O3
JiMin se quitó los lentes y frotó sus ojos, cansado de leer. El libro ni siquiera era bueno, era un rechazo definitivo.
—BoYoung. — le dijo a su secretaria por el comunicador. — Comunicante con Mark, dile que Hee Yoon Suk no pasó, que esta es la quinta vez que lo intenta y que sólo me está haciendo perder tiempo.
—Por supuesto que sí, JiMin. Por cierto escuche a Bin presumir por todo el piso que tú y él iban a cenar esta noche.
JiMin jura que vio su cerebro cuando rodó los ojos.
—De acuerdo, de eso yo me encargo. Cuando hayas dado el recado tienes la libertad de marcharte, hoy no hay necesidad de quedarnos hasta tarde.
—Muy bien, que pases buena tarde, entonces.
—Igual tú, Bo. — con eso corto la comunicación y se dejó caer contra el respaldo de su silla.
Hoy estaba fatigado y sin ganas de enfrentarse a Bin, así que él iba a regresar a su casa, iba descansar y si a Bin se le ocurría llegar, ya se inventaría algo para deshacerse de él.
Soltando un suspiro se levantó y estiró, su espalda crujiendo, antes de acomodar las cosas en su escritorio.
Después se puso su abrigo y salió, dejando un legajo de papeles en el escritorio de su secretaria, que parecía que hacía rato que se había marchado.
—Que pase buena tarde, señor Park. — le dijo una alfa que estaba como becaria en la compañía.
—Igualmente, Sowon, bonita tarde. — dijo sonriéndole, igual que a todos los demás trabajadores que lo saludaron desde el tercer piso hasta el sótano, donde se metió a su camioneta.
Se puso el cinturón de seguridad y prendió la camioneta, aunque antes de arrancar saco su teléfono y le marco a su hijo.
—Taehyung. — Dijo cuándo contesto— ¿Ya estás en casa?
—No, papá, estoy en una conferencia ¿Te importa si te hablo más tarde? — dijo susurrando.
—Oh, sí, sí, lo siento.
—No importa, llego a la casa como en hora y media, nos vemos. — y con eso colgó.
JiMin suspiro y miro su teléfono con un puchero. Tenía que conseguirse una vida fuera de su hijo, porque la verdad sea dicha, estaba cansado de comer y cenar solo, tan cansado que le preocupaba sentirse igual de desesperado por algo de compañía y que en consecuencia alguna vez terminara aceptando salir con Bin, cosa que sería un completo desastre.
Soltando otro suspiro empezó a conducir.
No le llevo más de veinte minutos llegar a su casa y cuando lo hizo se encontró con Jungkook sentado en las escaleras del porche.
En el pasado mes y medio el chico prácticamente había estado viviendo con ellos, y Jungkook y su hijo habían reforzado su amistad a una velocidad casi alarmante.
El chico, que dejo de ser sólo el amigo de su hijo y paso a ser Jungkook después de la segunda semana, no había detenido sus intentos por conquistarlo y aunque no habían podido ser tan frecuentes como seguramente le hubiera gustado porque TaeHyung casi siempre estaba presente.
JiMin estaba cayendo, un poquito, casi nada, lo jura, pero es sólo que se sentía tan bonito recibir esos ramos de margaritas (¿Cómo es que el chico había descubierto que las margaritas eran sus flores favoritas? JiMin aún no lo sabía) en el trabajo, esas palabras diciéndole lo bien que se ve y las miradas, joder, las miradas que le dirige. JiMin se siente de diez metros cuando Jungkook lo mira como si fuera una jodida obra de arte.
JiMin siempre supo que era bonito porque otras personas se lo decían y por como lo miraban, pero cuando Jungkook se lo decía él realmente lo sentía. Era de las contadas ocasiones en que realmente lo había sentido.
Pero entonces se le venía a la cabeza; la edad, que no era cualquier cosa porque cuando Jungkook tenía tres años, él ya estaba dando a luz a Taehyung y eso no era algo para tomarse a la ligera.
