Capítulo VI: Los Dark Tamers

   Birdramon había perdido su Digievolución, transformándose en un Pyocomon. Miyu lo tomó en sus brazos y se reunió con sus amigos.

     —Después de casi dos siglos, finalmente han venido —continuó la mujer rubia.

     — ¿Quiénes son ustedes? —dijo Kira.

     Por alguna razón, su intuición le decía que era mejor enfrentarlos a tratar de ser su amiga.

     —Somos los últimos humanos que ustedes verán mientras vivan —respondió la mujer.

     En ese momento, la mujer rubia hizo una evidente mueca de asombro al ver las gafas de aviador que usaba Kira. Su expresión cambió al instante por una mirada de autentico odio. Chasqueó los dedos y del mar, pues estaban en la orilla de la playa de la Isla File, surgió una gigantesca serpiente marina de metal. Esta soltó un sonido semejante a un gruñido y atacó, lanzando un potente rayo de luz del cañón que llevaba en la cabeza. Su técnica arrasó con todo a su paso, haciendo que los chicos se levantaran en el aire en contra de su voluntad. Hubo otro potente rayo de luz y se abrió una tremenda zanja en el suelo. Los Niños Elegidos cayeron por ella, mientras la serpiente marina de metal decía:

     — ¡No morirán tan rápido, antes sentirán el poder de los Amos Obscuros!

     Y de pronto se dieron cuenta de que caían con lentitud, como si algo afectase la gravedad. Pudieron incorporarse lo suficiente para darse cuenta de que la caída no tenía fin. Parecían estar en el centro de la tierra, pero no había rocas ni lava, sólo había algo semejante a destellos de luz.

     Eran los Datos del Digimundo.

     — ¿Dónde estamos? —dijo Touya.

     — ¿Porqué no Digievolucionaron los demás? —dijo Kat, estaba tan asustada que olvidó comportarse de una manera hostil.

     —Ustedes no han activado el DigiSense —explicó Cherubimon—. Sin eso, no podemos Digievolucionar.

     Ninguno de los Niños Elegidos pudo decir nada, ya que en ese momento se escuchó una risa maquiavélica a sus espaldas. Se giraron sólo para toparse con una marioneta hecha de madera que cargaba un mazo de metal y usaba un gorro rojo.

     —Con que ustedes son los famosos Niños Elegidos…

     Katsura, obedeciendo a un impulso de su interior, se colocó al frente de sus amigos para protegerlos. Keramon emitió un sonido semejante a un gruñido. La chica comenzaba a ser rodeada por un resplandor de luz azul.

     —No se ven demasiado amenazadores… —dijo la marioneta—. No creo que sean una gran carga.

     El resplandor que rodeaba a Katsura se volvió más intenso. Estaba ocurriendo lo mismo que con Miyu.

     —Me encantaría matarlos ahora, pero tan sólo les daré una probada de mis poderes… ¡Mazo de Marioneta!

     Pero el DigiSense de Katsura se activó en el último segundo:

     — ¡A.D.N Digital Champion Charge!

     — ¡Keramon Digivolves a… Kurisarimon!

     Sin embargo, aunque Keramon hubiese Digievolucionado, el Mazo de Marioneta golpeó al grupo. Kurisarimon no tuvo tiempo de atacar.

     Y de pronto se encontraban en la base de una montaña, habían atravesado el suelo con una terrible explosión. Cayeron violentamente sobre el suelo. Katsura se apresuró a buscar a Kurisarimon, pero en su lugar estaba otra creatura diminuta. Era semejante a una bola de pelos azul con dos cuernos en la cabeza.

     — ¿Kurisarimon…? —dijo Katsura angustiada.

     —He… He perdido mi Digievolución… —explicó la creatura—. Ahora soy Tsunemon…

     — ¿Están bien? —dijo Touya mientras ayudaba a sus amigas a levantarse.

     — ¿Qué diablos fue eso? —Dijo Natsumi—. ¿Cómo es posible que esa creatura tenga tanto poder?

     —Espero que sea la última sorpresa que nos encontremos —dijo Kira.

     Sin embargo hubo otra explosión y apareció frente a ellos una mole de metal, un robot gigante. El grupo se apiñó y esta vez, Kat sucumbió a la furia:

     — ¡Ya estoy harta de estas bestias! —Kat fue rodeada por un resplandor de color verde que se intensificó casi al instante—. ¡Déjanos tranquilos! —la maquina gigante rió con frialdad. En ese momento, para asombro de todos, su DigiSense se activó y…— ¡A.D.N Digital Champion Charge!

     — ¡Cherubimon Digivolves a… DemiPiximon!

