diecisiete | hell
diecisiete | hell
– ¿Ustedes también lo notaron? –preguntó Penguin asustado. –Sus ojos, ¿miraron sus ojos?
–Todos lo notamos, Penguin. –intervino Shachi. –Jamás la había visto actuar de esa manera, daba miedo.
–Pero lo mejor fue cómo se enfrentó a ese hombre. –mencionó uno de los chicos.
–Es cierto, las palabras tan rudas e hirientes que dijo fueron-... –todos se quedaron callados de pronto, escuchando un suspiro cansado, se dieron la vuelta dirigiéndole una mirada a Ryu, quien se hallaba sentado en una silla del comedor.
–Oye, Ryu, no te pongas así. –se acercó Shachi. –Todos estamos preocupados por ella pero la recuperaremos.
–Tenía miedo, Shachi, justo ahora debe estar muy asustada. –apretó los puños fuertemente. –No pude salvarla, debí haber estado con ella.
–Fue algo que nadie deseo, Ryu. –el cocinero negó con la cabeza repetidas veces mientras se levantaba.
–Nana-san hizo hasta lo imposible por impedir que se la llevaran, estuvo dispuesta a saltar al mar por ella, yo debí haberlo hecho. –la puerta se abrió mostrando a Nana, algunos le sonrieron dando apoyo, pero otros se mantuvieron atentos a lo que decía Ryu. –Ahora podrían estarle haciendo algo malo, y yo-...
–No le harán nada. –aseguró Nana acercándose. –La capturaron porque sabían que iríamos por ella, me buscan a mí así que no tienen porqué dañarla.
–Son piratas, no se detendrán por algo así.
–Sally estará bien, Traffy dijo que-...
– ¿Por qué estás tan confiada? ¿Acaso los conoces o algo parecido? –el ceño de Ryu se frunció bastante, enojado. – ¿Por qué se la llevaron justamente a ella?
–Estábamos hablando justo antes de todo lo que pasó, saben que somos cercanas y buscan la manera exacta de joderme. –Ryu estampó su puño contra la mesa, creando un estruendo.
–Los mataré si se atreven a dañarla de alguna manera, lo juro. –gruñó, Law pasaba fuera de la cocina en ese momento, y curioso se quedó a escuchar de qué hablaban.
–Ella estará bien. –volvió a hablar Nana perdiendo la paciencia.
–Sally-...
–Escúchame. –Nana lo tomó de la ropa haciendo que todos se sorprendieran. –Tu capitán dijo que la rescataríamos, debemos esperar hasta que los encontremos para eso, mientras tanto no podemos hacer nada, ¿de acuerdo? Yo confío a ciegas en la persona a cargo, si tú no lo haces...entonces no entiendo qué haces aquí.
La habitación quedó en silencio.
–Nana-chan. –susurró Penguin sorprendido, Nana no soltó a Ryu, en cambio, se acercó más a él y lo abrazó fuertemente, Ryu se quedó petrificado.
–Lamento esto, Ryu, de verdad. –el chico sintió sus ojos húmedos de pronto, sin esperar más se abrazó al delgado cuerpo de Nana, escondiendo su cara en el cuello de ella, para así comenzar a llorar. ¿Cuántas lágrimas más derramaría la tripulación ese día? –Prometo que la salvaremos, pero debes mantenerte firme y fuerte para eso.
–Lo siento, Nana-san. –susurró él entre lágrimas. –La preocupación es demasiada, jamás la habían separado de mi lado.
–Esto es mi culpa, así que me haré cargo. –el abrazo continuó, muchos de la tripulación se sintieron conmovidos.
Law suspiró justo antes de entrar a la cocina, una vez dentro todos lo miraron, Ryu y Nana se separaron un poco para mirarlo, él entró y se sentó en su silla habitual.
