♡ 03 ♡
ღ Abrazo ღ
Amy caminaba por las calles desiertas de la ciudad, su mente revoloteando con pensamientos desordenados. Había salido de casa con la esperanza de despejarse, pero lo único que encontró fue una tormenta que amenazaba con empeorar su estado de ánimo.
El cielo retumbó con un trueno ensordecedor, y la chica suspiró mientras ajustaba la capucha de su capa. Minutos después, la lluvia comenzó a empapar su ropa con rapidez, volviéndola más pesada con cada paso. Sin embargo, no se detuvo. Había algo más pesado que el agua: un peso en su pecho que la acompañaba desde hacía días.
Shadow The Hedgehog.
Era su culpa que se sintiera tan inquieta. Esa mirada que le había lanzado la última vez que se encontraron, como si quisiera decir algo pero no pudiera. Esa tensión en el aire cada vez que estaban cerca. Y ahora, el recuerdo de su voz resonaba en su mente como un eco persistente.
"¿Cuándo empezó todo? ¿Cuándo dejé de verlo solo como un compañero, un aliado, y comencé a sentir algo más?" Se preguntaba, mientras sentía el frío calarle hasta los huesos.
Era difícil precisar el momento exacto. Tal vez fue durante una de las batallas que compartieron, luchando codo a codo como amigos con un objetivo en común, y algo en él le pareció diferente. O quizás fue cuando, sin previo aviso, le había comprado los boletos para ver a su banda favorita, mostrándole una parte de sí mismo que Amy no sabía que existía.
La eriza rosa se estremeció, aunque no sabía si era por la lluvia o por el recuerdo de la intensidad en los ojos de Shadow cuando hablaba con ella. Esa mirada, llena de algo que ella no podía identificar, pero que hacía que su corazón latiera más rápido cada vez que pensaba en él.
No, no solo era eso. Su fortaleza, su determinación, pero también esa vulnerabilidad escondida que había visto en momentos fugaces. Esos instantes en los que él, sin palabras, le permitía ver que no era tan impenetrable como aparentaba.
Era inevitable, había algo en Shadow que le gustaba de una manera que no podía controlar.
Por supuesto, no había sido amor a primera vista, ni una chispa repentina de atracción. Habían sido amigos durante un tiempo, luchando lado a lado, compartiendo breves momentos de calma entre las batallas contra Eggman. Ella había llegado a confiar en él, a admirarlo, pero nunca pensó que algo más podría nacer de esa amistad.
Hasta que lo hizo.
No sabía si era una simple ilusión pasajera o algo real, pero la presión de estos nuevos sentimientos la estaban desbordando.
Amy se detuvo bajo el alero de un edificio, buscando refugio de la lluvia que ya había empapado su capa por completo, aunque no era de mucha ayuda porque seguía mojándose de igual manera. Se abrazó a sí misma, no tanto por el frío, sino para consolarse por todo lo que estaba afrontando en silencio.
"Sonic..."
Su nombre cruzó su mente como un rayo. Durante tanto tiempo, había estado convencida de que él era el único dueño de su corazón. Había sido su motor, su razón para luchar, para perseguir sueños. Pero ahora... ahora todo eso parecía desmoronarse.
Se mordió el labio inferior, sintiendo cómo la culpa se arrastraba por su pecho.
¿Cómo podía traicionar lo que siempre había sentido por Sonic? ¿Qué diría el erizo azul si supiera que, en algún punto, sus sentimientos hacia él cambiaron por alguien más? Peor aún, ¿qué diría Shadow? ¿Pensaría que es una tonta por sentirse de esta manera sin explicación?
Demasiadas interrogantes.
Bajó la mirada, observando cómo las gotas de lluvia caían del techo, formando pequeños charcos a sus pies.
Había pasado días esquivando al erizo negro, evitando cualquier situación que pudiera ponerla cara a cara con él. Sabía que no podría sostenerle la mirada ni mucho menos una conversación natural. No después de todo lo que sentía. No después de la confusión que su presencia provocaba en su interior.
Pero no era solo la culpa lo que la mantenía alejada. También estaba el miedo. Ese miedo que la paralizaba cuando pensaba en lo que significaba sentir algo por el erizo ébano. Shadow no era como Sonic. Donde Sonic era luz y energía, Shadow era oscuridad y misterio. Con Sonic, todo era sencillo, emocionante y seguro. Pero con Shadow... cada interacción era como caminar sobre hielo delgado.
Y eso la aterraba.
