Días Futuros


Buen día, tarde o noche a quien lea esto.

Como parte de una dinámica a la que se me invitó de manera cordial y muy amable, comparto mi participación en la forma de este One-Shot temático. Agradezco muchísimo al usuario Dasher1275 en Wattpad por permitirme ser parte de esta curiosa dinámica, de la cual pueden revisar el resto de contenido con el hashtag #LoudSociety.

La dinámica era sencilla, existían varios Ships, y con ellos una canción asociada. La letra de la canción debía ser incluida de manera diegética dentro de la historia, para que de esa forma la canción pudiera funcionar como un pequeño resumen de la historia, y aunque esto me sacó mucho de mi zona de confort al momento de escribir, siento que el resultado no es tan malo como al principio pensé que sería. Aun así, es importante mencionar las muchas libertades que me tome con la dinámica para que pudiera funcionar con mi estilo, cualquiera es libre de quejarse.

Es curioso, pensé por meses que mi primer Stellacoln seria el One-Shot que tengo planeado para "Malos Pensamientos", pero heme aquí, publicando mi primer historia sobre este Ship, la cual, apreciado lector, espero te guste. Y pese a que siento no hice este proyecto todo lo bien que pudo ser, me siento bastante conforme con el resultado.

Saludos a "Loud Society".

Nos vemos en la próxima vida.

Cyberz Fuera.

***


            —Lo digo en serio, si alguna vez te llegara a perder, me perdería a mí mismo.

Stella sintió una extraña mezcla de felicidad y tristeza cuando escuchó a Lincoln decir eso. Creía en sus palabras, y aunque sabía que estaba siendo algo exagerado, entendía a lo que se refería con eso. Ella también consideraba que pasaría por lo mismo si llegase a separarse de él. Y era por eso mismo que no tenía el valor para decirle la verdad.

Había estado evitando decirle sobre eso ya por casi un mes completo, y el tiempo se le terminaba, la fecha límite estaba cada día mas cerca, y sabía que cuanto antes hablara con él sería mejor. Conocía bien a Lincoln, hacía tiempo que estaban en una relación después de todo. Y ahora ella estaba evitando la confrontación para decirle como lo mejor es terminar con esa misma relación.

Mientras el chico de blanca cabellera continuaba hablando un poco sobre cómo se sentía, Stella recordó un poco de cómo es que llegaron hasta ese momento. No podía decir que había alguien a quien agradecerle, pero si podía decir con claridad que fue lo que lo propició: la partida de Ronnie.

A Stella nunca termino de agradarle la mexicana, y en aquella época realmente no fue capaz de entenderlo, solo sabía que no quería verla muy seguido ni saber mucho sobre ella. Pero permaneció diplomática en todo momento y convivió tanto como fuera necesario con ella ya que era la novia de Lincoln. También hizo lo mismo por la novia de Liam y de Clyde en su momento, no hacerlo por Ronnie habría sido muy descortés.

Durante aquella época Lincoln fue su versión más melosa y quizá también la más tontorrona de todas, actuando como un niño súper enamorado de la mexicana. Al menos así fue hasta que Ronnie debió dejar el pueblo.

Ella no dio muchas explicaciones y tampoco fue muy amable al hacerlo, simplemente llegó un día y lo mencionó, para después irse tras solo dos días. Eso rompió a Lincoln y lo hizo caer muy bajo. Tanto como para separar al grupo. El primero en irse fue Rusty, y aunque el pelirrojo era un completo idiota, lo cierto es que Lincoln lo fue mucho más tras la ruptura con su novia.

Malas caras, respuestas secas, sínicas o groseras, desenfado constante, actitud conflictiva; para todos era obvio que Lincoln no estaba tomando de la mejor forma la ruptura. Como sus amigos, todos se pusieron de acuerdo para ayudarle, pero Lincoln había cambiado tanto que incluso su familia perdió la paciencia con él.

La boca floja de Rusty siempre se encargaba de recordarle a Lincoln como es que se había convertido en un completo idiota, quizá uno tan grande como el propio pelirrojo, pero aquella vez ninguno de los dos pareció estar de buen humor. A penas dichas unas cuantas palabras, Lincoln impactó con fuerza su puño en el rostro de Rusty sin previo aviso, y de un momento a otro ambos estaban peleando de una forma nada agradable. Debido a los testimonios, a Rusty se le responsabilizó de iniciar la pelea y fue expulsado, mientras Lincoln fue sometido a un castigo de suspensión escolar, dos semanas en total.

Al volver nada había cambiado y Zach, cansado de su actitud y temiendo problemas violentos, prefirió simplemente alejarse del grupo, en su mente Lincoln había cruzado una línea muy importante al comenzar aquella pelea y ya no le parecía alguien de confianza, mucho menos un amigo.

Clyde no se dio por vencido y, de hecho, fue el que más apoyo le brindó a Lincoln, pero fue tras la partida de Zach, que Stella quien se propuso a ayudar al peliblanco, temiendo que el ya dividido grupo de amigos se desmoronara por completo.

Pasar el tiempo con él y hablar sobre cómo se sentía fue lo único que se le ocurrió en aquel momento, pero afortunadamente para ello, funcionó bastante bien. Incluso les permitió acercarse mucho más. Primero eran los recesos juntos en los que Stella hablaba con él, intentando hacerlo sentir mas cómodo. Después era Lincoln quien iniciaba las pláticas y pasados un par de meses, Lincoln verdaderamente había vuelto casi por completo a su antiguo yo.