–Dejen el drama, ¿cómo creen que llegamos hasta aquí? Esto no es nada comparado a otras cosas que hicimos, ¿recuerdan cuando nos enfrentamos al pacifista? –sonrió de lado, la tripulación sonrió levemente sintiendo la tranquilidad que el capitán les transmitía.
–Es cierto, pero en ningún momento un nakama había sido arrebatado justo frente a nuestros ojos. –habló Bepo, todos lo fulminaron con la mirada. – ¡Lo siento!
–Traffy tiene razón. –habló Nana separándose de Ryu, pero sin soltar su brazo. –Puede que Sally haya sido arrebatada justo frente a nuestras narices, pero eso solo da otro motivo para patearle el trasero a esos tipos. –miró a Ryu y con sus dedos secó su rostro. –Relájate, deja esto en manos de los expertos. –le guiñó un ojo mientras sacaba la lengua, Ryu rió ligeramente, tranquilizándose.
–Gracias, Nana-san. –ella se dio la vuelta y miró a Law.
– ¿Cuál es el plan, capitán?
***
–Según lo que dijo Jean, el barco entró en esa cueva submarina. –habló Shachi.
–Es muy sospechoso. –mencionó Penguin.
–Lo más seguro es que nos estén preparando una emboscada. –opinó Law. –No creo que quieran negociar limpiamente.
–Tengo una idea. –Nana se hizo notar, todas las miradas se dirigieron a ella. –Sé exactamente lo que quieren así que habrá que dárselo.
–Ellos te buscan a ti, Nana-san, no podemos entregarte. –habló Ryu completamente seguro. –Hay que pensar en algo más.
–No, Nana tiene razón. –todos miraron sorprendidos al capitán, incluso Nana.
– ¿La tiene? –preguntaron todos a coro.
– ¿La tengo? –Law sonrió y la tomó del brazo sano.
–Si te atamos y fingimos entregarte bajarán su guardia. –aseguró. –Al menos, si creen la actuación que haremos.
–Estaba bromeando, ¿sabes? Posiblemente lleven semanas siguiéndonos, no creo que se confíen. –mencionó ella algo insegura.
–Nana-san es una excelente actriz, logró intimidarnos a todos hace un rato, quizás si hace eso contra ellos otra vez se rindan. –habló Bepo, Nana lo miró frunciendo el ceño. – ¡Lo siento!
–Justamente eso pensaba, habrá que tener varios planes por si algo resulta mal. –el capitán atrajo a Nana con él. –Habrá que atarte para simular que eres entregada contra tu voluntad.
–No sean tan crueles conmigo. –pidió llorando falsamente.
Algunos de la tripulación se encargaron de atar a Nana para que pareciera no poder moverse, ella lloriqueaba cada tanto quejándose de su propia idea; mientras, el capitán les explicaba lo que harían cada uno, siguiendo el plan.
–No podemos estar seguros de que si nos capturan utilicen cadenas o esposas normales, ¿y si tienen de Kairoseki? –mencionó Penguin. –Capitán, usted y Nana son usuarios, eso sería una clara desventaja.
–Jean Bart será nuestro As bajo la manga, él esperará a que algo malo ocurra para actuar, su fuerza vale por la de decenas de hombres. –Jean asintió tras las palabras del capitán. –Esperemos que esto se resuelva fácil, pero si hay que pelear lo haremos.
Finalmente entraron en la cueva submarina, el capitán junto al grupo A esperaban a que salieran a la superficie de la cueva para abrir la puerta principal, sabían que los esperaban ahí. Nana estaba atada de ambos pies y manos, simplemente siendo sostenida por Law.
–Recuerda nuestra promesa, Traffy. –pidió Nana, Law la miró. –Ese hombre tiene a un ejército, que aunque no sean muy fuertes son muchos, tengan cuidado. –el moreno sonrió.
–Deberías estar más preocupada por ti, estarás en territorio enemigo. –Nana tragó saliva duramente.
