18. ❅La Navidad de Harry❅

Una semana con la tía Dutsy, y Harry ya se había arrepentido de venir desde el primer día, cuando la hermana de la señora Styles comenzaba a llamarlo por Marcel, y se la pasaba horas contándole anécdotas sobre sus viejos tiempos, que hasta el mismo Harry imaginaba que su hermano estaría pasándose de lo mejor solo en casa.

Sin embargo, eso se acabó hasta hoy, pues su primo Arnold llegaba de España a visitar a la familia para Navidad, y Harry no podría estar más feliz por su compañía.

Arnold llegó a la casa, la tía Dutsy salió a saludarlo con suma felicidad de tenerlo ahí para esas fechas.

—Mi amor, qué bueno que estas aquí. —chilló la señora llenando de besos húmedos la cara de su hijo.
—Yo igual te extrañé, mamá. —respondió Arnold, luego se separó para limpiarse las mejillas embarradas de labial.
—Llegaron tu tía y tu primo de visita, el pobre Harry lleva esperando tu llegada. —le hizo saber a Arnold.

La señora Styles y Harry se acercaron a ambos que estaban aun en la puerta, mientras, Frank, el padre de Arnold, metía las maletas con ayuda de su pequeño hijo, John. Su familia no era grande, pero era agradable estar ahí, pues las navidades con la familia de la tía Dutsy siempre estaban acompañados de esa armonía familiar. Aunque por más cruel que suene. Harry se imaginaba a su tía Dutsy solterona, y criadora de 70 gatos, pues su cabello pelirrojo casi siempre despeinado, y esas facciones que delataban falta de control de ira, no daban la espina de ser esposa y  madre. Al contrario, era una consentidora, y su esposo era dueño de una línea de pastas dentales. Por lo tanto, vivían bien, el pequeño John iba a una escuela privada, y Arnold siempre estaba fuera del país estudiando.

—¡Tía Ann!—expresó Arnold saludando a su tía.
—Mi niño, que bueno verte, ya estas grande. —comentó la señora Styles al separarse.
—Harry, ¿Cómo andas?—ambos se dieron un apreton de manos seguido de un abrazo.— ¿Y Marcel?—preguntó Arnold al ver que hacía falta uno.
—Se quedó en Londres, y le salió novia. ¿Puedes creerlo?—respondió Harry haciendo una mueca de disgusto.
—Tan callado, y tan pícaro que nos salió.—bromeó Arnold.
—Ni que lo digas.
—Venga, no te desanimes, la pasaremos en grande. —lo animo pasando un brazo encima de su hombro.

Harry sonrío, pues su primo era un loco después de todo.

*

—Es Noche Buena, ¿Y se te ocurre salir?—le reprochaban a Arnold.
—Sera después de la cena, llegaremos temprano.—intentó convencer a su madre.
—¿Temprano? ¡Diez de la mañana! Oh, jovencito, crees que no los conozco. —ironizó.
—Mamá, por favor, además Harry nunca viene...
—Y tu nunca estas en el país. —replicó, Dutsy.
—Bueno, bueno, te prometo que estaremos aquí antes de las 5 a.m. Si quieres, te llevo a cenar mañana en la noche. —la señora Dutsy resopló resignada.
—Esta bien. —accedió. —¡Pero a las 5 a.m.!—remarcó.

Arnold salió de la cocina haciendo un baile improvisado, pues su madre le había dado permiso, y afuera estaba Harry riéndose de lo ridiculo que se veía su primo haciendo ese baile.

—Entonces, ¿A dónde iremos?—preguntó Harry, pues él había escuchado todo.
—Mi amigo Jimmy nos ha conseguido pases gratis a un privado club nocturno cerca del centro.—respondió Arnold revisando su celular.— Te presentaré a unas chicas, que están...—Arnold siseó, y en el aire formo una silueta de mujer imaginaria.— Apuesto que no se te escapa ninguna. Con esa cara, diría que no.

Harry rio por lo bajo que sonaban las especulaciones de su primo. Luego negó con la cabeza.

—Tengo mis trucos. —alardeó Harry.
—Harry, maestro. —Arnold alabó en broma.

El resto de la tarde, ambos chicos se la pasaron platicando sobre muchas cosas y  algunos temas sobre el sexo. No era incomodo, ambos se tenían mucha confianza a pesar de no verse seguido.

Al caer la noche los primos fueron a darse un baño y a arreglarse para la cena que los esperaba abajo en el comedor.

La señora Styles se había rifado con una  pasta acompañado de una crema de mariscos, mientras que la tía Dutsy cocinó el típico pavo navideño.

