cinco | terror

cinco | terror

– ¡¿Enserio yo hice eso?! –preguntó asombrada la morena, Nana asintió mientras carcajeaba. –No te rías, Na-chan, fue muy grosero de mi parte saltar hacia ti como si nos conociéramos de toda la vida. –murmuró ella inflando las mejillas.

–No fue grosero, si tú no lo hacías lo haría yo de todos modos. –admitió.

Por fin había llegado la noche, las chicas habían decidido tener una piyamada...Nana estaba obsesionada con las piyamadas...estaban listas con sus piyamas simplemente conversando, cuando Sally tocó cierto tema en la conversación.

– ¿Cómo te llevas con el capitán, Na-chan? Me imagino que ha de ser algo difícil para ti siendo él tan serio. –Nana se encogió en hombros.

–Traffy me agrada mucho, aunque siempre actúa más estricto cuando se trata de mí. –admitió. –Debe ser porque aprecia más a Shachi, Penguin, Bepo y a los otros, yo simplemente llevo un tiempo con ellos. –se encogió en hombros.

– ¿Traffy? –preguntó Sally aguantando una pequeña carcajada.

–Yo le puse ese apodo. –sonrió orgullosa. – ¿Suena mal? –preguntó esta vez asustada, Sally ahora sí rió fuerte.

–Claro que no, es solo que... ¿qué piensa él sobre que le digas así? –Nana miró hacia un lado poniendo una mueca de concentración, recordando...ciertas cosas.

[1] – ¿No puedes pasar ni un día sin decirme Traffy?

[2] –...Suena...estúpido.

[3] –Intenta decir Trafalgar, o por lo menos Law.

[4] –...no soy un niño como para que me llames por un diminutivo.

[5] – ¡Nada de Traffy!

[6] – ¡Trafalgar! ¡Tra-fal-gar!

–Le gusta ese apodo. –sonrió.

– ¿Enserio? Vaya... –negó riendo. –Por lo que me cuentas parece que ambos se llevan bien, aunque por alguna razón los noté algo distantes. –Nana recordó la "pelea" y se cruzó de brazos inflando los cachetes.

–Es cierto, ya recordé que es un tonto. –Sally giró su cabeza y frunció el ceño. –Yo solo quería jugar con él pero...

Así, durante toda la noche, Nana le contó a Sally mil cosas, desde cómo fue que se unió a los Piratas Heart, hasta cuando volverá con los Mugiwaras.

Al día siguiente todo había comenzado tranquilo, para empezar, Sally y Nana despertaron a la hora de la comida porque no habían podido dormir mucho la noche anterior, Law les dio el día libre a todos avisando que partirían mañana hacia su siguiente destino.

Habían quedado de comer todos juntos en un restaurant en el pueblo, así que se encontraron todos en ese lugar pasando el medio día.

– ¿Se te ha bajado la locura ya? –preguntó uno de sus nakamas, Sally se sonrojó y asintió.

– ¡Buenas! –exclamó Nana muy animada, todos saludaron, tomaron asiento en una de las sillas y esperaron a los demás.

– ¿A dónde creen que vayamos saliendo de esta isla? –comentó uno de ellos, los demás se encogieron en hombros.

–Nana-chan. Shachi y Penguin nos comentaron que antes eras parte de la Banda de los Mugiwaras. –habló un nakama, Nana asintió sonriente.

–Así es, solo me tomé una pausa de dos años para entrenar, Traffy me salvó y me aceptó en esta tripulación con ustedes. –respondió animada.

–Tu capitán fue el loco que le declaró la guerra al Gobierno Mundial en Enies Lobby ¿En qué pensaba al hacer algo como eso? ¿Por qué tú y tus demás nakamas no lo detuvieron? –Nana rió.

–No fue solo él, todos lo hicimos, fue para salvar a una nakama. –los demás prestaron atención a sus palabras. –No la dejaríamos enfrentar sus problemas ella sola.

