Capítulo 4


Vale, esa fue la frase más bonita que me dijeron en mi vida, lo juro. Nunca nadie me dijo algo con tanto sentimiento detrás de unas simples tres palabras.

"Pareces un jodido tarro de miel al que le echaron un bote de azúcar de los grandes, contrólate Katherine"

Respiro profundamente y la sonrisa de Kilian aumenta con diversión.

–Esto...creo que voy a irme a comer. –cojo mi mochila del banco y me levanto, haciendo que el casco que yo llevaba puesto se caiga con el de Kilian. Los coge en el aire antes de que toquen el suelo y me los da divertido.

–Me gusta la música que escuchas.

–Gracias, supongo. –lo dejo sólo en el banco y camino hacia la cafetería. Noto las miradas de la gente sobre mí, todas y cada una de ellas, mientras camino sin prisa a la cafetería, que justamente está al otro lado del campus. Genio, me llamaban. Ya, no lo creo. Si fuera un genio habría calculado mejor el tiempo para pasar en el banco y no estar sufriendo de hambre en el camino a la cafetería por sentarme en la otra punta del campus.

Cojo una bandeja y hago cola para poder servirme la comida. Llevo esperando unos cinco minutos cuando otra persona se sitúa a mi lado, adelantando a otras pobres veinte personas hambrientas.

–No puede ser que seas tan insistente. –le susurro entre dientes a Kilian. Aquí hay mucha más gente que en el parque y la mayoría están empezando a mirarnos.

–Sólo vengo a por mi comida. –responde con voz inocente.

–Pues podrías hacer la cola como el resto.

– ¿Y esperar media hora para la comida? No gracias. –agarra mi brazo con una mano y con su bandeja en la otra va abriendo paso con ligeros empujones en la cola.

– ¿Estás loco?–le susurro enfadada.

–Perdón, paso, permiso, mi novia necesita alimentarse urgentemente, gracias, perdón, perdón.

Oh, ahora sí que pienso matarlo. En cuanto dijo la palabra "novia" toda la cafetería se quedó en absoluto silencio, mirándome.

–Ya estamos. –suspira aliviado. Se gira a mirarme– ¿Qué quieres comer?

–Tu cerebro, pero creo que me quedaría con hambre. –murmuro fulminándolo con la mirada. Me sonríe abiertamente y oigo a algunas personas suspirar como adolescentes enamoradas. Niego con la cabeza y miro que hay para comer, afortunadamente es una de las universidades en las que su comida es deliciosa, creo recordar que algunos alumnos del grado culinario colaboran para conseguir créditos.

Hoy hay disponible pescado, ensalada, pasta con salsa de tomate y pizza de lasaña.

–Esto es muy complicado. –digo para mi misma.

Ahora entiendo el por qué hoy tanta gente quería comer y tardaban en elegir. Elijo el plato de pasta, una botella de agua y no voy a comer postre. Pago con la tarjeta universitaria y camino hacia una mesa solitaria ignorando las miradas asombradas de la gente. Cuando se apartan de mi suspiro aliviada pero veo que miran a la puerta. Por ella entran los hermanos de Kilian riéndose y cuando me ven me saludan y caminan hacia mí.

–Te dije que pensaba hacerte socializar. –me susurra Kilian al oído. Sabiendo que los dos estamos de pie y el está detrás de mí, le doy una "pequeña" patada en la pierna.

– ¡Auch! Eso dolió Kat. –caminamos a la mesa y nos sentamos.

Se sienta a mi lado, con su bandeja, donde hay un trozo de pizza, una manzana y una botella de agua. Sus hermanos se sientan con nosotros en la misma mesa causando aún más conmoción pública.

–Hola Katherine. –saludan con una sonrisa.

–Hola. –Saludo un poco impresionada. – ¿No coméis?

–No tenemos hambre. –dice Melissa encogiéndose de hombros.

Empiezo a comer con todas las miradas sobre mí, pero las que más noto son las de mi mesa.

– ¿Chicos, podríais dejar de mirarme? Es un poco incómodo, ya me sobra con las del resto de la cafetería.

Me fijo en que Kilian no está comiendo y simplemente juega con su manzana mientras me mira.

–Lo siento–dice Nathan sonriendo. –pero es algo muy curioso.

Arqueo una ceja pero decido no comentar nada.

