15. La celebración Robinson
Era el día del cumpleaños de Katelyn Robinson, y alguien estaba más emocionado que la misma Robinson. Y es ahí cuando hablamos de nuestro querido Marcel Styles.
Envolvió con sumo cuidado el cuadro con el dibujo enmarcado para dárselo a Katelyn a la hora de su celebración.
Los padres de Katelyn habían hecho el máximo esfuerzo para organizarle una pequeña comida con ella, la familia y sus amigos, incluyendo a Marcel.
Kate no podía esperarse hasta Navidad para darles la noticia que las deudas ya estaban pagadas, más las colegiaturas de sus dos hermanos pequeños, por lo tanto quería aprovechar su propia fecha de cumpleaños para dar la noticia y agradecer a Marcel por la pequeña ayuda económica.
Así que horas antes de la fiesta, Marcel había hecho un desastre en su habitación buscando algo bueno que ponerse. Iba a conocer a sus padres, aunque no eran algo más que amigos, quería causar buena impresión frente a ellos, y a sus amigos.
Más tarde, cuando Marcel se decidió por unos jeans oscuros, una camisa blanca y las Converse blancas, se miró al espejo acomodándose el cabello dentro del beanie, a la vez, limpiando sus gafas. Bajó al porche, aprovechó que Harry no estaba en casa para tomar su BMW, sin embargo, retrocedió a la idea.
No quería verse como un hijo de papi con tremendo carrazo.
Creo que Marcel debería considerar la idea de comprarse un carro, quizá contaba con el dinero necesario para comprarse hasta tres BMW, sin embargo, se conformaría con un Volswaguen o algo por el estilo.
En fin, Marcel tomó el bus. Kate vivía demasiado lejos, en un pequeño barrio de clase media, y al llegar ahí, Marcel no se quiso imaginar cuando gastaba Katelyn de ida y vuelta todos los días cuando iba a trabajar a la cafetería, eso contando también con los servicios voluntario que hacía en los albergues.
Marcel caminó unas cuadras antes de toparse con la calle de la casa de Katelyn. Calle Fresno.
Las casas ahí no eran muy grandes, ni muy pequeñas, pero tenía paredes desgastadas y a medio pintar. Las calles no estaban bien pavimentadas, y algunos niños jugaban fútbol soccer sin importancia alguna de que algún coche fuera a pasar.
Marcel caminó hacia la casa que era de un piso al igual que todas las demás. Leyo el numero en la entrada de la reja. 56 Tal como Katelyn le había dicho.
No había necesidad de un timbre, puesto que la gente se encontraba a fuera. Kate al verlo sonrío de manera automática y se acercó a abrirle la reja para dejarlo pasar.
—Veniste. —le dijo a Marcel visiblemente feliz de que este ahí en su cumpleaños.
—¿Me das un capuccino vainilla?—bromeó Marcel al separarse.
—Claro, lo que quieras.–le siguió ella.
Ambos se miraron y Katelyn se percato del cuadro envuelto que Marcel traía en su brazo.
—¿Para mí?— preguntó, y Marcel pudo notar cierto brillo en sus ojos.
—Lo hice para ti. —se lo entregó. Katelyn lo recibió con suma felicidad y luego lo abrazo nuevamente.
Cuando se separaron, Katelyn tiro de su brazo.
—Quiero que conozcas a todos.— lo impulsó a moverse.
El jardin estaba algo reducido a pesar de la poca cantidad de personas que había. Había una mesa larga en la cual estaban sentados todos los invitados, riendo y bebiendo una cerveza. Quiza eran los amigos de Katelyn, mientras que un señor cocinaba carne para hamburguesas en la parrilla, y una señora llegaba con vegetales recién cortadas y más carne cruda para asar. Marcel pudo adivinar que ellos eran sus padres.
Luego a los alrededores corrían dos niños mientras se pegaban con unas espadas de plástico, y luego había un chico pegado bajo el umbral de la puerta de la casa mientras se fumaba un cigarro.
— ¡Dean, te he dicho que no fumes dentro de la casa!—lo reprendió la señora mientras tapaba la carne recién asada.
— Estoy afuera no adentro, mamá. —se defendió el muchacho, el hermano de Katelyn.
Como ella lo había dicho tenía un ligero parecido a Mark Hoppus, tenían las mismas facciones y ojos verdes. Solo que Dean era más delgado y tenía el cabello largo hasta las orejas.
Katelyn depositó el regalo que le dio Marcel, encima de una mesa junto a otros regalos. Luego Katelyn tiró de Marcel para llevarlo hacia la mesa donde estaban sus amigos.
—¡Atención!—pidió Kate en voz alta.
Todos dejaron de hacer lo que hacían incluyendo los niños que jugaban con las espadas para ponerle atención a la cumpleañera.
—Mamá, papá, Dean, hermanos, chicos...—habló Katelyn dirigiéndose a todos. — Él es Marcel, mi nuevo amigo, y quiero que lo traten bien.
En su mente, Marcel se imaginó a las personas restándole importancia su presencia ahí, sin embargo los amigos de Katelyn se levantaron a saludarlo de una manera amigable.
