Parte única
"Pero amo a Thomas... Brodie-Sangster."
Aquellas palabras se repetían una y otra vez en la mente de dicho muchacho, quien trataba de mantener la calma mientras salía del escenario. Hoy estaban en una entrevista con Nerd HQ para la película Maze Runner: Prueba de Fuego y, en realidad, no se esperaba que todo diera tal... giro.
Había cientos de personas ahí, yendo de un lado a otro después de la entrevista, lo cual le facilitó a Thomas el poder esconderse de Dylan mientras pensaba en sus palabras una y otra vez, posiblemente sobre-analizándolas. Esperando no haber sido visto, se escabulló hacia la salida, lugar en donde estaba el auto que lo llevaría de vuelta al hotel.
Thomas se sintió algo mal por no decir adiós y salir corriendo así como así; pero en ese momento se sentía muy nervioso y confundido como para preocuparse por eso. ¿Por qué Dylan O'Brien, de entre todas las personas, le diría al público algo así sobre él?
Mientras permanecía de pie afuera de la puerta de salida, Thomas comenzó a calmarse gradualmente y se dio cuenta de que era muy probable que el chico se haya referido a algo mucho más platónico. Tiene una maldita novia, y él también, por lo que era imposiblemente imposible que Dylan lo quisiera de esa forma, ¿cierto?
Por supuesto que Thomas sabía desde su adolescencia que era bisexual, y su familia y amigos lo aceptaban bastante bien, pero ¿Dylan? Él era cien por ciento heterosexual, por lo menos hasta donde Thomas sabía gracias al tiempo pasado con él.
Thomas repiqueteó sus dedos en la puerta de vidrio, exhalando profundamente.
No sigas pensando tanto en eso, Thomas Brodie-Sangster. Sabes que no te quiere de esa forma. Cálmate y camina casualmente hacia el au...
Por detrás, una mano agarró su antebrazo, haciéndolo detenerse en seco. Su corazón latía con fuerza, rogando que no fuese la persona a quien temía ver, y por un instante, no se volteó. El silencio se alargó entre ambos y Thomas se rehusaba a girar tanto como la otra persona se rehusaba a soltarlo.
Finalmente, Thomas se rindió y dio media vuelta.
Buen trabajo, Sangster, mira lo que te ha sucedido.
—Espera, Thomas. —La muy familiar voz de Dylan O'Brien aceleró mucho más el pulso de Thomas, pues esos ojos pardos parecían mirar directamente dentro de su alma. Agachó la cabeza en un intento por esconder el intenso sonrojo que ya había recorrido su camino desde su cuello, haciéndole hervir el rostro.
—¿Qué quieres, O'Brien? —le habló bruscamente, fingiendo fastidio— Tengo que regresar al hotel.
—Hey, ¿cuál es el apuro? De todas formas, todos nos estamos quedando en el mismo hotel. —Dylan, finalmente, soltó su antebrazo. Luego, su voz se suavizó—. ¿Por qué estás tan enojado? ¿Hice algo?
Thomas se desafió a sí mismo a alzar la mirada y tratar de no estremecerse.
—Mira, no quiero hablar de eso. Solo deja que me vaya, ¿está bien?
Dylan se mordió el labio inferior, y aunque no lo hacía con alguna especie de insinuación, Thomas no pudo evitar ruborizarse justo cuando el calor estaba abandonando sus mejillas.
—Está bien. No te obligaré. —Lentamente, se alejó de él—. Nos vemos.
Dylan se marchó, sus hombros caídos, y de repente Thomas se sintió mal. Muy, muy mal. Lo había arruinado todo... ¿y ahora qué?
Ensimismado y totalmente distraído, Thomas se subió al auto.
Thomas estaba recostado en su cama, preguntándose qué debería hacer ahora.
¿Debería disculparse con Dylan por su actitud? ¿O debería decirle la verdad? Si hacía lo primero, podría evitar complicaciones, pero después cargaría con la culpa por el resto de su vida. Si hacía lo segundo, probablemente se sentiría mucho mejor, pero ¿no sería todo mucho más incómodo entre ambos? ¿Cambiaría Dylan su opinión sobre él?
¿Amaba a Dylan O'Brien?
Contempló el techo, casi perforando un agujero en él si eso fuese posible. Intentó buscar la respuesta dentro de su corazón, pero luego de indagar demasiado, se dio cuenta de cuál era la verdadera respuesta.
Quizás las fans tenían razón, después de todo.
Los amigos no miran a sus amigos con ojos tan similares a los de una persona que ama. O a los de alguien enamorado de la persona a la que está mirando. Tampoco tienen sueños con sus "amigos" en donde hacen cosas que solo las parejas harían. Especialmente no cuando tienen novia.