Era un poco triste, pero Stella sabia que esa recuperación pudo haber sucedido mucho antes de haber recibido apoyo de sus hermanas, pero por lo que Lincoln le comentó, cuando más las necesitaba ellas decidieron apartarlo por culpa de su conducta conflictiva, sin darle apoyo ni tampoco queriendo lidiar con él.

El segundo año de secundaria, debido a la venta de su granja, los padres de Liam se mudaron del pueblo y otro amigo abandonó con ello el grupo, convirtiéndolo en una terna. Pero fue ese periodo en el que Stella se dio cuenta de lo que sentía por Lincoln después de pasar tanto tiempo juntos. No supo en qué momento pasó, pero ya incluso hacían planes para salir juntos a ver películas o comer, lo que a ojos de todos eran citas, pero que ella tardó en darse cuenta de que lo eran. Incluso Clyde comenzó a bromear al respecto, especialmente cuando empezó a dejar de pasar un poco de tiempo con ellos para tratar de pretender a una chica de otra clase.

No era tan malo, Lincoln era lindo y aunque no era realmente tan atlético, lo cierto es que si practicaba deporte y tenía buena resistencia. También tenía buenas notas escolares y era el chico más atento que conocía. Cuando empezaron a salir solos, él mencionó que consiguió un trabajo de medio tiempo, y en retrospectiva, estaba segura de que lo hizo para poder pagar las citas a las que la invitaba.

Cuando estuvieron en tercer año de secundaria fue que las cosas cambiaron para ellos, y fue un cambio inmediato. Aquella tarde Clyde y Lincoln pusieron en marcha su acuerdo, y cada uno fue con su chica de interés. Lincoln llevó a Stella al viejo parque, aquel que estaba al sur del pueblo y que era bastante pequeño, con algunos juegos y que tenía acceso directo al bosque. Era un lugar feo en realidad, pero muy solitario. Fue ahí, sentados en los columpios y meciéndose de forma divertida que Lincoln se lo dijo.

Fue muy casual al respecto, y sus palabras no parecían ser para tanto, al escucharlas Stella incluso pensó que era algún tipo de broma, pero cuando volteo a verlo supo que era verdad. Aún se mecían en los columpios y Lincoln tenía su cara de un radiante color escarlata mientras su respiración estaba claramente agitada. Le hubiera gustado responder de inmediato ante aquella declaración y decirle que sí, pero por alguna razón ella se quedó en silencio por un largo rato, estaba algo asustada. No lo había pensado antes, pero si llegaban a convertirse en pareja y después las cosas no funcionaban entre ellos era posible que Stella perdiera a Lincoln.

Pasado un rato, y presionado ante el silencio de Stella, Lincoln se retractó y de forma nerviosa le pidió a su amiga que olvidara todo aquello, que pretendiera que no pasó y que solo volvieran a ser lo que eran: amigos. Pero Stella reaccionó al fin y ante las miradas de un par de niños que jugaban en aquel escueto parque, ellos dos se volvieron novios al fin. Era algo que ambos querían hace mucho tiempo, pero que no habían contemplado con seriedad.

Durante la preparatoria ellos simplemente se unieron mucho más y formaron lazos muy intensos, especialmente porque, en su mente, ahora solo se tenían el uno al otro. Clyde debió mudarse y terminó en otro estado cuando su padre Harold murió sin previo aviso ante un infarto fulminante, dejando a Howard en un estado tan frágil que por su propio bienestar debió regresar al lado de su familia, llevándose con él a Clyde.

De aquel grupo de inadaptados que tuvieron sus aventuras y desventuras, ahora solo quedaban ellos dos. Nadie más estaba con ellos en ese enorme y agobiante lugar conocido como escuela. Y si solo se tenían el uno al otro, también era obvio que debían cuidarse las espaldas entre ellos.

Lincoln descuidó a su familia priorizando a Stella de una forma poco saludable, ante el temor de perder a alguien más, hasta ese momento su vida estaba llena de pérdidas, no quería una tan grande como lo que sucedió hace años con Ronnie. Pero su familia resintió bastante aquel desentendimiento repentino que tuvo Lincoln, causando muchos roces entre él y sus hermanas, dejándolo aislado en su hogar cuando sus padres se pusieron del lado de sus hijas.

Para Stella las cosas no fueron mejores, ante la crianza de sus padres y su cultura, a ella le exigían nada menos que la excelencia en la escuela, pero atravesando también aquella sensación de pérdida ante la partida de Clyde y temiendo perder a Lincoln también, sus notas bajaron de manera notoria. Aunque querían al chico, sus padres no pudieron evitar culpar a Lincoln por las notas bajas de su hija, aludiendo a que él le quitaba el tiempo de estudio a Stella por jugar a los enamorados.

Ambos chicos no pudieron evitar alejarse de sus familias y generar conflictos con las mismas ante el poco apoyo que recibían de ellas. Lincoln se sentía desplazado e incomprendido, mientras Stella se sentía menospreciada y abrumada por las exigencias de su familia. Pero al menos se tenían el uno al otro, su vida era algo solitaria, pero siempre que pudieran estar el uno con el otro, todo lo demás pasaba a ser diminuto.

Al menos fue así por casi dos años después de que se fue Clyde.