— ¡Eh, soy Kenny!—se presentó un chico alto con rasgos afroamericanos.
—Marcel. —habló él algo nervioso.
Kenny chocó las manos con él y lo abrazo de una manera amistosa.
— Soy Jane, yo sé quién eres Marcel, trabajo en la cafetería con Katelyn...—se presentó una chica morena de cabello negro y ojos oscuros.— Apuesto que no lo sabías. —bromeó ella.
—La verdad no. —admitió Marcel.
Pues no prestaba atención a otra chica que no sea Katelyn, y al parecer ella tenía muchos amigos que presentarle a Marcel. Además de Kenny y Jane, se presentaron tres más, una era una chica con el cabello rubio y corto llamada Sheyla, y los otros dos eran Frank, que era alto pero muy flácido y vestía playeras de los comics, y el otro Charlie, de tés blanca con ojos marrones que decía buenos chistes.
Marcel se sorprendió de la amabilidad en la que lo estaban tratando puesto que en la escuela era un total marginado que nunca hablaba con nadie más que su profesor de clase o su propia madre. Muy triste para ser verdad.
Luego, Katelyn jaló a Marcel hasta sus padres que se encontraban haciendo las hamburguesas listas para ser repartidas entre la gente.
—Mamá, él es Marcel— presentó Katelyn a la señora Robinson.
La señora volteó dejando los cubiertos para prestarle atención a Marcel.
—Hola, Katelyn me ha hablado mucho de ti. –alagó la señora Robinson abrazándolo. Marcel se sintió honrado que alguien como Katelyn hable cosas buenas de él.
—Gracias, es un gusto conocerla. –respondió Marcel al separarse.
—¡Dios mío, Jack y Jasper, no se metan ahí!— reprendió la madre de Katelyn a sus otros dos hijos que escarbaban un hoyo en el jardín.
Marcel apretó los labios para evitar reírse, luego regresó su vista al frente para encontrarse al padre de Katelyn frente a él. El señor Katelyn era un hombre robusto, con el cabello canoso y en su rostro se podían ver las arrugas que reflejaban el esfuerzo que hacía para mantener a sus cuatro hijos.
—George Robinson, mucho gusto. –se presentó sonriendo amablemente al ver a Marcel.
— Marcel Styles, el gusto es mío, señor Robinson.
—¿Eres el nuevo novio de mi hija? –el señor puso sus facciones serias.
Marcel se puso estatico ante la pregunta, tragó saliva porque no sabía que responderle, luchó en su interior por no ponerse rojo y revelar sus sentimientos hacia Katelyn a través de cada movimiento que haga de ahora en adelante.
—N—no, somos amigos. –balbuceó visiblemente. Marcel agradeció que Katelyn estuviese distraída platicando con su hermano Dean.
—Cualquier cosa eres mejor que el bueno para nada de Mark. –le confesó el señor Robinson hacia su anterior yerno.
—¡Marcel, ven a conocer a Dean!—lo llamó Katelyn desde el umbral de la entrada hacia su casa.
Él se acercó guardando sus manos en los bolsillos, seguía nervioso y suficiente era la gente que había conocido en cuestión de quince minutos. Dean tiró su cigarrillo ya terminado, y lo apagó pisándolo con la planta del pie.
—Marcel, él es mi hermano. –lo introdujó Katelyn a la conversación.
Dean sopló el resto que quedaba del humo en sus pulmones antes de volver a mirar hacia Marcel. Lo examino con la mirada de arriba hacia abajo. Marcel solo se limitó a encogerse en su sitio sonriendo y saludándolo con la mano.
—Kate me ha hablado mucho de ti. –habló Marcel.
— Apuesto que te contó la vez que conocí a mi hermano Mark Hoppus. –bromeó Dean cruzándose de brazos a la altura de su pecho.
— Si te pareces. –le aseguró Marcel.
— Me cae bien. –dijo Dean a Katelyn asintiendo con la cabeza.
— Les dejo que hablen. –Katelyn se retiró, y Marcel tuvo el impulso de seguirla, no quería quedarse solo, y mucho menos con el desconocido de su hermano.
Dean sacó otro cigarrillo del paquete guardado en su pantalón, lo encendió antes de que su madre viniera otra vez a reprocharle por fumar dentro de la casa.
—Estoy afuera. –repitió Dean mientras fumaba, la señora Robinson solo negó con la cabeza
Marcel miraba a todos lados mientras se tambaleaba ligeramente en su lugar. Estaba nervioso, y sobretodo incomodo, pues se había quedado solo sin saber qué hacer, además Katelyn le había dicho los dejaba para que hablen.
—Si sigues moviéndote así voy a pegarte con pegamento industrial para que dejes de hacerlo. –le advirtió Dean desesperado expulsando el humo.
—Lo siento. –Marcel se disculpó.
—No tienes por qué, yo igual estaba nervioso cuando fui por primera vez a la casa de la chica que me gusta, sus amigos eran raros, sus padres eran muy sociables pero me aterraba no caerles bien, luego sus hermanos. ¡NO! El mayor sí que me intimidaba. –las palabras de Dean lo tomaron desprevenido.