Harry bajó vistiendo una camisa negra y unos pantalones formales del mismo color, sus botines cafés hacian juego con el atuendo. Siguió el delicioso olor del pavo recién hecho hasta la cocina. Ahí se encontraba la tía Dutsy sacando la bandeja con el pavo del horno. Ya estaba arreglada con un vestido de lentejuelas rojo, su joyería la hacía lucir extravagante, pero sobre todo, Harry no podía dejar pasar el cabello rojo de la señora atado a un chongo bien hecho con ondulaciones en su flequillo. Harry aceptaba el hecho de que se veía guapa.

—Harry, mira que guapo estas. —expresó la tía Dutsy.
—Ni hablar de usted. —respondió él guiñándole el ojo.

La señora se llevó una mano al pecho en señal de que se sentía cautivada por el cumplido de su sobrino.

—Hazme un favor, llevale estas copas a tu madre. Son las que faltan para la mesa— pidió la tía Dutsy pasándole una caja de copas.
—¿Viene alguien más? —preguntó Harry tomando las copas. —Pensé que ya estábamos completos.
—Resulta que Frank invitó a un amigos con esposa e hijos. —respondió ella en un suspiro de frustración. —Espero que sean suficientes. —se dijo así misma.

Harry fue al comedor donde estaba su madre procurando que la mesa este de lo mejor para los invitados. La manta tenía adornos navideños, y encima estaban las copas, platos y cubiertos acompañados de una servilleta doblada de manera que se vea formal.

La señora Styles optó en usar un vestido azul cielo para esa noche, y unos tacones que Marcel le regalo, su cabello castaño oscuro estaba amarrado en un chongo igual que el de la tía Dutsy.

—Mamá, aquí están las copas.—habló Harry.
—Harry, gracias, te ves muy bien, hijo. —habló la señora Styles observando el atuendo de su hijo.
—Gracias, tú también. —respondió Harry.

La señora Styles sonrío por aquel cumplido hecho por su hijo.

—Escuché que saldrás con Arnold. —dijo prosiguiendo con la decoración de la mesa.
—Así es, regresaremos temprano. —Harry se metió las manos en los bolsillos apretando los labios esperando la reacción de su madre, que arqueó la ceja incrédula.
—¿Temprano? Diez de la mañana. —ironizó terminando de colocar las copas. — Harry, por favor, no hagas nada malo.—le reprochó enseguida.
—¡Mamá, no estamos en Londres!—gruñó Harry.
—Ya te dije. —habló firme antes de retirarse de ahí.

*

El timbre de la entrada resonó por la casa en señal de que los invitados del señor Frank habían llegado. Arnold y Harry se levantaron para recibir a las personas al escuchar alegres saludos provenientes de la puerta.

Entró un señor bigotudo de unos 50 años, su esposa que parecía haber gastado todo su dinero en arreglarse, y una chica que tenía la finta de ser más humilde que su madre.

Aunque Harry no pudo dejar pasar desapercibido el parecido que tenía con Alice Grey. Sacudió levemente la cabeza, pero no, no era su imaginación, ahí seguía la chica saludando a Frank.

Luego los presentó con su esposa, Dutsy, y su hermana la señora Anne Styles, hasta llegar con los chicos.

—Esté es mi hijo, Arnold, y mi sobrino Harry. —los presentó.
—Hola. —saludó Harry estrechando la mano con el señor.
—Mi «nombrec» es Gerôme Roche, mi esposa Corinne, y mi amada hija Victoire. —presentó a la familia que parecía ser de la realeza, pues inclinaban la cabeza cuando mencionaban el nombre, además de que parecían ser franceses a juzgar por el acento del señor Roche.

¿Frances? ¿ES UNA BROMA?, pensó Harry.

Harry para hacerle de juego, tomó la mano de la chica para besarla como un acto de sus buenos modales.

—Un gusto conocerte, Victoire. —imitó un débil acento francés al decir su nombre, pero en su voz ronca lo hacía escuchar sexy.
— El «placec» es mío. —la chica no se mostró debil a sus actos pero sin duda, Harry había descubierto una pizca de pícardia en sus ojos castaños al mirarlo.

Cuando Victoire pasó con su familia al comedor, Arnold golpeó levemente el hombro de Harry.

—Esta que arde. –siseó Arnold pervirtiéndose con el cuerpo de Victoire.

El abrigo que traía no dejaba desapercibido el pegado vestido negro brillante que traía la chica, que sin duda favorecía sus bien formadas curvas.