Muy a su pesar, y sintiéndose enojada y traicionada por ello, Stella fue informada por sus padres sobre dejar el pueblo debido a un ascenso que su padre tendría, obligándolo a tomar el cargo en una de las sucursales de la empresa que le tenía contratado. En realidad el padre de Stella fue muy amable, pues debido a la restructuración que representaba su nuevo puesto, el cambio fue bastante lento, tomaría un total de cincuenta días hábiles, y él dio su aviso desde el principio. Pese a eso, Stella llevaba prácticamente un mes sabiéndolo, pero sin ser capaz de decírselo a Lincoln.

—Estas bromeando— con su rostro descompuesto por la noticia, Lincoln se negaba a creer lo que su novia le decía.

—Es verdad— Stella lloraba en ese punto, presa del pánico y la culpa que sentía por hacer que Lincoln pasara por eso.

—Tú también... ¿me vas a dejar?

Esa pregunta hundió el corazón de Stella en su pecho, pudo sentir incluso un vacio formarse en su estomago. Ella no quería hacerlo, especialmente sabiendo cual era la respuesta que Lincoln tenía ante el abandono, pero no tenía opción, era una decisión de sus padres, no de ella.

—Estarás bien— afirmó con poca confianza la asiática—, yo tampoco quiero esto, pero no hay nada que podamos hacer.

—No quiero que te vayas...

—Ya has salido de cosas así antes, Lincoln. Podrás superarlo, confío en que lo harás.

—Te equivocas, yo no puedo hacerlo, no hay manera. Si tu no estas no tengo a nadie más. No me dejes, Stella.

—Pudiste salir adelante las otras veces, ¿Por qué crees que no lo harás ahora? Siempre encontraste algo nuevo que hacer, o personas nuevas que conocer, cosas que te distraigan.

—No es verdad, todo lo que he encontrado es gracias a ti, querida. Yo no he encontrado nada por mí mismo. Fuiste tú quien me dijo que es lo que debería hacer y cómo debería hacerlo.

—Se bien como te sientes, Lincoln, me siento igual. Pero no hay nada que podamos hacer. Aun si quisiera, no puedo simplemente irme de casa y vivir por mi cuenta. Tú tampoco puedes hacer algo así, no sería justo para ninguno de nosotros. Ya has superado a Ronnie, a Rusty, a Clyde, a todos ellos. Entiendo que va a ser difícil para los dos, pero podemos hacerlo, no es como si vayamos a cortar por completo nuestra relación, solo nos distanciaremos un poco.

—No puedo, Stella. No quiero hacerlo, no de nuevo. Si tú también terminas dejándome, me quedaré completamente solo... no podre hacerlo sin ti.

—Debes al menos intentarlo, Lincoln.

—¿De qué me sirve intentar? Ya lo intente antes y aún no estoy bien por nada de lo que pasó.

—Es porque no lo has intentado lo suficiente.

—Pero no quiero hacerlo, no quiero pensar en ello, me basta con que te quedes a mi lado, no necesito más. Intentarlo de nuevo no me asegura nada.

—Aun así debes hacerlo, amor. Yo sé que es difícil y que no quieres hacerlo, pero entiende, es algo que debes hacer. Intenta y a veces tendrás éxito, en otras ocasiones no pero al menos podrás decir que lo intentaste. Eres alguien increíble y no deberías dejarte vencer solo por el miedo de dejar las cosas atrás.

—Pero yo no soy alguien increíble...

—Si lo eres...

—Entonces quédate conmigo para hacer de mí este hombre increíble que dices que soy. No puedo hacerlo solo, te necesito conmigo, eres la única persona que pese a todo ha estado conmigo y me ha dado todo su apoyo y cariño...

—Lincoln, sé que cuando se fue Ronnie, ella robó algunas cosas de ti mismo que no has podido recuperar, tu confianza, tu sonrisa, la mayor parte de tu amor. También sé que cuando Clyde y el resto se fueron uno por uno, perdiste más cosas de ti mismo, pero yo voy a permanecer contigo, puede que estaremos lejos de manera física, pero te aseguro que nunca voy a dejarte solo.

—Nada de eso importa, Stella. Todas mis piezas perdidas, todas mis piezas robadas, ya no las necesito más. Lo único que quiero, lo que necesito, es que estés a mi lado, que no me dejes solo, que no te alejes. Stella, quédate conmigo.

Las suplicas de Lincoln calaron fuerte en Stella, quien junto a su novio hablaron con ambas familias. Querían quedarse juntos, y quizá la única opción sería les permitan vivir juntos. No a solas, les bastaba con que dejaran a Stella vivir en la misma casa que Lincoln, o a él con ella. Pero la idea era estúpida, especialmente por las edades que tenían, así que ninguna familia cedió, e incluso se volvieron mucho más reacios a la relación que tenían pensando que era poco normal el apego que se tenían mutuamente.

En la fecha acordada, Lincoln debió ver partir a Stella, su novia, de la misma manera en que una vez vio partir a Ronnie Anne, o a Clyde, sin poder hacer nada para detenerlos o para ayudarlos, grabando en su memoria los rasgos faciales descompuestos por el llanto en el rostro de la persona que en ese momento más amaba.

***

Fueron con certeza los peores años de su vida, y parecía que simplemente seguirían acumulándose. Cuando Stella se fue, a pesar de que prometieron estar en contacto, ella no volvió a responder ningún mensaje ni atender ninguna llamada de Lincoln, dejándolo muy dolido y confundido por tales actos. Ella no le dio siquiera una explicación de porque decidió hacerle aquello. La promesa de no separarse se rompió de inmediato.

