Capítulo 3: Hyung

Jungkookie, no me contaste
qué pasó con el chico, ¿quién
te crees para no contarme? ¿Eh?

¿Ya sois novios, cierto? ¿Querías
darme la sorpresa con la fecha
de la boda incluida, verdad?

Jungkook, respóndeme que la
emoción me está comiendo vivo

Dios mío, es que has crecido
tanto, me siento muy orgulloso

¿No estarás con él ahora, o sí?
👁️👄👁️

¡Oh, estás con él ahora!

Vaya, avanzas rápido, Jungkook,
estoy sorprendido

Hyung, ¿qué crees que haces?

¡Pues intento averiguar más
de tu vida amorosa, muchacho!

Ya, ¿tiene que ser a esta hora?

¿Por qué? ¿Qué tiene de
malo la hora?

No te insulto porque eres mi hyung y
te quiero, pero acabas de interrumpir
mis preciadas horas de sueño

No puede ser cierto. Dime por
favor que no es cierto

¿El qué?

Jungkook, dime que tú realmente
no estás durmiendo a la una de
la tarde en la playa

¿Jungkook? ¿Sigues ahí?

No sabía que era la una de
la tarde...

Pero si te hace sentir mejor, no
estoy durmiendo en la playa, estoy
durmiendo en el hotel

...

¿Qué?

Eres increíble

Ya lo sé, hyung

Pero ahora te dejo, iré a buscar
a mis padres

Bloqueó la pantalla sin esperar respuesta y se sentó en la cama, de no ser porque había visto la hora no habría notado que era tan tarde. En la habitación no se filtraba casi la luz del sol debido a las cortinas cerradas y el ambiente que creaba el aire acondicionado era como el de una madrugada lluviosa. Se pasó ambas manos por el rostro para terminar de despertar, le sorprendía que sus padres no le hubiesen llamado y se preguntó si tal vez se habían quedado dormidos también.

Suerte que no había dejado el móvil en silencio, de no haber sido por Seokjin él tal vez habría despertado cuando ya no hubiese sol.

Se acercó a la puerta que conectaba la suya con la habitación de sus padres y tocó suavemente con los nudillos, optando por abrir al no recibir una respuesta. Ahí las cortinas estaban abiertas, por lo que la claridad del día le dio de lleno en la cara. Sin embargo, el cuarto estaba vacío. Suspiró, pero no se quejaría, la verdad.

Regresó a su habitación para lavarse los dientes y darse una ducha que le ayudara a espabilar, se vistió con unos pantalones holgados y una camiseta azul marino. Su cabello estaba húmedo cuando salió de la habitación, guardando el móvil en su bolsillo, rumbo al restaurante más cercano.

Había muchas personas dentro, puesto que era la hora en la que la gente normal almorzaba. Con una mirada rápida llegó a la conclusión de que los otros Jeon no estaban ahí, pero antes de irse se acercó a la mesa del café, que era quizá el único sector en el que no había nadie. Se sirvió en un vaso de cartón y le puso azúcar. Le alegraba que al menos tuvieran todo el tiempo café caliente preparado.

Salió de inmediato después de eso, volvería a buscar algo para comer después, cuando la multitud se hubiese disipado. «Si no aprovechas ahora no habrá nada cuando vuelvas, Jungkook», ah, casi sentía que podía escuchar la voz de su padre. Pero él no estaba ahí ahora, así que siguió su camino hasta la piscina, donde pensaba sentarse en una de las sillas con sombrilla.

Por ahí había otro restaurante, pero estaba lleno también, seguramente igual que todos los demás. Se ubicó bajo la sombra en una de las sillas reclinables y puso un brazo debajo de su cabeza, sosteniendo el café con el otro y acercándolo a sus labios cada tanto para beber un sorbo. Se sentía bastante cómodo y lo mejor era que el lugar estaba casi vacío.