Arnold y Harry pasaron al comedor donde los llamaron para iniciar la cena navideña. Intencionalmente Harry tomó asiento frente a Victoire, y esta lo miró provocativamente mientras se quitaba el abrigo para descubrir el apretado escote.

Frank se levantó desde la cabecera de la mesa mientras tintineaba la copa con el tenedor, todos desviaron su atención a él.

—Antes que nada, estoy feliz de tener a la familia aquí y a ti Gêrome, por acompañarnos en este día tan especial del año. Feliz Nochebuena, y disfruten la cena. —concluyó alzando la copa, y todos brindaron al mismo tiempo para acabarse el vino de un sorbo.

Excepto el pequeño John, que se conformó con un vaso lleno con jugo de uva.

La cena inició, todos provaron del exquisito pavo y los famosos platillos de la señora Styles.

—¡Incroyable! Estos «camagones» están «egquisitos» —expresó Gêrome al probar la crema de mariscos.
—Los hizo mi hermana. —aclaró la tía Dutsy, el señor miró sorprendido a la señora Styles.
—Debo «llevagme» esto a «Frangcia». —dijo comiento a un mas de los camarones. —¡Délicieux!
Merci, mounsieur Gérome. —agradeció la mamá de Harry en un acento francés básico. —Tengo un restaurante en Londres llamado Gustare il sapore, por si algún día pasan por ahí. —los invitó ella.
—Oh, un «restaugante», eso es «impresiognante». Apuesto que su hijo también es un gran «cocinego»—comentó la esposa de Gérome.

Harry levantó la cabeza al escuchar.

—Oh, no, madame, hago muchas cosas pero cocinar no es mi fuerte. —negó Harry.
—Me preguntó qué cosas. —murmuró Victoire lo suficiente audible solo para Harry.

Ambos se sonrieron pícaramente.

¡HARRY, CONTROLATE!, gritó una voz en su interior que él decidió ignorar cuando la chica rozó su pierna con la de él. Se iba a volver loco, y más porque Victoire tenía ese tremendo parecido a Alice, pero no era ella. Harry pensó que ella no haría esas cosas, vestirse de esa manera y provocar a hombres que ni conoce.

—¿A qué te gustaría «dedicagrte», Harry?—preguntó Gêrome.
— Bueno, mi padre era gerente del área de compras y ventas en una empresa, era un hombre muy carísmatico, sabía como convencer a su gente, y persuadir a ciertos patrocinadores, supongo que me gustaría dedicarme a eso. —Harry dió un brinco en su asiento al sentir el pie de la chica en su entrepierna.
—¿Estas bien, hijo? —preguntó la señora Styles. Harry reaccionó retrocediendo un poco su asiento.
—Sí, tengo hambre. —respondió metiéndose en la boca un bocado de pierna de pavo.

Victoire rió disimuladamente a su comportamiento, bajó el pie re acomodándose en su asiento.

— Tengo una «propuegta paga» ti, Harry...—habló Gêrome. —Te invitó a «trabajag» en mi «empregsa» el siguiente «vegano», financiamos proyectos de construcciones, obras sociales, entre muchas otras cosas, quizá nos hace «fagta» una mente joven, como tú. Por «supuegto» que «apredegas» lo básico antes de «dagte» tu primer «suegdo»—Harry casi se atraganta con la sopa de mariscos.
—Suena genial.—se animó Harry limpiándose la boca con la servilleta.
—Gracias a nosotros, la empresa de mi buen amigo Frank, fue posible. —anunció Gêrome.
—Es una gran oportunidad, Harry. —dijo Frank tomando de su copa de vino.

La cena siguió normal hasta que marcó la hora de irse, después de besos, abrazos y un animado intercambio de regalos. Arnold y Harry se estaban poniendo los abrigos listos para irse, la fiesta para ellos aún no había terminado.

—¡Ma, ya nos vamos!—avisó el pelirrojo tomando las llaves del llavero.

Todos estaban reunidos en la sala, la señora Dutsy dejó a John dormido en el sofá antes de acercarse a su hijo.

—Arnold, cariño, ¿Por qué no llevan a Victoire? Tal vez le gustaría conocer un poco la ciudad. —sugirió ella.

Arnold y Harry se miraron, y luego a la chica que estaba sentada en el sofá observándolos a ambos.

—Pues... No creo que sea problema—aceptó Arnold dudando.

Harry tragó saliva. Dos horas de conocerla y esa chica ya le había ocasionado tres erecciones en plena cena frente a su familia.