– ¿Y lo de la guerra de Marineford? –ella hizo una mueca, Law le había contado lo que ocurrió ahí, le dolía pensar en lo que había sufrido Luffy y en la muerte de Ace, solo había visto a Ace en persona una vez en Arabasta pero por lo que Luffy decía él era una buena persona, y ella misma lo comprobó aquella vez.

–Supimos que se presentó ahí porque su hermano iba a ser ejecutado, el capitán dijo que iríamos a recogerlo y lo hicimos, logramos salvarle la vida, pero nos sorprende que haya hecho todo eso. –continuaron hablando.

– ¡Capitán, por aquí! –llamó Penguin agitando la mano, Law venía entrando al restaurant, todos sus nakamas animadamente comenzaron a saludar, Law simplemente llegó y tomó asiento donde le habían apartado.

– ¿Ya ordenaron? –todos asintieron.

–Nosotras no. –habló Sally mirando a su alrededor. – ¿Dónde estarán los camareros? –se cruzó de brazos buscándolos.

Pasaron otros diez minutos mientras hablaban todos animados, la comida fue servida y todos comenzaron a comer, Nana se sorprendió al principio ya que no se lanzaron por la comida como animales hambrientos...como lo habría hecho su capitán.

– ¡Esto está tan bueno~! –canturreó Shachi.

–Así es, aunque no tanto como la comida que prepara Nana-chan. –alagó Penguin.

– ¿Enserio es tan buena cocinando? –preguntó uno de los chicos.

– ¡Claro que sí! ¡Prepara raciones gigantes de comida en unos minutos! –exclamó Shachi.

–Ya quiero probar lo que Ryu y Nana-chan prepararán juntos para nosotros. –así continuaron comiendo.

–Esta sopa está muy buena. –sonrió Nana. –Aunque está demasiado líquida.

–Pienso lo mismo. –habló una voz delante de ella, hasta ese momento se había dado cuenta de que estaba sentada delante de Ryu. –Si fuera un poco más líquida sería un té, algo de crema le daría la consistencia perfecta. –Nana sonrió.

–Exacto. –Ryu la miró y sonrió. –Crema y unos minutos más a fuego lento le darían el toque, así se consideraría una sopa perfecta.

– ¿Y ahora por qué hablan de sopa? –preguntó Bepo extrañado, Nana rió.

–Mañana partiremos a medio día –comenzó a hablar el capitán llamando la atención de todos. –, por eso se encargarán de cargar lo necesario para un viaje largo, de aquí iremos hacia la Isla Palentir.

– ¿Isla Palentir? –cuestionó Nana, Law la ignoró y continuó hablando.

–Ryu, tú te encargarás de hacer la lista de provisiones de comida... –mientras continuó hablando, Nana esperaba a que dijera su nombre y le diera una orden, justo cuando había creído que se había olvidado de ella la mencionó. –Nana, las bebidas.

Nana se quedó con la boca abierta al darse cuenta de que a todos les había dado explicaciones, y que ella dos palabras fue lo único que recibió, parecía una tontería ante los ojos de todos, pero Nana...

Decidió dejar las cosas como estaban y continuar comiendo con una expresión molesta.

– ¿Qué ocurre, Na-chan? –preguntó Sally extrañada al verla masticar la comida bruscamente y con el ceño notoriamente fruncido.

–Nada. –dio otro mordisco de manera violenta.

– ¿Nana-chan? –habló Ryu.

–No tengo nada. –Shachi y Penguin la miraron.

– ¿Estás segura, Nana-c...?

– ¡Que sí! ¡No tengo nada! –exclamó molesta, todos decidieron dejarla en paz y volvieron a lo suyo, Bepo quien estaba sentado al lado izquierdo de Nana se dio la vuelta hacia ella.

–Na...

– ¡Buaaah! –comenzó a llorar, se lanzó a Bepo y lo abrazó, todos en la mesa la miraron extrañados. – ¡Todos los hombres son iguales! –Bepo sin saber muy bien qué hacer comenzó a acariciarle la cabeza. – ¡Sólo se preocupan por ellos mismos!

