Capítulo 1. Convivencia
¿Sabías que en el mundo de la red hay unas criaturas un poco peculiares que coexisten en el mundo humano?
Sí, así es. Esas criaturas son llamadas Digimon. Algunos tienen aspecto humanoide y el resto de monstruos. No se sabe cuándo pasó. Ocurrió un milagro que todos no esperaban. Un cortocircuito causó que aquellos seres digitales aparecieran en el mundo humano. Al principio, a la humanidad les costaba acostumbrarse a ellos porque tienen unas costumbres diferentes. Sin embargo, poco a poco se han ido adaptando al igual que los Digimon. Todos ellos vivían en armonía menos algún país que estaba en contra con su presencia porque, como dicen algunos, son seres mágicos con habilidades extrañas y difíciles de averiguar.
Los Tres Ángeles firmaron un tratado de paz con los humanos para que no existieran guerras. Esto significaba que Yggdrassil, el dios de los Digimon, no los atacaría por su divinidad. Las criaturas pueden ayudarlos con cualquier cosa, ya sea en los productos locales o levantar cualquier objeto pesado. Los Digimon al morir, renacen de nuevo. Olvidando todo su pasado, aunque siempre tendrá algún pequeño déjà vu como cualquier ser humano. ¿A quién no le ha pasado?
Eso fue hace ciento cincuenta años.
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Son las siete y media. Es hora de levantarse. Tiene que ir al instituto. Sí, es un lunes y tú no tienes malditas ganas de ir allá. El despertador no paraba de sonar. Un brazo extendido entre las sábanas buscando con cierta desesperación aquel aparato ruidoso, tu mano lo agarró y lo tiras a la pared para que dejara de sonar. La verdad es que estás bastante cómoda. Un gruñido sale de sus entrañas a lo que se iba despertando. Un bostezo sueltas con mala gana, mientras posas los pies en el suelo buscando con desesperación las pantuflas. La verdad es que odias los lunes. ¿A quién le gusta?
Vas arrastrando los pies hacia el baño para lavarte la cara. El agua fría provoca que tus ojos vayan abriendo poco a poco y vas retirando suavemente las legañas. Ya estás deseando terminar con el instituto e ir a la universidad porque no te encontrarás con niñatos. Tu futuro se centra en ser una gran empresaria. No sabes de qué. Aún no lo tienes pensado.
Oh, te acordaste del teléfono. Se encuentra en la mesa pequeña que está al lado de tu cama junto con la lámpara. Siempre por las noches lo tienes apagado porque no te gusta que nadie te llame a las tantas. Unos cuántos mensajes has recibido de tu mejor amiga llamada Angewomon, una Digimon ángel.
Un recuerdo vino a tu mente. Tú eras una niña pequeña y ella una Nyaramon en aquel entonces. Crecisteis y compartisteis momentos juntas. Siempre has visto las digievoluciones de la criatura y estás sorprendida ante su belleza. A ti te hubiera gustado renacer como un ángel. Desgraciadamente has crecido en una familia disfuncional. Hoy en día vives con tus abuelos que siempre te han cuidado desde que tienes memoria. Nunca supiste dónde están tus padres. Desaparecieron. Ya no te importaba mucho.
Ya estás lista con tu uniforme puesto. Sólo falta que desayunes y vayas al instituto. La gran suerte que tienes es que está a cinco minutos de tu casa. Al salir de la habitación tú hueles el desayuno. Las tostadas con huevo de tu abuela es su gran especialidad. Ibas bajando por las escaleras viendo a tus abuelos sentados en la mesa. Tu abuelo está leyendo el periódico con tranquilidad, mientras que tu abuela te ve con una sonrisa de oreja a oreja.
—Buenos días, mi niñita —te saludó con cierto cariño.
—Buenos días, tata. Buenos días, tato. —Ya estás habituada a llamarlos de esa manera.
—Te he preparado el desayuno y también tienes lista la comida para llevar.
—Gracias, tata —dices, dándole un beso en su mejilla—. Comeré por el camino para no llegar tarde. ¿Quieres que te compre puros, tato?
—Te lo agradecería mucho, ___ —respondió.
No podrías enfadarte con ellos porque te criaron. Son como tus padres, al fin y al cabo. Agarras el tupper de la comida y luego te llevas a la boca la tostada para correr directamente a la puerta. Cuando abres, encuentras a tu amiga Angewomon vestida con el uniforme del instituto esperándote con una sonrisa de oreja a oreja.
—¡Buenos días, ___-chan! Veo que no vas a salir de la rutina de salir con la boca llena.
—Sabes bien que no me gusta levantarme temprano —respondes, hablando todo lo posible por el sándwich en la boca.
—Porque tienes la suerte de vivir cerca del instituto —dijo.
—Yo a veces pienso que es raro que tanto Digimon como humanos estén en el instituto.
—Bueno, pero eso es elección de los Tres Ángeles…
—Por el tratado de paz. Lo sé. Lo he leído en la asignatura de historia.
