33. Feliz Cumpleaños, Melanie.
Melanie Cross.
Los paramédicos se llevan el cuerpo de mi padre en una gran bolsa negra, trasladan a los invitados a sus casas de forma segura y colocan lazos amarillos en todo el alrededor del lugar. Estoy dentro del vehículo de Jack, observando todo esto en completo silencio, obligándome a mí misma a no volver a llorar, a no sentir más dolor.
—Melanie, mi hermosura, ¿te sientes mejor? — Lisa se acerca, abre la puerta y me abraza.
—Ya no puedo sentir nada.
—Puedes quedarte en mi casa si quieres. No tienes que ir con Jack si no te sientes lista todavía.
—Estaré bien, no te preocupes.
—Trata de descansar. Mañana iremos contigo al funeral. — Eric también se acerca. — Vamos Lisa. Te llevaré a tu casa. — coloca la mano en su hombro y Lisa me da un beso en las mejillas antes de irse. Esta noche ha sido un desastre.
Jack camina hasta mí y entra al coche.
—Te llevaré a mi casa. Laura escapó y no quiero que intente acercarse a ti otra vez. — me quedo callada. — Lo lamento mucho, Melanie. — coloca su mano en mi pierna.
—No es tu culpa. — digo sin ánimo alguno. — Tú nos salvaste. — lo miro.
—Estaremos bien. Todo mejorará. — besa mi mano.
—Llévame al apartamento. Necesito estar sola un par de horas.
—No es seguro. En mi casa estarás mejor.
—Por favor. — necesito derrumbarme, gritar y arrojar cosas al suelo para poder sacar todo lo que he guardado dentro de mí desde lo que Frank me hizo, y no quiero que él sea parte de eso.
—Está bien. Si así te sentirás mejor, está bien. — enciende el vehículo.
Conduce hasta dejarme frente a los apartamentos.
—No quiero dejarte aquí sola. No me quedaré tranquilo. — dice antes de que salga del vehículo.
—Entonces quédate conmigo. — tenerlo cerca, será mejor después de todo.
—Okey. — bajamos y caminamos hasta la puerta.
Su teléfono suena y se detiene para contestar.
—Habla tranquilo, te esperaré arriba. — lo dejo contestar su llamada y subo hasta mi puerta. Enciendo las luces y dejo mi bolso en la encimera. Me quito la gabardina que Jack me había prestado y la coloco en el perchero. Aún llevo el mismo vestido de la fiesta. Necesito cambiarme y relajarme.
Me sirvo un vaso con agua e intento relajarme.
Siento que alguien se mueve detrás de mí y me da mucho miedo voltear. El suspenso insoportable acelera los latidos de mi corazón. Me giro lentamente y me espanta ver a Laura con el aspecto de drogadicta apuntándome con un arma.
—¿Laura? ¿Qué haces? — intento mantener la calma.
—¿Qué hago? — comienza a reírse. Parece estar borracha. — Estoy haciendo lo que debí hacer hace muchísimo tiempo. Esa gente, a la que una vez llamé amigos, me han traicionado, me han dado la espalda de la peor manera. — sus ojos se llenan de lágrimas. — Me despidieron como si nada. Mataron al que consideraba un padre y ni siquiera preguntaron cómo me sentía. Me usaron no una, muchas veces para lograr lo que querían y después hacerme a un lado como si fuera una basura. Y luego...el hombre del que me enamoré, el que me cogía casi todas las noches se enamora de otra persona en mis propias narices. — esta Laura es muy diferente a la que conocí aquella noche por primera vez.
—Laura...
—¿Y quién es esa persona? — me interrumpe. — La hija de los enemigos de mi padre. Los que provocaron toda esta guerra sin sentido. La que llegó a nuestras vidas para joderlo todo y robarme la atención de Jack. — solo puedo concentrarme en el arma con la que me apunta.
—No te he robado la atención de nadie. Tu fuiste la primera en apoyarme.
