Tensión

El sabor metálico de la sangre desparramada por su cara era digna de espectáculo para los ojos de Lewis, él rubio yacía confundido apoyado en una de las paredes del lugar sin moverse. Todo indicaba que él moreno le había provocado una herida punzante en uno de sus pómulos, parte de su musculatura herida se encontraba empapada de su propia sangre, la cual desbordaba lentamente por uno de los lados de su rostro, y terminando por escurrirse a través de su cuello hasta acabar por perderse en su traje.

Ningúno emitió palabra alguna. La tensión se instauró entre ellos y era tan fácil cortar ese silencio como decir algo que hiciera explotar a Max. La violencia nunca acababa, y Lewis conocía perfectamente la actitud errática de su rival ante cualquier mínimo problema que se le presentara.

ㅡ Mierda... ㅡ Él rubio tomó la palabra. Estaba pensando en la forma en la que él moreno despotro contra él, su mente repetía una y otra vez la acción. Era satisfactorio.

ㅡ ¿Estás contento?. ㅡ Escupió Lewis. Su mirada se escapó de la cara de Max, observando con preocupación la sangre caer al suelo. Le impacientaba ver qué al rubio no parecía importarle en absoluto aquello.

ㅡ Teniendo en cuenta que me metí con tus títulos, esperaba más. ㅡ Una mueca salió del neerlandés. Trató de sonreír pero solo le estaba dando un espectáculo lamentablemente a Lewis por el dolor que yacía instalado en uno de sus pómulos.

ㅡ ¿Tú creés que le doy demasiada importancia a eso?, no eres muy inteligente Max. ㅡ Espetó sin remordimiento él contrario.

ㅡ Esa mierda dile a los que te entrevistan, Lewis. ㅡ Los dedos del rubio trazaron un camino por encima de su herida, acariciando suavemente la piel y los restos de sangré. ㅡ Pero lo deseas, yo sé que deseas mis títulos más que nada en el mundo.

ㅡ También podrías guardarte esa mierda para ti. ㅡ Contraatacó molesto él moreno. ㅡ No sabes de lo que hablas, no me conoces lo suficiente.

ㅡ Te he visto en cada maldita carrera desde que tengo memoria. ¿Me estás llamando mentiroso?.

ㅡ No voy a discutir por ello. Terminamos, no necesito escuchar más.

Él semblante de Lewis era indecifrable para su rival y eso lo confundió. Otra vez se sumieron en un silencio sofocante para la mente de Max, que permaneció en blanco por un rato. Era raro tratar de expresarlo, ni siquiera debería de pensarlo, pero por alguna razón se sintió lastimado, ignorado y despreciado cuando esas palabras salieron de los labios de moreno. Ni siquiera era un sentimiento de angustia parecido a la que le provocaba su Padre en sus típicas peleas, era extrañamente diferente y eso le dolía más.

ㅡ Disculpen...

La voz de Charles se oyó por los aires y retumbó en la sala. Los ojos marrones de Lewis se agrandaron casi saliéndose de sus cuencas, mientras que Max solo se limitó a darle una una mirada al rostro de su rival. Él rubio curvo sus labios para emitir una sonrisa burlesca a pesar del dolor, su cuerpo no se movió en absoluto y siguió descansando contra la pared del lobby como si nada.

ㅡ Charles-

ㅡ Yo te recomendaría que olvides lo que viste aquí, Charlie. ㅡ La voz de Max retumbó fuertemente por la sala, sacando de sus pensamientos a ambos hombres en frente de él.

Lewis no mentía si decía no estar completamente aterrado con que Charles los haya visto en un estado tan vulnerable a los dos, era disonante para él poder creer que esto no saldría de las cuatro paredes, para que luego estuviera en boca de todos los medios posibles. La cara del castaño expresaba demasiadas cosas, era difícil describirlo, pero la expresión de Charles oscilaba entre la sorpresa y preocupación, más no parecía enojado con la situación.

ㅡ Asumo que fuiste tu el que provocó ese golpe. ㅡ Espetó Charles sin tapujos para Max. Aquello le cayó como agua fría al neerlandés, borrando toda chispa de diversión en su semblante. Automáticamente su cuerpo se movió y se levantó, parándose correctamente.