– ¿De dónde eres?–casi me atraganto con la comida al oír esa pregunta salir de la boca de Melissa.

– ¿Cómo que de dónde soy?

–Se nota que no eres de Londres, ya sabes, el acento británico es inconfundible. –habla con acento británico causando que sonría y me ría con ella.

–Soy de muchos sitios. –me encojo de hombros. –Pero no de Londres, nací y me crié en España, mis padres se separaron y me fui con mi madre a Nebraska, después me mudé a Alaska, después a Talhen y ahora a Londres.

–Eso son muchos sitios. –dice Jonathan. Asiento dándole la razón.

–Pero necesitaba esos cambios.

– ¿Cuántos años tienes?–ahora pregunta Garret.

–Veintitrés.

– ¿Cuándo es tu cumpleaños?–ahora pregunta Kilian con una sonrisa traviesa. Lo miro divertida.

–El 22 de julio. Aún falta casi un año.

– ¿Colores favoritos?–ahora pregunta Nathan burlón.

–Los colores oscuros, pero sobre todo el negro y el azul. Siguiente pregunta, esto es divertido. –digo terminando de comer mi plato de pasta y bebiendo un trago de la botella de agua.

– ¿Número favorito?–Jonathan me observa tras la pregunta de su hermano.

–El catorce, por múltiples razones.

– ¿Qué carrera estudias o estudiaste?

–Tengo un doctorado en ingeniería aeroespacial y ahora estoy investigando con el profesor Jones, es el jefe de laboratorio.

–Cerebrito. –susurra Kilian divertido. Le saco la lengua como toda una adulta y se ríe.

– ¿Comida favorita?–pregunta el anteriormente nombrado.

–Esa es complicada, sobre todo la comida basura como las hamburguesas, perritos calientes y pizza. ¿Te la vas a comer?–pregunto señalando la pizza intacta de su plato. Niega con la cabeza y me pasa el plato. Empiezo a comerla mientras él sigue jugando con la manzana.

– ¿Hermanos?–asiento.

–La última vez que estuvimos juntos lo que fue asombrosamente el mes pasado éramos...doce.

Todos se quedan sorprendidos.

– ¿Doce? ¿Tus padres que querían, tener su propio equipo de fútbol?–el comentario de Garret hace que me ría con fuerza. Nunca lo pensara de esa forma.

–Puede ser. Aunque creo que era más por divertirse, por mucho que me traumatiza esa imagen. –ahora son ellos los que se ríen.

Puede que Kilian tenga razón, debería de dejar de importarme que la gente me mire. Tengo que tener en claro que siempre van a mirarme, sea de una forma u otra, después de todo soy una persona, yo miro a otras personas, supongo que es normal que otras personas me miren a mí.

–Gracias. –Kilian me mira confundido. Aprovecho el momento en el que sus hermanos están hablando entre ellos. –Por esto, todo. –asiente entendiendo.

–No es nada, quería hacerlo.

–Lo conseguiste. –sonreímos.

–Awww. –Miramos a Melissa. – ¡Sois realmente adorables!

–No somos adorables. –digo. Kilian simplemente rueda los ojos en dirección a su hermana.

–Sois adorables. –afirma. Decido que no merece la pena y me rindo. Miro la hora y aún falta media hora para que empiece la siguiente ronda de laboratorio. Justo en ese momento me llega un mensaje de que el profesor va a faltar. Genial, un día sin trabajar ni una hora, un día maravilloso y que sólo pasa cada milenio.

–No tengo que trabajar la siguiente hora. –estiro mis brazos relajada.

–Qué suerte, yo aún tengo dos clases más. –dice Melissa haciendo un puchero.

–Kilian y yo tenemos entrenamiento del equipo de baloncesto ¿quieres venir?–contemplo la oferta de Garret.

–Está bien, no tengo nada más que hacer.

–Ni en que volver a casa. –añade Kilian, lo miro mal. –Sólo lo comentaba.

Dejo mi bandeja en el puesto de limpieza y cojo mi botella de agua. Me despido de Melissa y Jonathan y camino con Kilian y Garret hacia el campo de baloncesto.

– ¿Sabes jugar?–pregunta Garret botando una pelota mientras esperan al resto del equipo.

