Guagui Mbare'a
El "Guagui Mbare'a" es un ser mitológico, o más bien una leyenda urbana de la realidad asuncena contemporánea. Aunque suele mostrarse como una señora de edad, existen versiones que indican haberla visto transfigurada en otro ser indefinible y oscuro, debido a una ascendencia desconocida pero claramente legendaria. Emparentada con el Chausero, se la coloca como uno de los siete vástagos no reconocidos del Kurupí, que conforman la nueva mitología local, reemplazando a los ya muertos hermanos monstruosos, pasando a convertirse en mitos modernos y ajustándose a nuestra realidad social, política, cultural y tecnológica actual.
¿Qué lugar pueden tener ahora los mitos del pasado? ¿Acaso es necesario el Kurupí en esta época de libertinaje y anticoncepción? ¿O el Jasy Jateré, siendo que la siesta quedó olvidada para las nuevas generaciones, respetada únicamente por ancianos o por los perros callejeros? Ni qué decir de las bestias peludas como el Luison y Moñai y Ao Ao, o los monstruosos medios reptiles Mboi Tui y Teju Jagua ¿Qué lugar les queda ahora? El zoológico, los lejanos confines selváticos indígenas o algún videojuego.
Y mientras tanto, los millones de habitantes urbanos carecen de mitología y de sueños fantásticos. Y sin esos estímulos irreales pero vívidos, lo único que queda es el aletargamiento y el terrible escepticismo. Y todos sabemos que las sociedades escépticas terminan siendo grises y derrumbándose de manera triste y permanente.
Por eso es nuestra obligación, como miembros de una sociedad que se desmorona y que debemos salvaguardar, construir nuevos mitos, leyendas, acordes a nuestra realidad, y estimulantes para el habitante común, de forma a que ejerciten nuevamente su fantasía, agudicen los sentidos, y se pregunten ¿Será posible que haya algo más, fuera de lo que nos han enseñado, de lo que vemos, de la monotonía? Y entonces lograremos la duda, inicialmente, luego la sospecha, cuando alguien nombre con veracidad el mito misterioso, y finalmente la sorpresa y la fe, cuando sean capaces de observar lo que creían imposible. Y ese primer paso tal vez sea suficiente para aprender a observar a nuestro alrededor, no sólo buscando fantasías y mitología, sino para comprender lo que ocurre y a los habitantes comunes del mundo que nos rodea. Y con ese ejercicio, seguramente iremos encontrando el camino correcto hacia la reconstrucción de esta sociedad, y de nuestros propios espíritus.
Es por ello que, de la observación diaria de las realidades cotidianas, he ido extrayendo mitos urbanos, visibles y palpables (como eran los antiguos), pero a la vez simples y espontáneos ¿Quién hace unos cincuenta años atrás, al escuchar un silbido en la siesta, hubiera osado dudar que fuera el Jasy Jatere? Nadie, porque la gente de antaño tenía una virtud que en la actualidad escasea: LA FE. No sólo en la mitología, sino en todo aspecto de la realidad. Fe en Dios, en la política, en la sociedad, en el prójimo. Y debemos recuperar esa fe perdida, para poder crecer, de otro modo, estamos condenados.
Por ello, insisto, he empezado a recopilar mitos actuales, tal vez pasajeros, pero que sirven como un ancla a la realidad en este túrbido momento histórico. Digo "recopilar" y no "crear", porque muchos de ellos son meramente recogidos de nuestra propia realidad, y mitificados por mi tarea literaria, lo cual no quita que pudieran ser mitificados por cualquier otro observador. Es así como he redefinido al Kurupí y parido al Chausero, al Soldado, a la Besuqueira, y ahora, al Guagui Mbare'a.
