dos | berrinches
dos | berrinches
– ¡Nana-chan! –escuchó el grito de sus dos nakamas.
– ¿Qué ocurre, chicos? –preguntó sin dejar de cuidar la comida que tenía en el sartén.
–El capitán quiere verte en la cubierta una vez que el desayuno esté listo. –habló Penguin. Shachi lo golpeó en la cabeza.
– ¡Yo iba a decírselo! –gruñó Shachi. Comenzaron a pelearse, Nana rió ya que le recordaban a Sanji y Zoro, sonrió con nostalgia. Terminó de cocinar el desayuno y sirvió tres platos en la mesa, para Bepo, Shachi y Penguin, la comida del capitán y de ella estaba lista pero no servida. Dejó el delantal a un lado y caminó hasta la cubierta.
Al llegar ahí vio a Law, estaba sentado en una silla, delante había una mesa y otra silla, estaba dándole la espalda a ella. Nana sonrió, se acercó a él por su espalda y quiso darle un susto pero Law volteó antes de eso.
–No se vale, volteaste antes. –gruñó Nana inflando los cachetes, se tiró al suelo y se cruzó de brazos. Escuchó el suspiro de Law y las maldiciones que lanzaba por lo bajo.
–Nana-ya. –le llamó, Nana lo miró sin quitar su expresión. –Necesito hablar contigo de algunas cosas.
–Si quieres decirme que estás enamorado de mí, déjame decirte que... –Law la calló.
–No es eso. Necesito saber más de ti y que tú sepas más de nosotros y nuestras reglas, formarás parte de nuestra tripulación dos años, es obligatorio que sepas qué tienes permitido hacer y...
– ¿Enserio quieres saber más de mi? –preguntó, Law asintió apretando los dientes ya que odia que lo interrumpan y esa chica tiene la costumbre de hacerlo todo el tiempo. –Bien, pregunta y yo respondo.
–Está bien, siéntate. –obedeció, se sentó frente a él cruzando las piernas arriba de la silla, Shachi y Penguin junto a Bepo salieron a la cubierta, interesados por la conversación. –Primero que nada, ¿eres usuaria? –Nana hizo una mueca.
–Sí, comí la Kine Kine no mi. –sonrió orgullosa, Law asintió.
–Recuerdo haber leído sobre ella, puedes mover objetos con la mente y en un grado mayor puedes causar presión a distancia sin necesidad de moverte. –Nana asintió sonriente. – ¿No lo sabías, cierto? –ella volvió a asentir sin borrar su sonrisa, Law suspiró. –Bien, ¿qué edad tienes?
– ¿Cuántos crees que tengo? –preguntó ella de vuelta.
–Dieciocho. –respondió Shachi, Nana negó.
–Diecinueve. –esta vez fue Penguin, ella volvió a negar.
–Cincuenta. –opinó Bepo, Shachi y Penguin lo golpearon en la cabeza mientras este se disculpaba por ser un oso parlante, Nana rió.
–Esto no es un juego de adivinanzas. –habló Law, todos hicieron un puchero simulando estar tristes. – ¿Cuántos años tienes, Nana-ya?
–Tengo veinte. –sonrió orgullosa, Law asintió. –Siguiente pregunta.
– ¿Tienes novio? –preguntó Penguin.
–Ya basta, ustedes se irán adentro si continúan interrumpiendo. –amenazó el capitán.
–De hecho, no tengo... –Law la interrumpió.
–Continuemos. ¿Sabes usar Haki? –ella giró su cabeza hacia un lado y negó.
– ¿Qué es el Haki?
–Una técnica que mejora tus habilidades de pelea, aprenderás a usar Haki. –escribió algo en una hoja de papel que tenía sobre la mesa y continuó. – ¿De cuánto es tu recompensa?
–Cincuenta millones de berries.
– ¿Eso lo obtuviste cuando te uniste a los Mugiwaras o antes?
–Obtuve esa recompensa cuando peleamos en Enies Lobby, fue muy divertido cuando nos enteramos de las recompensas, la reacción de Sanji al ver su cartel fue tan épica, y Usopp, es increíble que ni Luffy ni Chopper lo reconozcan, solo tiene una estúpida máscara encima... –comenzó a reír pero guardó silencio cuando observó a Law. –Tú...te reíste.
– ¿Qué? –preguntó haciéndose el desentendido, cambió su expresión al mismo tipo duro de siempre. –Eso no es cierto. –Nana se levantó y le tomó las mejillas.
