Cuando voy circulando por las calles camino a casa, un incendio en un almacén abandonado cerca llama mi atención. Me detengo, bajo del vehículo y me acerco para verificar que no haya personas heridas. Llamo a Paul para que mande rápido un equipo de bomberos a la ubicación.

Inspecciono los alrededores y en el portón trasero, hay una cruz invertida en llamas. ¿Cómo han hecho esto? Los flashbacks de Jacob usando un arete de una cruz invertida llegan a mi cabeza y confirmo que esto tiene que ser parte de sus obras. No veo la hora en que lo encuentre y acabe con él de una vez por todas.

Cuando camino de vuelta, noto que hay un vehículo sin matrícula en una de las esquinas. Reduzco la velocidad de mis pasos y lo observo con mucha cautela. Puedo distinguir que quien sea que esté dentro, también lleva una especie de máscara de payaso.

¡Mierda! ¡Es él!

Antes de que pueda alcanzarlo, arranca. Corro hasta llegar a mi jeep y voy tras él a toda velocidad. No lo dejaré escapar. Logro chocarlo varias veces por detrás, pero eso no lo detiene.

Acelera cada vez más.

Esquivamos a los demás coches que se cruzan en nuestro camino para no provocar un accidente y entra por una calle solitaria. Logro colocarme a su lado y le doy un fuerte choque que lo hace desviar y colisionar con una columna de electricidad.

Bajo de vehículo rápidamente, desbloqueando el seguro de mi arma.

Abro la puerta del coche y lo saco del cuello. Tiene un fuerte golpe en la frente. Le quito la máscara y no es él. Solo es un niño de algunos 17 años al que, aparentemente, le han pagado para jugarme una broma.

¡Maldito demente de mierda!

— ¿Quién eres tú? — le pregunto con la esperanza de que al menos pueda responderme.

—Él... está en todas partes. — agoniza.

— ¿Él, quién? — presiono.

—Tu dulce hermano.