Retomemos entonces, una vez aclarada esta importante cuestión, la simple narración acerca de Guagui Mbare'a. Como se mencionó al principio, este ser cobra normalmente la forma de una mujer de edad avanzada, de baja estatura, inocente, taciturna y un poco encorvada. Pero esa es una mera fachada para ocultar la verdadera esencia del ser: un monstruo voraz, de siete estómagos y un proceso digestivo acelerado, debido a la gran cantidad de energía que requiere para permanecer en este plano de existencia al cual no pertenece. Intentar descubrir cómo logró llegar aquí sería una tarea fútil, porque supera lo metafísico y no existe experto o vidente alguno que pueda penetrar en la complejidad mística y cosmológica que implica un suceso semejante. Lo único que podemos afirmar quienes la hemos visto con nuestros propios ojos, es que existe. Y la realidad es que muchos de nosotros la hemos observado con frecuencia, a lo largo de los últimos años.
El caso que puedo citar, y que traerá automáticamente a la memoria a este personaje a todos ustedes, es el de su aparición más común. Se presenta rigurosamente en todo evento social de carácter abierto y gratuito, en el cual exista un cierre que se resuma en un brindis o cóctel (normalmente son lanzamientos, presentaciones, exposiciones, charlas o premiaciones) Su actuar es el siguiente: aparece temprano, lo cual es poco común en la mayoría de la gente, que prefiere llegar siempre a la mitad del evento, lo que la hace entrar en confianza con los organizadores y camareros, se sienta adelante (en el caso de presentaciones o charlas), demostrando un legítimo interés, que anula toda suspicacia acerca de sus intenciones, y finalmente, cuando se cierra el discurso y se invita a pasar al brindis, se abalanza sobre las bandejas de bocaditos tomándolos de a puñados, en una lucha sin cuartel contra los otros ingenuos comensales, y comiendo parte del botín en ese instante pero al mismo tiempo llenando su cartera de deliciosos manjares con total desfachatez. Se dice que el bolso en realidad es un vórtice a otra dimensión, aunque ello nunca fue probado hasta ahora, pero lo cierto es que no parece ser posible que una cartera normal y corriente pueda almacenar tantos kilos y kilos de alimento sin deformarse o explotar.
Con la bebida sí se comporta de una manera más moderada, puesto que no puede echarla en la cartera, motivo por el cual solamente pasea con el vaso en la mano siempre y cuando no imposibilite su actividad de adquisición de alimento. Según el folklore indica, todo lo que come en ese momento y lo que guarda en su bolso, apenas le sirve por unas horas, ya que su consumo energético es demasiado elevado, inclusive al dormir, por lo tanto suele recorrer todos los eventos que se realicen en una misma noche, lo que llevó a la errónea conclusión de que podía estar en varios lugares al mismo tiempo, aunque tal vez sí es posible que posea la habilidad de la transposición instantánea, lo que haría que los viajes fueran inmediatos y que inclusive pudiera recorrer cíclicamente cada lugar más de una vez por noche.
Si bien son numerosos los casos de avistamientos de este ser en la noche asuncena, no poseemos datos que certifiquen ni refuten la posibilidad de que ella exista y visite otras civilizaciones y lugares a lo largo y ancho del globo, tal vez igual, tal vez caracterizada en forma diferente, porque su carrera por el alimento no puede detenerse en ningún momento, es un alto costo que debe pagar para poder disfrutar de este mundo tan diferente al suyo original.
Para cerrar la presentación de este personaje, tengoque acotar que he llegado a suponer que probablemente ella esté sentada enprimera fila el día que se presente el libro que contiene a este relato, el díade su entrada triunfal dentro del mundo de las letras, escuchando su nombre sinreconocerse a sí misma, ignorante de todas las suposiciones que hemos tejidoalrededor suyo, sin saber que fue la inspiración de un nuevo mito, leído pormillares de personas que la reconocerán y la tendrán por una celebridad,mientras ella continúa atacando mesas de bocaditos y mozos en su carrera sinfin, en una vida misteriosa, tal vez insignificante, pero profundamenteinteresante.
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