–Jugaba de pequeña. –me encojo de hombros. Me pasa la pelota y la cojo antes de que llegue a mi cara.

–Lanza. –señala con su cabeza la canasta a nuestro lado. Pongo los ojos en blanco, voto la pelota un par de veces.

– ¿Estás nerviosa? Prometo no reírme cuando falles. –Kilian hace un puchero que pretende ser inocente. Mi dedo corazón se va a convertir en uno de sus mejores amigos.

Dejo de botar y lanzo, haciendo una canasta limpia.

–Uhh. –hago una reverencia ante sus caras impresionadas.

–Gracias, gracias.

–Fue pura suerte. Vuelve a intentarlo. –Kilian me lanza la pelota otra vez.

–Me asombra tu capacidad de creencia en mis dotes deportivas. –Me llevo una mano al pecho dramáticamente.

–Lanza.

Otra canasta limpia.

–Otra.

– ¿Va en serio?–asiente serio causando que lo mire confundida pero lanzo.

– ¿Contento?

– ¿Segura que sólo jugabas de pequeña?–pregunta divertido Kilian. Me balanceo ligeramente en las puntas de los pies, tal cual como una niña pequeña.

–A lo mejor jugué en el equipo de baloncesto en el instituto. –Arquea una ceja.–y lo jugaba con mis hermanos el año pasado–sigue mirándome así.–y este año... ¡Vale! ¡Llevo jugando desde siempre! Esa mirada puede sacar hasta el secreto más oscuro, santa Nutella. –obviamente esto último lo susurré casi sin escucharme, pero al parecer los dos tienen un oído excelente porque empiezan a reírse de mí a carcajadas. Me cruzo de brazos esperando a que se tranquilicen.

El resto del equipo acaba llegando en ese momento y se encuentran con Garret y Kilian riéndose a punto de acabar en el suelo.

– ¿Qué hay?–se saludan. Estar en medio de un grupo de unos veinte hombres que te miran expectantes es un nivel nuevo de incomodidad.

–Hey. –saludo incómoda esperando algún tipo de reacción de su parte. Simplemente se me quedan mirando. –Si os molesta que me quede puedo irme, tranquilamente, no hay ni un solo problema.

Kilian coge mi brazo y me atrae a su lado de un tirón haciendo que quede entre él y Garret, enfrente de todo el equipo.

–Chicos, esta es Katherine, mi novia. –levanto la mano a modo de saludo, realmente incómoda.–Katherine, este es el equipo.

–No me digas, y yo pensando que eran piedras.

Kilian me mira y levanto las manos inocentemente.

–Voy a cambiarme, vuelvo ahora. –algunos lo siguen a los vestuarios entre ellos Garret dejándome sola, y otros empiezan a practicar con la pelota.

Me siento en las gradas y me pongo los auriculares opacando directamente los murmullos de las mentes de los jugadores y otras personas que se pasean por allí. Hay un grupo de tres chicas sentadas en gradas más altas a la mía y comentan entre ellas mientras observan a los jugadores. Me recuesto mientras escucho Weekend de Louis The Child y Icona Pop y observo como Kilian entra al campo con unos pantalones deportivos y una camiseta gris junto con unas deportivas Nike.

Me estoy preguntado seriamente como puede ser tan guapo. Esos ojos de un azul verdoso y motas grises impresionantes, su pelo castaño claro que da ganas de tocarlo para comprobar si es tan suave como parece. Y lo que sobre todo resalta, su personalidad. Tiene carácter, algo que si miramos bien, se necesita para lidiar con una persona tan cabezota como yo y con un carácter horrible, esto lo dicen mis hermanos, no creo que tenga un carácter tan horrible, sólo me enfado con facilidad, como dice mi padre "Eres de mecha rápida, Kate". Aunque yo creo que tengo bastante paciencia. Kilian es solidario, se preocupa por mí sin tener una razón aparente para hacerlo, y sinceramente creo que estoy empezando a sentir algo por él, y sólo lo conozco de hace unas pocas horas. Soy una enferma.

De repente mi música se detiene y una llamada entrante de Amanda, mi compañera de piso me alarma. Nunca me llama durante mi horario de clases. Contesto la llamada.

–Ams, ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

–Kate, –se ríe nerviosa. –Creo que inundé el piso.

– ¿Qué hiciste qué?–grito sin darme cuenta.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top