Se cubrió el rostro con ambas manos, incapaz de hacer algo respecto a sus sentimientos. Deseaba ser un Maestro Jedi como Luke Skywalker; tal vez así podría controlar sus sentimientos. Pero no, no lo era. Era simplemente un humano ordinario y no podía evitarlo.
Decídete, Sangster. ¿Le dirás o no?
La honestidad es la mejor política, después de todo. Solo que con suerte, no arruinaría su amistad.
Con cautela, cogió el intercomunicador del hotel y marcó el número de la habitación de Dylan.
—¿Hola?
—Hola, Dyl —comenzó—. Soy yo, Thomas. Yo... Um... Lo siento por cómo me comporté antes contigo... —Apretó el teléfono en su mano con fuerza, nervioso.
—Está todo bien, Thomas. Sabes que nunca me enfado por tanto tiempo.
Antes de que Thomas se pudiese arrepentir, dijo:
—¿Y podrías venir? ¿Ahora? Necesito decirte algo que no puedo por teléfono.
—¿Gente espiando en la línea telefónica? —dijo Dylan en un tono provocativo. Thomas no estaba de humor para sus bromas.
—Solo, ven.
Y luego, colgó.
Dylan llegó bastante rápido, al parecer usando su pijama.
Thomas lo invitó a sentarse en la cama junto a él, sintiéndose más nervioso con cada segundo que pasaba como si en cualquier momento fuese a explotar, aunque trataba de lucir tranquilo. Después de todo, era un actor. Luego se obligó a mirar directamente al hombre que estaba a su lado y tomó una gran bocanada de aire.
—Dylan, sé que esto será muy incómodo... —habló Thomas, tragando saliva antes de continuar— y en verdad espero que nada cambie entre nosotros. Maldita sea, probablemente eso sí pasará, pero necesito decirte esto.
Dylan enarcó una ceja con curiosidad, mas no dijo nada.
—Dyl, creo que... estoy enamorado de ti.
Ya está, lo dijo. La maldita cosa. Lo admitió.
Los ojos de Dylan se abrieron más de lo normal, sin embargo, no era debido a la razón que Thomas creía.
—Oh, entonces no es un amor no correspondido. —Dylan sonrió y Thomas permaneció boquiabierto mientras se daba cuenta con lentitud de lo que había dicho.
—Pero creí... Yo creí que... —tartamudeó sin saber qué decir. Finalmente, halló las palabras— Yo creí que no me querías... de esa forma.
—Thomas, todo lo que digo, lo digo en serio, y eso incluye lo que dije en la entrevista. —Él tomó su mano y la llevó a sus labios. Thomas dejó de respirar por un breve instante.
Con timidez, Thomas confesó el hecho de que se encontraba pensando en besar a Dylan, no obstante, no añadió que había pensado en eso más de una vez, y Dylan estaba, definitivamente, más que feliz.
—Bueno, Thomas. —Sonrió con suficiencia—. No te mueras de la impresión, porque tu sueño está a punto de hacerse realidad.
Y antes de que Thomas pudiera registrar lo que acababa de escuchar, Dylan lo besó.
Dylan tomaba su rostro con delicadeza, y en ese mágico momento, Thomas se había olvidado completamente sobre otras preocupaciones mundanas. O el hecho de que tenía una novia al igual que Dylan.
Sus labios eran increíblemente suaves, mucho más de lo que había imaginado, como también eran muy cálidos y acogedores. Thomas estaba bastante seguro de que no se sentía así cuando besaba a Bella. Inconscientemente, sus manos subieron hasta el pecho de Dylan, sintiendo los tonificados músculos que ocultaba bajo su camiseta y la piel tibia bajo sus palmas.
Posteriormente, el beso se volvió mucho más urgente y desesperado, ambos pares de labios moviéndose en perfecta sincronía como si fuesen hechos el uno para el otro. Thomas se acercó aún más y atrevidamente se sentó a horcajadas encima de Dylan, empujándolo hacia atrás sobre la cama.
Podía oír a Dylan gimiendo bajo él e inmediatamente supo por qué. También podía sentir su erección creciendo mientras sus entrepiernas rozaban, y fue inevitable gemir, aunque se oyó un poco más fuerte de lo que esperaba.
Dylan tomó el borde de su camisa, levantándola, y Thomas se lo permitió alegremente, elevando sus brazos. El otro chico se quitó la camiseta por sí solo y ahora los dos se encontraban parcialmente expuestos.
Depositando suaves besos en su cuerpo, Dylan acarició su espalda, mordiéndole la piel de vez en cuando; Thomas sabía que las marcas no desaparecerían por un buen tiempo.
—Oh, Dios mío, Dyl... —gimió Thomas, sintiéndolo sonreír contra su piel.
Definitivamente, esta iba a ser una larga noche.
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