Aunque si veíamos las cosa de manera fría, ese era el único problema con el que se encontraba, quiero decir, JiMin sabía que podría amar al chico si le daba una oportunidad, sí, ya había incluso pensado en eso, no lo pueden culpar, Jungkook había sido el pretendiente que más tiempo había durado (exceptuando a Bin, Bin no cuenta, así que no importa) y eso es sólo porque Taehyung no lo sabe.
JiMin realmente se ve teniendo una relación con Jungkook y es que eso es algo en lo que él seguido se permite soñar, y aunque antes esa persona especial no tenía rostro ni forma específica, ahora es muy parecida a Jungkook.
Si lo ponemos en retrospectiva, JiMin nunca ha tenido una relación porque cuando tenía once era demasiado joven, cuando tenía diecisiete se dedicaba solamente a los estudios y a su hijo y cuando tenía veintiséis, y tiempo para una relación, Taehyung comenzó a ahuyentar a todos su pretendientes.
Él ni siquiera había tenido relaciones sexuales con otra persona desde que paso lo que paso cuando tenía doce (que además se podría decir que fue su primera vez, uff no) y no es por un trauma ni nada, ya dejamos claro que JiMin es muy fuerte, ya lo súpero. El problema es más bien un chico platinado de ojos oscuros que se llama TaeHyung y resulta ser su hijo (por si no había quedado claro). Y es que cuando Tae era un niño él no podía pensar ni en eso, tenía cosas más importantes que los placeres carnales y había tomado supresores en sus celos, pero cuando TaeHyung ya estaba más grande, cuando se convirtió en un adolescente, la verdad sea dicha, a JiMin le daba vergüenza. Vergüenza de que su hijo lo descubriera con olor a sexo o algo por el estilo, además de que era muy celoso y entonces así es como JiMin había terminado pasando sus celos, solo, si es que no había tomado supresores, que era el noventa por ciento de las veces.
Entonces sí, demándenlo por querer una relación y por ser débil ante cierto azabache de ojos azules, él de cualquier manera se declara culpable.
Tomando sus cosas entre los brazos, finalmente bajo de la camioneta y comenzó a caminar hacia la entrada.
—Buenas tardes, Jungkook. — saludo conforme se acercaba— Me temo que Tae no se encuentra, me dijo que llegaría en una hora y media. — De acuerdo si, olvidando todo lo anterior, él seguía tratándolo de la misma manera, porque estaba claro que nunca iban a estar en una relación ¿Verdad?
Jungkook se levantó cuando se detuvo frente a él y lo acercó, dándole un abrazo y un beso peligrosamente cerca de los labios.
Ese era otro asunto, en el último par de semanas Jungkook lo había estado saludando y despidiéndose de esa manera, con un abrazo y un beso en la mejilla y cada día JiMin se daba cuenta de que le gustaba Jungkook, eso no se lo podía negar ni a él mismo.
—Lo sé. — le dijo sin soltarlo, prácticamente al oído— Esta vez vengo únicamente a verte a ti. — y entonces le dio un último apretón antes de soltarlo y realmente nadie podía culpar a JiMin por querer algo más de tiempo entre sus brazos, que no se atrevieran.
—Uh, si, bueno, puedes esperar a Tae adentro, si quieres. — Jungkook le sonrió divertido y se hizo a un lado, dejándolo abrir la puerta.
JiMin entro, mirando sobre su hombro para después mirar hacia el frente mordiéndose el labio.
¿Qué estaba haciendo?
Suspiro y dejo sus llaves en la mesita junto a la puerta. Iba a quitarse el abrigo para colgarlo en el perchero cuando Jungkook, desde atrás, puso sus manos sobre sus hombros y comenzó a bajárselo, acariciándolo tanto como podía, JiMin simplemente se dejó hacer, deseando que lo abrazará desde atrás y que apoyara su barbilla en su hombro, pero en cuando las mangas salieron de sus brazos Jungkook se alejó y JiMin se aguantó un suspiro.
¿Qué estaba haciendo?
Jungkook tenía diez años menos que él.
Tenía que dejarse eso bien grabado.
Murmuro un pequeño gracias antes de avanzar hasta la cocina para empezar a preparar la cena, más para distraerse que por hambre o cualquier otra cosa.