—¡Porque nunca pensé que pondría sus ojos en alguien más! Sentía que había llegado más lejos en su vida que cualquiera. Pero tú...la hija del enemigo. Jamás me pasó por la cabeza que podría ser capaz de enamorarse de alguien como tú. — se acerca y me alejo más.
—Entiendo todas las razones por las que estás así pero podrías haber escogido un mejor camino. En lugar de eso, solo estás hundiéndote más.
—Tú no entiendes nada. Tú y toda tu familia desquiciada me arruinaron la vida. — se acerca mucho. Las luces de un auto en las ventanas llama su atención y aprovecho su descuido para golpearle la mano y tirar su arma.
Me golpea la cara y le devuelvo el golpe con más fuerza. Intento defenderme pero tiene más experiencia que yo y me arroja contra la mesa. Por suerte, cerca de donde ha caído el arma, así que antes de que la coja, lo hago yo y me levanto mientras le apunto.
—¡Si das un paso más juro que te dispararé! — alza las manos. Estoy temblando. Sostener un arma es demasiado extraño.
—¿De verdad lo harías?
—Laura, ya basta por favor. Ya para. — estoy demasiado rota como para lidiar con ella también.
—Adelante, hazlo. Conviértete en una asesina, igual que tu madre.
—Mi madre no es una asesina. Debes respetar a mi familia. Mi padre acaba de fallecer. — muchas cosas se me rompen por dentro.
—Entonces ya estamos a mano. — dos pesadas lágrimas salen de mis ojos. — Me preocupaba por ti de verdad, ¿sabes? Tampoco me alegra todo lo que Frank te hizo. Pero empezaste a ser un problema cuando entraste en el corazón de la persona equivocada. No tienes idea del infierno que te espera mientras estés al lado de Jack.
—¿Si tan mal hombre es, por qué sigues obsesionada con él? — se queda en silencio. — ¿No tienes una respuesta para eso, verdad?
—No eres tan inocente como pareces. Quizás merezcas todo lo que te sucedió. Tarde o temprano te convertirás en lo que fueron tus padres. ¿Una asesina o una criminal? Será algo muy interesante de ver.
—Laura, ya basta. — intento callarla antes de perder la paciencia.
—Nunca serás feliz, nunca vivirás en paz, nunca tendrás tranquilidad. Simmons se encargará de hacerte lo mismo que me hizo a mí y no podrás salir de sus juegos. No podrás. — empieza a llorar.
—Detente, por favor. — sus palabras me están hiriendo.
—Adelante, hazlo. Mátame. Hazle el homenaje a tu madre y sé cómo ella, una maldita asesina. — ya no lo resisto más. Grito fuertemente, tanto que cierro los ojos y me arrodillo en el suelo mientras dejo salir toda esa frustración que guardaba desde aquella noche.
Cuando abro los ojos y he descargado toda mi rabia, alzo la mirada y dejo de llorar. Parece haberse asustado un poco con mi reacción. Es como si hubiese liberado algo que oprimía mi alma.
Siento mi garganta lastimada y me relajo.
—Te equivocas. Tome la decisión que tome nunca me convertiré en uno de ustedes. Siempre seré solo yo...Melanie Cross. — recuerdo cuando me usó de carnada para atrapar a Frank en aquella exhibición. Unos como vendedores ambulantes, otros como guardias de seguridad y como invitados especiales; pero tú... irás simplemente como Melanie Cross. Recuerdo sus palabras.
Arrojo el arma y en cuanto tiene la oportunidad, vuelve a tomarla. Ya no me importa nada. No me importa si me mata, no me importa lo que decida hacer. Solo me siento cansada de toda esta maldita situación y si es de la única manera que acabará, lo aceptaré.
Jack abre la puerta y Laura le apunta de inmediato.
—Laura, baja el arma. — intenta persuadirla. Me mira para asegurarse de que esté bien. — No tienes que hacer esto y lo sabes.