Su familia tampoco fue amable con él, sus hermanas mayores eran ya distantes con él debido a la poca convivencia que tenia con ellas en los últimos años, y las menores difícilmente le tenían confianza pues ya le consideraban un extraño. Sus padres, por otra parte, se encargaban de minimizar sus problemas y malestares, pidiéndole a Lincoln un mayor compromiso con sus estudios.

Dio su mejor esfuerzo, era lo mínimo que tenía que hacer tomando en cuenta que decidió simplemente dejar de estudiar, quería comenzar a trabajar y tratar de independizarse lo antes posible. Odiaba estar solo en casa y en la escuela por lo que habló con sus padres y después de varias peleas los convenció de abandonar la escuela una vez consiguiera su titulo de preparatoria.

Fueron años difíciles para Lincoln, pero consiguió salir de aquel acuerdo con una calificación a penas por encima del promedio, convencido de que con eso sus padres le dejarían en paz. Se equivocó. Con la amenaza de correrlo de casa, sus padres le dijeron a Lincoln que debería de estudiar la universidad o dejarían de apoyarlo. Lincoln pensó en simplemente irse de casa y no discutir más, pero no tenía dinero a su favor, y tampoco le quedaba ningún lugar a donde irse, por lo que muy a regañadientes aceptó la imposición de sus padres. Pero lo hizo a su modo.

Ahora vivía a tres horas de viaje en auto de la casa de sus padres, quienes con tal de verlo terminar una carrera universitaria le pagaron aquel pequeño apartamento y le facilitaban un pequeño apoyo monetario que le permitiría vivir cómodamente en sus años por delante. Lo que ellos no sabían es que Lincoln escogió esa escuela en particular por estar en la misma ciudad en la que la familia de Stella terminó mudándose.

Un total de nueve universidades estaban en esa ciudad, de las cuales solo una era comunitaria, a la cual Lincoln fue por los problemas económicos que representaba cualquier otra opción. Entendía lo difícil y estúpido que sería encontrarse con Stella en esa escuela, pero tenía ya un plan. Era tan sencillo como simplemente visitar cada escuela y pedir toda la información que pudiera conseguir de ella. Aún la quería y, dándole igual si se reconciliaban o no, como mínimo quería una explicación a la forma en que simplemente dejó de hablar con él.

No necesitó de hacer aquello.

Su primer día de clase pudo verla en la misma aula. Seguía tan hermosa, ahora su cabello era más largo y aunque ya no vestía sobre ella aquella hermosa sonrisa, seguía tan radiante como la recordaba. Cuando ella lo vio ambos se quedaron de pie uno frente al otro. Había tantas cosas por decirse, pero al mismo tiempo se sentían tan ajenos después de aquella separación.

Lincoln aún la amaba y fue el primero en hablar. Ninguno se quedo a clases ese día, hablaron por horas tratando de recuperar el tiempo perdido. Stella debió contar como sus padres, creyendo que Lincoln era una mala influencia para ella, le obligaron a cortar lazos con el después de mudarse, y se encargaron de eso monitoreando todas sus interacciones y también sus dispositivos. Eso no le pudo importar menos a Lincoln ahora que sabía que Stella seguía queriéndolo de la misma manera.

—¿Hablas en serio?— preguntó la morena, sorprendida y algo dolida por lo que escuchó.

—Si, cuando te fuiste y perdí todo contacto contigo fue cuando me sentía más roto. Y mi familia no estaba muy dispuesta a tomarse en serio mis sentimientos, así que tuve que encontrar una salida para todo eso.

—Jamás pensé que algo te haría volverte religioso.

—Yo tampoco, ahora que lo pienso, no solo mi familia sino la mayoría del pueblo es secular desde siempre, así que ni yo mismo entiendo como llegué a esa determinación. Pero valió la pena, las personas de esa iglesia siempre estaban dispuestas a ayudarme y a escucharme.

—Lamento no haber estado ahí para ti, Lincoln.

—No te preocupes, nada de esto fue culpa tuya. Además pude mejorar bastante con la ayuda de Lyra y Lemy. Ninguno fue demasiado intenso en el tema de convertirme, solo querían ayudarme y cuando Lyra me habló de la carta de la Epístola de Corintios, me centre en una oración que me hacía pensar en lo mucho que eras para mí y que no debería de sentirme de la forma en que lo hacía. Gracias a eso pude mejorar mucho mi estado de ánimo.

—Yo tampoco me sentí muy bien después de la mudanza, me hubiera gustado al menos explicarte que es lo que pasó para tener que dejarte de hablar, pero mis padres se volvieron muy intensos después de eso. Es bueno habernos reencontrado.

—Stella, esta no es la primera vez que te lo digo, pero te amo.

—También te amo— ella lo abrazó.

—Estando en la iglesia y reflexionando sobre las cosas que Lyra y Lemy me decían entendí algo, que mi amor por ti es profundo.

—También te amo con todo mi corazón, Lincoln.

—Se que sonará cursi, pero lo que quiero decir es que llegaste tan profundo en mi mente, en mi corazón, en mi vida, como cualquier océano lo es para nosotros. Creo que hay tanto que amo de ti que ni yo mismo sé que es todo eso por lo que te amo. Cuando pensaba en ti, y aún ahora que volví a verte, me siento raro al mirarte, es como si quisiera descubrir todo de ti, y también descubrir todo de mi mismo a través de ti.

