//Segunda parte// Búsqueda

Harry nunca se atrevía a ir a las zonas más bajas de Londres, siempre se mantuvo al margen de esos lugares. El barrio Brixton era uno de ellos. Pero ahora, con la desaparición de Alice debía darse una vuelta por ahí para encontrarla, la razón porque el amigo de Katelyn trabajaba en la estación de policías de Brixton.

Se estacionaron en el aparcamiento del lugar, Harry tomó precauciones para su BMW cuando vio a un borracho pasar cerca de ellos tambaleándose y sosteniendo una bolsa, seguramente, con la botella adentro. Activo la alarma anti—robos.

—¿Segura que aquí trabaja tu amigo? – preguntó Harry sin disimular su cara de asco manteniéndose cerca de Katelyn, ella parecía tranquila.

—Sí, su padre es el comandante Rhodes, el encargado de este lugar – aclaró Katelyn.

—Vaya, como sé quién es – ironizó el rizado reprimiendo la ansiedad, Katelyn puso los ojos en blanco e ingreso a la estación de policías,

Vieron a dos policías sentados en el escritorio de la recepción, encima una caja de rosquillas a medio a comer, había varios pasillos, algunos con escalera llevaban al segundo piso, otro a un largo pasillo con celdas improvisadas para aquellos que se atrevan a romper las leyes recibían una pequeña sanción, estar encerrados varios días hasta que se pague la fianza. Harry recuerda las veces que Zayn contaba sus anécdotas en esas celdas cuando lo atrapaban haciendo vandalismo en las calles.

Los dos policías se reincorporaron de inmediato al ver a los dos jóvenes pasar de largo hacia las escaleras que los llevarían a las oficinas.

—¿A dónde se dirigen? – interrogo un oficial limpiando el dulce de la rosquilla de su boca.

—Venimos a ver al hijo del comandante Rhodes – respondió Katelyn señalando las escaleras.

—Lo siento, no puedo dejarlos pasar, así porque sí, necesitan hacer una cita o venir con una denuncia – explicó el policía autoritario.

—No es la primera vez que vengo, además se trata de una urgencia – argumentó ella acercándose al escritorio.

—Aun así, señorita, la denuncia tiene que ser con nosotros directamente – respondió el otro policía. Katelyn abrió la boca indignada.

—¿Es una broma? Quiero hablar con el comandante Rhodes – exigió Katelyn impertinente.

—Aquí somos la autoridad – declaró el primer oficial levantándose del asiento. Katelyn rio sarcástica.

—Vaya, por portar un arma te da autoridad – ironizó ella señalando el revolver atado en la cintura del policía.

—Mejor venimos otro día –Harry intervino tirando del brazo de la muchacha, sabiendo que pronto se saldría de control la situación.

—No, necesito ver a Charlie, a eso vine – decretó Katelyn zafándose del agarre de Harry.

—Katelyn nos meterás en problemas – refunfuñó el rizado entre dientes.

—Señorita, será mejor que se tranquilice, o los encerraremos por faltarle al respeto a un oficial – advirtió el oficial, ahora Harry se sobresaltó.

—Disculpa, oficial, a mí no me meta, yo solo vine a acompañarla, métala solo a ella – explicó Harry evitando exaltarse. Katelyn se hizo la ofendida.

—Estamos aquí por ti – reclamó ella en voz alta – Nuevamente, exijo ver al comandante – se paró firmemente Katelyn. El policía la miró mal.

—¿O si no qué? – la desafío. Katelyn no parpadeó sin dejarse intimidar.

—Te arrepentirás...

(...)

—¿Era necesario involucrar a la madre del policía? – refunfuñó Harry sentado en la camilla improvisada de la celda.

—Lo tenía bajo control – se excusó Katelyn con la cabeza entre las rejillas de la celda – ¡Tengo derecho a una llamada! – gritó, pero los policías la ignoraron.

