51. Volver

Capítulo dedicado a @AriKuin2000 ¡Gracias por los comentarios, bella!

Cuando Alice dijo que hablaría con su padre, se refería más bien a racionalizar con él. Llamó desde un teléfono público a la estación de oficiales Westminster donde estaba segura que se encontraba su padre. Cuando respondieron los oficiales no le creyeron, Alice habló con ellos y después de convencerlos la dejaron hablar con su padre.

—Alice, cómo se te ocurre huir de esa manera, nos tenías con el alma en un hilo – reprendió su padre de inmediato – ¿¡Dónde estás!? – exigió saber, Alice sentía que lo tenía a lado.

—Papá, lo siento, nunca fue mi intención lastimarlos, pero yo... no aguanté más – se disculpó Alice en primer lugar – Estoy en Massachusetts, vine a mi entrevista en Harvard, me aceptaron y no pienso regresar – prosiguió ella determinada.

—¿Qué estás diciendo? – reaccionó su padre exaltado – Alice, no vas a poder mantenerte tu sola...

—Del dinero no te preocupes, me otorgaron una beca y me ofrecieron un puesto en un grupo de investigación. Harvard es mi sueño, no voy a esperar que lo entiendas, pero tampoco permitiré que me prohíbas seguir mi camino – explicó Alice firmemente aguantando las lágrimas.

Era la primera vez que se dirigía a su padre de esa manera, se señor Grey estaba desconcertado por la revelación de su hija.

—Perdón por no complacerte, papá, toda la vida me he esforzado para hacerlo, pero no era feliz, y tampoco iba hacerlo si me casaba con Dylan o estudiaba en Oxford como querías.

—Es lo mejor para ti – argumentó su padre queriendo racionalizar con ella.

—No, es lo que a ti te beneficia, nunca me preguntaste lo que realmente quiero – reclamo Alice al instante.

—Es por Harry ¿verdad? Es chico te ha corrompido mucho – acusó el señor Grey al rizado.

—Harry no tuvo nada que ver, si eso es lo que piensas, deja de incriminarlo – pidió ella de la manera más calmada.

—Hija, él no es lo que tú crees, te mintió – Alice suspiró, de alguna forma, sabía a qué se refería.

—Lo sé, papá, sé toda su historia, y eso no cambia mi amor por él, de eso se trata el amor, perdonar, aceptar a la otra persona como es, sin importar los errores que haya cometido. Yo amo a Harry – confesó Alice, era cierto, a pesar de todo ella perdonaba a Harry.

—No puedo creerlo de ti, Alice, mi niña, mi más grande orgullo – admitió con cierto tono de decepción – Te he dado todo, hija mía.

—Papá, te amo, y te lo agradezco, pero tienes que dejarme ir y yo solo pido tu apoyo – Alice sostenía el teléfono entre sus manos.

Escuchó el suspiro de su padre en el otro lado, hubo un largo minuto de silencio en el cual Alice aguantó las ganas de llorar.

—Hija... — su padre habló después de un rato.

—Papá...

—Esta bien...

—¿Qué? – reaccionó Alice sin entender.

—Te apoyaré, hija – declaró, Alice dejó salir las primeras lágrimas de felicidad. Por fin su padre comenzaba a comprenderla.

—Gracias, papá – agradeció ella sonriendo aliviada.

Aquella platica con su padre fue demasiado conmovedor a pesar que haya tenido un comienzo incómodo. Alice regresó con Marcel a los dormitorios, el chico lo esperaba en el pasillo frente a la puerta de su dormitorio. Reconoció que esperaba ver a Alice con una mirada llena de decepción, pero al verla, ella sonrío aún con los ojos hinchados, se acercó a Marcel y lo abrazó.

— ¿Y bien? – preguntó él al deshacer el abrazo.

—Bueno, fue bastante difícil al, pero mi padre accedió a que me quedará, parece comprenderme finalmente – anunció Alice con una sonrisa de oreja a oreja.