— ¿Y cómo te fue en el trabajo, amor? — pregunto Jungkook parado a su lado, haciéndolo respingar.
—Bien, un poco fatigado, ya sabes, leí casi trescientas hojas de un libro deplorable, pero Hee Yoon, el autor, es amigo de mi jefe y no deja de mandar libros para que los lea, realmente me hace perder mi tiempo, pero por más que se lo digo a Joong, él no entiende y le está quitando la oportunidad a personas que si las merecen, pero... — soltó un suspiro, dándose cuenta de todo lo que estaba diciendo. — Realmente ya no importa, me fue bien. — y cuando miro a Jungkook con una leve sonrisa se encontró a éste también sonriéndole. — ¿Y a ti que tal te fue en la universidad?
—Muy bien, es mi último semestre y sólo tengo una clase, así que paso más tiempo en la empresa de papá, pero no hablemos de mí. — Avanzó varios pasos hasta ponerse detrás de JiMin y le puso las manos sobre los hombros, comenzando a masajear. — Luces muy tenso.
El asunto es que JiMin siempre ha tenido un cuello muy sensible, bueno, no siempre, pero a partir de que fue violado es que tiene un cuello que en cuanto alguien lo toca una ola de ansiedad lo recorre.
Lo que paso fue que mientras aquel hombre abusaba de él, comenzó a ahorcarlo para que parara de gritar, JiMin había peleado para que le soltara y poder respirar, pero el hombre sólo había apretado más sus manos y JiMin se había desmayado. Era el único trauma que le había quedado y no era como que le trajera recuerdos o algo, era solamente algo subconsciente y físico, por decirlo de alguna manera.
Entonces cuando Jungkook estiró sus dedos para comenzar a masajear su cuello, JiMin prácticamente se encogió sobre sí mismo y se apartó de un salto.
—Yo, uh, lo siento. — Murmuro evitando su mirada (evitando la mirada de un chico diez años menor que él, por el amor a todo) — No- no me gusta que me toquen el cuello. — (titubeando ante un chico de veintitrés, carajo). Cuando Jungkook sólo lo miro con curiosidad, JiMin puso manos a la obra. — ¿Quieres café? O ¿O té?
—Té, gracias.
Entonces él comenzó a preparar té porque el té tal vez era la solución.
En los casi treinta minutos que le llevo hacer el té estuvieron en silencio, él moviéndose de un lado para otro de la cocina, revolviendo también la cena de vez en cuando y Jungkook sólo siguiéndolo con la mirada.
JiMin tomó dos tazas y sirvió del humeante líquido en ellas, dejando una frente a Jungkook y la otra entre sus manos.
Se quedó recargando la cadera en el pretil, mirando por la ventana como el viento azotaba los árboles de su patio trasero. Estaban terriblemente cerca de la navidad y el frío comenzaba a manifestarse con fuerza.
Navidad no era una fecha muy deseada por él, desde que sus padres habían muerto siempre estaban sólo Taehyung y él, no tenían a nadie tan cercano como pasar esa clase de fiestas juntos y desde que sólo eran ellos dos, la mayoría de las veces se dormían mucho antes de que dieran las doce.
Olvidándose de eso miro a Jungkook con una sonrisa.
— ¿Y cómo está tu familia? ¿Tus hermanos?— JiMin no conocía a los Jeon en persona, pero ya le gustaban. A él le hubiera gustado tener una familia tan grande como la de Jungkook, incluso cuando era un pequeño niño recordaba pedirles a sus padres un hermanito, recuerda haber hecho un berrinche cuando su padre le dijo que no y a su madre regañándolo por tal cosa, pero entonces las cosas habían cambiado y había tenido que replantearse sus prioridades.
—Están muy bien, mi madre quiere conocerte. — le dijo sonriendo.
— ¿Qué? ¿Y por qué querría conocerme?
—Le he contado mucho de ti. — le guiño el ojo y tomo un sorbo de su té.
—Pero...— se pausó, viéndose tan perdido que Jungkook lo encontró adorable. — ¿Por qué? Quiero decir, no hay real- — se interrumpió cuando sonó el timbre, su ceño levemente fruncido. Él no esperaba a nadie. — Uh, un momento.