Amy dejó escapar un suspiro tembloroso, apretando los puños. Tenía que tomar una decisión tarde o temprano, era algo que no se podía esquivar con facilidad.
De pronto, sintió una ráfaga de viento a su lado, apartando algunos mechones húmedos de su rostro. No necesitó voltear para saber quién estaba ahí. Su corazón lo supo antes que su mente pudiera procesarlo.
—¿Vas a seguir ignorándome? —La voz de Shadow era baja, como un trueno lejano, pero cargada con la intensidad que lo caracterizaba.
La joven se mantuvo mirando hacia el suelo, fingiendo interés en los charcos que salpicaban sus botas. Su silencio solo hizo que el peso de la presencia de Shadow creciera.
—No te estoy ignorando —murmuró al fin, aunque incluso ella sabía lo poco convincente que sonaba.
Él cruzó los brazos, dejando escapar un suspiro. El sonido de la lluvia llenó el silencio, cada gota resonando como un latido.
—No eres buena mintiendo, Amy. Nunca lo has sido. —Había un matiz de frustración en su tono, pero también algo suave, casi... preocupado.
La ojiverde finalmente levantó la mirada, pero no hacia él. Observó más allá, hacia las luces distantes de la ciudad, intentando encontrar las palabras correctas.
—He estado... ocupada. Eso es todo.
Shadow dio un paso más cerca, y Amy percibió cómo su sistema nervioso se ponía en alerta. Estar cerca de él en ese momento era como estar atrapada en el ojo de una tormenta, rodeada por el caos de una más intensa.
—¿Ocupada evitándome? —Sus palabras fueron directas, cortando cualquier intento de excusa.
Amy respiró hondo, cerrando los ojos por un momento. ¿Qué podía decirle? ¿Cómo podía explicarle algo que ni ella misma terminaba de entender?
—No es tan simple —respondió, intentando aparentar su nerviosismo.
—Entonces explícalo —insistió, su tono más suave ahora, pero con una firmeza que dejaba claro que no iba a aceptar más evasivas. —Quiero entenderlo.
La chica sintió un nudo en la garganta. ¿Cómo podía decirle que la razón por la que lo evitaba era porque cada vez que lo veía, sentía que su corazón estaba a punto de explotarle? ¿Que cada vez que estaba cerca de él, sus propios instintos le pedían a gritos que lo besara sin razón aparente?
—Yo... —Las palabras parecían atascarse, pesadas y torpes en su lengua.
Él frunció ligeramente el ceño, inclinándose un poco hacia ella, como si quisiera captar cada palabra que pudiera salir de sus labios.
—¿Es por algo que hice? —preguntó, y en su voz había algo que Amy no esperaba: fragilidad.
La eriza abrió los ojos de par en par, sorprendida. Jamás había visto a Shadow así. Su postura siempre era firme, inquebrantable, como si nada pudiera afectarlo. Pero ahora, había algo diferente en él, algo que hacía que su pecho doliera todavía más.
—No, no hiciste nada —se apresuró a decir, sintiendo una punzada de culpa por haberlo hecho dudar de sí mismo.
—Entonces, ¿por qué?
—Porque... —Sus manos temblaban ligeramente, y sintió que todo el peso de sus emociones la aplastaba—. Porque no sé cómo lidiar con esto.
—¿Con qué? —él dio un paso más cerca, reduciendo la distancia entre ellos.
Amy alzó la vista, encontrándose por fin con esos ojos rojizos que parecían atravesarla. Ya no podía huir. Ya no podía mentir.
—Contigo —admitió sin dudarlo, su voz apenas un murmullo, pero lo suficientemente clara para que él la escuchara.
El silencio que siguió fue ensordecedor, como si el mundo entero hubiera contenido el aliento tras la confesión de Amy.
Shadow permaneció inmóvil frente a ella, intentando descifrar lo que parecía ser un idioma desconocido. Por su parte, la eriza sintió cómo el corazón le martilleaba en el pecho, y por un instante deseó que la lluvia fuera lo suficientemente fuerte para borrar todo rastro de aquel momento.
—¿Conmigo...? —repitió Shadow en un susurro, incrédulo, pero curioso al mismo tiempo.
Amy asintió apenas. Su respiración era rápida, casi errática. Había abierto una puerta que no sabía si sería capaz de cruzar, pero tampoco podía cerrarla ahora.
—No sé qué me pasa cuando estoy cerca de ti. Es complicado —admitió con la voz quebrada. Sus ojos buscaron los de Shadow, buscando algo, cualquier cosa, que pudiera darle calma—. Pero no puedo ignorarlo...no puedo ignorar lo que siento por ti.