–Reíste sinceramente, es la primera vez que te veo sin esa expresión de "atrévete a hablarme, rufián, y te sacaré los ojos con una cuchara" o esa de "soy el más despreocupado de todos, puede pasar un almirante y tres pacifistas frente a mí y sonreiré como si nada pasara aquí" –habló tratando de imitar la voz de él, Law evitó su mirada y se levantó.
–Se terminaron las preguntas por hoy, Nana-ya. –comenzó a caminar alejándose de ahí, dejando a la chica desentendida...pero feliz.
El peli-negro entró a su habitación y cerró la puerta detrás de él, se quitó su sombrero dejándolo sobre su cama, al mismo tiempo que se sentaba en la orilla de esta, se tomó las mejillas mientras soltaba un largo suspiro. Cerró los ojos viendo a la peli-verde en sus pensamientos, sonrió inconscientemente al mismo tiempo que soltaba una pequeña risita.
Frunció el ceño un segundo después, estaba actuando como un idiota. Se revolvió el cabello un poco estresado y se levantó, buscó entre sus libros y tomó uno al azar. Se recostó ligeramente en la cama y comenzó a leer.
Al principio estaba concentrado en el libro, cosa que no duró mucho ya que sus pensamientos lo interrumpían, y el ruido que había en la cubierta no ayudaba mucho tampoco. Terminó por cerrar el libro de golpe y dejarlo a un lado, cerró los ojos nuevamente mientras iba quedándose poco a poco dormido.
***
– ¿A quién le toca contar? –preguntó Shachi, todos rieron y lo señalaron, este bufó y se tapó los ojos. –Uno, dos, tres...
Todos salieron corriendo, Penguin se fue directo a su habitación, Bepo entró corriendo a la cocina mientras Nana corrió sin saber dónde esconderse. Al final tuvo una gran idea, se dirigió a la habitación del capitán y entró sigilosamente. Vio al peli-negro dormido tranquilamente, sonrió con ternura y se acercó a él.
–Parece...menos gruñón. –carcajeó ligeramente mientras acercaba su cara hacia la de él, mirándolo desde arriba. –No tiene su sombrero. –susurró, buscó con la mirada y encontró el sombrero a un lado de un libro sobre la cama, tomó el sombrero y se lo puso suavemente con la intención de no despertarlo, le acomodó el cabello debajo del gorro y sonrió orgullosa.
Law frunció el ceño sintiendo una presencia frente a él, abrió los ojos extrañado encontrándose con unos ojos verdes mirándolo fijamente, acababa de despertar teniendo en frente a una chica.
– ¡Te encontré, Nana-chan! –gritó Shachi entrando en la habitación, Nana se alejó rápidamente y comenzó a reír.
– ¡No corras, Shachi! –gritó ella corriendo detrás de él, cuando se escuchó el portazo el capitán se sentó bruscamente en la cama.
– ¿Pero qué mierda...? –gruñó él, suspiró cansado y llevó una mano a su cabeza, cuando sintió el sombrero sobre su cabeza se extrañó, él recuerda habérselo quitado antes de dormir.
Se levantó y tomó su Katana colocándosela sobre el hombro, caminó hasta la cubierta encontrándose a sus cuatro nakamas riéndose como locos.
–Hazlo de nuevo, Nana-chan. –pidió Penguin, la peli-verde asintió, tomó la pata de Bepo y la puso sobre su cabeza, simulando un gorro, se quitó el cabello de la cara y puso un semblante frío y frívolo.
– ¡¿Quién fue el idiota que compró pan?! –gruñó imitando la voz de Law, tanto Bepo como Penguin y Shachi comenzaron a reír, seguidos por la peli-verde. –Oh, sí, soy el cirujano de la muerte, tengo una recompensa de doscientos millones de berries y soy parte de la peor generación. –todos volvieron a reír, Law gruñó y se acercó a ellos, golpeándolos con la punta de la Katana en la cabeza a cada uno, dejándolos tirados en el piso.
– ¡Duele! –gritaron todos.
–Síganse burlando de mí y no la librarán. –amenazó, todos se hincaron en el suelo y bajaron la cabeza.
–Lo sentimos...
–Por ahora eso no importa. –se volteó mirando al mar, se quedó pensando durante unos momentos mientras su mente se desviaba a un tema en específico. –Tengo que iniciar con el plan para convertirme en Shichibukai. –susurró para sí mismo.
