cuatro | nakamas

cuatro | nakamas

Era lunes por la mañana, el viento soplaba ligeramente y el sol brillaba lo suficiente como para hacer de ese día un hermoso día.

Aunque Law estaba seguro de que en cualquier momento le explotaría la cabeza.

Y si no sucedía pronto él terminaría golpeándose tan fuerte hasta que explote por fin.

– ¡Ya no te soporto! –gruñó Law con la mandíbula tensa, la peli-verde paró de cantar y se quedó completamente quieta en la cama. – ¡Guarda silencio de una puta vez!

Hacía una semana que dejaron la última isla, las provisiones se estaban agotando pero eso no era un problema, Bepo aseguraba que la siguiente isla estaría muy cerca, que esa noche llegarían sí o sí. Por "siguiente isla" se referían a "esa isla", donde se reencontrarían con los nakamas que faltaban.

El problema era que hasta que no llegaran a esa isla no podrían conseguir lo que hacía falta para la habitación de Nana.

La chica se la había pasado toda esa semana cantando sobre lo emocionada que estaba porque tendría su propia habitación y tenía mil ideas para decorarla, pero por otro lado se sentía triste porque ya no tendría piyamadas con Law.

Brincaba sobre la cama de Law canturreando mientras el moreno trataba de concentrarse leyendo un libro sobre el comportamiento animal.

No le interesaba en lo absoluto pero necesitaba alejar su cabeza un momento de aquella niña, porque sí, una niña de ocho años actuaba con más madurez que ella.

–Traffy...

– ¡Nada de Traffy! –Nana se encogió en su lugar sintiéndose intimidada por la mirada llena de furia de Law. – ¡Te la pasas todo el día gritando, cantando y saltando por ahí y ya me harté de ti! –la peli-verde bajó la cabeza como un perrito regañado.

–Yo solo quiero jugar contigo. –se excusó, Law apretó los puños.

–Fuera de aquí, Nana. –la nombrada levantó la mirada sorprendida de que Law la estuviese corriendo. –No vuelvas a esta habitación hasta que no madures. –se dio la vuelta y continuó leyendo, aunque no prestaba del todo atención al libro.

Trató de calmar su respiración que se había agitado tras los gritos, aún no descargaba toda su ira acumulada por el estrés, pero sinceramente no quería hacerlo, mucho menos con ella. Había sido un poco duro al correrla de esa forma pero enserio necesitaba relajarse aunque sea un poco.

Se escucharon unos pasos y seguido como se abría y se cerraba la puerta, la habitación quedó en completo silencio, silencio que Law añoraba y ahora tenía por fin.

Suspiró tirando su cabeza hacia atrás, cerró los ojos y sacudió su cabello con sus manos, su sombrero descansaba ahora en el escritorio. Se quedó en la misma posición por al menos unos minutos, relajándose, cuando se dio cuenta de algo.

El silencio lo aturdía.

Levantó la cabeza extrañado y negó volviendo a tomar el libro, lo abrió justo donde se había quedado y trató de distraerse del incómodo silencio leyendo un apartado sobre los comportamientos extraños en los cachorros.

Leyó un par de párrafos sin ganas hasta que analizó una pequeña frase escrita en aquellas páginas.

-Los canes llaman la atención de diferentes maneras, ya sea ladrando, estando en constante movimiento o molestando a sus dueños, esto lo hacen a cambio de carisias, mimos, algún premio o reconocimiento.-

Frunció el ceño y releyó el párrafo, tal vez la actitud de Nana no era tan diferente a un cachorro falto de atención.

Eso era justo lo que ella quería, que Law jugara con ella, bien se lo había aclarado ya. Las preguntas aquí son, ¿acaso no le bastaba con toda la atención que le dedicaban sus demás nakamas? ¿Por qué justo quiere atención de Law?

El moreno era de todo menos tonto, pero claro que no, se hacía una loca idea de lo que le pasaba a Nana, si bastante obvia que es. Cerró el libro y lo dejó junto a su sombrero, no hablaría ahora con ella, enserio seguía molesto y sabía que tan solo con verla comenzaría a gritarle de nuevo, y no quería eso.