ㅡ ¿Y tú quién te creés-?. ㅡ Algunas gotas rojas de sangre cayeron por el suelo manchando la alfombra, indicando qué él rubio empezaba a moverse en forma amenazante y poco amigable en dirección al castaño. Cada palabra era remarcada fuertemente y dicha con más enojo que la anterior, acompañado de su seño fruncido.

ㅡ Suficiente. Es hora de ir a dar nuestras entrevistas. ㅡ Intervino Lewis. Max detuvo sus pasos, pero Charles no parecía haberse inmutado por todo ello.

ㅡ No es necesario que lo defiendas, Lewis.

Él moreno tosió falsamente incómodo por las palabras de Charles, decidió no darles demasiada importancia, porqué cuando giró su cabeza a dónde estaba él neerlandés en un momento dado, la expresión desenjacada de Max expresaba demasiado bien su descontento con ese comentario. Alargar su estancia en esa habitación se convirtió en una bomba de tiempo, entonces.

ㅡ Solo estoy pensando en la portada de todas las revistas de mañana si ustedes se ponen a pelear justo aquí, Charles.

La expresión del moreno denotaba una profunda desesperación y los dos hombres fueron testigos de ello. Él castaño lo miró con la poca emoción que le quedaba de la carrera, una pizca de ironía encontró en las palabras del otro hombre, sabiendo perfectamente que había golpeado a Max sin remordimientos a simple vista. Era toda una travesía tratar de entender la dinámica de esos dos seres, sin sentir toda la tensión silenciosa y la brusquedad con la que se trataban.

Ya entendía mejor porqué todos los querían separados.

ㅡ Creo que los tres sabemos perfectamente que eso no nos preocupa mucho. ㅡ Sintió los ojos azules de Max quemarle, como si eso sirviera para que se callase. ㅡ No diré nada.

ㅡ Eso es-

ㅡ ¿Cómo podemos comprobar eso?. ㅡ La voz de Max interrumpió.

Él neerlandés pronto movió su cuerpo de nuevo solo para acercarse al monegasco sin buenas intenciones. Dió unos pasos para adelante para posicionarse lo suficientemente cerca de Charles, como para que esté recorriera con su mirada la herida fresca que tenía, antes de meditar su respuesta correctamente. Se le había hecho divertido la falsa seguridad que portaba Max como para querer amenazarlo de esa manera.

ㅡ Maxie, no creas que porqué te golpearon te tendré lastima y no te responderé a tus amenazas. ㅡ Las palabras salieron solas de la boca del castaño, con un cierto recelo. ㅡ Solo lo haré para ahorrarme problemas, tengo que concentrarme en las carreras.

ㅡ Charlie no creo que debas preocuparte tanto por eso. ㅡ El sarcasmo del rubio era un indicador para Lewis, una señal para tratar de sacar a Charles allí lo antes posible. ㅡ De todas formas vas a terminar en último lugar en la siguiente carrera.

ㅡ Hijo de puta.

De una forma errática, la prescencia de un puño iba avalanzandose al rostro de Max y no le sorprendió ni un poco si era sincero, ya percibía que las cosas terminarían asi en cuanto él castaño lo desafío con toda la soberbia del mundo. Las peleas estúpidas comenzaron desde el Karting y seguirían asi hasta sus últimos días, no era sorpresa. Más lo único que no se esperó en ese momento fue ser jalado con fuerza para atrás repentinamente, por el calor de una mano que se le hizo terriblemente conocida.

Avecinaba un golpe que nunca recibió, ya que Lewis lo puso detrás suyo sin mucha más explicaciónes. Lo estaba protegiendo, y casi gritó. Los sentimientos revueltos estaban rondando y afectando su estómago con tímidas mariposas, provocándole un escalofrío desagradable.

La cara de Charles era todo un poema con su puño elevado en el aire, tomó un pequeño suspiro antes de bajarlo despacio con una mueca que relevaba un poco de decepción y otros sentimientos que eran difícil de descifrar a simple vista. Eso le causó mucha curiosidad a Lewis, que le costaba un poco entender las intenciones de Charles con todo esto, teniendo en cuenta el contexto en el que se encontraban.

ㅡ No esperaba menos, Sir Lewis Hamilton. ㅡ Mencionaba Charles con una sonrisa poco común de ver en él monegasco.

(...)

Más tarde.

