Capítulo II: Un Incomodo reencuentro


En ese momento Tai recordó su voz, recordó que había sido parte del hechizo.

- Sentí mucho lo de TK y tu hermana

El estrecho su mano. Era pequeña pero sorprendente fuerte. Sintió el extraño deseo de quedarse así, sujetado a su mano y explorando la energía que le llegaba de ella, pero ella retiró el brazo después de un breve apretón.

Entonces Tai recordó que él, Matt y Sora iban en el mismo curso y junto con ellos también Mimi asistía, antes ella y Mimi eran las mejores amigas pero después todo cambio por completo. Y Mimi había sido la chica que lo aparto de cumplir su promesa.

Algo en la desenvoltura de Sora impedía que le saliera la voz. Le empezaron a aparecer memorias que debería de haber recordado antes de aparecerse por allí

- Hola Sora- logro decir al fin, tratando de ocultar su sorpresa y su incomodidad ante aquella metamorfosis-. No te había reconocido

- He cambiado mucho desde la última vez que nos vimos. ¿Qué te trae por aquí?

El dudo. Tal vez era el momento de admitir que había cometido un error y darse la vuelta, pero en vez de eso se oyó decir:

- ¿Recuerdas aquella vez en que golpeé a un perro en el camino de entrada a tu casa y lo trajimos aquí con tu abuela?

Por los ojos de ella pasó una sombra de dolor y asintió secamente. Tai se maldijo por haber ido allí, por haber hecho caso a su impulso desesperado. Agradeció que en ese momento Hana bajara de la camioneta, con el animalito en brazos

- ¿puedes curar a mi cachorrito?

Sora miro atónita a Tai y luego se volvió hacia la niña. Alargo los brazos y Hana le entrego el cachorro enfermo. Tai no pudo evitar una punzada de dolor al recordar que a él no le dejaba sujetarlo. Ahora que lo tenía Sora, pudo ver la ternura de su tacto al envolver el cuerpecito entre sus brazos y su pecho, acariciándolo y posar su mano sobre un corazón que latía demasiado rápido. Ella cerró los ojos y cuando los abrió le lanzó otra mirada. Vio un relámpago en esos ojos miel... Ira.

No podía culparla por ellos. Acababa de irrumpir en su vida con una tarea casi imposible, poniéndola en una posición muy poco deseable. Podía ver que ella o tenía muchas esperanzas acerca del perrito, pero que comprendía que era el corazón de aquella adolescente lo que había confiado en sus manos.

Sin embargo, no había nada de Ira en ella cuando se volvió y con un movimiento de su hombro invito a Hana a seguirla por el camino que llevaba hasta la casa.

- Soy Sora – le dijo por encima del hombro, con un tono tremendamente acogedor-. Te pareces mucho a tu madre. La conocí cuando apenas empezaba a caminar, Kari era la chica más preciosa que conocía y tú también lo eres.

Tai cayó en la cuenta de que le había sorprendido tanto la nueva y mejorada Sora Takenouchi que había olvidado hacer las presentaciones.

- Esta es mi sobrina, Hana – anunció el castaño

- Mi perro se Llama Kerry – dijo Hana

Le dirigió una mirada a Tai con la que le daba a entender que el perro era lo importante y él se había equivocado. Una vez más. Desde que su sobrina estaba con él siempre hacia las cosas mal. Excepto haberle regalado el perro.

- ¿Kerry, como Kerry Livgren? – pregunto Sora

¿El Guitarrista de Kansas?, Tai contemplo atónito a las dos mujeres al tiempo que arqueaba su ceja

- ¡Sí! – respondió Hana emocionada

Muy bien Sora había acertado al primer intento, él nunca se imaginó que su sobrina fuera fanática de Kansas como lo es Sora, después de todo las chicas de su edad escuchaban K-pop o cualquier banda que estuviera de moda, incluso un día le compro un disco con los mejores éxitos de BTS pero cuando se encontraba limpiando su habitación encontró el disco tirado debajo de su cama. Había sido otro error.

- ¿Cuál de sus canciones es la que te gusta más? - siguió preguntando la pelirroja – Espera, déjame adivinar... ¿Dust in The Wind?

- ¡Oh, sí! - exclamo Hana, encantada – no te gusta como canta Lynn Meredith

- O por supuesto, en especial cuando canta "Carry on my wayward son", después de Dust in The Wind es mi canción preferida

- ¡También la mía!

Algo estaba sucediendo entre su sobrina y Sora, y Tai sintió un nuevo escalofrió. En el instituto Sora tenía fama de ser un bicho raro o algo parecido, pero él sabia la verdad. Ella no era ningún tipo de bicho raro. Tan solo era ella misma.

Entonces tuvo la desagradable impresión de que no estaba allí por el cachorro. De alguna forma que no llegaba a entender, su petición de ayuda lo había llevado hasta allí. Estaba allí por su sobrina y puede que también por él mismo.

Resoplo ante el descabellado giro que habían dado sus pensamientos. Echó la culpa al jardín, a los pájaros, a los ojos de ella, y luego apartó esas ideas de su mente antes de que aquella y desconcertante forma de ver las cosas tuvieran oportunidad de instalarse en él.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top