—Te dije que solo tenías que hablar con él – reiteró Marcel, la muchacha asintió con la cabeza fastidiada, pero dándole la razón.

—Debería hacerte caso más seguido – admitió ella.

—Bueno esto debemos celebrarlo – declaró Marcel juntando las manos emocionado.

— ¡Oh no, no más vino para ti! – se negó Alice desilusionando al chico.

—Una copa no hace daño – se excusó Marcel creyendo convencerla.

—Para una persona con un nivel muy alto de intolerancia al alcohol, como tú, sí – reprendió Alice, el chico suspiró resignado.

—¿Media copa? – insistió sonriendo de lado.

—Ya te dije que no.

(...)

Al día siguiente por la mañana, era hora que Marcel y Alice dejaran los dormitorios de Harvard por el momento, pronto regresarían en la nueva generación de universitarios en sus respectivas carreras, entonces les asignarían otros dormitorios.

Un taxi los esperaba a ambos fuera del campus, se dirigieron ahí con el equipaje, sin embargo, Alice pidió amablemente que no levantarán el suyo. Marcel quedó desconcertado.

—¿No regresas a Londres? – preguntó. Alice negó con la cabeza – ¿Por qué?

—Tengo otros planes, acepté el trabajo en el grupo de investigación del rector Roberts, empezaré esta misma tarde después de instalarme en mi nuevo departamento que amablemente mi padre alquiló – explicó Alice algo avergonzada de no haberle dicho antes. Marcel alzó las cejas sorprendido.

—Increíble – expresó Marcel.

—¿Qué? ¿El trabajo?

—No, el departamento, bueno, también el trabajo – balbuceó Marcel haciendo reír a Alice – Es lo que querías, ¿no? – Alice asintió con la cabeza.

—Marcel, hazme un favor... — habló Alice de repente con misterio, el chico la escuchó con atención – Dale esto a Harry de mi parte – pidió ella sacando un sobre de su bolsa de mano y entregándoselo al castaño.

—¿No hablaste con él? – cuestionó desconcertado mirando el sobre entre sus manos.

—No, no después de todo lo que pasó por mí – Alice musitó bajando la cabeza – Sólo dáselo – aclaró ella no queriendo hablar más del tema – Y no la vayas a leer – advirtió más adelante. Marcel la miró con humor.

—Tranquila, no pensaba hacerlo – guardó el sobre en el bolsillo de su abrigo – Te dejaré mi número anotado mientras consigues un celular, quisiera que me mantengas al tanto, Alice– habló Marcel sacando un papel arrancado de una libreta.

—Claro, quizás mañana mi padre me envíe el resto de mis cosas que dejé en Londres, incluyendo un celular nuevo – dijo Alice tomando el papel y guardándolo en su bolsa de mano.

—Entonces, hasta pronto – Marcel abrió los brazos, Alice abrazó al muchacho con mucho cariño.

—Hasta pronto, Marcel– se despidió ella antes de separarse – Buen viaje.

—Buena suerte, Alice – dijo él antes de caminar hacia el taxi que lo esperaba impaciente.

Alice observó al muchacho subirse al vehículo, ambos se miraron cuando este se puso en marcha y se alejaba por la carretera. Marcel despidió con la mano a aquella chica que se había convertido en su amiga, esperaba con ansias volver a verla en algunos meses cuando ingresé oficialmente a la universidad.

*

Vee estiró el cuello con el fin de ubicar a su novio entre la multitud que salía del aeropuerto, estaba impaciente después de una semana de no verlo, creía encontrarse a su chico con su cabello rizado y largo, al contrario, reconoció a Marcel con su nuevo corte de cabello. Ella ignoró aquel detalle y corrió en busca de un abrazo de bienvenida.

—Vee – murmuró Marcel al tenerla entre sus brazos.