***

–Entonces me gritoneó muy feo y me corrió de su habitación. –sollozó exageradamente la peli-verde, Bepo asintió y acarició su cabello, ella sorbió la nariz y se abrazó más fuerte al oso.

–El capitán solo está del mal humor, Nana-chan. –se excusó Shachi.

–Es cierto, ya sabes que es algo gruñón. –esta vez fue Penguin.

– ¡Le diré al capitán lo que dijiste de él! –amenazó Shachi con una sonrisa malvada.

– ¡Ni se te ocurra! –ambos comenzaron a pelear, Nana no pudo evitar reír al ver aquella escena.

En cuanto salió de aquella habitación subió a la cubierta y saltó a los brazos de Bepo, donde rompió a llorar, Bepo estaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas, mientras Nana estaba sentada sobre sus piernas y se abrazaba a él como un koala.

–El capitán te aprecia mucho, Nana-san. –susurró Bepo. –Pero su personalidad es muy diferente a la tuya. –Nana se limpió las lágrimas con su antebrazo y miró a Bepo a los ojos.

– ¿Crees que soy muy molesta? –preguntó, Bepo negó.

–Simplemente así eres tú, estás acostumbrada a lo divertido, al capitán le es difícil tratar con alguien así. –Nana asintió. –No cambies, Nana-san. –esta vez Bepo la abrazó a ella, Nana correspondió sonriente.

–Eres muy sabio, Bepo. –alagó ella, Bepo se sonrojó y se separó de ella.

– ¡Lo siento! –Nana rió.

El capitán sonrió de lado escondido detrás de la puerta que llevaba a la cubierta, escuchando y presenciando todo. Le gustaba la relación que llevaba Nana con sus nakamas, ya que se había acoplado muy rápido.

Tras las palabras de Bepo se quedó meditando un poco. Es cierto que Nana era bastante pesada y molesta...pero se le quería aún así. Lograba hacer que las personas la odiaran y la amaran al mismo tiempo, algo así como una resaca luego de una fiesta.

Disfrutabas de tomar y tomar aunque sabes que te odiarás por el dolor de cabeza al día siguiente, pero amas ir de fiesta y tomar. Se vuelve algo más que un pasatiempo, es algo que disfrutas aunque suele ser difícil.

Nana era una resaca bastante pesada, pero que valía la pena.

Sus personalidades eran completamente diferentes, opuestas. Nana no se daba por vencida y se esforzaba buscando a Law, sacándolo de la rutina aburrida que lleva, pero Law no hacía lo mismo, esa era la razón por la que Nana lo buscaba tanto, quiere atención de su capitán, atención del único en el barco que no la busca por su cuenta.

Law no buscaba a Nana para pasar un rato con ella, y si no es porque ella va tras él todo el tiempo ellos posiblemente apenas y se hablarían, porque sus personalidades chocan al ser tan distintas, en este tipo de situaciones la ley de "los opuesto se atraen" no aplicaba para personas como Law, ya que una persona seria, fría y calculadora jamás iría detrás de un llamativo, bipolar y extrovertido.

Así no funcionan las cosas para él, pero para ella sí.

Ya no quedaba duda en ese aspecto, Nana lo molestaba tanto por ser de personalidad opuesta a ella, nada más. De pronto, Law se sintió nuevamente estúpido por complicar las cosas y meter ideas locas a su cabeza.

Con el ceño ligeramente fruncido se alejó de ahí, escuchando la risa de sus nakamas.

Unas horas más tarde.

–Les dije que llegaríamos esta noche. –presumió Bepo.

–Aún no es de noche así que... ¡mal! –contradijeron Shachi y Penguin.

La isla estaba frente a ellos. Luego de un mes de camino por fin estaban frente a tan esperado destino. Law no había hablado con Nana en todo el día, ella le volteaba la cara de forma exagerada mostrándole lo indignada que estaba.

Law no se molestaba por eso, Nana era así y no tendría sentido reclamarle nada ya que se enojaría aún más y las cosas se irían directo al caño.

–Por fin nos reuniremos con los demás. –habló Penguin, se dio la vuelta y vio a Law. – ¡Capitán, llegamos!