— Cierra la boca, por tu culpa estamos perdiendo el tiempo aquí mientras Alice sigue desaparecida – le reclamó Harry poniéndose de pie. Katelyn retiró la cabeza de las rejillas y enfrentó al rizado.

—Perdóname, ¿sí? ¿Crees que no quiero encontrarla también? – contestó ella indignada.

—Eso hubieras pensado antes de hacerte la impertinente frente al oficial. No entiendo cómo mi hermano se fijó en ti, eres una inmadura e ingenua – siguió Harry visiblemente enojado. Ella reaccionó ofendida y su sangre hirvió enfurecida.

—Escucha, Styles, pude mandarte a la mierda desde un principio por mil y un razones, pero no lo hice. ¿Sabes por qué? – hizo una pausa dramática – Porque no soy como tú... un rencoroso y envidioso de mierda que solo piensa en sí mismo. No hago esto por ti, si no por Alice – espetó con el afán de ofender a Harry pero este solo se quedó en silencio.

—¿Katelyn? – escuchó que alguien la llamaba, ella reaccionó y vio a su amigo Charlie al otro lado de la reja.

—¡Charlie! – chilló pegándose a las rejillas esperanzadas.

—¿Qué haces aquí? ¿Marcel? – cuestionó a la muchacha y al rizado. Katelyn le hizo una seña para que no siguiera preguntando – Ey ¿Qué haces aquí, Marcel? – volvió a preguntar.

—No soy Marcel – respondió Harry con brusquedad asustando al muchacho.

—Él es Harry, el hermano gemelo de Marcel, no le gusta que lo confundan – explicó Katelyn, el pelinegro alzó las cejas sorprendido y se dirigió a la muchacha.

—Genial dos Marcel, qué traviesa me saliste. – Charlie sonrío pícaramente, Katelyn gruño

—No es eso – negó Katelyn.

— ¿Qué pasó con Marcel? – preguntó Charlie apoyándose en la reja.

—Terminamos – contestó Katelyn sin más, Charlie hizo una mueca.

—No sabía, me caía bien, de hecho, pensaba invitarlo a fumar algo de hierba, como esa vez en año nuevo. Saqué un poco del depósito – susurró lo último para evitar ser escuchado, Harry que escuchó frunció el ceño al imaginarse a Marcel drogado. Katelyn se disculpó por interrumpirlo.

—Escucha, necesitamos tu ayuda, pero primero sácanos de aquí – se apresuró a responder Katelyn, desesperada colgándose de la reja.

—Está bien – aceptó el muchacho sin apartar la vista de Harry.

(...)

Un rato después, Harry y Katelyn ya estaban liberados, subían las escaleras – antes Katelyn les dedicó una mirada burlesca a los oficiales que no la dejaron pasar – Charlie iba al frente, y los dirigió a su pequeña oficina separada de los demás, en su escritorio tenía un montón de papeleo que parecía no acabarse nunca, luego una cafetera y un pizarrón que unía pistas con fotos y artículos de periódicos de algún caso. Sin duda, el ambiente de un investigador. Pues a Charlie Rhodes siempre le gustaron los misterios y era demasiado perceptivo en ese sentido, no dudo entrar a trabajar con su padre cuando cumplió la mayoría de edad. Serviría de gran ayuda para Katelyn y Harry.

—Disculpen el desorden – habló Charlie cuando ambos ingresaron a la oficina. Les indico que se sentarán, pero, literalmente, no había donde gracias al papeleo – Bueno ¿en qué puedo ayudarte, Katelyn? – se dirigió sentándose en su silla giratoria

—La novia de mi amigo Harry desapareció... — comenzó a explicarse Katelyn.

—No está desaparecida, se fue de casa, nadie sabe dónde está, no responde el teléfono, su número aparece desconectado. Estamos muy preocupados – intervino Harry desahogando toda su ansiedad.

—Así es – confirmó Katelyn – Quería saber si podrías hacer de tu magia para encontrarla, por favor – le pidió ella. Charlie analizó un momento la situación.