–Por favor, si las cosas se complican y algo sale mal, dile a Sally que ese perfume de frutas que compró la semana pasada huele horrible, yo no me atreví a decírselo. –Law le soltó un zape.
–Preocúpate por algo más importante. –Nana asintió poniendo una expresión preocupada.
–Pero, de verdad, huele muy feo. –lloriqueó. –Es tan fuerte ese aroma que pareciese como si hubieran exprimido un limón sobre ella... ¡espera! No le digas lo que te estoy diciendo, eso es demasiado cruel. –asustada y nerviosa se retorció aún en brazos de Law. –Dile que...que es demasiado exótico para ella, quizás eso suene mejor que decirle que parece un limón andante. ¡Ah! ¡Eso no suena mejor!
Law sólo la miraba hacer muecas y expresiones, sabía que detrás de todo eso ocultaba el miedo que verdaderamente sentía en una situación así, estaba a punto de ser entregada al enemigo. Recordó entonces lo que ocurrió justo antes de caer dormido, si es que podía decirse así.
Tomó a Nana de la cara y la giró para mirarla de frente, ella no se callaba, hablaba cosas sin sentido y se regañaba a sí misma por cualquier tontería que decía, gritándose en tercera persona.
– ¡Traffy, estoy criticando a Sally aún con todo lo que está pasando! –lloriqueó de nuevo. – ¡Basta ya, Nana, contrólate!
De manera poco suave atrajo a Nana hasta él, ella le debía algo importante y debía vengarse por ello; colocando una mano tras la nuca de ella unió sus labios con los de la peli-verde, con lo que por fin guardó silencio.
– ¡¿Eh?! –exclamó el grupo A, quienes se encontraban ahí, Ryu, Shachi, Penguin, Bepo y otros tres chicos más.
– ¡Capitán, Nana-chan! –gritó Penguin llorando.
El beso duró alrededor de cinco segundos que se hicieron eternos, justo cuando el submarino llegó a la superficie Law se separó de ella, le sonrió de manera arrogante al verla sonrojada y alterada.
–Me lo debías, ladrona. –volvió la vista al frente, Nana comenzó a retorcerse aún en sus brazos.
– ¡Te aprovechas que no puedo cubrirme la cara porque tengo las manos atadas, desgraciado! –exclamó ella indignada. – ¡Ya verás cuando esto acabe!
–Me gusta esa actitud, enójate así cuando te esté entregando al enemigo. –la puerta se comenzó a abrir dejando entrar algo más de luz, con lo que el sonrojo de Nana se hizo más notorio. –Baja la sangre de tu cara, pueden sospechar. –Nana gruñó y giró la cara para otro lado, sabía que Law tenía razón, aunque la vergüenza seguía ahí.
–No sé si pueda verlos de la misma manera a partir de ahora. –murmuró Ryu incómodo con la situación.
–Aunque antes ya eran pareja. –recordó Bepo, Law lo miró fríamente. – ¡Lo siento!
–Ya vamos a salir, ¿lista? –Nana asintió sin mirarlo. –Si quieres reclamar o pedir devolución, asegúrate de cumplir con el plan. –tras eso salió a la cubierta.
Nada más salir se encontraron rodeados de cientos de hombres y mujeres listos para atacar, Nana tenía razón, tenían un ejército. Law caminó con pasos seguros y confiados arrastrando a Nana con él, quien había adoptado su aura asesina.
–Se los dije, muchachos. –habló Hell, mientras salía de entre la multitud, era fácil reconocerlo, puesto que medía más de dos metros y sobresalía de los demás. –Este hombre es bastante astuto, no se metería en una pelea sin sentido.
– ¿Dónde está ella? –preguntó Law con voz fuerte.
–La llorona, ¿eh? –preguntó con humor, dos hombres se acercaron junto a Sally, quien venía caminando a duras penas entre tanto temblorío de su cuerpo.
– ¿Estás bien, Sally? –preguntó Ryu acercándose, ella llorando asintió.