El agua cristalina de la piscina le resultaba atrayente y comenzaba a sentir ganas de ir a la playa, pero ni loco saldría del hotel sin sus padres, se perdería seguro. A final de cuentas ellos tenían razón, Jungkook prefería permanecer cerca.

—¿Puedo entrar ya? —Miró en dirección a la niña que señalaba la piscina, tirando de la mano de su madre hacia ahí.

—Hay que esperar un rato más —le respondió el que debía ser su padre—. Recuerda que no debes entrar cuando recién has comido. —Jungkook observó a la niña hacer pucheros, debía tener unos seis años. La reconocía, era la misma a la que había visto el día anterior, la hermana del muchacho de cabello azul, él se había ido con ella en cuanto habían regresado del restaurante con el café, por lo que supuso que ellos eran sus padres.

Lo que le había dicho era cierto, la mujer era muy joven y guapa, sostenía con delicadeza la mano de su hija y miraba sonriente a su esposo, quien tampoco se quedaba atrás. Se veían muy bien, pero aquel chico no estaba con ellos y sabía que si estuviera ahí esa imagen sería aún más hermosa.

Negó con la cabeza por sus pensamientos tontos, pero siguió detallando a la familia. No tenía nada mejor que hacer después de todo.

La mujer tenía el cabello castaño y lacio, que le llegaba un poco más abajo de los hombros. A la niña, en cambio, le llegaba más abajo de la cintura y era de un tono un poco más claro, al igual que el del hombre, que lo llevaba peinado con las puntas ligeramente hacia arriba.

—¿Y Tae? —preguntó la mujer, mirando a su esposo, quien se encogió de hombros.

—Ha de venir en un rato —le respondió, y se ubicaron en las dos sillas reclinables que estaban junto a la que ocupaba Jungkook, alejadas a los metros suficientes para que no resultara incómodo, pero no como para no alcanzar a oír todo lo que decían—, le escuché hasta tarde anoche hablando con el muchacho Park. Los jóvenes de ahora quieren contarse todo a cada rato.

—Hey, hey, ¿estáis hablando de mí? —Jungkook observó ensimismado al chico que acababa de llegar, tenía una pantaloneta azul que combinaba con su cabello revuelto y una camiseta holgada blanca. Se sentó junto a su madre y le dio un beso en la mejilla mientras ella exhalaba una sonrisa. La niña corrió a sentarse a su lado de inmediato.

—¿Dónde estabas?

—Descubrí una tiendita donde venden artesanías y objetos de esos que se compran para que todos sepan que estuviste en la playa, me entretuve un rato con eso. —Jungkook, quien había desviado la mirada para que no pareciera que los espiaba, aunque de cierta forma era eso lo que estaba haciendo, no se percató de que el muchacho le miraba con atención a él mientras respondía a la pregunta de su madre.

—Ya veo —dijo el hombre—. ¿Y no piensas almorzar,  jovencito?

—¿Qué? Pero si desayunamos hace como tres minutos.

—Ah, eso fue hace casi cinco horas. —Jungkook no pudo evitar una risita tras escuchar el tono de la mujer, pero la ocultó tras el vaso de cartón ya vacío.

—Oh... Bueno, todavía no tengo hambre.

—Eso es porque te llenas de café todo el rato, hay que comenzar a regular eso —riñó su padre.

—No es cierto —se defendió de inmediato.

—Venga, ve a buscar algo de comer. —Jungkook se puso de pie por alguna razón, como si esa orden hubiese sido para él. Tiró el vaso de cartón en un contenedor cercano y revolvió su cabello con pereza antes de dirigirse al restaurante.

—Está bien, está bien, ya voy. —Escuchó responder al chico mientras se alejaba.

Decidió entrar en el que quedaba junto a la piscina, pues desde fuera no parecía estar muy lleno, y comenzó a servir en un plato lo que le llamaba la atención, aunque poco, porque realmente seguía sin sentir mucha hambre.