—Sí tengo que. Gracias a mí, ese sujeto al que también crió Bilson, mató a Richard. Soy cómplice e intenté asesinar a Melanie dos veces, ya no tengo escapatoria. — definitivamente ha perdido el juicio.
—Entonces acepta la responsabilidad y no te lo compliques más.
—Aceptaré mi responsabilidad cuando haya terminado lo que empecé. — desbloquea el seguro del arma y me levanto. No permitiré que mate a Jack.
—¿Quieres dispararle a alguien? Muy bien, entonces dispárame a mí. — sostiene la boquilla del arma y la pega más en su frente. ¿Qué hace? Intento acercarme pero interpone su brazo para detenerme. — Terminemos con esto. Dispara. — la reta. —¡Dispara!
Hasta hace unos segundos no me importaba nada, pero ahora que la vida de Jack corre peligro, la tensión y el miedo oprimen mi pecho. Laura deja salir las lágrimas mientras lo mira y siento un enorme alivio cuando baja el arma. No pudo dispararle. Parece que se ha arrepentido a último minuto.
Jack le arrebata el arma y más agentes entran.
—Llévensela. — les ordena. Los oficiales la esposan y se la llevan consigo. — ¿Te hizo daño? ¿Estás bien? — me revisa la cara.
—Sí, estoy bien. Solo tuvimos una corta pelea y me arrojó contra una mesa. — me duele todo el cuerpo.
—Recoge tus cosas, te quedarás en mi casa. Y no acepto más peros esta vez. — tomo mi mochila y meto las cosas más importantes. No me quedaré mucho, quizás solo uno o dos días, no más. Que Laura resulte ser una lunática no quiere decir que no tenga razón en muchas cosas que dijo.
12am.
Karol me ha preparado un delicioso té que me ha calmado muchos los nervios. Me ha dado sus palabras de aliento y poco después, se ha ido a descansar. Jack seguía muy pendiente del teléfono, parece que estaba cerrando algunos asuntos en el departamento y yo intento no pensar en todas las muertes que he tenido que presenciar. El agua de la regadera, ni estas suaves sábanas pueden hacerme conseguir el sueño. Han pasado demasiadas cosas esta noche.
—¿Se puede? — Jack toca la puerta.
—Adelante. — abre y entra. Se sienta al borde de la cama y me mira con ternura.
—Sabía que no podrías dormir con facilidad. — lleva una bonita pijama negra. — Por eso vine. — se queda en silencio y mira al suelo. — Laura perdió el juicio. Ella no era así, ni siquiera sé en qué momento pasó. Quizás fui un imbécil algunas veces pero intenté ayudarla y prefirió escoger el peor camino. Se salió de mis manos.
—No te eches a la espalda peso que no te corresponde. — me mira.
—Aún tan rota sigues siendo tan comprensible. ¿Cómo lo haces?
—Intento que el dolor no nuble mi razón. — esboza una media sonrisa.
—Te dejaré descansar. Mañana tendrás un día muy pesado. — se acerca, me da un beso en la frente, me acomoda las sábanas y apaga la lámpara. — Buenas noches.
—Buenas noches. — le respondo antes de que salga de la habitación.
8am.
Estoy frente a su tumba, lista para despedirme de él. Es triste recordar que de 21 años solo pude compartir con él algunos días y justo cuando estaba dispuesta a perdonarlo y darle una oportunidad, ha muerto. Al menos el tiempo quiso que lo conociera primero. Estoy arrodilla frente a su tumba, dejándole una bonita rosa blanca en su lápida. Lisa, Eric y Jack, han venido conmigo. No tendría cómo agradecerles todo lo que hacen por mí. Están parados a pocos metros de mí, esperando a que termine con esto y regrese a casa.
Descansa en paz, papá.