—Te extrañé – habló ella hundiendo el rostro en el cuello de Marcel. Al separarse, observó bien su corte de cabello.

—¿Te gusta? – preguntó Marcel nervioso por su respuesta pasando la mano por su cabello.

—Me encanta – respondió Vee entusiasmada antes de besarla – Cuéntame, ¿Cómo te fue? – preguntó ella entrelazando las manos con el muchacho – Me contarás, ¿cierto?

—Claro que sí, por cierto, me fue muy bien. Me tomaría tiempo contarte – respondió el abrazando a Vee por los hombros.

—Tengo todo el tiempo para escucharte – dijo Vee mientras ambos caminaban hacia el estacionamiento.

Se acercaron al coche de Marcel del que amablemente Vee se encargó durante la ausencia de este.

—Iré a ver a Harry, ¿me acompañas? – habló Marcel al subirse después de meter su equipaje en la cajuela. Tenía que cumplir la promesa que le hizo a Alice.

—Espera, hace mucho que no te veo – se quejó Vee haciendo un puchero — Vamos a casa, por favor, cuéntame cómo te fue – pidió ella pestañeando varias veces y deslizando su mano por el muslo de Marcel.

—Vee, es una urgencia – Marcel trató de resistirse.

—Te extrañé más que nadie – insistió ella susurrando en el oído del muchacho antes de recostarse en su hombro y besarle el cuello.

Marcel respiró pesadamente, no podía resistirse a los encantos de su chica, mucho menos cuando llevaba una semana sin verla.

—Está bien – aceptó – Pero solo un rato...

—Solo un rato, luego haces lo que tengas que hacer – prometió Vee.

El castaño puso en marcha el auto camino a casa de Verónica, ella le indicó una nueva dirección puesto que la rubia quería enseñarle la nueva vivienda. Mientras Marcel no estaba, la madre de Vee recuperó algunas propiedades de su ex marido, después de ir a prisión; incluyendo un lujoso departamento, ahora estaban en nombre de Verónica Jhonson.

—¿Te gusta? – preguntó ella a Marcel al llegar.

Marcel dejo las maletas a un lado de la puerta antes de cerrarla. Acomodó sus anteojos y admiró la elegancia del lugar antes de responder.

—Sí, me gusto, es diferente a la casa de tu tía – Marcel miró la pantalla plasma, abajo un estante con títulos de películas viejas y series.

Pues la casa de la tía de Verónica resultaba muy humilde a comparación del nuevo departamento.

Marcel sonrío dejándose caer en el cómodo sofá de cuero. Vee se mordió el labio inferior y caminó hacia él retirándose el abrigo dejándolo caer en el suelo, mostrando el corto vestido gris que favorecía su delgada figura. El muchacho alzó las cejas ante ese acto.

—¿Y yo te gusto? – preguntó ella de manera provocativa sentándose a horcajadas en su regazo.

Él la observó de pies a cabeza, definitivamente la extraño durante el viaje.

—Qué preguntas, Vee – habló el castaño con humor.

—¿Eso es un no? – cuestionó haciendo un puchero.

—Me encantas – dijo él antes de besarla en los labios.

Ambos sabían lo que se venía al instante. Por lo tanto, Marcel no tardo en acostarla en el sofá y acomodarse entre sus piernas mientras acariciaba su piel bajo el vestido.

De pronto, Marcel detuvo el beso desconcertando a la muchacha.

—¿Pensaste en la propuesta? – preguntó. Vee frunció el ceño, luego ahogó un suspiro al recordar.

"— No quiero que te vayas lejos de mí – había dicho Vee con tristeza, después de escuchar la emocionante noticia de que Marcel iría a Harvard, en otro país, lejos de ella.

El muchacho pensó un momento

—Entonces, ven conmigo – propuso él con determinación.

— ¿A Harvard?, estás loco – expresó Vee incrédula.