Luego se percató de que se trataba del mismo Marcel a quién se estaba refiriendo.
—¿Cómo...?—Dean lo interrumpió.
—He conocido a cada uno de los pretendientes de mi hermana, y ella elige a los peores. A Mark sí que quería echarlo a patadas la primera vez que lo vi. –se quejó Dean más para si mismo. –Pero tú, amigo mío, eres una excepción.
Dean le guiñó el ojo apoyando su mano encima del hombro del Marcel.
(...)
Katelyn observaba a su hermano hablar amistosamente con Marcel, ambos parecían haber congeniado tan rápido y reían a cada rato.
—¿Crees que estén hablando de ti?— la sorprendió su mejor amiga Jane, haciéndola sobresaltar.
—¡Jane! No hagas eso. —le reprochó Katelyn.
—Es la verdad, Sheyla, Kenny y yo hemos apostado de que terminarán juntos. Tú y Marcel. —le dijo mostrándole una sonrisa pícara.
—¡Basta, Jane!—le pidió Kate, irritada por el asunto.
— Marcel es un amor de persona. Me pregunto por qué no tiene novia. —intervino Sheyla a la conversación.
—Porque Kate no le quiere hacer caso. —contesto Jane mientras se acomodaba en su asiento.
—O esta esperándola. —apareció Kenny detrás de Jane, abrazándola.
Katelyn siempre se quedaba pensativa por las cosas que le decían sus amigos. Pues ellos creían que Kate no había tomado mejor decisión hasta que rompió con su anterior novio Mark Levine. Observó a Marcel que estaba platicando con Dean, lo veía muy fresco, y sobre todo contento de estar ahí. De estar con Katelyn.
(...)
Los amigos de Katelyn tuvieron que retirarse antes de las 10: 00 de la noche, pues ellos tenían la oportunidad de estudiar la universidad que ella no tenía, por lo tanto, terminaban un semestre y en eso se venían los exámenes. A pesar de que Kate se deprimía por este hecho, sabía que muy pronto tendría la oportunidad que tanto esperaba de estudiar Pediatría.
Así que, esa noche Katelyn y Marcel se sentían emocionados porque era la hora de darle la noticia a los señores Robinson acerca de que ya no tenían más deudas de que preocuparse, y que Katelyn comenzaría a estudiar Medicina para especializarse en Pediatría en la universidad el siguiente año.
Cuando terminaron de limpiar el jardín delantero, y la familia se encontraba disfrutando una café en la sala de estar, ambos pidieron atención cuando los dos pequeños hermanos de Kate discutían acerca de una banda que ellos mismos llamarían Doble J.
—¡Venga, Kate! Iba en la mejor parte. –se quejó Jasper.
Katelyn lo ignoró antes de comenzar a hablar.
—Mamá, papá, tengo algo que decirles...
—No me digas que estas embarazada. –bromeó Dean desde la otra esquina de la mesa. Todos comenzaron a reírse
—¡No, tonto! –se apresuró a decir Kate sobre las risas, luego les extendió un sobre a sus padres.
Los señores Robinson lo abrieron confundidos. Al ver el remitente sabían que se trataba de una deuda que se sumaba a sus gastos, después su gesto cambió al percatarse de que se trataba de una factura. Eran los gastos ya pagados en nombre de Katelyn Robinson, incluyendo también las colegiaturas de sus hermanos, y de la pequeña casa en la que vivían casi pagada.
—¡Katelyn, no es posible!—exclamó la señora Robinson tapándose la boca.
—¿De dónde sacaste tanto dinero para pagar esto?—cuestionó el señor Robinson, incrédulo.
Kate se dedicó a mirar a Marcel en respuesta.
Los ojos de los padres de Katelyn se aguaron antes de levantarse y ahogarlo en un fuerte abrazo.
—Hijo, muchas, muchas, muchas, muchas gracias. –agradeció enternecido el padre de Kate en lágrimas.
—Eres un ángel que Dios nos ha mandado. –expresó la señora Robinson llorando de la felicidad.
Marcel se sintió motivado y satisfecho de haberlos ayudado. De saber que había ayudado no solo a la familia de Katelyn, porque más que nada la ayudaba a ella, la chica que quería. Marcel soñaba con verla graduarse, y trabajar como una honorable enfermera atendiendo a los niños enfermos.
Pero más que nada, soñaba con verse junto a ella, apoyarla cuando este estresada por las largas jornadas de estudio, ayudarla cuando este en problemas con una materia, y ser su compañía cuando se gradué, sin embargo tenía un sueño iba más allá. Marcel estaba enamorado de Katelyn, y esperaba que algún día ella le correspondiese.
---
(Mark Hoppus/Dean Robinson en multimedia)
¡SORPRESA, CHICKS!
Falta un capítulo más para el especial de Navidad.
He estado pensando en un grupo de WhatsApp acerca de la novela o una sección de preguntas. ¿Que les parece?
Otra cosa,
¿Qué les pareció el capítulo?
No olviden votar y comentar
Un beso, ImJustM
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