──── 010.
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Aizawa llevó a Hana fuera del aula, alejándola de la provocación y el conflicto. La llevó al aula de Arte, donde sabía que ella siempre iba para relajarse y tener un poco de paz.
—Hana, entiendo que estés enfadada, pero no puedes utilizar tu particularidad —dijo Aizawa cuando ingresaron al aula y la dejó sentarse cerca de una pintura que todavía no estaba terminada—. Lo único que provocarás es que te suspendan de las actividades.
—Lo sé, pero no pude evitarlo —suspiró—. No me gusta que se burlen de las personas que quiero.
—¿Personas que quieres?
Hana se mantuvo en silencio, procesando lo que acababa de decir, y cuando se percató de ello, sus mejillas se volvieron rojizas y su cuerpo se tensó. Ella acababa de decirle a Shota que lo quería.
—Uhm... Yo...
—Ya veo. Lo entiendo.
—¿Lo entiendes?
Hana comenzó a sentir como su corazón se aceleraba al creer que Aizawa comprendía sus sentimientos. Sin embargo, no era así, pues Shota pensaba que Hana lo quería como aún amigo y no como algo más.
—Entiendo que quieras proteger a tus amigos, pero esta no es la manera.
—Oh...
Hana bajó la mirada, sintiéndose un poco avergonzada por la confusión que sus palabras habían causado. Aizawa, por su parte, observó la reacción de Hana con una expresión calmada, pero sus ojos mostraban una chispa de curiosidad.
—¿Sucede algo?
—No. Nada —dijo Hana mientras formaba una pequeña sonrisa e intentaba no mirar a la cara a Aizawa—. Desde ahora tendré más cuidado.
Aizawa asintió y se sentó en una silla cercana. Miró la pintura incompleta que estaba frente a ellos, donde Hana había estado trabajando los últimos días.
—Tu arte es realmente impresionante. ¿Qué estás pintando? —preguntó Aizawa, intentando cambiar el tema de conversación.
Hana se relajó un poco al hablar sobre su pasatiempo. Miró la pintura con cariño y comenzó a explicar:
—Es una pintura sobre nuestro pequeño grupo de amigos. Por ahora solo he pintado el paisaje, pero pronto comenzaré con lo demás.
Aizawa observó detenidamente la pintura. Aunque aún no estaba terminada, podía ver la habilidad y la pasión de Hana reflejadas en cada pincelada.
—Sin duda alguna, tienes talento.
—¿Lo crees? —preguntó Hana—. Yo pienso que no es así y que debería de dejarlo.
—No lo dejes. Sería un desperdicio —dijo Shota al momento en que la miraba—. El arte es una forma poderosa de expresión, y puede ser una excelente manera de canalizar tus emociones. Además, me gustaría seguir viendo tus pinturas.
Hana asintió, agradecida por el apoyo de Aizawa. Estaba empezando a sentirse más tranquila en su presencia. No era la primera vez que él la ayudaba a calmarse cuando las cosas se ponían difíciles.
—Gracias, Shota. Lo tendré en cuenta.
Ambos continuaron conversando sobre el arte y otros temas mientras Hana mostraba más de sus obras. La tensión que había surgido previamente se había esfumado por completo, y ambos disfrutaron de la tranquilidad que el aula de Arte ofrecía.
Fue entonces que, luego de varios minutos, Oboro y Hizashi llegaron. Ambos agotados de haberse encargado de las tareas que le tocaban a Aizawa y Hana en el maid café.
—Ustedes dos —dijo Oboro cuando los vio sentados cómodamente admirando una pintura—. No solo se vayan así y dejen todo tirado. Hemos tenido que correr de aquí para allá.
—I'm tired —dijo Hizashi mientras se apoyaba en una pared.
—Lo lamento —dijo Hana, quien agachó brevemente la mirada—. Es culpa mía que todo esto sucediera.
Oboro y Hizashi intercambiaron miradas antes de soltar un suspiro conjunto. Aunque estaban cansados y molestos por haber tenido que hacer el trabajo extra, también sabían que Aizawa era alguien muy importante para Hana.