–E-E-Est-Estoy b-bie-n. –balbuceó ella, Hell carcajeó asustándola aún más.
–Mírenla, parece un gatito asustado. –todos comenzaron a reír, Sally bajó la mirada volviendo a llorar.
–Entrégamela, y te daré lo que quieres. –Hell guardó silencio seguido por su séquito, Law lo miraba con determinación.
– ¿Así de fácil dejas ir a un compañero? –miró a Nana a lo lejos.
–Eso no te incumbe, mientras me entregues a mi nakama te daré lo que quieres. Un remplazo es sólo eso. –Hell sonrió de lado.
–No sé si creerte, ¿tú qué dices, Shina? –preguntó él acercándose más al barco, a pesar de haber cierta distancia entre la orilla y el submarino. – ¿Qué opinas de que tu capitán te esté entregando así nada más?
–Este hombre no es mí capitán, no compares a Luffy con alguien como él. –Law la arrojó al suelo delante de todos.
–Déjala ir. –ordenó Law.
–Háganlo. –los dos hombres se acercaron al submarino, uno de ellos aventó a Sally dejándola libre, ella subió al submarino y corrió a abrazar a Ryu, el otro subió y tomó a Nana del cabello para ponerla de pie, dándole el rostro a Hell.
– ¿Te sientes traicionada, Shina? ¿Tú también llorarás? –el hombre que la sujetaba comenzó a caminar llevándola a la fuerza.
– ¿Crees que merece la pena? –respondió ella.
– ¿Sabías que responder una pregunta con otra es una falta de respeto? –Nana sonrió.
– ¿Y tú sabías que eso no me importa? –el verdugo jaló de su cabello haciendo que Nana gritara de dolor. –Suéltame, maldición, me puedo mover yo sola.
– ¿Y si se te ocurre escapar? –preguntó Hell con sarcasmo.
– ¿A dónde iría? –Nana sonrió, Hell ordenó que la soltaran del cabello, sin embargo, la tomaron del brazo para llevarla, la bajó del submarino y las personas abrieron paso para dejarles pasar.
–Ustedes, no quiero verlos cerca de esta zona, y si alguien se entera de este lugar tu tripulación terminará igual que ella. –Law se mantuvo serio ante la amenaza. –Largo.
–Espera, sólo una cosa más. –habló Law, Hell levantó una ceja. –Déjanos llenar nuestros suministros a cambio de algo.
–Te escucho. –Law hizo un Room, trajo de quién sabe dónde dos libros de pasta naranja y roja.
–No. –susurró Nana asustada, se soltó del agarre del tipo y se dio la vuelta. – ¡Eso no, Trafalgar! –exclamó enojada, Law sonrió de lado y extendió la mano con los libros hacia Hell.
–El volumen 2 y 3 de los libros de Tamiya Jin, así será más fácil completar el rompecabezas. –Hell sonrió.
–Es sospechoso, pero qué más da, mientras ustedes estén en desventaja tomaré lo que me des. –extendió los brazos y miró a su ejército. –Dejen que el submarino amarillo recargue todo tipo de recursos, los demás pueden irse, manténganse alerta.
El hombre que llevaba a Nana volvió por ella, se la llevó a la fuerza aún cuando Nana se retorcía maldiciendo a Law, finalmente y cuando desapareció de la vista de todos, la gente comenzó a irse.
–Traigan su barco de este lado, aquí les daremos lo que necesitan. –Law ordenó a uno de los chicos que moviera el submarino.
– ¿Q-Qué? ¿Por qué Na-chan-...? –Ryu acarició la cabeza de Sally, dándole a entender que todo estaba bien. – ¿Ryu?
–Pronto nos iremos,Sally, ve a adentro a saludar a los demás. –le guiñó un ojo, Sally se limpiólas lágrimas y entró, donde sabía que le explicarían con tranquilidad quépasaba.
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