Salió de la cocina, fue hasta la puerta y la abrió.
—Ah, Bin. — Pronunció con desdén mal encubierto antes de sonreír— Hola ¿Te puedo ayudar en algo?
Bin estaba vestido con un impoluto traje gris oscuro, el cabello echado hacia atrás con gel y, según él, su mejor sonrisa.
JiMin no pudo evitar dedicarle una mirada discreta de arriba a abajo y por más que lo intento no pudo encontrarle nada atractivo. Era alto y corpulento, como cualquier otro alfa, tenía un rostro bastante atractivo a pesar de su edad, eso sí, pero las muecas de altivez y prepotencia que siempre portaba lo hacían alguien desagradable. Si alguna vez se juntaba con un alfa, que por favor no fuera Bin.
— ¿Por qué no estas arreglado?— su anterior sonrisa se había deformado en unos labios y ceño fruncidos mientras miraba su ropa, JiMin también la miro. Era la misma ropa con la que había ido a trabajar y él realmente no le veía nada malo, era un pantalón café, formal y entubado (no skinny, sólo entubado lo suficiente para que no se viera acampanado), sus botas cafés y una camisa suelta beige (esta vez sí estaba abotonada hasta la base del cuello). Él se veía bien, se veía formal, casi rayando en lo casual, pero formal al final de todo.
—No sabía que tenía que arreglarme más. — Le dijo poniendo énfasis en la última palabra y cruzándose de brazos— Y, en primera ¿Por qué debería de haberlo hecho?
Bin se apretó el puente de la nariz con el índice y el pulgar, viéndose irritado. — Ve a arreglarte, sino no llegaremos a la reservación y voy a estar muy molesto si no lo hacemos, niño, así que date prisa.
JiMin quería reírse.
Este imbécil.
—Bin, querido, lo lamento, pero me temo que no podré ir a cenar contigo esta noche. — nunca, si depende de JiMin. — Así que lamento haberte hecho venir hasta aquí por nada. Nos vemos mañana en el trabajo. — Perdónenlo, no pudo evitar el tono y la sonrisa socarrona.
Pero claro ¡Claro! que Bin no podía dejarlo así y casi le arranca el brazo sacándolo de la casa.JiMin jadeo.
— ¡Hey!— y antes de que él pudiera hacer algo Jungkook ya se estaba lanzando contra Bin y de pronto se estaban peleando, JiMin sólo podía pensar en que todo era terriblemente cliché.
¿Cómo era eso posible? Él tenía un hijo, un trabajo, no tenía tiempo para esto.
Y si no hubiera visto como Bin le propinaba un golpe en la mandíbula a Jungkook, probablemente habría entrado a su casa y no habría salido más. El problema es que el hecho de Jungkook siendo golpeado le molestaba mucho.
Claro que cuando volvió a echar un vistazo se dio cuenta de que la pelea estaba bastante equitativa y que aunque Kook tenía un poco más de sangre en la cara, era Bin el que parecía más debilitado con cada golpe.
Finalmente se acercó.
—Jungkook, detente. — pero obviamente éste no lo escucho. — ¡Jungkook! ¡Detente! ¡Es suficiente!— se lanzó a tomarlo del brazo cuando estaba a punto de volver a estampar el puño contra la cara de Bin — ¡Para!— Jungkook lo miro sobre su hombro y parecía tan enojado que incluso él se asustó— Por favor, es suficiente... —Y dándole un firme halón a su brazo consiguió quitarlo de encima de Bin, que se levantó e intento lanzarse contra Jungkook una vez más, pero JiMin se interpuso— Bin, detente, has cruzado la línea. Siempre te repetí un montón de veces que yo no quería nada contigo, así que para ya, deja de molestarme y vete.
—Te vas a arrepentir, JiMin. — Dijo Bin, intentando llevar una de sus manos hasta su cara, pero JiMin lo aparto de un manotazo, haciendo que tensara la mandíbula. — te vas a arrepentir, y tú. — dijo apuntando Jungkook. — no sabes con quien te metes, mocoso estúpido. — dejando las palabras en aire se fue, entrando a su coche y arrancando casi al instante.