—No es necesario Harvard, hay otras universidades donde puedes estudiar psicología. Podríamos vivir juntos, es cuestión de investigar – sugirió él emocionado con la idea. Vee se quedó sin aliento.

Se dio cuenta de lo en seria que iban las cosas entre los dos, por un momento no se sintió preparada para un compromiso tan grande, pero en realidad, dudaba si en verdad merecía todo lo que Marcel le ofrecía"

Marcel estaba consciente que era una decisión muy apresurada. Vee tuvo el tiempo suficiente para pensarlo, por lo tanto, él ansiaba una respuesta de su parte. Sin embargo, los días pasados, ella estuvo teniendo una sensación de remordimiento en su interior. ¿Y si ella no era suficiente para Marcel? Había hecho cosas imperdonables. A Katelyn, a Alice, inclusive al mismo Marcel.

— Si, lo hice – articuló ella. Marcel se quitó de encima y la ayudo a sentarse en el sofá.

— ¿Entonces? – quiso saber, estaba nervioso por su respuesta, sea buena o no, podría esperarla si no estaba preparada. Vee suspiró antes de hablar.

—Bueno, Marcel, me encantaría que nos mudáramos juntos – hizo una pausa – Pero necesitas saber algo...

— ¿Qué cosa?

—Prométeme que no te enojarás, por favor – pidió Vee en suplica.

—No lo hare, puedes contarme cualquier cosa – aseguró Marcel, en el fondo dudó.

—Esta bien – Vee respiró profundamente – La primera vez que terminamos, yo estaba enojada con todo, sobre todo le eche la culpa a Katelyn y me propuse acabar con ella. Simplemente no entendía que tenía ella que yo no para que me quieras. – lamentó.

Las palabras de Verónica parecían quedar atrapadas en su garganta, hizo una pausa para respirar y bajo la cabeza avergonzada.

—¿Qué hiciste? – se atrevió a preguntar Marcel buscando la mirada de Vee. Ella levantó el rostro, sus ojos mieles estaban al borde de las lágrimas.

—Yo le pagué a un investigador privado para que la siguiera y me diera toda su información – confesó.

—Vee – expresó Marcel horrorizado, soltó las manos de la chica aumentando la distancia en el sofá.

—Prometiste que no te enojarías – reclamó ella.

Marcel calló y se resignó a escucharla.

—Pronto, me enteré que estuvo embarazada, y al instante, supuse que Harry era el padre.

—¿Por qué no me dijste nada? – interrumpió Marcel comenzando a indignarse.

—Iba a hacerlo, merecías saber, pero no por mí. No era correcto, además no me hubieras creído. – argumentó ella aguantando el nudo en la garganta y manteniendo la calma.

—Es increíble – suspiró Marcel decepcionado.

—Marcel, en serio, perdóname – apresuró a disculparse. Vee tuvo la intención de tomar su mano, pero él se levantó del sofá.

—Necesito pensar – Marcel caminó a la puerta.

—Marcel... — habló Vee nuevamente al borde de las lágrimas, se levantó con la intención de seguirlo al ver que tomaba las maletas del suelo.

—Por favor, Vee, no me sigas – pidió Marcel deteniéndola, se giró a la puerta.

—Lo hice porque te quiero – musitó la chica arrepentida.

Marcel detuvo la acción de abrir la puerta, y regresó la mirada a la rubia que sollozaba.

—Sí es así, tiene una retorcida forma de querer – dijo antes de salir del departamento, cerró la puerta a sus espaldas, y dejó a una Verónica Jhonson arrepentida.

*

Harry suspiró al ver la foto de Alice Grey en la página de Harvard, en la sección de nuevo ingreso destacados, también vio la foto de Marcel, pero no le importó demasiado. Estaba aliviado que ella se encontraba bien, cumpliendo sus sueños. Por un momento, tuvo la descabellada idea de seguirla a Harvard y enviar una solicitud para la siguiente convocatoria, aunque con suerte le responderían para aceptar su absurdo historial académico. A pesar de eso, tampoco descartó estudiar en otras universidades de Boston.