Pero siempre sientes curiosidad en descubrir más. Los Digimon son una especie con unos secretos difíciles de averiguar. Tal vez tu futuro se prende en conocer más a esta especie. Aún no lo tienes bien claro. En el camino vas comiendo con tranquilidad escuchando a Angewomon a hablar. La joven ángel no paraba de comentar que se sentía rara al estar cerca de otro Digimon llamado MagnaAngemon. Ella siempre le decía que la mayoría de los Digimon no saben identificarse como machos o hembras hasta cierta edad, cuando empiezan a sentirse atraídos y conocer un poco más de su anatomía. Sí, estas criaturas son impresionantes.
Ya están prácticamente al lado del instituto. Tú solo te limitas a decir que Angewomon está enamorada de MagnaAngemon. Miras por el rabillo del ojo viendo que ella se sonroja abruptamente ante tal idea. Una sonrisa dulce se cierne en ti.
—Oye, ¿un humano y un Digimon pueden estar juntos? Siempre hablamos de esto, pero siempre se me olvida.
—Uhm, bueno, no se ha dado ese caso durante estos cientos cincuenta años —aclaró—. Y no sé si funcionaría porque los humanos envejeceis más pronto.
—Solo es curiosidad. Además, aquí no hay uno que me llame la atención.
—Y no lo hagas porque desconozco las consecuencias.
Habrá que hacer caso a Angewomon. Ella es más sabía que tú en cuanto a anatomía de los Digimon. Aunque el ángel tenga pechos de mujer, tal vez abajo… No te dio tiempo de pensar porque cierto sujeto se chocó con la Digimon cuando estaba a punto de entrar. Reconociste ese casco y esas alas magníficas. Es más ni menos que MagnaAngemon.
—¡P-Perdona! No te había visto —se disculpó.
—N-No te preocupes. Soy un poco despistada.
Tú con la comida en la boca mirando la conversación de esos dos. Sólo deseas que tu amiga dé el paso en pedir cita a su contraparte, pero se vuelve tímida ante su presencia. Decides ayudarla.
—Oye, MagnaAngemon. Mi amiga es un poco tímida y no te lo ha dicho, pero quiere tener una cita contigo.
—¡¿Eh?! —La cara de Angewomon es puro poema.
—Oh, ¿de verdad? —El ángel se sorprendió ante esa noticia y se rascó la mejilla—. Bueno… No negaría una cita contigo.
—... ¿Hablas en serio? —preguntó y él asintió.
—¿Te parece bien el viernes después de salir de clase?
—S-Sí, me gustaría.
MagnaAngemon sonrió ante esa respuesta positiva. Luego él se retiró para ir a su respectiva clase porque él pertenece a otro grupo diferente al de las chicas. Cuando ya estaba un poco lejos, Angewomon te dedicó una mirada asesina.
—¿Cómo te atreves a hacer eso?
—Necesitas un empujón, mujer. Yo creo que LadyDevimon y Yuki harían lo mismo.
—¡No metas a esa arpía en medio!
Cierto. Angewomon y LadyDevimon son el ying y el yang. No se llevan para nada bien. Una es buena y educada, y la otra todo lo contrario. Sin embargo, a LadyDevimon la conociste siendo un BlackGatomon en el colegio. Ahí te diste cuenta que le gustaba su forma de ser. Pero claro eso causó que ambas gatas sacaran sus garras. Imagínate a una en tu hombro diciéndote que hagas el bien y la otra el mal. El ángel y el diablo.
Y luego está Akagami Yuki. Una chica humana que también conociste en el colegio. A ella le hacían bullying por su cabello color chicle. Es un tono bastante peculiar que siempre te ha llamado la atención. Además, ella es muy tímida y reservada. Muy pocas veces se pone a hablar con gente desconocida, salvo contigo y con las otras dos Digimon. Los ojos de Yuki son grandes y marrones, mide 160 cm y su piel un poco morena. A ti te gustaba.
Ambas llegasteis a la clase. Hay una mezcla de todo entre humanos y Digimon. Ves a una Digimon demonio sacudiendo el brazo como indicando que estaba ahí junto con Yuki. Esa es LadyDevimon. Quién la moleste, es capaz de desearle un mal que tú no quieres experimentar en ningún momento.
—Habéis tardado demasiado, simplonas —dijo.
—Estaba ayudando a Angewomon a tener una cita con MagnaAngemon.
—¡___-chan!
—¡Al fin, joder! Has estado colada por él durante unos cuantos años.
—No es asunto tuyo, diablilla.
—N-No es momento para pelear —habló Yuki—. D-Dentro de poco llegará el profesor.
—A ti te falta que te den una buena follada. ¿Ese es el término que usáis los humanos para tener relaciones sexuales? —preguntó.
—¡LadyDevimon!
Yuki se sonrojó un poco y prefirió mirar a un lado. La Digimon es un poco bruta y eso te gustaba porque no tiene pelos en la lengua para decir lo que piensa. Tú decides sentarte en tu silla para comenzar los libros de tu mochila. Ya no es extraño ver a los Digimon con uniformes. Se han acostumbrado a esta vida humana tan peculiar. Cuando terminan pues ya no les hará falta llevar esas ropas. Por ejemplo, como las ropas habituales que suelen llevar Angewomon y LadyDevimon.
