. Su nombre es Devimon.
—¿No tengo derecho?
—Al contrario. Lo tienes. —Él se acercó a ti para estar en la barra—. Solo digo que es muy raro que una humana esté en un sitio dedicado solamente a nuestra especie.
—Se lo pedí a mi amiga. —Mueves la cabeza para que se dé cuenta que no estás sola. Este rio.
—Una buena amiga. —Los ojos rojos de Devimon te estudiaban fijamente—. ¿Sabes? Eres demasiado bonita para estar aquí.
—Gracias. Eso me dicen muchos.
—Ten cuidado —te susurró LadyDevimon—. Usará el cortejo.
Eso quiere decir que usará el mismo truco que Alphamon y Beelzemon. Bueno, tú no niegas que el tipo estaba mal, pero tendrás que resistir. Seguramente habrán muchos deseando ser pescados por ti. O al revés.
—¿Puedo saber la razón de tu quedada aquí?
—Simplemente necesito encontrar a alguien para confirmar mi teoría. —Devimon alzó la ceja con curiosidad—. Si entre los Digimon y los humanos puede haber algo más que amistad.
—¡Ah! ¿El amor y esas cosas? —tú asientes—. Soy malvado y nunca entenderé esa palabra llamada amor. Pero la otra parte, sí. Todos los humanos pensáis que los Digimon no tenemos la capacidad de reproducirnos. Eso es mentira. ¿Cómo nacen los huevos? Mediante la unión de dos seres vivos que se aman. Pero también está la parte del deseo. Un deseo difícil de ignorar. —Devimon se centra en las bailarinas—. Fíjate en ellas. Solo están para satisfacer nuestra lujuria. Y créeme, a muchos de nosotros nos gustaría experimentar con una nueva presa. En las humanas.
—¿Y por qué no lo hacéis?
—Es sencillo. No tenéis suficiente resistencia para aguantar a bestias como nosotros. Y si encontrásemos a una que pueda soportarlo… Tal vez nos volvamos adictos.
Tu cuerpo se tensa ante esa noticia. Pero lo único que no entiendes es porque esos dos Digimon han usado el cortejo contigo. ¿Acaso hay ganas, pero no se atreven? Todo es confuso para tu cabeza.
Un roce de dedos notas en tu brazo derecho. Parece que Devimon te está incitando y LadyDevimon está lista para atacar porque él es de un rango inferior a ella.
—Si quieres, podrás comprobarlo conmigo —dijo.
Ese leve ronroneo está usando contigo. Debes resistirte de todas las maneras posibles, pero eres humana y él un Digimon. Ese poder es demasiado para ti. Y no hablemos de tu frustración sexual. Ibas a caer. Es difícil resistirse a la tentación.
De pronto, todo fue tan rápido para tus ojos que aún analizas la situación. Devimon fue capturado por unos lazos amarillos y tirado al suelo siendo visto por el resto de Digimon. Él iba a reclamar al responsable y se mantuvo callado. Tus ojos visualizan una criatura de armadura rosada casi dándole un aspecto femenino.
Lo conoces.
¡Es LordKnightmon!
—Ha sido una captura muy fácil —habló el caballero.
—¡Maldito hijo de puta!
—Como odio las malas palabras. —Con sus cintas lo levantó sin ninguna dificultad—. Pero, bueno, viniendo de ti, me esperaba.
—LadyDevimon, vámonos. No quiero que se de cuenta —susurras a tu amiga.
—Alphamon-sama dio la clave de que estarías aquí —continuó hablando, mientras aprieta más el agarre—. Ahora tendrás que asumir ciertas consecuencias por tus crímenes.
—Me has fastidiado —escupió el Digimon—. Estuve a punto de follar con una humana.
—¿Humana?
Con solo escuchar esa palabra, sales caminando apresuradamente hacia la salida junto con LadyDevimon antes de que el miembro de los Caballeros Reales se de cuenta de tu presencia. No querías mirar atrás. Te disculpas con los Digimon por tropezar con ellas, solo tienes que buscar la salida e irte de ahí.
Sin embargo, todo fue en vano porque unas cintas te atrapan y te tiran, impidiéndote la huida. LadyDevimon tuvo que acudir a tu auxilio, pero se detuvo porque LordKnightmon es el responsable. Aunque sean del mismo tipo, su rango es abismal. Estás enfrente del caballero rosado, que no sabe si te está mirando con cara de pocos amigos porque aquel casco impedía ver su rostro.
Tú solo ríes con cierto nerviosismo porque no sabes qué decir. Te sientes culpable de todo esto. LordKnightmon no dijo nada, simplemente tomó la decisión de caminar entre el resto para ir hacia la salida contigo y con Devimon. Tú buscas con la mirada a LadyDevimon quién va detrás de vosotros. Esto no te gustaba para nada.