–Lo noté. –respondió acercándose a ellos, quedando entre de Bepo y Nana, quienes miraban la isla acercándose. –Hay que preparar todo, habrá que quedarnos al menos un par de días para salir de la rutina.

– ¿Tendremos que buscar algún Hotel? –preguntó Bepo.

–Sería lo mejor, además, recordemos que aún faltan cosas para la habitación de Nana. –sus nakamas asintieron. –Nos encargaremos de eso al bajar a la isla. –se dirigió adentro de nuevo, caminó hasta su habitación y entró cerrando la puerta detrás de él.

***

– ¡Chicos! –gritó Penguin levantando su mano derecha, él, Penguin y Bepo salieron corriendo a saludar a sus compañeros, otros cuantos chicos con trajes iguales a los de Shachi, Penguin y Bepo, además de un gigante que triplicaba la altura de Law estaban ahí.

– ¡Capitán! –exclamaron todos, saltaron hacia Law y lo abrazaron, seguidos de Jean que imitó la acción, casi sacándole las tripas a todos con la fuerza de sus brazos.

– ¿Quién es ella? –preguntaron en general mirando a la chica, ella sonrió y se inclinó ligeramente.

–Buenas, mi nombre es Nana. –sonrió.

–Nuestra nueva nakama, cocinera temporal. –Explicó brevemente.

– ¡Imposible! –exclamó una voz femenina, Nana se giró a mirar. – ¡Ya no seré la única mujer a bordo! –una chica mucho más alta que Nana saltó hacia ella y la abrazó, dándole vueltas por el aire.

Su cabello era largo y rizado, tenía unos grandes ojos cafés y vestía el típico mono naranja que ahora también Nana llevaba, sólo que ella lo usaba completo mientras Nana solo hasta la cintura, amarrando las mangas de este a su alrededor.

Su vestimenta usual era esa, utilizaba una camiseta básica de colores lisos como negro o blanco debajo, el mono y las botas que todos llevaban siempre lo traía puesto pero algunas veces le gustaba usarlo por completo y otras solo la parte inferior, dejando la parte superior suelta.

–Déjala ya. –ordenó Law, la chica se separó aún sin soltarla, Nana se sostuvo de ella para no caer por el gran mareo que le provocó. –Nana, ella es Sally.

– ¡Yo soy Sally! –exclamó ella. –Me gusta tu nombre, ¿qué significa?

–No lo sé. –murmuró ella extrañada por la alocada personalidad de la morena.

– ¿Quién dejó que tomara Cola? –gruñó Law, todos señalaron a alguien en el fondo. –Ryu, ven acá.

–Lo siento, capitán, ella me lo pidió por favor y yo no pude... –comenzó a excusarse un chico que había pasado al frente, Law levantó la mano y lo paró.

–No es por eso. –tomó a Nana del brazo separándola de Sally, quien no paraba de hablar, situó a Nana frente a el chico y los presentó. –Él es Ryu, nuestro cocinero, Ryu, ella es Nana, ambos trabajarán juntos.

Law terminó por presentarlos a todos, Ryu resultó ser muy amable pero bastante nervioso a la vez, Sally cayó dormida gracias a una inyección que le puso Law, explicó que se había vuelto loca por la Cola que ingirió y que una vez que se le pasara ya no la reconocerían.

Todos rentaron habitaciones en un hotel, a Nana le tocó dormir con Sally cosa que agradeció, ya que podría dormir y hablar con una chica, extrañaba a Nami y a Robin, sin duda, Sally no podría reemplazarlas pero el apoyo femenino nunca estaba de más.

Nana se había sorprendido bastante al conocer a toda la tripulación, pues pensaba serían más relajados que Bepo, Shachi y Penguin, pero se dio cuenta de que no, el capitán era el más centrado y serio del submarino, acababa de confirmarlo.

Extrañaba a los Mugiwaras, pero no le molestaba la compañía de los Piratas Heart. Nana no era mucho de meditar las cosas pero en ese momento su cabeza se hallaba llena de pensamientos.

Como quisiera estar con ellos...

Pero aún no era tiempo, debía esperar y entrenar dos años para verlos de nuevo, dos años que valdría la pena gastar con tan especial tripulación.

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