JiMin soltó un suspiro y comenzó a voltearse hacia Jungkook cuando la señora YoungMi, la viejecita de en frente, le hablo.
— ¿Están bien tú y tu novio, Minnie? ¿Necesitas que le hable a la policía?— sólo ahí es que JiMin se dio cuenta de todas las caras asomadas por las ventanas en casi toda la cuadra.
Lo que faltaba.
—Gracias por su preocupación, señora Min, pero estamos bien, no tiene que preocuparse por nada. — y sin darle tiempo para decir algo más, dio media vuelta y arrastró a Jungkook con él.
Sólo en ese momento se dio cuenta de que tenía a Jungkook bien agarrado de la mano y de que sus dedos estaban entrelazados, pero no hizo ningún intento por soltarse, por el momento así estaban bien.
La puerta había quedado abierta, así que sólo se metieron y Jungkook le dio un empujón, dejando que se cerrara con el impulso.
—Espérame en la sala, voy a la cocina a apagar la- lo que quede de la que iba a ser la cena y- — se cortó a sí mismo, intentando soltar su mano, pero Jungkook la apretó, JiMin entonces lo miro, la bilis subiéndole por la garganta al ver la sangre y heridas en su rostro.
—Antes de ir a ver lo que pasaba yo apague todo. — se encogió de hombros. — por si acaso.
Y de pronto JiMin estaba levantando su mano para posarla sobre la mejilla no tan golpeada del chico, pero antes de llegar bajo la mano y se apartó, soltando también su otra mano.
—Espérame en la sala de todos modos, voy por el botiquín y, uh, hielo. — y con eso se estaba alejando.
Tenía el botiquín en una alacena en la cocina, así que fue hasta allá, lo saco y lo dejó en la isla mientras ponía hielos en una bolsa, después simplemente se quedó ahí parado con la bolsa con hielos en las manos.
¿Qué estaba haciendo?
Debería darle a Jungkook una tajante no y mandarlo a casa, bueno, después de curarlo porque si estaba en ese estado era totalmente su culpa, así que para terminar lo más rápido posible tomó las cosas y fue a la sala, donde Jungkook estaba totalmente recargado en el respaldo con los ojos cerrados.
JiMin se quedó unos segundos mirándolo antes de ir y sentarse en la mesita cafetera frente a Kook, quedando prácticamente entre sus piernas.
Le dio la bolsa con hielo antes de sacar el agua oxigenada y el algodón.
—Acércate un poco. — le dijo mojando el algodón.
Jungkook apoyo sus codos en las rodillas, haciendo que sus rostros quedaran terriblemente cerca, JiMin trato de ignorar ese hecho, algo difícil teniendo en cuenta que sentía la respiración de Jungkook en su cara, y se enfocó en limpiar la sangre de su rostro.
—Parece que tienes experiencia en esto. — dijo Jungkook de pronto.
—La tengo. — Murmuro con pesar— Taehyung puede ser muy, mh, celoso.
—Ya veo. — dijo pensativo.
—Realmente no debiste haber hecho eso. — susurro JiMin un rato después, limpiándole una herida en la ceja, de vez en cuando encontrándose con su mirada. — Puedo defenderme yo solo ¿Sabes? — le sonrió levemente, con algo de pena.
—Eso no importa. — se quedó mirando un par de segundos hacia el piso, antes de mirarlo a los ojos— O al menos no me importó cuando lo vi tocándote de esa manera. Él nunca debería de haberte tocado. — y Jungkook de pronto estaba tensando la mandíbula y apretando los puños, pero JiMin ya no lo quería ver enojado así que dejando a un lado el algodón, con sus manos envolvió una de las manos de Jungkook.
—Pero estoy bien, quiero decir, me salvaste. — le dijo con una sonrisa — Eres mi héroe. — y está bien, ahora se estaba burlando un poco.
Jungkook lo miro con mala cara y después sonrió, dejó caer los hielos al piso y poniendo su mano libre en la parte trasera de su cabeza, lo acerco y lo besó.
JiMin se tardó como medio segundo antes de responder el beso, soltando la mano de Jungkook para envolver su cuello con sus manos y juntarse más.