Por las noticias, me entero de que arrestaron a Laura y le quitaron la placa junto con el derecho a trabajar como inspectora. Recibirá la condena de 30 años de prisión por todos los delitos cometidos y en su lugar, tal y como Simmons dijo, Jack tomaría el puesto. Será el director de todo el departamento. Ver su discurso y la gran aceptación que tiene de la gente, me pone muy contenta. Me alegro mucho por él, se merece mucho este gran ascenso. Dos días después, los abogados de Richard me citaron a una reunión para entregarme todo lo que había dejado para mí. Dentro de ellos: una casa, un auto, mucho dinero en el banco y muchos seguros médicos de alta sociedad. No estaba muy segura de aceptar todo esto pero creo que a fin de cuentas me lo merezco. No lo recibo de un extraño, lo recibo de mi propio padre.
Firmo los papeles y me entregan todas las llaves y documentos de las propiedades.
El agente de bienes raíces me lleva hasta la casa y la observo junto a Lisa, quien ha estado conmigo en todo este proceso. Es una casa muy acogedora, refinada y adecuada para mí. Es espaciosa y perfectamente amueblada. Es como si la hubiese preparado exactamente para mí. Es como un nuevo comienzo.
Unas semanas después.
Hoy es mi cumpleaños. No me emocionan mucho estas fechas porque no estoy acostumbrada a celebrarlo como tal, pero trataré de pasarlo bien. Karol y Lisa me hicieron una pequeña fiesta en casa de Jack para celebrarlo y no podría sentirme más contenta. Son tan lindas conmigo. Me cantan feliz cumpleaños y soplo las velas. Espero que en este nuevo año de vida me vaya mejor que en los anteriores.
—¿La estás pasando bien? — Jack se sienta a mi lado mientras todos bailan.
—Muy bien. Jamás habían celebrado mi cumpleaños. Es un gesto muy bonito de su parte. — recuesto mi cabeza en su hombro.
—Todavía no te he dado mi regalo. — se levanta y me entrega una cajita muy pequeña.
—¿Qué es?
—Ábrelo. — vuelve a sentarse a mi lado. Cuando lo hago y veo un anillo, me quedo perpleja. ¿Qué significa esto? — Esta mañana, cuando salí del trabajo encontré a una señora que vendía estas cosas. Le pegunté: ¿qué significan estos anillos? Y me dijo que eran un símbolo de promesa. Una constante de cellar la formalidad de nuestra relación y la promesa de que cuando sea el momento adecuado, te lo cambiaré por uno de matrimonio. — estoy impresionada. — Quiero llegar lejos contigo, si me lo permites. — sostiene mis manos. — La vida pasa y me vuelvo viejo. No me gustaría morir sin alguien que me ame a mi lado. Necesito una mujer como tú en mi vida.
—Yo...no sé qué decirte.
—No digas nada. Solo...acéptalo y llevemos esto a nuestro propio paso. — besa mi mano.
—¿Por qué yo? ¿Por qué dices que soy la mujer que necesitas? — puedo percibir la profundidad de sus sentimientos a través de su mirada.
—Porque eres la única que ha roto el muro que tenía frente al amor. No sé qué es esto pero me gusta cómo se siente. Me hace sentir en paz y es algo que no experimentaba desde hace muchos años. — sus lindas palabras me hacen sonreír. Jamás pensé que el Jack Connor soberbio y arrogante se doblegaría ante mí para decirme estas cosas. — ¿Qué dices? — ¿cómo podría decirle que no? Para bien o para mal también me he enamorado de él desde el primer momento.
No digo nada y simplemente lo beso. Sostengo su cara en mis manos y su lengua juega con la mía mientras la llama se activa en todo mi cuerpo. Los demás parecen estar en la terraza bebiendo y hablando de algún tema gracioso, así que aprovechamos y subimos a la habitación. Me quito el sombrero de cumpleaños y vuelvo a besarlo. Me muerde el labio inferior y hunde su boca en mi cuello. Cierro los ojos y mi piel se eriza al sentir sus labios por todo mi cuerpo. Me levanta, enredo mis piernas en su cintura y me sienta en el enorme gavetero que está debajo de un espejo. Me quita el vestido y me acaricia los pezones mientras besa mi cuello otra vez. La diosa sexual despierta dentro de mí y pongo mi mano sobre la erección que se marca en su pantalón.