Stella lloraba en ese momento, había tantas emociones arremolinándose dentro de ella que le era imposible contener su llanto. Estaba segura de sentirse tan feliz como triste ante todo lo que pasaba y por ello no tenia su mente clara, por mucho que lo intentara no sabía que decir, y tampoco lo hizo.

»Lo que quiero decir es que no quiero perderte nunca más. Y sé que para ti no sea igual que para mí, pero ya me canse de perder a las personas que me importan en la vida y a las personas que necesito a mi lado. Vine a estudiar a esta ciudad para volverte a ver y arreglar las cosas contigo, pero después de todo esto estoy dispuesto a decirlo: ¿te casarías conmigo?

—¿Casarnos?

—Pude dejar de hacerlo todo, quise dejar de hacerlo todo, incluso vivir. Mi primera novia me dejó, mi familia se distanció de mí, mis amigos se fueron uno a uno. Y por último el amor de mi vida se despidió de mí con una promesa que no se cumplió. Gracias a Lyra entendí que no necesitaba tenerte a mi lado para amarte, y entonces pensé que podría simplemente empezar de nuevo. No necesitaba una explicación tuya después de tu silencio, simplemente te amaría en soledad, pretendería que estabas de viaje y que habías olvidado escribir o llamar ese día, todos los días.

»El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Podía vivir pensando en eso, Lyra me convenció de ello. Y cuando lo que quería hacer no me lo permitieron mis padres, pensé entonces que solo era un obstáculo mas en la buena vida que esperaba por mí. Y mis padres me pusieron una nueva traba, la universidad. Fue ahí que decidí que pese a todo, necesitaba un cierre. Por eso vine aquí, no me importó estar en esta escuela porque mi plan era buscarte en todas las escuelas, y si no te encontraba en ninguna entonces lo haría por toda la ciudad. Necesitaba hablar contigo y tener un cierre a toda mi vida, y después huiría, me alejaría de mis padres por no dejarme sanar de la forma en que quiero.

»Entonces te vi, estábamos en la misma clase, y hablamos. ¿Fue una coincidencia? ¿Alguien o algo escucho ahí afuera mis plegarias? La verdad es que no me importa, no necesito la respuesta a esas preguntas. La única respuesta que necesito es la tuya, Stella. Así que dime: ¿te casarías conmigo?

Stella seguía llorando, aquellos años lejos de Lincoln fueron bastante duros para ella también, y sin darse cuenta, sufrió de la misma forma que él. Fue hasta que estuvo sola que entendió lo mucho que le afectó la partida de los chicos, fue hasta que estuvo sola que entendió lo opresivos que eran sus padres, fue hasta que estuvo sola que entendió cuanto amaba a Lincoln. Su respuesta era una positiva, sin lugar a dudas, pero conocía a Lincoln bastante bien, y podía inferir que su aun novio no le pedía aquello pensando a futuro, lo hacia quizá con la intención de cumplir su plan de dejar todo atrás y empezar de nuevo desde cero... acompañado por ella.

—Lincoln, casarse es un gran compromiso, tu y yo no tenemos siquiera un trabajo, no tenemos dinero, no tenemos casa... no tenemos apoyo de nuestras familias. No tenemos nada.

—Si me aceptas, me tendrás a mí, y yo te tendré a ti. Y te aseguro que, por difícil que sea nuestro comienzo, me voy a encargar de que eso baste y sobre para ti. Jamás me permitiría arruinar tu vida. Si fuera necesario daría mi vida para no destrozar la tuya. Solo necesito que me digas que si y lo hare sin problemas.

—El matrimonio es demasiado para nosotros justo ahora, si eres capaz de esperar, te aseguro que podemos encontrar la forma...

—Por ti puedo esperar hasta el último día de mi vida, Stella.

—Va a ser algo complejo— dijo ella, después de que pasaran un largo tiempo en silencio, solo compartiendo miradas el uno al otro.

—No te preocupes por eso, Stella, te aseguro que no dejare que sufras. Todas las complejidades y juegos de la vida, haré que sean más fáciles para ti. Sé que podemos hacerlo, sin duda alguna conseguiremos prosperar y te haré feliz.

—¿Cómo estas tan seguro?

—Escuché a muchas personas decir que la vida es un juego, pero es un juego que nadie gana. Pero de alguna manera todos siguen jugando, así que sabiendo eso, y habiendo platicado muchas veces con Lyra creo que entiendo a que se refieren con que la vida es un juego.

—¿En serio? Dímelo entonces.

—La vida es un juego que no se puede ganar, no se trata de eso. Es la forma en que juegas la que importa. Debes ser alguien bueno, alguien bondadoso, alguien lleno de amor como dice la biblia, solo así podrás terminar el juego de la vida y decir que, aun si no ganaste, terminaste feliz. Por eso la gente mala termina arrepentida, pero ellos dan igual, todos esos corazones torcidos, perdidos, pueden morir y aun así irse tranquilos.

—¿Incluso ellos?

—Claro que si, puede ser que hayan hecho de sus vidas las peores, o que se hayan encargado de empeorar la vida de los demás, pero al final, cuando mueran, podemos decir que sus corazones viven en nosotros, enseñándonos que es lo que no debemos ser, como es que no debemos vivir.

