Y allí estaba ella, recostada sobre aquella camilla, esperando a que los doctores le dieran el alta médica para poder regresar a su casa.

Aún no terminaba de creerse lo que había pasado horas antes.

Mientras esperaba, no podía dejar de mirar a cierta bebé Octoling, que dormía tranquilamente en sus brazos, como si aquella Inkling fuera su madre.

Aquella pequeña bebé fue la única sobreviviente de aquella masacre ocurrida horas antes, de no ser por aquella Inkling de seguro habría muerto de hambre o de frío.

Lo único que tenía en claro, es que ahora, aquella pequeña era su responsabilidad, después de todo, se lo prometió a la madre biológica de la pequeña, antes de que esta pereciera producto de las múltiples heridas.

.- Señorita Sakura-. Habló una Inkling color blanco vestida de enfermera.- Su estado de salud ya está normal, puede irse-.

.- Muy bien-. Respondió con voz sería pero tranquila, se puso en pie y luego miro a la pequeña Octoling.- Es hora de irnos a casa.... Uma-. Dijo en un tono más calmado, y acto seguido, empezó a caminar en dirección a la salida de la enfermería.