—Está bien, lo entendemos —dijo Oboro—. Pero la próxima vez, por favor, trata de controlar mejor tu temperamento.
Hana asintió, pero en ella todavía había rastro de inquietud. Es por ello por lo que Hizashi se acercó a la pintura que su compañera había estado trabajando y la examinó detenidamente.
—¡Wow! Esto es increíble, Hana. ¿Tú has hecho esto?
Hana sonrió tímidamente y asintió.
—Sí. Estoy pintando una representación de nuestro grupo de amigos. Aún no está terminado, pero espero que les guste cuando lo esté.
Hizashi continuó admirando la pintura y elogió la habilidad de Hana. Oboro se unió a él y ambos animaron a Hana a seguir pintando.
La tensión inicial parecía haberse esfumado. No obstante, la repentina aparición de unos de sus profesores los hizo volver a sentirla, pues él había ido a buscar a Hana para llevarla con el director.
Hana soltó un pequeño suspiro y se levantó de la silla para así acompañar a su profesor. Ella sabía que había cometido un error y que el director no podía dejarlo pasar, pues casi daña una vida humana.
Cuando llegaron a la oficina del director, Hana fue recibida por el Señor Nezu, el director de la academia. El pequeño director miró a su estudiante y le indicó que se sentara en una de las sillas que se encontraba frente a él para que así comenzara a explicarle detalladamente lo que había sucedido en el aula de su clase.
Hana volvió a soltar un suspiro y se sentó en la silla. Ella le explicó a su director lo que sucedió, entonces, luego de unos minutos de escuchar, el Señor Nezu tomó una decisión.
—Entiendo. Es admirable que hayas querido proteger a tu amigo —dijo el director, ocasionando una pequeña esperanza en Hana—. Sin embargo, utilizar tu particularidad de manera inapropiada va en contra de las reglas. Aunque nadie haya resultado herido, no puedo dejarlo pasar.
—Lo entiendo. ¿Cuál será mi castigo? —preguntó Hana, quien volvía a tener esa expresión de inquietud en su rostro. Ella temía que la suspendieran de todas sus actividades por romper la regla más importante de la academia.
—Escuché muchas cosas positivas de tus profesores e incluso de tus compañeros. Eres una estudiante admirable y por ello sé que algo como esto no volverá a suceder —dijo Nezu, a lo cual Hana asintió—. Por esta vez solo te suspenderé de tu siguiente actividad con la agencia de héroes a la que asistes. Podrás volver en la siguiente actividad con normalidad.
—¿De verdad?
—Sí. Solo si comienzas a controlarte.
—¡Lo haré! ¡Muchas gracias, Sr. director!
El Sr. Nezu sonrió y le permitió a Hana salir de la oficina, por lo que ella no tardó en abandonarla y volver al aula de arte para comentarles la decisión del director. Aunque eso no hizo falta, pues Oboro, Hizashi y Aizawa estaban esperándola cerca del pasillo.
—Está sonriendo —dijo Oboro cuando la vio—. Eso significa que no ha sucedido nada malo.
—¡Espectacular! —exclamó Hizashi.
—¿Qué te dijeron? —preguntó Shota.
—Solo me han suspendido de mi siguiente actividad como héroe —respondió Hana con tranquilidad—. Podré volver a la siguiente con normalidad.
—Eso significa que la otra semana no vendrás con nosotros —dijo Oboro, quien no tardó en acercarse a Aizawa y rodear sus hombros con su brazo derecho—. No te preocupes, Shota. Seré tu compañero.
—Solo será por una semana, así que no te sientas tan cómodo, Oboro —dijo Hana.
—Tal vez a Shota le guste más mi compañía y te termine cambiando.
—¡Eso no sucederá! —exclamó al momento en que miraba a Aizawa—. Ni se te ocurra cambiarme, Shota.
Aizawa, quien había estado escuchando la conversación de manera inexpresiva, no pudo evitar soltar una pequeña risa ante la interacción de Hana y Oboro. Aquello había desconcertado a su grupo de amigos, pues nunca habían visto a Shota reírse cuando se encontraba con ellos.
Sin duda alguna, el ambiente se había vuelto más relajado y esperaban que siempre se mantuviera así.
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