12. El trato de Marcel
Lo que pasó la noche anterior se quedó en la noche anterior, en la habitación de Harry cuando estaba delirando a causa del alcohol, y Marcel solo podía escuchar a su hermano diciendo cosas sin sentido pero que venían desde lo más profundo de su inconsciente.
Los exámenes finales se aproximaban la siguiente semana, y era esa época del semestre en la cual Marcel se encerraba por horas en la biblioteca a estudiar para que al momento de presentar tenga un cien asegurado.
Sin embargo, en esta ocasión prefirió cambiar de lugar, ahora ya no sería en la aburrida y silenciosa biblioteca, si no en su cafetería favorita con su persona favorita. Le Jolie Cafe y Katelyn Robinson.
Marcel hizo sonar la campanilla del lugar avisando su presencia en la franquicia, se fue a sentar en la barra –ya no se sentaba en la misma mesa de la esquina pegada a la ventana desde que su relación con Katelyn se volvió más fuerte–, de inmediato una Kate sonriente apareció frente a él limpiando los restos del cliente anterior que se sentó ahí.
— ¿Capuccino Vainilla?—preguntó.
—Capuccino Vainilla. —le confirmó Marcel sonriéndole.
Sacó sus libros de la mochila mientras Katelyn preparaba la orden de Marcel. Él se dedicó a buscar las respuesta en el libro de texto de Química para poder contestar su no tan tortuoso cuestionario.
Comenzó a contestarlo con facilidad. Luego Kate se acercó a dejarle su pedido.
— ¿Están viendo proceso de fermentación?—preguntó asentando algunas servilletas en la barra.
—Así es, tengo que estudiar, es el examen final. —respondió a lo que Kate tomó como una advertencia de NO MOLESTAR.
Así que solo dejo su pedido y se alejo para dedicarse a atender a otros clientes.
Podría decirse que Marcel tomaba muy en serio sus horarios de estudio, puesto que si iba a estudiar Medicina, tendría que estar concentrado las 24 horas del día aprendiendo sobre fermentar ciertas sustancias para curar a algún paciente.
Kate se sintió algo desconcertada al ver como Marcel la había evadido de esa manera, pero debía entenderlo. Marcel estaba estudiando, y en menos de un año ya estará en la universidad estudiando Medicina, –si es que se decide por Bellas Artes– por lo cual debía estar sumamente concentrado.
Siguió atendiendo a un par de clientes más hasta que su turno dio por terminado.
Se puso el abrigo, colgó los audífonos alrededor de su cuello, y se cubrió con su peculiar bufanda. Katelyn no sabía si abandonar el lugar, no quería dejar a Marcel, pero él estaba lo suficiente ocupado para ignorarla.
Así que después de un discusión mental entre quedarse o irse. Decidió quedarse.
Regresó hasta Marcel que seguía concentrado en sus estudios, ahora había avanzado hasta la polimerización.
Kate no sabía nada de eso, y en verdad se sorprendió la facilidad con la cual el chico contestaba las preguntas que estaban ante él.
Después de unos minutos Marcel terminó de contestar la guía de estudio, y de pasó terminó de darle un último sorbo a su café que ya estaba frío.
— ¿Acabaste?—preguntó Kate queriendo no sonar indiferente.
De todas formas, Marcel lo notó, Kate tenía fruncido el ceño, y conocía ese gesto de ella cuando hablaban y se quejaba de lo disgustante que era comer buñuelos sin miel. Así o igual era el disgusto que tenía contra Marcel, cuando la evadió.
— Oh, lo siento, Katelyn. —se percató Marcel de su error. —Veo que ya terminaste tu turno. —comentó después al ver que traía su abrigo y los audífonos.— ¿Te he ignorado? No lo hago a propósito, es un hábito que tengo cuando estudio. —explicó.
—No importa, no debí ponerme así. — se disculpó, Kate. —Creo que me sentí algo mal, no sé, a veces extraño tener otras responsabilidades que no sea el dinero para pagar mi universidad. — expreso Kate encogiéndose de hombros.
Marcel le sonrió con afecto, y tomo de su mano que descansaba en la barra, para transmitirle comprensión.
—Algún día vas a salir de estaba situación e irás a una buena universidad. —le dijo.— Solo es cuestión de seguir luchando por lo que quieres, porque tarde o temprano, la vida va a recompensarte por tu esfuerzo.
Kate curvó los labios en una sonrisa de agradecimiento. Las palabras de Marcel la habían motivado desde lo más profundo. La situación de Kate en casa no era favorable, puesto que sus padres no podían pagar algunas deudas, y sus dos pequeños hermanos no estaban yendo a la escuela porque debían colegiaturas de hace meses. Kate había dado la mitad de sus ahorros para ayudar en la situación, e incluso comenzaba a trabajar doble turno en la cafetería, y recientemente, estaba buscando nuevas opciones de empleo en otros lugares para ganar un mejor salario.