Sin previo aviso, Shadow dio un paso hacia ella, acortando todavía más la distancia entre ambos. La observó detenidamente, como si intentara descifrar el significado escondido detrás de esas palabras. Amy sintió que su espacio personal desaparecía, pero no era incómodo. Era... electrizante.
—Eres un desastre emocional ahora mismo, ¿lo sabes, Rose? —dijo el erizo de vetas rojas con un tono que mezclaba una sinceridad casi burlona con una suavidad inesperada.
Amy lo miró, sorprendida. Una pequeña risa nerviosa escapó de sus labios antes de que pudiera detenerla.
—Gracias por la observación, Capitán Obvio —respondió, intentando sonar ligera, aunque sabía que el momento no era el más adecuado para bromas.
Shadow la observó en silencio, y algo en su expresión cambió. Amy no supo si era alivio, sorpresa o algo más, pero antes de que pudiera descifrarlo, lo sintió.
Él extendió una mano y, con un movimiento que parecía natural, pero lleno de intención, la colocó en su mejilla. Ella se congeló, con los ojos abiertos de par en par, mientras la calidez de su toque contrastaba con el frío de la lluvia.
Entonces, Shadow hizo algo que ella no habría anticipado nunca.
Sin previo aviso, cerró la distancia entre ellos por completo y la envolvió en un abrazo. Fue rápido, casi inesperado, pero no había nada titubeante en la forma en que sus brazos la rodearon.
Amy quedó inmóvil por un instante. No era un abrazo fraternal. No era el tipo de abrazo que le das a un viejo amigo, sin importar cuánto tiempo haya pasado desde la última vez que lo viste. No, definitivamente no lo era.
La forma en que Shadow la sostenía era distinta. Sus manos firmes descansaban en su espalda, como si temiera que se desvaneciera si la soltaba. Su postura no tenía nada de casual; era como si todo su ser estuviera concentrado en ese momento, en ella. Amy sintió el peso de su barbilla descansando levemente en su hombro y el latido de su corazón, tan cerca del suyo, que parecían sincronizarse.
No. No era algo fraternal. No era algo amistoso. Era algo completamente diferente.
Era algo íntimo.
—No quiero alejarme de ti, Shadow.— confesó la chica, aferrándose al toque del contrario— Lo siento mucho, en serio.
—Entonces no te alejes.... —murmuró, cargado de una sinceridad que casi dolía.
—Pero tengo miedo...no sé qué pasaría si nosotros...
Shadow no la dejó terminar. Colocó su mano bajo su barbilla y la obligó a levantar la vista, su toque tan firme como gentil.
—El miedo no cambia lo que sentimos, ¿o sí?—dijo con calma, aunque había una determinación inquebrantable en su tono—. Solo significa que esto nos importa.
Amy sintió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas, aunque la lluvia las ocultaba.
—Debes pensar que soy una tonta, ¿no es así?
—No, claro que no, entiendo lo que sientes, porque yo también lo siento —expresó, su voz firme pero con un toque de vulnerabilidad—. Al principio, no sabía qué era, pero ahora lo tengo claro.
Hizo una pausa, su mirada suavizándose un poco, aunque la misma firmeza permanecía en su voz.
—No quiero huir más de esto, y no quiero que tú lo hagas tampoco. No sé hasta dónde nos llevará este sentimiento, pero quiero descubrirlo... contigo.
Amy asintió esbozando una pequeña sonrisa, permitiendo que sus miedos se disiparan poco a poco. Por primera vez, sentía que no tenía que enfrentarlos sola.
La lluvia seguía cayendo, empapándolos a ambos, pero ninguno hizo el más mínimo intento de moverse. No había necesidad de hacerlo. Habían encontrado algo en medio de la tormenta que no estaban dispuestos a soltar.
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FELIZ AÑO NUEVOOOOOOOOOO, GRACIAS POR LEER.
Ojalá que la estén pasando lindo al lado de sus seres queridos, pero si no, espero que esta historia les saque una pequeña sonrisa.
Cuidense mucho, nos leemos pronto.
Psdt: Estas historias pasan en un mismo universo pero están desordenadas, es decir, algunas son cuando el Shadamy ya oficializó su relación de noviazgo y otras (como esta y el 01) que pasan poco antes de que empezaran a salir wuuuuuu jajaja nomás para aclarar y no hayan confusiones.
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