—Ya veo... Lincoln, ¿crees que en verdad podemos hacerlo, aun si nuestros padres no nos apoyan?

Yo lo creo. Y creo porque puedo ver nuestros días futuros... días de ti y de mí.

***

Stella era alguien lista y sobre todo podía presumir de un buen juicio, cosa que Lincoln no tenía a su favor, por eso es que convenció a su novio de hablar de sus planes con sus familias. No fue la mejor de las ideas. La familia de Lincoln se opuso fervientemente alegando lo mismo que sus propios padres decían: "es una mala influencia".

Pero, además de eso, los padres de Stella agravaron de una forma completamente desmedida su actitud controladora y posesiva con ella, limitándola hasta el punto en que decidieron que no la dejarían asistir a la escuela más. Todo el aislamiento que vivió en la preparatoria, la conducta de sus padres, perder a Lincoln una vez, sentirse herida por todos, para Stella eso fue un coctel de malos pensamientos que le nublaron el juicio y le hicieron actuar de manera impulsiva y estúpida cuando Lincoln pudo acercarse a ella.

Ahora era Lincoln quien recibió amenazas para abandonar la escuela, debería regresar a su hogar y estudiar en su pueblo, bajo la vigilancia de sus padres. El miedo a separarse de Stella provocó en el pánico, un pánico que lo llevó a verla frente a frente y simplemente decirle la cosa más estúpida, y para algunos romántica, que en el calor del momento pudo concebir. En realidad ambos estaban tan alterados por esa sensación de pérdida y lejanía con sus familias, que incluso a Stella le pareció una buena idea. Y teniendo a su favor únicamente el poco dinero que a Lincoln le quedaba de lo que sus padres le daban, ambos hicieron maletas pequeñas y huyeron sin pensarlo mucho.

No necesitaban a ninguna familia, se necesitaban a sí mismos y a nadie más. Pese a la situación en que su unión permanente comenzó, ellos no perdían la esperanza, especialmente con Lincoln dándole a Stella aquella fe en las palabras llenas de amor que alguna vez Lyra le dijo.

Con el poco dinero que tenían ellos solo pudieron alejarse un poco, pero lo suficiente para intentar iniciar una vida ahí. Nada fue fácil, por casi un mes ambos estuvieron viviendo en las calles, tratando de conseguir una forma de llegar al final del día tratando de conservar sus dignidades. Fue hasta que un amable hombre les dio trabajo a ambos como lavaplatos que ellos pudieron empezar a salir adelante. Poco más de dos meses después de huir, ellos al fin tenían un techo sobre sus cabezas, un pequeño y feo apartamento que amueblaron únicamente con una cama y un viejo televisor, ambos comprados de segunda mano en una tienda de empeño.

Ambos entendían que su situación era precaria, pero tenían valores y sabían respetar a las demás personas, por eso se sintieron mal cuando los huracanes que se formaban ante la habladuría de todos sus compañeros de trabajo. Con toda la crueldad que podían expresar, minimizaban a Lincoln y a Stella por la forma en que vivían y basándose en el poco entendimiento que tenían de su situación.

Para malestar de Lincoln, quien ya no podía lidiar con todo el malestar de Stella y no sabía cómo es que podía sacarla de aquel malestar en el que por culpa suya termino, frente a ellos se formaron ahora ciclones que se libraron de forma dura para ellos. Ya no solo estaban aquellos vientos fuertes causados por las palabras de sus compañeros, que les causaba una moral baja y problemas emocionales, ahora sobre ellos caía lodo en forma de acciones pasivo agresivas de parte de sus compañeros. Era como si ellos estuvieran empeñados en enterrar a Lincoln y Stella bajo el lodo, un lodo espeso que tanto sus palabras como acciones generaban y que después secaba sobre sus cuerpos para atraparlos. Lentamente se convertían en estatuas de lodo seco incapaces de moverse.

Sintiendo su cuerpo adormecido y su mente dispersa, Lincoln no sabía qué hacer para sacar a Stella de aquel lamentable estado de ánimo al ser también victima de los malos tratos de sus compañeros, estuvo a punto de darse por vencido. Pero cuando vio los vientos convertir toda la suciedad sobre ellos en polvo, Lincoln sintió libre su cuerpo de aquella prisión, y también pudo ver como Stella mejoraba bastante. Aquellos vientos eran las palabras de Henry, el amable hombre que se encargó de ayudarles dándoles trabajo, ahora les ayudaba dándoles un escarmiento a sus empleados, mostrándoles que aquello que hacían era algo completamente abusivo.

Lincoln no entendió porque sus compañeros decidieron convertirlo a él y a Stella en el blanco de sus malos tratos, pero ya no importaba, después de aquel regaño que su jefe les dio, todos ellos recapacitaron y mostraron un arrepentimiento genuino que Lincoln, guiado por su fe, acepto gustoso y convenció a su pareja de recibirlo, convenciéndola de que todos merecían al menos una segunda oportunidad, y asegurándole que de volver a suceder algo así, no lo permitiría mas.

La pareja, ahora lejos de aquel ambiente toxico, comenzó a prosperar, su trabajo era arduo y desgastante, pero Lincoln procuraba que Stella estuviera bien, y todo cambio para mejor cuando llegaron las muestras de solidaridad y apoyo de todos ellos, tan efusivas e intensas, que parecían inundaciones que arrastraban a Lincoln y Stella fuera de ese mar abierto en el que se habían estado aferrando a sobrevivir por tanto tiempo. Aquellas fueron mareas de apoyo que llevaron a Lincoln a tierra firme y, con ello, él pudo cumplir su promesa con Stella.