Marcel sabía de esto, y a veces se sentía inútil porque no sabía como ayudarla, él no tenía problemas económicos, puesto que por la muerte de su padre, la compañía donde trabajaba les habían dado pensión de una generosa cantidad de dinero, cada mes por el resto de sus vidas. Incluso la herencia del señor Styles tenía la casa ya hipotecada, tenía una bodega donde guardaba piezas de artes, y alguna que otra cantidad en billete, por último tenía unos cuantos terrenos fuera de la ciudad en nombre de los gemelos.
Estaba claro que la familia Styles no tenía ningún tipo de problemas económicos. Sin embargo, a Marcel se le encendió el foco.
—Marcel...—lo llamó Kate por segunda ocasión.
—¿Ah?...—reaccionó él, mirándola.
Se percato que su mano seguía pegada a la de Kate, así que lo quito de inmediato, sintió una ráfaga de frío al hacerlo. Pero no era por eso porque Kate lo llamaba.
— ¿Qué piensas?—le preguntó a juzgar por su mirada pérdida.
Marcel había tenido una idea, podría reunir dinero vendiendo algunos cuadros que el mismo había pintado y dárselo a Katelyn.
—Puedo ayudarte, Kate...—ella arqueó una ceja a su respuesta.— Puedo darte mis cuadros para que los venderlos y ganar algo dinero, e irte a la universidad.—respondió de la emoción tomando las manos de la chicas.
— ¿¡Qué!? ¡Te volviste loco!—exclamó Kate.
—Kate, es una buena idea, piénsalo. —insistió él.
—Marcel, soy una mesera, no una galerista de arte. —contestó a la defensiva apartando las manos.
—Kate...
—Mi respuesta es... No. —Kate se cruzó de brazos.
Marcel se le quedó mirando esperando a que cambiará de parecer.
— Marcel, son tus pinturas, no puedo vender algo que no es de mi propiedad. Y deja de mirarme así— ordenó Katelyn.
Marcel se levantó de su asiento y tomó a Katelyn de los hombros, para que ella la mirara directamente a los ojos.
—Te los regalo, todos, cada uno de ellos, no me importa Katelyn, quiero que vayas a una universidad, estudies Pediatría, y seas una buena enfermera de infantes. Katelyn, lo que sea por ti. —confesó Marcel.
Katelyn no pudo resistirse, bajo la mirada, sentía que no había razón para enojarse con él, solo quería ayudarle. Y nunca había sentido tanta preocupación de una persona que no sea su madre. Incluso de Mark, él solía decirle que estudiar la universidad era una pérdida. Tan equivocado estaba que una vez tuvo un pequeño negocio de herramientas que no servía para nada, pues en primera no tenía conocimiento de que herramientas usar o de donde conseguirlas para su venta, ese negocio se fue al borde, y lo único que hacía actualmente era quejarse de la vida acostado, bebiendo o fumando. Los padres de Mark eran de dinero, pero él era un completo ignorante.
Finalmente, Katelyn suspiró resignada de las palabras de Marcel.
— Esta bien. —aceptó.
Marcel sintió el impulso de abrazarla y así lo hizo, se sorprendió mucho de aquel gesto que le respondió aferrándose a él con más fuerza. Katelyn sonrió y agradeció de tener a alguien como Marcel en su vida.
Sin embargo, la sonrisa se le borró cuando se percató que una chica sentada unas mesas más allá, los observaba a ambos con mucha atención.
Katelyn sintió... Quizá enojo o celos de alguien como aquella chica le dirija la mirada a Marcel. ¿Qué pasa? En primera, no la conocía.
Cuando se separaron, la chica apartó la mirada al saber que había sido descubierta por Katelyn, y disimuló hablando con el chico rubio con el que venía acompañada.
— ¿La conoces?—le preguntó Kate señalándola discretamente con los ojos.
—¿Quie...
—¡No voltees!—advirtió ella, y Marcel se quedó volteado a medias.
—Cómo sabré de quién me hablas. —le reclamó.
—Mira, es una chica, bonita, castaña y ojos azules —la describió, Kate, haciendo como si buscarás imperfecciones en la vestimenta de Marcel. — ¡Marcel, el cuello de tu camisa!—lo regañó acomodando el cuello con las manos.— Voltea... ¡Pero sé discreto!—le indicó.— Ah, y viene acompañada de un chico rubio.
Katelyn dirigió su vista a otro lado para no levantar sospechas, mientras que Marcel volteó hacia las mesas buscando a la chica con las características que Katelyn le había dicho.
Y la encontró... Era una chica de su clase de Aritmetica, no recordaba su nombre, pero lo que si sabía es que era una chica muy linda, novia del hijo de un empresario muy importante. Sin embargo, esa chica no sabía de la existencia de Marcel hasta este día, a menos que lo hayan confundido...
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Hasta aquí, chicks.
Sorry, por la hora en la que subo.
Pero aquí tienen lo prometido.
¿Quién es #TeamKatelyn?
ImJustM
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