— ¿¡Qué acabas de hacer!?—le reclamó Harry a su primo al subirse al auto.
—Solo estoy siendo amable, te acabo de hacer un favor. —dijo Arnold metiendo las llaves para encender el coche. —Se ve que te desea. —Arnold alzó las cejas.
—Callate que ahí viene. —siseó Harry acomodándose en el asiento.

Victoire subió al asiento trasero cuando los dos muchachos se callaron.

— «Pegdon» por la «tagdanza», mi padre es algo «sobreprotegtor»—se disculpó ella abrochando el cinturón de seguridad.
— No se preocupe, madame, no te pasará nada con nosotros. Somos salvajes pero sabemos cuidarnos, ¿verdad, Harry?—Arnold golpeó a Harry por el hombro para que respondiese.
—Si, sé cuidarme.—respondió.
—Eso «espego». —dijo ella.— No es problema que haya venido, ¿«ciegto»?
—No, como crees, me gusta que la gente conozca y más que yo sea su guía...—decía Arnold muy animado como siempre. — Por ejemplo, una vez estuve en Nueva Zelanda y conocí a un turista...

Se pasó todo el camino hablando de esa historia sobre el turista pérdido en Nueva Zelanda y que Arnold salvó de perderse en el bosque del lugar.
Harry bufó aburrido de esa historia y un tanto tenso de la presencia de Victoire sintiendo el peso de su mirada en el asiento trasero del auto.

Más tarde, llegaron a un club nocturno, los tres se bajaron del auto, Victoire no dejo pasar en alto robarse unas cuantas miradas de los chicos que se encontraban fuera del lugar. Harry la impulsó a moverse al darse cuenta de este hecho sosteniéndola de la cintura.

Al entrar al club nocturno, se separó de ella, pues ahí adentro no podría pasarle nada. Siguieron a Arnold que saludó a un chico alto que tomaba de su cerveza.

—Feliz Navidad, Jimmy. —dijo Arnold a su amigo.
—Feliz Navidad a ti también, ¿Quién es esta dulzura?—preguntó Jimmy mirando a Victoire. Ella se acercó al muchacho extendiendo la mano para que la tomara.
—Victoire Roche, un gusto. —Jimmy tomó la mano de la chica y la beso.
Bonne nuit, madame.
—Jim, él es mi primo Harry, viene de Londres. —presentó al ojiverde que estaba parado ahí observando la escena.
—¡Eh, Arnold me ha contado mucho de ti!—ambos estrecharon la mano en forma de saludo.— Eres un casanova sin remedio. —ambos rieron a pesar de que a Harry no le dió gracia.
—Gracias, supongo. —contestó.
—Si me permites, voy a atender otros asuntos. —murmuró Jimmy hablando de Victoire, luego se dirigió a ella. —Ven dulzura, te invito un trago. —ofreció él antes de llevarsela a un punto lejano de la barra.

Harry agradecía que Victoire ya tuviese una distracción esa noche. No se imaginaba lidiando para no tener relaciones con ella. Aunque las ganas no le faltaban, no quería quedar mal con el señor Gêrome.

Harry y Arnold se dirigieron a unos asientos con otros amigos del pelirrojo para disfrutar de un buen trago.

Un resumen sería que Harry comenzó a tomar un inofensivo vaso de licor con refresco, luego dos, después tres, no sabía si el alcohol le estaba ya haciendo efecto, las luces del lugar lo mareaban, o lo fuerte que sonaba la música en sus oídos, pero el punto es que estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor a pesar de dejarse llevar por los sentidos... Y por su instinto al echarle el ojo a la rubia que estaba cruzando la pista sentada en las sillas de cuero.

Se levantó y caminó hacia ella sin apartarle la mirada. La chica se dio cuenta de las intenciones del muchacho pero al ver lo atractivo que resultaba no tardó en corresponderle, levantando la tela de su vestido, dejando ver algo de mercancía.

Estaba por terminar de acercarse a ella, pero una melena castaña se cruzo en su camino.

Era Victoire, pero Harry la confundió con alguien más. Tanto había tomado que no se imaginaba el rostro de la francesa si no de alguien que todos muy bien sabemos quien.

La rubia de atras se desanimó al ver que alguien más se había robado la atención de Harry.

— No te vas a «deshaceg» de mí tan fácilmente. —le murmuró ella muy cerca de su oído antes de plantarle un beso en cuello.

A Harry se le erizo la piel al sentir el contacto, y la chica lo tomó del brazo para impulsarlo a caminar a su dirección.

— ¿A dónde me llevas?—arrastró Harry las palabras cuando subieron por unas escaleras.
—Ya «vegas» —ansió Victoire.