Jungkook entonces llevo las suyas a su cintura, atrayéndolo unos centímetros más hasta que estaba sólo en la orilla de mesita, aunque de pronto eso no fue suficiente y lo estaba levantando de ahí y sentándolo en su pierna. JiMin había soltado un jadeo de sorpresa antes de envolver sus brazos en el cuello del alfa porque ¿Qué carajo? Ya estaba ahí.
Se besaron una y otra vez, hasta que sus respiraciones los obligaban a parar y comenzaban todo una vez más.
JiMin dejando su cabeza en blanco porque incluso en ese estado sabía que si se ponía a sobre analizar todo como siempre lo hacía se arrepentiría y eso quería dejarlo para después, ahora sólo quería disfrutar.
Los dedos de Jungkook acariciando su vientre lo tuvieron preguntándose si la camisa se había salido de sus pantalones o si Kook se había tomado la molestia de desabrocharle un par de botones, como fuese, el pensamiento así como llego, desapareció.
Jungkook acariciaba sus costados, ambas manos dentro de su camisa cuando alcanzó a percibir el ruido de la puerta siendo abierta, sin apenas pensarlo se levantó, tomo el algodón que estaba ya casi seco y comenzó a fingir que limpiaba la sangre desde ya hace rato seca.
Ambos con la respiración agitada levantaron la mirada cuando Taenhyung entro a la sala.
—Tae, hijo, que bueno que ya llegaste ¿Cómo te fue? — le dijo con una temblorosa sonrisa.
Taehyung los miro con el ceño fruncido. — ¿Qué estaban haciendo?— antes de que cualquiera de los dos pudiera contestar, el chico miro del botiquín, al algodón en la mano de JiMin y después la cara y manos de Jungkook — ¿Qué ha pasado?
—Un pendejo. — dijo Jungkook.
—Bin. — Dijo JiMin al mismo tiempo, soltó un suspiro— Jungkook te contara, yo tengo que preparar la cena— y con eso huyo a la cocina.
Volvió a prender la estufa y a colocar las ollas en su lugar. Recogió también las olvidadas tazas de té de la isla y tirando su contenido las dejo en el lavavajillas.
Después sólo se torturo pensando en la estupidez que había hecho al besarse con Jungkook.
Probablemente sólo le había dado más ilusiones al chico y ahora él se sentía como un patán porque iba a romperle el corazón.
Tal vez si comenzaba a evitarlo, Jungkook lo superaría más fácil.
Sopesaba la idea cuando Taehyung, seguido de Jungkook, entro a la cocina.
—Papá ¿Tú estás bien, verdad? ¿No te hizo nada?— y entonces Taehyung lo recorrió con la mirada para verificar que estuviera bien y JiMin fue terriblemente consciente de su camisa arrugada y fuera de lugar.
Miro a Jungkook guiñarle un ojo desde el marco de la puerta.
—No, no, no, estoy bien, no me hizo nada.
—De acuerdo. — Dijo Taehyung no muy convencido— Sea como sea me alegro de que Kook estuviera aquí, no quiero imaginarme lo que hubiera pasado de no ser así.
JiMin rodó los ojos y soltó un suspiro exasperado. — ¿Cuándo entenderás que puedo defenderme solo y no necesito que me defiendas? Es más, soy tu padre, así que cállate y si te vuelvo a escuchar decir algo como eso estas castigado.
Como única respuesta sólo obtuvo la risa de ambos alfas.
A punto de irritarse dio media vuelta y comenzó a revolver la comida, un cómodo silencio extendiéndose por la cocina, que no duro mucho, por cierto.
—Oye pa, Jungkook nos invitó a pasar la navidad, y su cumpleaños, porque el idiota tuvo la mala suerte de nacer en navidad. — soltó una risa burlona. — como sea, nos invitó a pasar la navidad en su casa ¿Qué dices? Su mamá también ya me lo había comentado.
Miro sobre su hombro la cara de su hijo, que le hacía un puchero para que aceptara, después miro la cara de Jungkook, que se veía casi igual de ilusionado y no pudo evitar decir que sí.
¿Qué carajo estaba haciendo?
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