No conocía este lado perverso en mí hasta que lo conocí.
Estoy muy húmeda y lo único que deseo en este momento es sentirlo dentro de mí. Desabrocho los botones de su pantalón y masajeo su erección. Mi mano ni siquiera puede cerrar completamente por el grosor de su pene y puedo sentir las venas brotadas de su piel.
—Necesito que seas rudo conmigo. No tengas piedad de mí. — le imploro, consumida de excitación.
—¿Estás segura? — acaricia mi labio inferior.
—Muy segura. — atraigo sus labios a los míos y abro las piernas para sentirlo. Baja sutilmente mis bragas y toca mi vagina con dos de sus ásperos dedos. Sube, baja y traza círculos sobre mi clítoris haciendo que me encorve de placer. Sabe exactamente dónde tocar para volverme loca y en el momento menos esperado, entra bruscamente en mí, dándome salvajes embestidas que me impulsan hacia atrás.
Me sostiene de las nalgas y me recuesta sobre la cama.
Se quita la camisa mientras me observa con esa cara de excitación y abro las piernas para facilitarle las vistas. Gatea por encima de mí hasta que su cara está sobre la mía. Estamos completamente desnudos. Todo en él es perfecto, pero esos hermosos ojos azules son los que me vuelven loca.
—Eres tan hermosa. — que lo diga con tanta certeza hace que me ruborice. Suelto una risita traviesa y sonríe junto a mí. — Cada centímetro de tu cuerpo es una obra de arte. — sigue besándome por casi todas partes. Presiona sus labios en mi vagina y siento cómo juguetea con su lengua. Mantiene mis piernas separadas mientras disfruto de posiblemente el mejor sexo oral que recibiré en mi vida. En mi mente inocente jamás pensé que se sentiría tan bien y tan placentero.
Entra en mí completamente y aumenta la velocidad de sus embestidas cada vez más. Cierro los ojos y arqueo la espalda mientras me hace suya de la manera más salvaje posible. Entre embestida y beso, me coloco sobre él. Lo vuelvo a entrar en mí, me muevo de arriba abajo y en círculos hasta que también lo hago gemir de placer. Estoy demasiado caliente y no puedo parar. No podemos parar. Me nalguea cada que puede y dejo caer mi frente en su torso mientras sigue entrando en mí.
Cambiamos de posición y me coloca boca abajo frente a él. Levanta mis nalgas e introduce su pene en mi vagina nuevamente. No puedo resistir todas estas sensaciones. El cuerpo se me estremece, mi vagina palpita y siento una ola de calor y frío simultáneamente. Hundo mi cara en las almohadas para que no escuchen mis gemidos. Todavía recuerdo que Lisa, Eric y Karol sigue en el piso de abajo.
Le pedí que no tuviera piedad y es justamente lo que está haciendo. No para hasta que me hace correr sobre él. Hasta que nos corremos juntos.
—Te amo. — confieso mientras intentamos recuperar el aliento. Me mira como si nunca le hubieran dicho esto antes y sonríe, sin decírmelo devuelta. Me da un rico beso y se aparta. Se quita el condón y va al baño. También voy tras él porque tengo que ir a trabajar esta noche a la morgue y creo que llegaré un poco tarde.
Cuando termino de ducharme, me pongo jeans, tenis y una polera blanca. Me recojo el cabello en una coleta y meto todo lo que necesito en el bolso.
—¿A dónde vas? — Jack entra. Estaba abajo con los demás mientras me estaba duchando.
—A trabajar. Hoy es mi servicio nocturno. No quiero llegar tarde.
—¿A trabajar? Hoy es tu cumpleaños, ¿no podría darte esta noche libre?
—Ha sido demasiado considerado conmigo después de la muerte de mi padre, no quiero abusar de su cortesía.
—Cada vez me gusta menos esto. No me gusta la idea de que estés trabajando a estas horas con un hombre del que sabemos muy poco y en un lugar así. Ni siquiera hay guardias de seguridad ni mucho personal.