—Claro que sí – aceptó – Necesitaré un teléfono para rastrearla desde mi computadora – aclaró, luego se llevó una mano a la barbilla pensando – Harry ¿cuándo fue la última vez que la viste? – le preguntó al rizado.

—En su casa el sábado por la noche, creo que tenía planeado escapar, porque se notaba nerviosa – contestó recordando su extraña actitud.

—¿Su relación marchaba bien? – preguntó Charlie. Harry miró a Katelyn, esta se hundió de hombros.

—Algo así, tuvimos unos cuantos problemas de confianza, pero de ahí en fuera, todo marchaba bien, intentamos evadir el tema – respondió Harry.

—Pues para huir de problemas románticos, sería ilógico – dedujo Charlie concentrado, luego le pasó una hoja a Harry para que anotara la información que pidió anteriormente.

Charlie impulsó la silla al escritorio con la computadora, ingresó el número que Harry le había dado, de inmediato mostró una lista de llamadas recientes a ese número, entre ellos destacaba el número de teléfono de Harry, también algunos mensajes de voz que estaban pendientes por ser recibidos y escuchados. Charlie tecleaba un sinfín de caracteres y códigos, presionó Enter, pero la pantalla se iluminó con un cuadro color rojo que decía error más un signo de interrogación. Charlie suspiró frustrado cuando lo intentó de nuevo y salió lo mismo, se volteó hacia Harry apenado.

—No puedo rastrear el chip del teléfono, debo admitir que esta chica es inteligente – anunció Charlie.

Harry bajo a cabeza resignado ¿Y si no la encontraba nunca? Katelyn al ver su reacción, se acercó a la pantalla.

—¿No puedes registrar la última actividad del teléfono? – preguntó ella esperanzada. Charlie asintió en un suspiro y volvió a la pantalla, bajo en el registro de llamadas hasta toparse con el único mensaje de voz escuchado de Harry.

—La última actividad fue a las 14:07 horas, pero no me permite ingresar a la ubicación, tienen que pasar tres minutos después de escuchar el mensaje para tener la ubicación exacta – explicó Charlie.

—Entonces ¿No se puede hacer nada más? – se atrevió a preguntar Harry. Charlie estuvo a punto de responder con un 'no', pero de pronto reaccionó al encontrar algo que había dejado pasar.

—Su último registro es en West Drayton por avenida Thorton a las 6:50 horas– leyó en el mapa, a un lado mostraba una llamada al número de Gabrielle.

—¿Qué hacía por allí a esa hora? – cuestionó Katelyn. Charlie analizó un poco y expandió el mapa.

—Está cerca del aeropuerto Heathrow – se percató al ver los lugares más cercanos. Harry se sobresaltó al escucharlo y se asomó de golpe a la pantalla.

—Alice puede estar en cualquier parte del mundo ahora —dedujo el rizado tragando saliva, las probabilidades de encontrarla se volvían cada vez más nulas — ¿No puedes ingresar a cámaras del aeropuerto, o al sistema para revisar su nombre en los vuelos? – interrogo Harry más exaltado que nunca.

—¿Bromeas? Soy solo un investigador, no un hacker, si lo fuera y hackeo el sistema del aeropuerto, la CIA no tardaría en pisarme los talones al día siguiente – respondió Charlie, el rizado gruñó retirándose del lugar sin antes tirar unas cuantas carpetas para desahogar su enojo. Katelyn fue detrás de él para tranquilizarlo.

—Harry, espera – lo detuvo a las afueras de la estación tomando de su brazo. Ella estaba agitada, porque había corrido para alcanzarlo.

—¿Por qué no me dejas en paz, Robinson? – le reclamó Harry apartando su mano – No hay nada que hacer.

—Claro que sí, solo si dejaras de ser tan impotente y pesimista – reprochó ella en respuesta.