Cuando se giró, luego de servirse un poco de refresco, recorrió con la mirada el lugar buscando una mesa vacía y solo encontró una donde las personas estaban por irse, esperó a que recogieran sus cosas y se acercó para dejar su comida, al tiempo que alguien más hacía lo mismo.

Levantó la mirada para posarla sobre los ojos marrones del muchacho guapo de cabellos azulados, quien habló antes de permitirle convulsionar o decir algo.

—Es la única mesa que queda libre, ¿te molesta si me siento contigo? Mejor tú que esos otros desconocidos —agregó, con un ligero encogimiento de hombros.

Jungkook estaba colapsando mentalmente.

—Descuida, no me molesta —respondió, y se sentaron cada uno de un lado, de frente al otro, para comenzar a comer.

—Te vi hace un rato en la piscina, ¿hoy no estás con tus padres?

—En realidad no sé dónde están ahora. —Su móvil emitió un pitidito al lado de su plato en la mesa y la pantalla se iluminó, dejándole ver la notificación de un nuevo mensaje—. Ah, mira, solo era cuestión de mencionarlos para que se manifestaran —dijo, risueño, haciéndose con el dispositivo para abrir el chat, por lo que no pudo apreciar la sonrisa que el chico le dedicó.

Jungkookie, llegamos de la
playa, ¿dónde estás?

En el restaurante que queda por
la piscina

Vale, ya vamos entonces

NO, ESPERA

¡¡Mamá, no vengas!!

¿Por qué no?

¿Acaso no nos extrañas? :(

No estoy solo ahora...

Oh, my god, ¿es ese chico lindo?

Ay, has crecido tanto

Está bien, te dejaremos solo
un rato más c;

—¿Son ellos? —Jungkook regresó la mirada al joven frente a él y asintió.

—Mi mamá —respondió, bloqueando la pantalla—, al parecer están en la playa.

—¿Y se fueron sin ti? —le preguntó, con una diminuta sonrisa burlesca escondida en la comisura de sus labios.

—Sip, ellos realmente querían tiempo a solas, pero estoy bien con eso, la verdad. —Llevó la cuchara llena a su boca y masticó con calma.

—Ya, eso es bueno. Mis padres son más de salir y conocer todo juntos. Pareces menor que yo, pero a la vez creo que tienes algo más de libertad.

—Ahora que lo mencionas... ¿Cuántos años tienes?

—Diecinueve, y te pongo a ti al menos unos dieciséis.

—Ah, de hecho, tengo diecisiete, ¿de verdad luzco tan niño? —El mayor le observó con atención, detallando su rostro y todo lo que alcanzaba a ver de él con una expresión indescifrable, para finalmente negar con la cabeza y no agregar nada más—. Todavía no sé tu nombre —comentó, luego de unos segundos en silencio, observando su propio plato de comida.

—Taehyung. —El castaño le miró de vuelta y le dedicó una bonita sonrisa.

—Yo soy Jungkook.

—Ah, sí, tu madre te dijo Jungkookie la otra vez.

—No se supone que recuerdes eso —musitó, evitando el contacto visual y encogiéndose en su lugar.

—Es un poco difícil de ignorar, como que estoy seguro de que antes le dijiste que soy guapo, o fue lo que mencionó cuando me acerqué. —Jungkook realmente estaba lanzando rayos asesinos a sus padres dentro de su mente por avergonzarle de esa manera. Aun sintiendo su rostro caliente, pensó que lo mejor era que no pareciera que le afectaba.

—Es que lo eres, te lo habrán dicho mucho, supongo que no es la gran cosa para ti.

—Ya. —Taehyung levantó una ceja mientras el menor todavía no le miraba y dio un sorbo a su bebida sin dejar de escudriñar su rostro. Jungkook no pudo seguir fingiendo que no se daba cuenta de los atentos ojos sobre él, por lo que giró la cabeza para darle frente.

—¿Qué? —El mayor se encogió de hombros.