     En lugar de Cherubimon apareció una bola de pelos de color purpura, con dos alas semejantes a las de una mariposa. Llevaba un pequeño báculo en las manos y sus ojos eran viperinos y de color verde, con pupilas negras.

     — ¡DemiPiximon! —dijo Kat decidida—. ¡Destrúyelo!

     —No puedo, Kat —dijo DemiPiximon y los demás chicos se abrumaron—. Pero haré lo que esté a mi alcance.

     La mole de metal provocó otra explosión con dos gigantescos cañones que llevaba en los hombros. Era la segunda vez que no los permitían devolver el ataque. Fueron lanzados con fuerza hacia el aire y aterrizaron con violencia en algo semejante a un coliseo gigante. No entendían como era posible aquello. Kat se levantó a toda prisa y vio, para sorpresa de todos, que DemiPiximon había desaparecido. En su lugar había una pequeña hada de color rosa, cabía perfectamente en la palma de la mano.

     — ¿DemiPiximon? —dijo Kat.

     —Yo también he perdido mi Digievolución… —dijo el hada—. Ahora soy Pimon…

     — ¡Esto es una injusticia! —Soltó Natsumi—. ¡Deberían permitirnos devolver los…!

     — ¡Hechizo Final!

     — ¡Cuidado, Natsumi!

     Touya se lanzó a toda prisa para proteger a Natsumi del impacto de un rayo de luz que se dirigía a ella a toda velocidad. Aterrados, vieron como aparecía el siguiente enemigo.  Era un payaso con gorguera que llevaba cuatro espadas en la espalda. Sin embargo, no intentó atacar de nuevo. Pocos segundos después aparecieron cuatro figuras humanas que usaban ondeantes capas negras. Una de ellas, la misma mujer rubia, se acercó a los Niños Elegidos, aplaudiendo.

     —Vaya… —dijo ella con cierto regocijo en su voz—. Debo admitir que me sorprenden, Niños Elegidos…

     — ¿Quién diablos eres tú? —Exigió saber Miyu—. ¿Por qué nos hacen esto?

     —Permítanme hacer algunas presentaciones —dijo la mujer rubia como respuesta. Señaló a uno de los humanos del grupo, un muchacho que iba de negro y se distinguía porque su cabello era de una tonalidad plateada—. Él es nuestro compañero Ren Mogami, el Tamer de MetalSeadramon —de inmediato apareció la serpiente marina gigante. La mujer rubia señaló a la chica morena que acompañaba al grupo de sujetos que iban de negro—. Ella es nuestra compañera Nanami Akatzuki, la Tamer de Puppetmon —y de la misma manera, apareció la marioneta de madera. La mujer rubia señaló al siguiente, que era un muchacho alto y moreno—. El es Rei Leen, el Tamer de Machinedramon —y pudieron ver a la mole de metal que también había aparecido—. Y por último, yo soy Clarisse Okada, la Tamer de Piedmon —señaló al payaso con gorguera—. Nosotros cuatro somos los Dark Tamers, los amos de este mundo.

     — ¡Eso está por verse! —Dijo Kira, retadora—. ¡No permitiré que sigan dañando este mundo ni a sus habitantes! —Miró a Cheepmon—. Cheepmon, es hora de…

     —Precisamente, estaba esperándote… —la interrumpió Clarisse—. Eres Yagami, ¿no es así?

     El grupo de chicos intercambió miradas. ¿Cómo era posible que ella supiera su nombre? Clarisse rió con frialdad.

     —Eres hija del bastardo que creyó haber vencido a los Amos Obscuros en su época —dijo Clarisse con claro odio en su voz—. Esas gafas que llevas en la cabeza, son la marca personal de ese sujeto…

     —Es mentira —dijo Kira—. Mi padre era un gran hombre.

     —Tenía pensado acabarlos aquí y ahora —dijo Clarisse—. Pero creo que será más divertido jugar con ustedes antes de destruirlos…

     Diciendo esto, Clarisse hizo una floritura con la mano y Touya y Natsumi se vieron envueltos en un resplandor de luz negra. Gritaron con todas sus fuerzas, aquel resplandor parecía quemarlos desde dentro.

     —Sin la Luz y la Esperanza, ustedes no podrán vencernos —anunció Clarisse—. Mientras tanto, sufrirán como castigo por haber venido al Digimundo, Niños Elegidos.

     Touya y Natsumi cayeron al suelo con violencia y quedaron inconscientes. Sus DigiLectors, que llevaban en la mano, se tornaron de color negro. Clarisse volvió a chasquear los dedos y MetalSeadramon se encargó de mandar lejos a los Niños Elegidos usando su técnica especial.

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