– ¿Qué? –preguntaron todos en general, Shachi y Penguin se encogieron en hombros y continuaron comiendo.

–Ya, ya, Shachi, Penguin y yo sí nos preocupamos por ti. –la calmó él, Sally se acercó y sin saber qué hacer tampoco se unió al abrazo.

–Yo igual me preocupo por ti, Na-chan. –Law rodó los ojos y siguió comiendo.

–Dramática. –ironizó él en voz alta, Nana al escucharlo se levantó bruscamente separándose del abrazo y señaló a Law con el dedo.

– ¡Tú eres un tonto! –todos miraron al capitán, este se quedó con el bocado en la boca mientras la miraba a los ojos. – ¡No te permito que me hables! ¡Ni aunque me pidas perdón! ¡Ni aunque me hagas volar con tu burbujita azul! ¡Ni aunque me dejes usar tu espada...! Bueno, eso sí. ¡Pero no! ¡Me voy!

Sin más salió refunfuñando del restaurant, Law se quedó quieto mirando por donde se fue, tragó el bocado y continuó comiendo sin más con la mirada de todos puesta en él.

– ¿Qué fue todo eso? –preguntó uno de ellos.

–Sigan con lo suyo. –habló el capitán. –Es la costumbre.

***

– ¿Por qué debo acompañarte yo a comprar sake, Na-chan? –preguntó Sally un poco temerosa.

–Si no querías venir te hubieras quedado. –habló sin darle tanta importancia.

– ¡Me trajiste a la fuerza! –exclamó Sally ofendida.

– ¿Qué más da? Ya estamos aquí. –sonrió Nana admirando a su alrededor, estaban en una calle donde todos los locales eran bares o tabernas, cabe resaltar que no había ni una mujer cerca.

Según lo que habían investigado, había una parte del pueblo cuyos habitantes casi nunca rondaban, esto porque la mayoría de los bandidos y ladrones de la isla se juntaban ahí, Nana escuchó rumores sobre el buen sake que se servía en esos bares, así que no dudó ni un segundo en ir a comprar.

–Mañana zarparemos a medio día, podemos venir antes de eso cuando no esté oscureciendo. –le tomó de la mano asustada.

–No tengas miedo, ¿qué es lo peor que podría pasar?

– ¡No digas eso! ¡Siempre que alguien dice eso es porque algo muy malo pasará! –Nana rió y se acercó a un bar.

–Tonterías. –abrió la puerta, todos en el bar se quedaron callados y miraron a la puerta, Nana guardó silencio al ver a todos los ladrones, caza recompensas, bandidos y piratas ahí.

–Sally... –llamó Nana seria.

– ¿Qué pasa? ¿Escapamos? –murmuró escondiéndose detrás de ella.

–No, estás pisando mi zapato y no puedo caminar. –Sally dio un brinco hacia atrás, Nana sonrió y se dirigió hacia la barra.

– ¿Qué pasa, señoritas? –habló el camarero, que parecía ser dueño del bar.

–Escuché que por estos rumbos puedo encontrar sake del bueno. –Sally se sorprendió al escucharla hablar de esa forma, se posicionó a su lado admirándola. –Haz tu trabajo y saca algunas botellas, hombre.

La barbilla de Sally estaba que chocaba contra el suelo, el aspecto de Nana era tan...distinto, hasta lucía atemorizante. La posición de su cuerpo que indicaba seguridad, el tono de su voz, sin temblar ni siquiera un poco, esa sonrisa sarcástica sin mostrar dientes, pero sobre todo sus ojos.

No mostraba ninguna clase de sentimiento en ellos.

–Un par de niñas no deberían estar por estos lugares. –sacó de debajo de la barra una botella de sake, Nana la tomó entre sus manos y la revisó. –Suele ser peligroso.

–No sabes qué tan poco me importa. –le arrebató el tarro a un hombre que estaba a su lado, destapó la botella con facilidad y sirvió sake en ella.