– ¡¿Shichibukai?! –exclamó Nana volando a su lado, quedando a su altura, Law se sorprendió de que le haya escuchado. – ¿Planeas aliarte a la marina? ¿Por qué?
–No debo darte explicaciones. –se excusó.
–Pero... ¿qué no somos nakamas? –preguntó quedando de pie en el suelo, Law bajó su mirada ya que ella era demasiado baja a comparación de él.
–Supongo que sí, somos nakamas. –Nana asintió.
–Los nakamas se cuentan todo, se apoyan entre sí y nunca te dejan a un lado. –habló ella girando su cabeza.
–Lo sé, Nana-ya, pero aún así no te lo diré. –ella asintió, se dio la vuelta y caminó hasta los demás, Law la siguió con la mirada. –Oe. –ella ignoró su llamado y continuó jugando con sus nakamas, Law suspiró. –Mujeres. –gruñó en voz baja.
El capitán dejó la Katana a un lado, se sentó en el suelo recargando su espalda en la baranda del barco, mientras veía a sus nakamas reír y jugar.
– ¿Quieren que les enseñe algo divertido? –preguntó Nana, todos sus nakamas asintieron, ella levantó su mano y abrió su palma frente a Bepo, fue levantando su mano poco a poco mientras Bepo se elevaba en el aire.
– ¡Voy a morir! –gritaba el oso asustado, Nana carcajeó, levantó su otra mano frente a Shachi y Penguin y los hizo volar igual.
– ¡No nos vayas a soltar, Nana-chan! –pidieron ambos, ella negó con una sonrisa.
–Confíen en su nakama, chicos. –sonrió, Law entendió que Nana le estaba tirando piedras por lo que se levantó molesto tomando su Katana. Caminó hasta ella con paso decisivo, la tomó del brazo y la obligó a mirarlo.
–Ponlos en el suelo. –ella asintió tragando en seco por la dura mirada de su capitán, dejó a sus nakamas en el suelo como lo había ordenado Law, este sin decir palabra la jaloneó arrastrándola hacia la habitación, una vez dentro cerró la puerta bruscamente y acorraló a la chica contra ella.
– ¿Por qué me trajiste aquí? Estaba divirtiéndome allá afuera. –hizo pucheros, Law rodó los ojos.
–No soportaré que te molestes y estés constantemente lanzando indirectas hacia mí. –gruñó, Nana se cruzó de brazos. –Yo soy tu capitán ahora y debes tratarme como tal, yo no soy como Mugiwara-ya.
–No, porque Luffy es menos gruñón. –le sacó la lengua, Law levantó su mano y en un rápido movimiento la puso a un lado de su cabeza, acercándose más a ella. – ¿Traffy?
–Bien, número uno: no me importa si Mugiwara-ya es menos gruñón o mandón, tu capitán ahora soy yo. Número dos: no quiero ver que estés por ahí alborotando las hormonas de mis nakamas. Y número tres: me llamo Trafalgar Law. –ella se quedó callada. – ¿Entendido? –asintió.
–Sólo hay un problema. –Law suspiró preguntando cuál era ese problema. –No puedo pronunciar tu nombre, Traffy, es muy difícil. –se excusó. –Tralga...Talfra...Fragal...
– ¡Trafalgar! –exclamó molesto. – ¡Tra-fal-gar!
–No puedo. –bajó la mirada.
–Entonces dime Law. –habló serio, Nana negó. – ¿Y ahora qué? ¿Por qué no?
–Traffy te hace parecer menos gruñón. –Law se quitó el gorro y se revolvió el cabello ansioso. – ¿Qué pasa?
– ¡Me desesperas! –exclamó tomándola de los hombros, Nana carcajeó ligeramente. –Sólo vete ya, no me importa cómo me digas.
–Entendido, Capitán Traffy. –se puso en posición de marine por lo que Law rodó los ojos. –Por cierto, ¿qué quieres para la cena?
–Cualquier cosa está bien. –se puso su gorro mientras se sentaba en la orilla de su cama.
–Entonces prepararé unos sándwiches. –sonrió orgullosa, un segundo después tuvo que esquivar un libro que salió disparado directo hacia ella. –Está bien, onigiris serán. –salió corriendo.
–Es como una niña pequeña...una molesta y exasperante niña pequeña. –susurró Law con media sonrisa en su rostro.
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