Max se encontraba boca abajo en la almohada de su habitación de hotel, la herida en su rostro ya se encontraba desinfectada. Hubo algo en la mirada piadosa de Christian que lo hizo desistir de hacerlo dar las tediosas entrevistas, reportando que su piloto sufrió un pequeño percance por algo que ni su mismo jefe terminó por explicar correctamente. La noticia se difundió tan rápidamente por todos, entre tantos su Padre fue notificado, y lo que siguió no fue lo mejor.

Aún que ya se encontraba en camino a su hotel, Jos lo interceptó en la puerta de su habitación y fue difícil emitir palabra alguna, cuando fue estampado contra la puerta de esta. El picaporte impactó con uno de sus brazos en el arrebato de su Padre, entonces un hematoma más se formó en una parte visible de su brazo. Todavía estaba conteniendose de todo el dolor que su cuerpo procesaba.

Jos casi lo mata, pero no por estar preocupado especialmente por él. Estaba realmente molestó con quién le hubiera provocado ese golpe en su pómulo, quería saberlo a toda costa, ahora su jodido Padre estaba poniendo un ojo sobre los dos posibles culpables que estaban con él en ese lobby, pero después de no haberle podido sacar ni siquiera un chillido con sus propios puños, patadas y hasta escupidas, se rindió. Se negó completamente a la idea de decirle algo a ese viejo despreciable.

Sacó a ese hombre de su cuarto a base de súplicas porqué parase, humillante en parte, pero no era nada fuera de lo común después de todo, en la soledad toda la fachada de desmoronaba fácilmente. Al mismo tiempo que su mente disociaba entre los tantos sucesos que experimento en su día mientras limpiaba su herida con un botiquín del baño, por supuesto no tuvo mucho cuidado y parte de su cara ardió intensamente por el alcohol derramado sobre el hematoma y carne expuesta.

Sintió una necesidad asquerosa entre todo el dolor provocado, se dedicó a pensar en ese toque tan especial que Lewis le dió. Una señal contradictoria cuando los dos peleaban como perros y gatos, como si el mundo se les fuera a acabar. Max odiaba profundamente todo sentimiento fuera del odio hacia su rival, era de alguien débil sentirse sometido por su presencia, la cual se impregnaba fácil en la gente.

A él le daba envidia eso. Que fuera tan notado, pero por dentro, festejaba ser quién le diera penurias en sus carreras y en toda su vida profesional. Era la única forma de ejercer su poder el Lewis.

No era conciente de que todos esos pensamientos le jugarían en contra en la soledad, entre los llantos por las golpizas de Jos y la necesidad, el llamado de ser confortado por un toque. Quizás él moreno se lo dió esa tarde después de la carrera, y no dudo en tomar ese momento e inmortalizar cada fragmento en su inestable memoria.

ㅡ Idiota. ㅡ Susurró para si mismo.

¿Era correcto hacerlo?, se preguntó mientras uno de sus dedos acariciaba la zona de su entrepierna, por encima del pantalón.

La voz en su interior era un caos, era impredecible, entre recuerdos retorcidos hicieron que un toque se sintiera demasiado íntimo para él. Nada le impedía tocarse como un enfermo, pero era conciente que esto significaba una derrota, para él y su orgullo como hombre.

Pero no era como si no se hubiera tocado pensando en Lewis antes.

Era como tocar el infierno y el cielo a la vez con sus propias manos, fue indescriptible pensar en Lewis de las formas más sucias posibles sin evitar ponerse tenso en el proceso, estaba pensando en la forma más cruel de someterlo, tenerlo a su disposición y encerrarlo solo para él. Solamente él podría existir para su rival.

Era él único hombre que tenía el derecho. ¿Quién más lo haría como él?, absolutamente nadie. Su propiedad, era su maldita propiedad.

Él rubio hecho la cabeza para atrás con brusquedad, la furia contenida lo consumió, la melancolía y la lujuria se mezclaron para dar como resultado un desastre en sus pantalones, uno muy húmedo y pegajoso después de roces constantes sobre su ropa interior. Sutilmente metió una de sus manos debajo de esta para continuar con su trabajo.

ㅡ Lewis...

Gimió derrotado. Las imágenes se generaban en su mente, las posibilidades, demasiadas ideas que eran una ofensa para su hombría, pero en el fondo, las disfrutó. La soledad era testigo de su amor enfermizo cayéndose a pedazos por sus propias acciones transformado en un deseo insaciable, no estaba dispuesto a amar sin dolor.

Y le provocaría a Lewis más de ello para mantenerlo vivo en su imaginación.

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