El profesor Kishimoto Yagashi hizo acto de presencia. Cabello castaño y corto, ojos negros, tez blanca y una nariz perfecta. Un hombre bastante apuesto. Él se encargaba de contar la historia de la humanidad y de cómo aparecieron los Digimon. Todos los tipos de tratados que se hicieron para que haya paz. Está asignatura no es complicada para ti porque te llama mucho la atención. Casi la gran mayoría de humanos tienen una buena relación de amistad con los Digimon.
El profesor Yagashi estaba a punto de comenzar la clase, pero las puertas se abrieron de golpe. Una Digimon malhumorada que hay que tener mucho cuidado. Muchos humanos creen que sus tres ojos son capaces de petrificar. Una Digimon que busca la justicia a pesar de ser atributo virus y pertenece a un grupo llamado "Los Tres Mosqueteros".
—Ha llegado justo a tiempo, BeelStarmon.
—¡Siento llegar tarde! —se disculpó—. El estúpido de mi hermano se quedó dormido —se quejó, mientras caminaba a su sitio.
Oíste rumores de que está Digimon tiene dos hermanos mayores. Sientes curiosidad en saber cómo son. Si son idénticos. Un ruido de una moto llamó tu atención. No te dio tiempo a mirar por la ventana a ver el causante. ¿Será el hermano de la Digimon?
Las horas han sido lentas para ti por ser un lunes. Menos mal que hoy no es el día de educación física porque te morirías, literalmente. No es que seas vaga, sino que los lunes no son unos días apetecibles para sudar. Odias los lunes. Ojalá no existiera. Y luego piensas que el primer día sería martes. Lo odiarías. Y harías lo mismo con los siguientes días. Una mierda. Menos mal que la última clase es ciencias de naturaleza y esta ha sido más rápida de lo habitual.
La campana de que ha finalizado el día ha resonado por todo el instituto. No has tardado mucho en guardar las cosas en tu mochila. Quieres largarte de ahí y estar en tu casa tranquilamente haciendo la tarea y escuchando rock o techno. Es tu gusto musical. A veces te gusta un poco el caos. No en el sentido de ver una casa arder o cosas destructivas. Más bien, ver el drama y comer unas palomitas, si tuvieras la oportunidad. Sí, ese sería tu plan ideal.
—¡Eh! Ya que Angewomon tiene una cita. ¿Por qué no vamos de marcha este viernes? —propuso LadyDevimon.
—Es una mala idea —dijo Angewomon.
—Para ti siempre es una mala idea.
—N-No sé… yo… odio las fiestas —susurró Yuki.
—No te preocupes. Estaremos juntas —dijiste para tranquilizar a Yuki.
La joven se veía que no estaba conforme ante tu propuesta, pero no le quedaba de otra. Cuando miraste al frente viste a BeelStarmon mirando el reloj con desesperación. Significa que está esperando por alguien. De pronto, tus oídos reconocen ese sonido de moto. Se paró un vehículo de dos ruedas enfrente de la Digimon. El copiloto tiene cierto parecido a ella, salvo la cola y tiene complexión de hombre.
—¡Otra vez llegas tarde, Beelzemon!
—¡Cállate y sube, mocosa!
Ella chasqueó con cierta molestia ante el comportamiento del nombrado. Ella se subió a la moto a regañadientes y él arrancó el motor para irse cuanto antes al lugar. Por unos momentos, te quedaste sorprendida al ver a ese Digimon. Tiene más aspecto humano que cualquier otro monstruo que puede existir. No sé, te llamó mucho la atención porque tiene pinta de ser un chico malo. Esos son un peligro definitivamente.
Todas ustedes os despedís porque es hora de volver a casa. Tú no tienes ganas de salir, así que tendrás que conformarte en llegar y hacer los deberes; así tendrás tiempo de ver la televisión un buen rato. Durante el camino le dabas ciertos consejos a Angewomon para que no se pusiera nerviosa en la cita a lo que el ángel se avergonzaba un poco. Mientras habláis, te fijas en el resto de las personas que pasan a vuestro lado. Cada uno se relacionaba con cualquier Digimon. Una amistad que se forja durante días o años. Es bonito pensar que exista tal cosa; no obstante, siempre surgirá la duda de la posibilidad de tener relaciones sexuales con los Digimon.
Sí está pregunta se lo haces a tu mejor amiga monstruo, es capaz de obviarla.
Ya estás enfrente de tu casa y te despides de Angewomon. Ojalá pudieras volar con ella junto con LadyDevimon. Lo dices porque viste prender vuelo a la joven monstruo, que se había cambiado de ropa en un santiamén. Los poderes de esas criaturas son impresionantes. Imagínate tener un novio capaz de defenderte. Eso es un sueño difícil de conseguir. Lo sabes bien.
Pero el destino es quien decide.
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