47. Inesperado
Marcel maldijo en voz baja cuando Harry rechazó la llamada por tercera ocasión. Guardó el celular rindiéndose, ¿En serio creía que le fuera a responder después de casi destrozarle la cara?
Dejo de pensar en aquello y salió de su habitación en busca de Alice para exigirle una explicación coherente. Tocó la puerta, y sorprendentemente, estaba abierta, entró vacilante. No había nadie, pero respiró aliviado cuando vio las maletas de Alice apiladas en una esquina, por un momento creyó que había escapado. Observó en la mesa de noche una hoja y se acercó para comprobar que se trataba de un afiche de búsqueda con una foto de la chica impresa, lo guardó en bolsillo de su pantalón para usarlo como prueba.
Fue a la cafetería donde habían quedado de verse, la identificó en la única mesa de la esquina, se acercó a ella decidido a enfrentarla. Alice no se había percatado de la presencia de Marcel hasta que él tomó asiento frente a ella sobresaltándola, estaba demasiado metida en sus pensamientos.
—Marcel, me asustaste – musitó Alice echando atrás un mechón de cabello del rostro. El muchacho la notó decaída.
—Lo siento, no era mi intención – se apresuró a disculparse, Alice lo vio nervioso – Alice, dime la verdad, ¿Tus padres o Harry saben que estás en Harvard? – cuestionó directamente.
Alice se quedó sin aire por un segundo al escuchar la pregunta, se acarició los hombros como una forma de detener los escalofríos que el chico causó, tragó saliva pensando en su respuesta, no obstante, no se sentía con ánimos de mentir una vez más.
—¿De qué hablas? — optó por hacerse la confundida. En eso, Marcel estiró la hora que mostraba el afiche de búsqueda, Alice quedó boquiabierta.
—¿Saben qué estás aquí? – volvió a preguntar, la chica de ojos azules bajo la mirada acalorada de la vergüenza.
—No – articuló — ¿Dónde lo conseguiste?
—Vee me contó que una chica desapareció y todos andan buscándola, no creí que fueras tú – explicó, Alice no sabía si agradecer u odiar más a Verónica – Además, entré a tu habitación, lo siento – se lamentó Marcel.
—No te preocupes – contestó Alice negando con la cabeza.
—¿Por qué escapaste? ¿A caso no estás en el programa? – interrogó Marcel sin darle tiempo de procesar las preguntas.
—Porque mis padres no querían dejarme ir, ellos no quieren que estudie historia, y no estaba dispuesta a perder la oportunidad de ir a Harvard – expresó Alice con un nudo en la garganta haciendo sentir culpable a Marcel – Las únicas personas que lo sabían eran mi hermana y mi mejor amiga, ahora estarán en problemas por mi culpa. Nadie debía saberlo – sollozó la muchacha en descontrol, Marcel no sabía que hacer, supo que fue un error enfrentarla de esa manera.
—Alice, está bien, tranquilízate – Marcel cambió de lugar a un lado de ella, agarró papel del servilletero para limpiar sus lágrimas – Piensa que toda la gente que te busca es gente que te quiere. Tus padres, también Harry – intentó reanimarla Marcel.
—Ellos sufren por mi culpa, además no estoy segura de volver, ten por seguro que me encerraran – Alice se sorbió la nariz con el papel después de tranquilizarse.
—¿Estás loca? – se alteró Marcel sobresaltándola, luego se disculpó controlando su tono de voz – Digo, aún tienes que terminar la escuela, faltan seis meses para que inicies la universidad.
—Todo eso ya está resuelto, terminé la escuela hace un año, solo voy para reforzar – respondió Alice secando sus lágrimas.
—¿¡Cómo!? – inquirió Marcel sorprendido.
—Bueno, digamos que siempre fui una nerd, pero discreta, tenía maestros en línea para clases avanzadas, insistí al director que me dejara presentar los exámenes de último año, y fue así que me "gradué" antes, pero nadie se enteró, mi padre insistía que me hicieran honores – confesó ella un tanto avergonzada, eran cosas que ni Harry sabía – Pero no quise que nadie se enterará.