Cuando al fin estuvieron en condiciones decentes fue que Lincoln acelero su paso, hasta ese momento no había cumplido con su palabra y pretendía cambiar eso. Convenció a Stella de continuar la escuela, pues para ese momento ellos habían pasado ya más de un año lejos de sus familias y tenían ambos la mayoría de edad, aun si sus familias se los pedían, ya no les podían obligar a volver, eran adultos al fin. Y Lincoln quería festejar aquello, devolviendo a Stella todo lo que le robó cuando la convenció de huir con él.

Cuando Stella al fin estuvo en su último año de aquella carrera que eligió sin mucho interés, pero que tanto la terminó enamorando, estuvo plena. Como se habían prometido, ellos se casarían, teniendo que esperar a que ella se graduara y con muchas ganas de intentar concebir un hijo. Sin tener a nadie más que lo haga, pero orgullosa de habérselo pedido a él, fue Henry, el jefe de ambos en aquel restaurante, quien la llevó al altar en aquella boda simbólica que Lincoln siendo ahora religioso tanto quería, y que Stella consideraba como algo encantador. Su unión civil, por otro lado, fue mucho más austera, sin nadie presente más que ellos mismos y sus testigos legales.

Stella soñó con casarse alguna vez, y siendo más joven no pensó jamás en que sería de la forma en que lo fue, pero no se arrepentía de nada, por el contrario creía fervientemente que la forma en que se dieron las cosas para ella y Lincoln era motivo de orgullo. No podía recordarlo con precisión, pero alguna vez Lincoln le habló sobre el amor, y podía estar segura que sus vidas eran un ejemplo de amor verdadero.

Stella en verdad pensó que nada ni nadie podría separarlos jamás.

Fue entonces que el miedo se apoderó de ellos. A pesar de que Stella tenía ya su título universitario y un trabajo decente, no había forma de que su seguro medico cubriera aquello, y el gasto que implicaría podría arruinarlos de por vida. Eso aunado a la baja expectativa de éxito que el médico daba al tratamiento.

Después de intentarlo por tanto tiempo, y fallar en dos ocasiones debido a abortos espontáneos, Stella y Lincoln acudieron a un hospital especializado para hacerse estudios y tratar de llegar a una forma de quedar embarazados sin arriesgarse a pasar por un tercer aborto. Pero a Stella se le rompió el corazón al escuchar lo que le decían aquellos especialistas, en especial el médico encargado de su caso. Era cáncer cervicouterino, y en un estado avanzado que no permitía ser muy positivo con la recuperación, después de todo era Etapa III-A, pero con indicios de haberse propagado a los ganglios linfáticos adyacentes.

Lincoln trabajó como loco, y también lo hizo Stella, ambos querían ser capaces de costear aquel tratamiento oncológico, pero las deudas simplemente se acumularon, y el progreso de aquella desgastante enfermedad no se detuvo en absoluto. Aunque su salud se mantuvo estable en general, después de siete meses Stella debió dejar su trabajo y con ello, su enfermedad avanzó más rápido que nunca. Era casi como si ella se hubiera dado por vencida. Pero Lincoln no lo hizo, y a riesgo de entrar en bancarrota, encontró la forma de mantener a su esposa internada en un hospital que pudiera cuidar de ella en su delicado estado de salud.

***

—Es tan emotivo recordarlo, primero éramos dos personas diferentes, pero el Tú y Yo cada vez más cerca el uno del otro se convirtió en nosotros. Un poco como en esos cuentos cursis para niños pequeños.

Stella no respondió, era complicado para ella hacerlo, después de quedar desahuciada tras dos meses de estar internada, ella convenció a Lincoln de volver a casa. Si era ya un hecho que no podría lograrlo, al menos le gustaría dar su último respiro en el hogar que tanto les costó a ambos formar. Pero sin el dinero suficiente y con su condición, ahora ella estaba postrada en su cama, débil y con un dolor constante que la torturaba hasta el desmayo.

Lincoln, incapaz de hacer algo más que simplemente permanecer a su lado como ella lo quería, terminó por abandonar su trabajo y simplemente dedicarse a tratar de hacer de los últimos días de Stella lo menos dolorosos que pudiera. Eso era difícil de cumplir, la mayoría del tiempo Stella estaba inconsciente por culpa de los fuertes dolores que sufría, y su condición precaria hacia que al estar despierta, su lucidez fuera mínima. Ya no solo físicamente sino también mentalmente Stella era solo la sombra de lo que una vez fue.

—¿Sabes?— preguntó Stella con un hilo de voz, pero una hermosa sonrisa— He estado pensando en la muerte. Quiero que cuando muera, mi cuerpo sea enterrado en un féretro de hongo, así me descompondré por completo y alimentare la tierra.

Lincoln la miró confundido y algo atemorizado, no sabía si aquello Stella lo decía con lucidez o era uno de aquellos tantos momentos en que su mente divagaba ante el agotamiento y el desgaste de su enfermedad.

—No quiero que te vayas— fue lo único que pudo dar como respuesta.

—Siempre estaremos juntos, todo lo que buscas está en ti, todo lo que será, ya lo es. Seremos como los árboles, que aún muertos procuran la vida. Es lo bonito de la muerte.