—También eres guapo —le dijo, y siguió comiendo. El castaño simplemente no creía cómo podía soltar eso de forma tan desinteresada, pero supuso que era él quien le estaba dando demasiada importancia. Solo era un comentario después de todo, incluso tal vez solo estaba siendo cortés.

—Hyung —Taehyung levantó la mirada de inmediato tras oír la manera en la que le había llamado y le observó con ojos sorprendidos mientras esperaba a que hablara—, no quiero que esto suene raro, pero... escuché cuando le dijiste a tus padres que encontraste una tienda donde venden artesanías y esas cosas, ¿podrías decirme dónde está?

—Huh, sí, claro... Esto, bueno, puedo mostrarte si quieres. —Jungkook sonrió, haciendo que sus ojos se vieran más pequeños, y asintió con la cabeza. Volvió a su plato para terminar de una vez con su comida y Taehyung le miró por unos segundos más antes de hacer lo mismo.

Se levantaron en cuanto terminaron para dejarle la mesa a alguien más y acordaron encontrarse dentro de un rato en la piscina para ir a la dichosa tiendita, puesto que los dos debían buscar a sus padres primero. Así que Jungkook se dirigió a su habitación tranquilamente, se sentía bien. Para él, a quien no se le hacía muy sencillo socializar con gente desconocida, la situación marchaba bien. Taehyung era una persona con la que era fácil charlar, con su actitud desinteresada pero agradable, su mirada atenta y sonrisa genuina. Ah, él no debería estar fantaseando con un muchacho que no dejaba de ser un extraño.

Sonrió y subió las escaleras del bloque respectivo hasta su cuarto, abrió con su llave y volvió a cerrar antes de lanzarse a la cama.

—¡Estoy aquí! —avisó, la puerta de conexión no tardó en abrirse y su madre se asomó como si estuviese haciendo una travesura.

—¿Cómo te fue? ¡Estás sonriendo, parece que te fue bien!

—No diré nada esta vez sobre nuestro acuerdo solo porque me siento de muy buen humor. —Se sentó en el colchón mientras seguía sonriendo para ella—. Me encontraré con Taehyung en un rato, por cierto. Va a mostrarme una tienda que encontró aquí en el hotel.

—Así que Taehyung, ¿eh? Nosotros nos vamos por unas horas, pero tú no pierdes oportunidad.

—Ah, mamá, no lo digas así, ni siquiera puedo decir que somos amigos.

—Ya, ya. —Mi Suk volvió a reír y dio la vuelta para volver a su habitación—. Al menos arregla un poco tu cabello antes de irte —añadió con diversión, cerrando la puerta a sus espaldas, dejándole solo. El menor frunció el ceño y se pasó la mano por las hebras castañas para revolverlas. ¿Qué había mal con su cabello?

Sacó su móvil y buscó el chat de su mejor amigo para enviarle un mensaje.

Taehyung, ese es su nombre

Así que volvisteis a hablar, ¿eh?
Jsjs estás progresando

¿Cuándo le pedirás salir?

Hyung, que sea un chico guapo,
agradable, simpático, aparentemente
soltero y de dudosa heterosexualidad
no son razones válidas ni suficientes
para arrojarme sobre él sin más

¿Por qué no?

¡Porque no puedo lanzarme sobre
el primer chico guapo que vea!

Él podría incluso ser un asesino,
no lo conozco

Pues conócelo 👁️👄👁️

—Ah, de verdad, no se puede hablar contigo —refunfuñó, dejando el móvil a un lado pero sin dejar de mirarlo. Seokjin tenía algo de razón, que Taehyung le atraía era un hecho indiscutible y claro que no podía lanzarse y ya, pero no había nada de malo en querer conocerle un poco más, no es como que fuera a casarse o algo así. Además, tal vez nunca volvería a verlo luego de esas vacaciones. Frunció el ceño, pensativo—. Cierto, ¿por qué no?

Después de todo, lo que pasa en la playa también se queda en la playa, ¿no?

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