—Entonces, ¿Puedes faltar cuántas veces quieras? – preguntó Marcel curioso.
—Asi es, pero no lo hago, me gusta estar con mis amigas, y con Harry – Alice se sonrojó al decir los último. Marcel la miró con ternura, pero advirtió el momento que se puso seria – No le has dicho nada ¿verdad? – preguntó con pánico.
—No, de hecho, estaba por decírselo, pero no responde el teléfono – se apresuró a responder Marcel a juzgar por el pánico de la muchacha.
—Supongo que no te quedarás callado – adivinó Alice haciendo una mueca.
—Creo que es buena idea que le digas a tus padres y a Harry – sugirió Marcel esperando racionalizar con ella. Alice respiró pesadamente a la idea.
—No lo sé – dijo ella insegura, sintiendo un revoltijo en el estómago.
—Alice, es mejor que lo hagas antes de que el problema se haga más grande – insistió Marcel – El amor de un padre no tiene límites, podrían pensar de cualquier cosa, quizás que te secuestraron y sospechar, incluso, del mismo Harry.
—Lo sé, lo sé – respondió Alice desesperándose. Tenía que tomar una decisión y la presión de Marcel no ayudaba – Solo no es fácil.
—Está bien, pero al menos díselo a Harry, él está muy preocupado, te quitarías un peso de encima – Alice suspiró, luego asintió más tranquila.
—Lo haré, pero no dispongo de un celular, rompí el chip antes de venir para que no lo rastrearan – dijo Alice desanimada, Marcel carcajeo.
—Debo admitir que eres muy inteligente – comentó Marcel haciendo reír a la muchacha.
—Un poco, tenía que estar preparada, si voy a escapar lo haré bien – respondió ella alzando los hombros.
—Bueno, ¿sabes? – la chica lo miró prestándole atención – Cualquier cosa que pase no dudes en contar conmigo – aseguró Marcel enterneciendo a Alice, ella sonrío.
—Gracias, Marcel – agradeció ella antes de abrazarlo.
*
Al día siguiente, Harry fue directamente a casa de los Grey al salir de la escuela, se supone que trabajaban juntos para encontrar a Alice, y quería mantenerlos al tanto de las investigaciones que hizo lo últimos días con Katelyn. Al llegar, en la entrada lo recibió la hermana mayor de Alice, Allison.
—Harry, que bueno verte – dijo la chica al ver al muchacho, Harry la notó despreocupada. Allison lo invitó a pasar.
—¿Están tus padres? – quiso saber Harry al ingresar a la casa.
—Así es – asintió Allison – También tenemos noticias sobre Alice – anunció ella emocionada.
—Genial, yo también – contestó Harry, Allison asintió, luego llegaron al comedor de la casa en la cual había un grupo de investigadores y su equipo avanzado, que el de Charlie, en la mesa, los padres de Alice estaban sentados esperando mientras tomaban una taza de té.
—Harry, muchacho – se levantó el señor Grey al verlo, se acercó a abrazarlo – Muchas gracias por repartir los afiches de búsqueda – agradeció con total sinceridad.
—No hay de que, lo hago por su hija – respondió Harry al separarse del señor, este asintió, pero luego aclaró la garganta poniéndose serio.
—Lo sé, hijo, pero creo que ahora en adelante, nosotros lo tendremos controlado – Harry alzó las cejas sorprendido.
—¿La encontraron? – preguntó Harry aguantando la conmoción.
—No, exactamente, contraté a este grupo de investigadores para juntar evidencia y presentarlo a la policía. Resulta que vieron a Alice por Amersham, y ahí viven unos familiares, quizás mi hija no estaba perdida después de todo. Ya sabes, los adolescentes y sus rabietas – explicó el señor Grey – Así que, por el momento, solo puedo decirte gracias – palmeó el hombro del muchacho antes de darse la vuelta.
Harry frunció el ceño confundio, ¿A caso lo estaban haciendo a un lado? ¿Qué hay con todo lo que el había descubierto junto a Katelyn?