Ya afuera, lo primero que hace LordKnightmon es volar hacia uno de los edificios para que ninguno os viera. LadyDevimon no iba a perderlo de vista porque no se fiaba de nada. Y tú tampoco. El caballero rosado no fue lejos. Aterrizó en un edificio de cinco pisos y soltó con violencia a Devimon causando que este rodara y estuviera enfrente de otro caballero.
Ahí sí que deseabas huir porque es uno de los que quieren eliminarte en aquel día.
Gallantmon.
—Devimon. Tipo virus oscuro y nivel campeón —iba leyendo un informe digital—. Acusado por un grave delito. Vender a los niños humanos cierta sustancia prohibida para ellos porque no es compatible.
—Vamos. Son solo caramelos —justificó.
—Caramelos aptos para Digimon, no para humanos —corrigió—. Yggdrasil quiere castigarte por tu crimen.
—¡A la mierda Yggdrasil y sus normas! ¡Todos tenemos derecho a ser libres y no bajo las leyes de un dios! Tú eres un virus al igual que yo y tú entiendes cómo se siente uno, cuando uno desea lo que más quiere.
—Lo siento. No comparto esa idea. Yo soy un justiciero al igual que el resto de mis compañeros. Somos los más cercanos a dios y, por ende, debes volver a renacer y convertirte en un Digimon de bien.
Devimon iba a reclamar, sin embargo, fue demasiado tarde porque la lanza de Gallantmon se incrustó en su pecho dándole una muerte dolorosa. El Digimon se convirtió en datos. Es la primera vez que ves a un Digimon morir de esa manera. LadyDevimon se quedó petrificada en su sitio.
Esos datos se transformaron en un digi-huevo. Gallantmon lo tomó para alzarlo al cielo y decir unas palabras en un idioma extraño. Poco a poco el huevo iba levitando para ir directamente al cielo para que Yggdrasil lo recibiera con los brazos abiertos. Es una manera de castigar a los malos y que renazcan de nuevo como seres buenos.
—Buen trabajo, LordKnightmon —alagó el caballero blanco soltando un suspiro.
—Hay un problema, Gallantmon —comentó—. ¿Se acuerda de aquella humana curiosa en el instituto a la cual visitamos?
—... Sí. —Los ojos del Digimon se oscurecieron.
—Pues mire a quién me encontré en el burdel. —Tú estabas escondida detrás del Digimon y te sacó—. Por palabras de Devimon, parece que iban a intimar.
—Tengo derecho a hacerlo —te defiendes—. Aunque te agradezco que me hayas salvado, no era mi tipo.
—... Déjala en el suelo.
No puede desobedecer tal orden ante su superior y acató. Tus pies tocaron el suelo y LordKnightmon te soltó. Sentiste una gran liberación ante esas cintas. Él lo podría usar para cualquier cosa, pero mejor no entremos en ese tema porque justo tienes enfrente a Gallantmon. Él no parece nada contento.
—No has aprendido la lección, ¿verdad? Se te advirtió que lo dejaras.
—No tengo culpa que vuestro líder me dejó con una gran frustración.
—Sabía yo que el líder ha hecho algo contigo —especuló Gallantmon que miró atrás para ver a LadyDevimon—. Ese burdel es demasiado peligroso.
—Ya me di cuenta. Y no hace falta que me riñas porque ahí no encontré nada en absoluto.
—¡Esto no es un juego! —gritó.
—No, pero entiendo vuestra preocupación. Os da miedo volveros obsesivos con cualquier humano.
Estás entrando en un terreno bastante peligroso porque tienes enfrente a dos de los Caballeros Reales. LadyDevimon está sintiendo una tensión bastante familiar. Sus ojos rojos se agrandan, dándose cuenta lo que está a punto de suceder, pero no pudo avisarte porque un golpe recibió en su estómago. Eso llamó tu atención y miras atrás. LordKnightmon había golpeado al Digimon dejándola k.o.
Una gota de sudor resbaló por tu sien. Esto no te gustaba para nada. Una cercanía notas. Gallantmon agarró tu cuello con fuerza casi ahogándote a lo que tú reaccionas agarrando sus guanteletes. ¿Ibas a morir? Luego él usó su fuerza para ponerte en el suelo. Te está doblegando, demostrando que él tiene el poder absoluto.
Estas son las consecuencias de descubrir aquella gran incógnita. Tú cuerpo tiembla demasiado porque te quedaste helada. Este iba a ser tu fin. Lo sospechas mucho. Y LadyDevimon no puede ayudarte.
—¿Vas a matarla, Gallantmon?