Tomó los folletos del escritorio, y se echó atrás en su asiento mientras leía los planes de estudio de algunas universidades de su interés. Su lectura fue interrumpida cuando escuchó el timbre de la entrada. Harry refunfuñó, se levantó de mala gana tirando los folletos en el escritorio, luego bajó al primer piso.

Espero sea algo importante, pensó antes de abrir la puerta, ver a Katelyn en la entrada no fue una agradable sorpresa.

—¿Qué haces aquí? – preguntó Harry frunciendo el ceño. Katelyn permaneció con una sonrisa nerviosa.

—Vine a ver cómo estabas – contestó alzando los hombros.

—Estoy bien, gracias – respondió él, quería evadirla.

—Bien, eso me alegra.

—Katelyn, en serio, ¿Qué necesitas? – exigió saber Harry, no tan convencido de las intenciones de la muchacha. Katelyn bajo los hombros afligida fue una tontería haber ido a casa de los Styles, no tenía agradables recuerdos en el lugar.

—Esta bien, me atrapaste – admitió Katelyn – En realidad quería hablar contigo...

—¿Sobre qué? – cuestionó él desconcertado.

—Sobre nosotros – Katelyn bajo la mirada sonrojada, Harry quería reir con sarcasmo, pero se aguantó.

—Katelyn, perdón, pero no hay un 'nosotros' del que hablar – dijo él de la manera más amable posible, sin intenciones de lastimarla.

—Harry ese día frente al río, cuando me besaste... — le recordó Katelyn.

—Eso no significa nada – interrumpió Harry sacudiendo la cabeza. No quería que siguiera hablando, él trataba de olvidar aquel beso – Fue un error.

—Yo no lo creo – dijo ella con seguridad – Entonces, ¿Por qué lo hiciste? – lo enfrentó.

—Estaba confundido – se apresuró a responder – Además, eso no significa que me gustes, no eres mi tipo – Harry pareció dudar al decir esas palabras.

—¿Por qué dudas? – Katelyn arqueó una ceja desafiándolo.

—No dude.

Katelyn se acercó peligrosamente a Harry, y cerró los ojos antes de besarlo en los labios. El rizado no se inmuto, siguió el beso un momento, y la tomó delicadamente del mentón para separarla.

—Lo siento, Katelyn, pero lo nuestro no podrá ser – aclaró Harry rompiendo sus ilusiones.

Katelyn quedó petrificada cuando Harry cerró la puerta frente a sus narices. Fue una tonta al creer que Harry sentía algo por ella, estaba frustrada porque no podía sacarse a aquel idiota de la cabeza, y era una ilusa al creer que hablar con él las cosas cambiarían. Se dio la vuelta avergonzada de sí misma, se fue de ahí esperando que nadie haya presenciado aquel beso y el rechazo de Katelyn.

Lamentablemente, Marcel lo hizo.

***

Hola, chicks espero que les haya gustado el capítulo, no tardé mucho como el anterior.

Bueno contestaré una pregunta que me hicieron:

@JuliPerionel: ¿Marcel y Alice en algún momento van a ser algo más? Necesito aclarar este punto, la respuesta es no.  Lo único que habrá entre estos dos es pura amistad, ya estuvo que Marcel este con todas las chicas que alguna vez estuvieron con Harry, y pues esto no es como que todos con todos si saben a lo que me refiero jaja.

Si tienen otra pregunta pueden dejarla en los comentarios, el siguiente capítulo respondo.

De nuevo, Marcel de regresó en la ciudad, parece que no tuvo una agradable bienvenida.

¿Qué opinan?

¿Creen que Marcel tenga el valor de entregar la carta después de ver a Katelyn y Harry?

No olviden votar y comentar qué les pareció el capítulo, adoro leer sus comentarios

Un beso, M

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