—Señor Grey, yo investigué por mi parte junto a un amigo, y encontramos evidencia en Estados Unidos – soltó Harry haciendo que el señor se regresará.
—Eso no puede ser, hijo – respondió el señor intentando ser comprensivo. Allison escuchó lo que Harry dijo, por lo tanto, decidió intervenir.
—Exacto, conozco a mi hermana, Alice no es capaz de salir del país así porque sí – dijo ella manteniendo la calma para no delatarse.
—Estoy de acuerdo– el señor Grey le dio la razón – Además he contratado al mejor grupo de investigación de toda Inglaterra, te digo, todo lo tenemos controlado – declaró antes de regresarse a la mesa.
Harry se quedó estático, quizás indignado era palabra correcta para definir su estado de ánimo, quizás el señor Grey no le había entendido del todo, mucho menos Allison, que era la hermana. Quizás, ellos no podían ver lo mucho que quería a la chica de ojos azules.
—Ven, Harry, te acompaño a la puerta – le dijo Allison tomando de su brazo.
—No te preocupes sé dónde está – respondió Harry evitando sonar brusco, se soltó del agarre de la muchacha y camino a la puerta,
Allison prefirió restarle importancia a su actitud y regresar al grupo de investigadores.
—Harry – el muchacho se detuvo al escuchar esa tierna voz, se volteó para encontrarse a la pequeña Hayley en el pie de la escalera.
—Hola, pequeña – la saludó Harry, automáticamente se puso de buenas tan solo al verla, se acercó a ella agachándose a su altura.
—¿Puedo contarte un secreto? – preguntó la niña inocentemente.
—Claro que sí, puedes confiar en mi – musitó Harry esperando su respuesta.
—Alice no va a regresar – susurró ella. Harry sintió la piel erizarse sobre todo por la frialdad cómo lo había dicho.
—No pienses eso, la voy a encontrar, lo prometo, volverá contigo – aseguró Harry acariciando el cabello rizado de Hayley.
—No lo creo, soy pequeña pero no tonta.
—Hayley, yo no digo que eres tonta.
—Escuché a Allison... — Hayley calló cuando se hermana ingresó a la habitación.
—Hayley, ve a tu habitación – le ordenó seria, Hayley obedeció y subió las escaleras – Creí que ya te ibas, ¿Qué tanto hablaban? – se dirigió a Harry interrogándolo. El rizado se reincorporo.
—Nada, ella extraña a Alice al igual que todos – mintió – Pero mejor me voy, hasta luego, suerte con la búsqueda – se despidió de Allison con la mano antes de salir de la casa, aunque hubiese deseado quedarse un rato más. Si Allison no hubiera llegado, un minuto más y Hayley hubiese dicho más información de la necesaria.
(...)
Harry caminó hasta apoyarse en el barandal frente al río Támesis. Fue ahí, porque alquel lugar le traía vagos recuerdos con sus mejores amigos y Alice. Soltó un suspiro al pensar en la chica, la extrañaba más que a nadie, y tantas especulaciones por descubrir, el estrés por encontrarla, noches de insomnio preguntándose cómo estará, la tensión acumulado en sus hombros, iban a terminar por consumirlo. Sus sentimientos eran un lío en la cabeza. Se preguntaba también, si valía la pena seguir con la búsqueda, o quizás, ya no tardaba en tirar la toalla.
—Ey, Harry – apareció Katelyn de pronto espantando al muchacho que tenía la vista perdida al río.
—¿Qué haces aquí? – preguntó Harry recuperando la compostura.
—Bueno, es un lugar público... — ironizó ella intentando hacer reír al muchacho – y me queda camino a la casa hogar – respondió apoyándose de espaldas al barandal al lado del rizado– ¿Piensas en Alice? – quiso saber, aunque era obvio. Harry sonrío decaído regresando la vista al río.
—Es lo único que he pensado estos días, la extraño – contestó en un suspiro.