Harry ignoró su acento francés dejándose llevar por la chica. Entraron a un cuarto, al parecer el club nocturno era una especie de motel, para que las parejas subiera y puedan hacer lo que Dios sabe que es bueno y que no.

Victoire había aprovechado la ebriedad de Harry para empujarlo hacia la cama, quedó sentado y ella se puso a horcajadas en su regazo, rozo su entrepierna excitando al muchacho. Harry estaba consciente de lo caliente que estaba la situación, por lo que la apego más a él, Victoire gimió por la fricción hacia el bulto debajo los pantalones.

Comenzaron a besarse desesperadamente, mientras Harry se quitaba la camisa y Victoire se bajaba los tirantes del vestido que se deslizaba hacia abajo para dejar ver su sostén negro. Harry metió sus manos por debajo del vestido, y se dio cuenta de la falta de ropa interior por parte de Victoire, le acarició levemente el clitoris antes de meterle los dedos, ella gimió del placer.

—Vous me mettez—susurraba ella en francés.

Harry se echó para atras con ella encima, que terminó por quitarse el vestido, antes de desabrochar los pantalones de Harry, se los quitó y se mordió el labio inferior al ver el miembro erecto atrapado en sus boxers. Metió una mano y comenzó a masturbarlo, Harry gimió por lo suaves que eran las manos de la chica.

Él quiso tomar el control y de un ágil movimiento la puso bajo de él evitando aplastarla. Victoire se sorprendió de aquel repentino movimiento, y sin duda la excito más, luego siguió susurrandole cosas en frances, Harry no podía entenderle del todo pero si una parte:

Me faire vôtre—escuchó.

«Hazme tuya» era lo que significaba.

Harry estaba dispuesto a cumplirle ese deseo, se desarropo de su boxer antes de penetrarla. Victoire gimió al sentirlo dentro de ella.

La disfrutaba en cada embestida, los gemidos de la chica eran música para sus oídos, y ella cada vez pedía por más.

—No sabes cuanto espere para esto... Alice. —susurró Harry en medio del placer.

Victoire reaccionó.

¿La había llamado Alice?

—¿Cómo me llamaste?—jadeó incrédula.

Harry besaba el cuello de Victoire, al morderle el lobulo de la oreja, repitió:

—Alice.

Victoire quedó confusa por completo, era la primera vez que algo así le pasaba cuando se acostaba con alguien, luego Harry se dió cuenta del error que había cometido cuando reaccionó, y no vió ojos azules, si no marrones que simulaban confusión al igual que el rostro de Victoire.

No era Alice, y se arrepintió. Se apartó de ella de inmediato, se sentó en la cama pasando las manos por su cabello. Comenzó a vestirse, Victoire imitó su acto, termino de ponerse el vestido, antes de volverse a sentar en la cama dispuesta a preguntarle.

— ¿Quién es Alice?—quiso saber.

Harry abotonaba la camisa, hasta que la pregunta de Victoire tomo desprevenido, la miro, y sorprendentemente, no estaba enojada.

—Alguien. —respondió a secas.

Victoire alzo las cejas a su respuesta.

—¿Era tu novia?—se atrevió a preguntar. Harry suspiro.
—No. —le pidió mientras se ponía los zapatos. —Te pareces a ella. —hablo Harry. Victoire alzo una ceja.
—Ya veo, me pareció extraño que te hayas acostado conmigo tan fácilmente, pensé que querías quedar bien con mi padre. —dijo Victorie.

Harry bajo la cabeza culpable.

—No te sientas culpable, Harry, duro poco pero la pase bien. —dijo Victoire. —Esto que pasó es solo entre nosotros, los negocios de mi padre son otro asunto muy diferente. —remarcó, y Harry no sabía si sentirse más tranquilo.

Victoire sacó un cigarrillo de su bolso, lo encendió comenzando a fumar, camino hacia la puerta dispuesta a dejar el cuarto, pero algo la detuvo, así que regreso hacia el muchacho.

— Te ha de gustar demasiado.—comentó ella expulsando el humo por la boca.
—¿Por qué lo dices?
—Eres el primer hombre que me confunde con alguien más mientras cogemos. —confesó Victoire con humor sosteniendo el cigarrillo entre sus dedos. —Espero que esta no sea la última vez. Joyeux Noëll. Feliz Navidad, Harry—le guiñó el ojo antes de irse.

Harry se quedó ahí pensativo. Creía que librarse de Victoire iba a ser fácil, pero ni siquiera de Alice podía escaparse estando lejos de ella.

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