No obtuvo respuesta. LordKnightmon conoce muy bien a su compañero siendo descendiente del dragón maligno. Poco a poco sientes como él libera tu cuello para que puedas respirar con tranquilidad. Una caricia notas en tus labios. Tus mejillas se tornan coloradas porque no esperabas ese acto. Los ojos amarillos de Gallantmon brillan bajo la luz de las estrellas y de la luna. De repente, escuchas un ronroneo por su parte y empiezas a marearte un poco. Vuelve está sensación de nuevo.
—No la mataré —susurró—. No nos dedicamos a matar a humanos, aunque la hayamos amenazado.
—¿Y qué piensas hacer? —preguntó de nuevo.
—Mi pregunta es por qué golpeaste al Digimon.
—Oh, tal vez porque no debe ver lo que pasará aquí. —LordKnightmon se acercó con pasos suaves—. Está durmiendo plácidamente y no despertará dentro de un rato.
Tú estabas ida porque Gallantmon liberaba ciertas hormonas que están enloqueciendo tus sentidos. Es el coqueteo. Vaya, este Digimon frío se está comportando de una manera rara. Tu cuerpo está atrapado porque él está colocado en ti; sus rodillas apoyadas en cada lado de tus caderas.
LordKnightmon se arrodilló detrás de tu cabeza y una mano se colocó en tu cuello con la intención de acariciar tu barbilla. Otro ronroneo. Otras hormonas. Todo se está mezclando. Tu mente se está mareando. Todo esto es muy confuso.
—Lo notas, ¿verdad? —volvió a susurrar Gallantmon. Tú asientes levemente—. Muy pocos humanos perciben nuestra llamada.
—¿L-Llamada?
—Es una forma de cortejar entre nosotros, los Digimon. Al verte, todos nosotros nos hemos percatado de que eras especial.
—Ha habido pocos casos de humanos que aceptan nuestra llamada —continuó el caballero rosado—, y ha habido esos encuentros que tanto interés tienes. Por eso, ningún humano te llama porque te sientes especial.
—Solo hay uno de cada cien. Yggdrasil nos lo advirtió. Por ello, no es recomendable acercarse a una criatura como tú.
Ahora lo comprendes. No puede ser que hayas sido elegida por la madre naturaleza. Tu respiración se vuelve agitada y tu garganta se va secando poco a poco. Estás en un estado de sumisión completamente. Por consciencia cierras las piernas porque una presión notas en tu bajo vientre y en tu sexo.
—Por eso no queríamos que te quedaras sola con nuestro líder —dijo Gallantmon—. Creo que hubiera perdido el control y menos mal que Omegamon entró.
—Q-Quiero experimentarlo —tú confiesas. Ya tu cabeza no da para más.
—¿No crees que deberíamos parar? —preguntó LordKnightmon.
—¿Y perder esta oportunidad? Llevo mucho tiempo esperando este momento y no pienso desaprovecharlo.
—Tienes razón.
¡Al fin! Estás un poco nerviosa a lo que te muerdes el labio. Y no ibas a hacerlo con uno, sino con dos. Un doble premio para esta noche.
Gallantmon acercó su mano a tu vestido a la parte inferior con ganas de acariciar tu muslo. Esos dedos aún están cubiertos por su guantelete, pero es suficiente para calentarte. Estás a punto de entregarte ante ellos.
—¡Pero ¿qué estáis haciendo?!
Sin embargo, la voz de otra persona interrumpió este encuentro. Pudiste escuchar como ambos gruñeron con cierto fastidio. Gallantmon miró al joven Magnamon que estaba con los ojos abiertos.
—¡¿Os habéis vuelto locos o qué?! ¡Es una humana omega!
—¿Y?
—¡¿Cómo qué "y"?! ¡Está prohibido! ¡Yggdrasil nos lo dijo!
—Magnamon, siempre fastidiando el momento —reprochó LordKnightmon levantándose de su sitio y Gallantmon lo imitó.
—¡Lo hago porque es mi deber! No debéis caer en la tentación de una criatura —explicó Magnamon—. Puede que sea linda, ¡pero somos Caballeros Reales! No nos manchamos por esto. Nuestro código de honor es más importante que lo que tenemos entre las… entre las…
—¡Ya! ¡Ya entendimos!
Humana omega. Esas palabras se memorizaron en tu cerebro. Tu respiración volvía a la normalidad, mientras miraba como esos tres discutían. Joder, estuviste a punto de tener relaciones sexuales con esos Digimon. Entonces ves como los tres se alejan del lugar a lo que te levantas con rapidez y te acercas al borde.
No. Está pasando de nuevo.
—¡No me dejéis así! ¡Hijos de puta!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top