—La encontraremos, ya verás – aseguró Katelyn con el mismo optimismo de siempre, pero Harry rio de una manera sarcástica desconcertando a la castaña.
—Te has puesto a pensar que, solo quizás, Alice no quiere ser encontrada – cuestionó Harry recordando las palabras de la niña de ojos azules. ¿A caso ya había tocado fondo?
—Harry, no
—Katelyn solo piensa, si llego a saber dónde está, no cambiaría nada. No podría obligarla a regresar – interrumpió a la muchacha con sus especulaciones.
—Bien – sentenció Katelyn acercándose al muchacho – Entonces ríndete.
Harry gruñó apartándose del barandal quedando frente a la castaña.
—Solo no puedo – se aferró Harry.
—¿Por qué? – exigió saber.
—He pasado toda mi vida creyendo que nadie sería capaz de quererme. Miraba a mi hermano, siempre tenía el amor de mis padres, mientras a mí me dejaban a un lado por no ser como esperaban. Crecí sin un padre, cuyo cariño rechacé por los celos que sentía por Marcel, por eso odio que me llamen Marcel, aunque por error, no soy como él –Harry se desahogaba como un globo de aire comprimido – Entonces encontré a Alice, el hecho de perderla me tiene enfermo, es la primera que ha logrado quererme, aceptarme, y lo arruiné mintiéndole. Dime ¿Cómo puedes ser feliz sin estar con quién quieres? – cuestionó a la muchacha. Katelyn pareció quedarse sin palabras por un momento.
—Harry, no necesitas nadie para ser feliz – aclaró ella.
—Quizás yo sí, a veces, me siento incapaz de ser amado por todo lo que he hecho – confesó Harry al borde de las lágrimas.
—No digas eso. No importa quienes seamos, o si hemos hecho mal. Eso no nos define, todos podemos amar, y todos podemos ser amados.
Harry calló al instante, aquellas palabras llegaron en lo más profundo de su oscuro ser. Tanto que el silencio pareció hacerse eterno entre ellos, en el que solo se miraban. Pero, no bastó un segundo cuando Harry tomó a la chica y la besó en los labios dejándola completamente estática.
Katelyn siguió el compás de los labios del rizado, eran suaves y besarlos parecía adictivo por primera vez. Sin embargo, no tardó en reaccionar cuando fue consciente de sus actos. ¡Estaba besando al imbécil de Harry Styles!
Ella se separó de inmediato acalorada de la vergüenza, miró a un Harry demasiado abrumado.
— ¿Qué acabas de hacer? – preguntó aturdida.
— Yo, yo no sé – balbuceó Harry pasando la mano por sus rizos – Lo siento, fue un error – se disculpó en un mar de nervios, y yéndose de ahí.
—Harry – musitó Katelyn al verlo alejarse.
No podía asimilarlo aun cuando sentía los roces de sus labios sobre los de ella. Aquel feroz acto la tomó desprevenida, dejándola incrédula de sobremanera.
***
Hola chicks,
Una disculpa si los tengo fastidiados con los capítulos sobre Alice, pero prometo que el siguiente ya es el ultimo porque Alice tomara la decisión si regresar o no a Londres para estar con Harry o quedarse en Masachussetts con Marcel, y de ahí quizás falten pocos capitulos para el final (btw, esta en proceso)
Terminé de escribir el capitulo con prisa porque quería subirlo para el cumpleaños de mi bebé, Harry <3
(Aquí todavía son las 11:42PM)
#Factsdelanovela
-Alice tiene un coeficiente intelectual muy alto, mayor que el de Marcel.
-Sus amigas no saben que esta graduada de la preparatoria. Ella pudo haber ido a la universidad antes, pero no lo hizo por ellas.
-El beso entre Harry y Katelyn ya estaba escrito desde hace tiempo. Era algo inevitable por la presión que sentía Harry en ese momento.
¿Les gustaría más facts así?
No olviden votar y comentar que les pareció el capitulo
Un beso, M
Nobody likes you when you're 23
¡Felices 23, Harry Styles!
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