Harry la miró y vio esperanza en sus ojos, algo que hacía falta en él. Tragó saliva para reprimir el nudo en la garganta. No podía creer que estaba a punto de ponerse a llorar frente a Katelyn.

—Alice puede estar en cualquier parte del mundo ahora, ¿Qué te hace pensar que la encontraré tan fácil? – su voz se quebró, Katelyn observó al muchacho, el peor de sus miedos hacerse presente en los ojos verdes. Perder a Alice.

Increíblemente, un Harry débil frente a ella.

—La encontraremos... — rectificó Katelyn – La encontraremos, Harry, ella estará bien, te lo prometo – aseguró ella alargando el brazo para limpiar las lágrimas del muchacho.

Harry bajo la mirada y se alejó de ella para limpiarse las lágrimas el mismo. Tardó un momento en recuperar la compostura, luego regresó con Katelyn, ella esperaba paciente a que el rizado se calmara.

—¿Qué sugieres? – preguntó sorbiendo la nariz.

—Primero, discúlpate con Charlie por tirar sus cosas y aprender a tomar las cosas con calma... — aclaró Katelyn, Harry rio por primera vez – Oh, te hice reír, es un buen progreso – comentó con humor.

—Luego... – esperó él a que prosiguiera.

—Charlie tiene muchos contactos que pueden ayudarnos, tercero tenemos una pista muy importante que ignoraste... Gabrielle— Harry frunció el ceño al escuchar lo último.

—¿De qué hablas?

—¿Por qué Alice le habrá hablado a su mejor amiga a las 6 de mañana? – cuestionó ella dejando pensativo a Harry.

—Ella debe saber algo – dedujo Harry y una chispa de esperanza despertó en su interior – No creí decir esto, pero qué lista

—Gracias, lo sé, te dije que seríamos como detectives – respondió Katelyn con humor.

—No empecemos – Harry volvió a ponerse serio.

—Lo siento – se disculpó Katelyn. El rizado no tardó en reírse provocando que la muchacha también riera — ¡Dios! Eres malvado – exclamó Katelyn sin parar de reir.

—Solo por esta ocasión – aclaró Harry, Katelyn asintió con la cabeza.

Regresaron con Charlie, y las cosas fueron más tranquilas después de que Harry se disculpase y reparar los errores de su actitud temperamental levantando el desorden.

—Necesitaré el celular de esa chica para instalar una grabadora de llamadas y un rastreador por si recibe mensajes o llamadas de Alice desde cualquier lugar – les indicó Charlie.

—Yo lo puedo robar – se ofreció Katelyn emocionada, Harry la miró frunciendo el ceño — ¿Qué tiene de malo?

—¿No sería mejor preguntarle directamente a Gabrielle? – sugirió Harry regresando la vista al pelinegro sentado en la silla giratoria. Katelyn rio sarcástica.

—Conozco como son las mejores amigas, Gabrielle no diría nada – dijo ella. Charlie se levantó de su asiento dándole la razón a la chica.

—Exacto, Alice escapó por una razón y Gabrielle es la persona a la que le tiene más confianza, la única que Alice pudo recurrir – analizó Charlie.

—Como sea, yo le preguntaré directamente – se negó Harry, no quería tener algo que ver con el robo de su teléfono. Las chicas se vuelven locas hoy en día por un aparato como ese.

—Suerte con eso – ironizó Katelyn palmeando su hombro – Además, dices que te detesta ¿no? – le recordó.

—No nos soportamos – rectificó Harry recordando todos los momentos llenos de tensión junto a la mejor amiga de Alice, pero tenía esperanza que ella pudiese ayudarlo, aunque sea en esta ocasión.

—Chicos... — les habló Charlie, ambos voltearon esperando a que prosiguiera – Hablaré con unos amigos que trabajan en el aeropuerto, quizás podrían acceder al sistema de vuelos y pasajeros, pero... — Charlie hizo una pausa dramática – Me tomaría un par de días.