—Eres demasiado desconfiado.
—Y tú demasiado confiada.
—Yo lo que creo es que estás celoso y no tendrías porqué. ¿Ves lo que acabas de hacerme en esta cama? Nadie más lo hará. No tienes por qué sentir celos de nadie, mucho menos de él. Es solo mi jefe. — enredo mis manos en su cuello.
—No es por celos, es por seguridad. Hay muchos imbéciles en esta ciudad y no quiero que nada malo te vuelva a pasar.
—¿Ves eso? — le muestro el iPhone que me regaló. — Es un teléfono que tendré encendido toda la noche. ¿Ves esto también? — muestro mi cargador portátil. — Tendré mi teléfono cargado todo el tiempo, así que no hay de qué preocuparse. Puedes llamarme cuando quieras. Siempre que tenga tiempo te responderé. — le doy un beso para tratar de calmarlo.
—Eso no me dejará tranquilo. Ya me conozco.
—Estaré bien. No te preocupes. — vuelvo a besarlo. — No podré trabajar tranquila sí sé que estás preocupado.
—Está bien, intentaré calmarme. — respira profundo. — Deberías ponerte el anillo. Sino pensaré que no te ha gustado. — lo tiene en sus manos.
Sonrío y extiendo mis dedos para que lo coloque él mismo.
—Cada vez que lo veas, me sentirás. — se ve tan bonito en mi mano que puedo imaginarme vestida de blanco y caminando hacia el altar. Pero eso sería muy bonito para una historia como la nuestra.
—Entonces yo también quiero que tengas algo que te recuerde a mí. — me quito una de las pulseras negras que nunca me quito y se la regalo. — La llevo desde que tengo 11 años. Le tengo mucho cariño y la he considerado como mi amuleto de la suerte. Aunque, evidentemente no me ha servido de mucho que digamos. — me río de mi propia desgracia.
—Sí, sí ha funcionado. Sigues aquí, sigues viva. — me quedo en silencio. Tiene mucho sentido. Le coloco la pulsera en su muñeca y así ya me siento a mano.
Bajamos los escalones y Lisa y Eric ya iban de salida también.
—Disculpen mi...pequeña ausencia. Estaba preparándome para ir a trabajar. — bueno, eso y algo más pero me avergüenza admitirlo.
—No te preocupes. — Lisa me guiña el ojo. — ¿Ya te vas a la morgue?
—Sí. Hoy me toca la amanecida. Mañana llegaré muerta de sueño.
—¿No te pondrás algún abrigo? Está haciendo mucho frío, te puedes refriar. — Karol se preocupa.
—Tiene razón, pero tendré que ir a mi apartamento para buscar uno.
—Eso no será necesario. Toma, mi regalo de cumpleaños. — Lisa me entrega una caja.
—¿Qué es?
—Ábrelo. — cuando lo hago, saco una hermosa chaqueta jean con detalles en diamantes bastante cool. Esto es muy Lisa. Me encanta.
—Está hermosa, muchas gracias. — la abrazo. — Me vendrá muy bien. — me la pongo de inmediato.
—Llevaré a Lisa, si quieres puedo darte un aventón. — Eric me dice mientras caminamos a la salida.
—No, la llevaré yo. — intercede Jack.
—Ninguno de ustedes me llevará. Tengo un auto nuevo, quiero probarlo e irme por mi propia cuenta. — les muestro las llaves.
—No me lo pongas más difícil, Melanie.
—Ya lo hablamos, ¿no te parece? — lo miro a los ojos. Está comenzando a molestarme que sea tan sobreprotector.
—Bien, tú ganas. — se da por vencido.
—Nos vemos mañana. — le doy un último beso y voy a mi coche. En el que he venido aquí. No es una Cherokee como la de Jack, pero sí es muy bonito y eficiente. Conduzco con cuidado, respetando las señales de tránsito hasta llegar a la morgue. Me espera una intensa tanda de trabajo.
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