–Vaya, una chica ruda. –ironizó un hombre que estaba cerca, Nana se dio vuelta recargándose en la barra, tomó el tarro de sake entre sus manos y bebió sin más, a su lado Sally estaba lo más cerca a ella que podía, el ambiente de ahí no le gustaba para nada. – ¿Qué haces por aquí?

–Bueno, buscando compañía como la tuya está claro que no. –dio otro sorbo al sake, un pequeño "oooh" se escuchó de fondo.

– ¿Nombre?

–Shina. –dejó el tarro en la barra. –Pero para ti soy señorita "Demasiado para un perdedor". –levantó la caja que el camarero le había proporcionado, le dejó unos billetes en la barra y le sonrió sin mostrar los dientes, con su mano libre levantó la botella de sake que había abierto previamente y se la dejó a Sally, ella la tomó temblando, Nana le tomó la mano y comenzó a caminar fuera de ahí. –Piérdanse, patanes.

Salieron de aquel lugar a paso apresurado, a Sally le temblaban las rodillas. Nana le quitó la botella de la mano a su amiga y bebió un poco más.

– ¡¿Qué diablos fue eso?! –exclamó Sally sorprendida y asustada.

–Soy una excelente actriz. –fue su respuesta, tomó otro trago de la botella, Sally molesta se la quitó.

– ¡Explícate! –Nana miró a su alrededor.

–Aquí no, Sally, andando. –siguió caminando, Sally gruñó molesta pero igual la siguió. –Devuélveme la botella.

– ¡Claro que no! –Nana suspiró.

–Sin ese trago me era imposible arriesgarme tanto, enserio lo necesito. –Sally se lo pensó un poco sin quitar esa expresión molesta, le devolvió la botella, Nana bebió otro poco sosteniendo la caja debajo de su brazo izquierdo. –Conozco muy bien cómo es la gente de estos lugares, me ha tocado estar en situaciones similares, estaba escapando fácilmente de ellas. –Sally siguió con esa expresión. –Perdón si te asusté, yo...

– ¡Pero claro que me asusté! ¡Ese tipo era más alto que el capitán...y el capitán es muy alto! –Nana asintió riendo.

–Cierto, Traffy es muy alto. –bebió de nuevo.

– ¡No me cambies de tema! –la gente que pasaba cerca de ellas las miraban pelear pero las ignoraban creyendo que estaban ebrias.

–No grites. –le avisó. –Llamas mucho la atención. –Sally iba a volver a gritar reclamándole pero Nana la interrumpió. –Sé que yo ya hice mi escena al actuar de esa forma, pero nos salvé el pellejo a las dos. –Sally se la pensó un poco más antes de gritar, suspiró y negó con la cabeza.

–Supongo que tú eres más experta en estos casos que yo. –Nana asintió y le dio el último trago a la botella. – ¿Cómo puedes beber tanto sin tener síntomas de ebriedad? –Nana rió y aventó la botella vacía por ahí.

–Uno de mis nakamas es un adicto al sake, siempre competía con él para ver quien bebía más sin antes desmayarse, nunca le he podido ganar. –murmuró un poco decepcionada. –Pero Nami siempre logra vengarme. –emocionada dio un saltito.

– ¿Nami?

–Mi mejor amiga. –sonrió de lado.

–Ya veo. –ambas miraron al frente.

–Perdón por hacer que me acompañaras a estos lugares, me sentía más confiada si alguien venía conmigo, yo también tuve un poco de miedo al principio. –admitió Nana.

–No importa, gracias a ti salimos rápido de ahí y evitamos un problema.

– ¿Viste la cara del tipo que rechacé? ¡Fue épica! –comenzó a reír animadamente, Sally sonrió de lado dándose cuenta de que seguía tratando con la misma Nana de siempre.

–Tienes que enseñarme actuación. –Nana asintió.

–Lo haré a cambio de un par de cosas. –Sally miró a su amiga extrañada. – ¿Puedes contarme todo lo que sepas sobre Traffy?

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