Harry resopló guardando la calma como Katelyn le pidió. Dos días de espera, dos días sin saber de Alice. Tenía que prepararse y ser paciente por una vez en su vida.

—Está bien – aceptó.

(...)

Más tarde, Harry se fue de la estación de policías, después de un largo y agotador día, quizás necesitaba un descanso de todo el drama y dormir un poco – si es que lograba conciliar el sueño. Katelyn y Charlie se quedaron solos, la castaña no tardó en retirarse también sin antes agradecerle a su amigo por toda la ayuda.

—No se te olvide el celular – le recordó Charlie cuando Katelyn estaba de pie en la salida de su oficina.

—Claro que no, te llamó por si algo sale mal – aseguró ella, en su mente tenía planeado cómo robarle el celular a una chica como Gabrielle. Esa chica parecía difícil de engañar. Charlie asintió con la cabeza, y luego se quedó un momento pensativo.

—Katelyn, tengo una duda... – habló Charlie con una seriedad que sorprendió a Katelyn – Pensé que detestabas a Harry, ¿Por qué lo ayudas? ¿te recuerda tanto a Marcel? ¿o acaso te estas enamorando de él? – la interrogó entrecerrando los ojos para analizar a su amiga. Ella soltó una carcajada sarcástica, esperaba que Charlie lo hiciera también, pero solo se quedó serio.

—¿Por qué no? Sé lo mucho que Harry quiere a esa chica, no puedo estar enamorada de él – sentenció Katelyn más seria que nunca. Charlie bajo la cabeza reprimiendo la risa.

—No creo que esa sea la única razón...

—Basta Charlie, vine contigo porque confío en ti – habló Katelyn ofendida por las especulaciones de su amigo – Así que no uses tus habilidades de psicoanalista en mí – le pidió de la manera más amable. Charlie alzó los brazos, inocente.

—Está bien, era broma, cualquier cosa, me cae mejor Marcel – aclaró con humor, Katelyn aflojo los hombros.

—Bueno, entonces nos vemos mañana – se despidió ella, forzando una sonrisa. Claramente, Charlie la había ofendido.

Él pelinegro se despidió con la mano, y vio a Katelyn irse por la puerta. Regresó a su escritorio cuando el teléfono sonó, contestó al instante. Se trataba de otro de sus clientes, regresó la vista a la entrada de su oficina asegurándose que nadie escuchase de sus sucios negocios.

—Claro que sí, mañana en el mismo lugar, a la misma hora – sentenció antes de colgar y soltar un largo suspiro. Luego sacó una agenda del cajón y anotó la cita que recién hizo:

"Verónica Jhonson, Room's Tea 13:00 horas"

***

Dylan O'Brien como Charlie Rhodes en multimedia

Hola bellas, una disculpa por la demora, tardé un poco en escribir el capítulo porque estuve ocupada todo el fin de semana.

Ahora, parece que Harry y Katelyn tienen una tregua por el momento. Harry haría lo que sea por encontrar a Alice, mientras, ¿Qué pasará con Katelyn cuando todo terminé?

#FACTSDELANOVELA

➳Brixton es un barrio real de Londres, no tan peligroso como antes, Katelyn creció y vivió ahí al igual que Zayn y Charlie.

➳En la versión de Zayn y Gabrielle, él habla mucho de sus tiempos de vandalismo. Historia que muy pronto estará disponible en Wattpad.

➳Charlie Rhodes fue el joven investigador privado que dio toda la información de Katelyn a Vee. Claro, está arrepentido por traicionar a su amiga, porque no tiene ambición más grande que el dinero.

¿les gustaría más facts así?

Espero que les haya gustado este capítulo tanto como a mí. Creo que Charlie Rhodes se convirtió en uno de mis favoritos al decir verdad.

¿Quieren una sección de Q&A? Si sí, solo dejen su preguntar en los comentarios y los responderé en el próximo capitulo.

No olviden votar y comentar qué les pareció este capítulo.

Un beso, M

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