—Stella, ¿hablas en serio?

Y ella no respondió, lo miró con mucha serenidad, pero no dio indicio de alguna respuesta, solo pareció estudiarlo con la mirada, tratar de ver cada detalle en el, de estudiar su expresión, era como si estuviera memorizándolo.

»¿Qué será entonces de todas las promesas que nos hicimos al atardecer? ¿Qué será de todas las cosas que nos dijimos al dormir juntos? ¿Qué será de todos los sueños que nos contamos cuando despertábamos? Incluso las cosas más pequeñas que solíamos decirnos, las he querido como al resto. Como a veces me decías lo bien que me veía vistiendo algo, cuando me alagaste por mi nuevo corte de cabello, las veces que te reías de mi por hacer alguna tontería.

Un largo y angustiante silencio se hizo presente en aquella habitación, mientras Lincoln veía como ante su padecimiento, Stella parecía salir de sí misma, su rostro parecía perder cualquier visaje en ella y sus ojos parecían perderse viendo algo que no estaba ahí, o quizá siendo incapaces de ver algo. En momentos así ella no respondía, no reaccionaba, era como si dejase atrás su cuerpo, casi inerte y mostrando vida únicamente en su débil respiración.

Para Lincoln era una tortura ver a su amada en aquel estado tan deplorable, y se lamentaba de no haber cumplido su promesa con ella. No fue capaz de darle la vida que ella merecía, no pudo acercarse a ese objetivo siquiera, y por mucho que ella le repitió cuan feliz llegó a ser a su lado, él era incapaz de aceptar aquella verdad. Se culpaba en cada ocasión que podía por lo sucedido, pues es él quien la convenció de que ambos fueran directo a ese futuro que no era nada menos que trágico.

—Cuando todo esto comenzó... no, estoy seguro que esto es de mucho más atrás. ¿Puede que comenzara con Ronnie? ¿Qué opinas?— preguntó él, viendo directo al rostro de su mujer, quien estaba en completa paz en la cama, en apariencia dormida y completamente ajena a lo que sucedía a su alrededor— Si, seguramente todo comenzó ahí. Fue por ella que comenzó a ser perseguido por todas esas ideas, esos miedos. Eran como demonios. Todos los demonios solían venir juntos, y de vez en cuando traían a uno o dos más. Antes de darme cuenta eran ya un grupo de ellos, y no me dejaban en paz de ninguna forma, estaban sobre mí, debía cargar con ellos mientras escuchaba todas esas cosas que me decían, desagradables pero ciertas. Y fuiste tú quien me permitió alejarlos... nunca se fueron, ellos solo se alejaron, pero fue lo suficiente como para dejar de escucharlos, para no sentir su peso y para no notar su presencia. Eras tú quien los alejaba.

»Cuando enfermaste, ellos volvieron, mas grandes, más pesados, con mas demonios y ya no solo me hablaban, ahora ellos gritaban directo en mis oídos, trataban de reventar mis tímpanos. Pero no podía prestarles atención, debía cuidar de ti, trabajar más duro que nunca y encontrar la manera de sacarte adelante, de librarte de esa enfermedad. Te prometí un futuro brillante, y lo único que te di fue sufrimiento, Stella. Aun así tú permaneciste a mi lado. Estoy agradecido ahora que se han ido todos esos demonios, ya no puedo verlos, sentirlos ni escucharlos, y no hay manera de que los extrañe, pero últimamente me pregunto mucho a que se debe el que ellos se hayan ido. ¿Sera que ahora estoy al fin en paz con todo?

»Ronnie se fue y me dejó. Después fueron mis amigos, y al final mi familia lo hizo, aun cuando seguían estando conmigo. En cada dirección en que iba, ahí estaba, el abandono fue tan persistente en mis caminos, y recuerdo tanto el como yo solo me negaba a aceptarlo, actuando como un niño llorón que solo quería atención después de perder su juguete favorito. Por eso tome la decisión, no hay forma de que yo cometa ese error, sería la mayor muestra de hipocresía de mi parte después de todo.

Lincoln se acerco más a su esposa, quien se mantenía imperturbable en su cama, ajena a todo lo que sucedía y también a cualquier cosa que su esposo le digiera.

»Oye, ángel— le habló Lincoln, sujetando de manera cuidadosa su fría y rígida mano, tratando de llamar su atención—, se que lo dije muchas veces antes, y también me comprometí a ello cuando nos casamos, pero quiero repetírtelo una vez más: estoy aquí para quedarme. Estoy a tu lado sin resistencia, porque amo tu compañía y soy incapaz de dejarte sola, jamás lo haría después de que me lo pediste. Estoy a tu lado sin alarmas, porque ya no hay tiempo de sobra para mí, tu eres todo lo que necesito, y no hay nada ni nadie que vaya a cambiar eso, no me volveré a alejar de ti nunca más. Estoy a tu lado sin temor, pues se que pese a todo lo que sucede y a todo lo que seguirá pasando, nos tendremos el uno al otro así como nos lo prometimos, cuidándonos y jamás dejando que nuestro amor mengüe ante nada. Estoy a tu lado con esperanza...

Lincoln llevo aquella fría mano hasta su rostro y la beso, le trasmitió todo el amor que pudo en aquel acto, para después derramar algunas lagrimas sobre aquellos dedos que estaban ya tan tensos que difícilmente podrían tener movilidad.

»Por favor, esto es demasiado bueno para desaparecer...

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