Lluvia 7

El día anterior solo se había dedicado a dormir, tenia que recuperar las horas de sueño pérdidas y valla que si le había funcionado, ya que se había despertado muy temprano.

Era el día 7 y sabia que aquellos diez años ya se habían cumplido esa misma madrugada.

Lo primero que hizo fue hacerse su desayuno (Esta vez Emma no iría a dejarle la comida), al terminar se dispuso a limpiar todo, arreglar su cuarto y las cosas regadas que tenia por toda la casa para después meterse al baño y darse una ducha. Al salir del baño se encontró con aquellas dos cartas encima de su escritorio, las miro por unos segundos para después guardarlas en el libro de pasta roja y meterlos a una mochila.

Abrió su armario mirando por unos segundos aquel traje negro que solía ocupar todos los años, pero esta vez algo mas llamo su atención, a su costado ya hacia un abrigo negro junto con una playera blanca y mas abajo unos pantalones negros ajustados (no tanto) y a su lado, su siempre confiables botas negras.  Así que lo penso unos segundos, si en llevar el mismo traje o hacer algo distinto, dejo su traje a un lado y tomó aquella rara combinación de ropas y se las puso.

Tomo sus llaves, mochila, cartera y fue al garaje a sacar su auto negro y salio de su hogar.

La lluvia seguía y parecía no querer parar. La carretera se le hacia demasiado tranquila para ser las diez de la mañana, así que aprovecho eso y se detuvo enfrente de una floreria, comprando rosas, girasoles, lirios, acianos etc. Salio del establecimiento y subió al auto emprendiendo marcha.

Salio de la ciudad, atravesando los campos y bosques y disfrutando de la tranquilidad del ambiente. Fue un viaje de cuatro horas hasta llegar a lo que seria el limite, ya que mas haya no se permitía el paso, pero desde esa distancia podías ver el colosal muro que dividía a ambos mundos. Se estacionó a la orilla de la carretera, observó como aquellas escaleras naturales iniciaban entre la neblina, subió en ellas con la mochila y el ramo de flores hasta llegar a la cima en donde ya hacia un risco que daba la perfecta vista de aquella tarde, en la que el viento corría con calma, el sol se escondía y los frondosos árboles formaban algo muy asemejado a un río con pequeños destellos en este. Era como estar viendo todo desde el cielo.

Jamas se había detenido a admirar aquel paisaje, lo que normalmente hacia era llegar y observar aquella lapida en el suelo. Reacciono, y bajo su vista al medio óvalo de concreto situado en la tierra, en la que estaba tallado el nombre de la rubia y mas abajo esta escrita aquella promesa.

Lluvioso, Soleado, Nublado...

—De primavera a Invierno...

Los trescientos sesenta y cinco días del año...

—En todos estas tu.

Alzo la mirada, encontrándose a la rubia sentada en la lapida con los codos recargados en sus piernas y sosteniendo con sus manos su rostro. Sonreía, pero esta vez había algo distinto, su cuerpo lucia traslucido y después de tanto años pudo ver que por fin tenia ese brillo en los ojos.

—Normalmente siempre llueve aquí.

Prece que hoy no. Te extrañe, Ray— Confesó, observando como el azabache se sentaba justo enfrente de la lapida sin dejar de verla.

—Creo qué, esta vez si te haré plática— sonrió de lado, haciendo que la rubia soltara un chillido de emoción.

Como quieras. Pero mejor responde mi pregunta ¿Ya me dejaras ir?—Su sonrisa cambio de alegra a una triste, no era que no le gustara estar junto a él, pero si lo tenia que hacer y de una manera en la que Ray este sufriendo preferiría mejor irse.

—Si y No—Lo dijo de una manera tan sería y con su cara de aburrido, que Anna lo miró confundido. No puedo evitar soltar una risa por la cara de ingenuidad que puso la rubia.

¡Ray, no te burles!—Se inclino hacia enfrente teniendo un leve sonrojo en sus mejillas. Le gustaba molestarla.

—Lo siento.—Se tranquilizo y la rubia ya hacia poniendo un ligero puchero. — te lo explicaré. Esta semana fue muy distinta a la de todos los años, descubrí y entendí cosas que creí jamas hacerlo, y todo eso fue gracias a tus cartas— tomo la mochila y de ella saco ambos sobres dejándolos justo encima de las flores, abrió el libro rojo y paso las hojas hasta detenerse en una.—"Conservar algo que me ayude a recordarte seria admitir que te puedo olvidar ". ¿Lo recuerdas — la rubia asintió, pero aun sin comprender muy bien el mensaje.— y tambien ¿Recuerdas lo que dije respecto a eso?

Que eso era una vil mentira.— ladeó la cabeza a un lado recordando.

—Estaba equivocado.

El audible sonido del viento se hizo presente, moviendo los cabellos negro y rubios de ambos presentes en aquel risco.  Miradas conectadas llenas de amor y tristeza, pensando en los besos olvidados y jamas cumplidos, en los momentos buenos o malos que jamas pudieron vivir juntos, en sus tal vez hijos que nunca tuvieron, en donde los recuerdos de su futuro nunca existente vaguen en al mar de oscuridad y estrellas, en donde la luna grita y lamenta aquel destino tan cruel, pero  incluso ante todo eso nunca cumplido, deseado y suplicado, en vida o en muerte, siempre existe un pequeño hilo que une a ambas almas desafortunadas que superan los limites entre ambos mundos, y ellos eran prueba clara de aquello.

Después de tanto tiempo Ray derramo lágrimas, pero no de tristeza, sino de felicidad.

—Trate de borrar todo de ti...

No llores...

—Pero si trato de borrar todo...

Basta....

—Yo no podre dejarte ir...

No sigas..

—Pero tampoco te quiero olvidar...

Por favor...

—Así que prefiero conservar algo recordándote, y teniendo aquel sentimiento incógnito....

No te tortures más....

—A que un día de verdad te olvidé. Así que te lo diré de una vez...

No lo digas...

—Te amo.

Aquella ráfaga de viento llego mas fuerte que la anterior, haciendo que Ray cerrara los ojos por unos segundos, al abrirlos se encontró con lo que alguna vez hubiese querido, tener a Anna entre sus brazos diciendo cuanto se querían, un sueño el cual envidiaba de todos.

Tres pequeños sonidos de cascabeles sonaron, dejando que aquel momento de sueños y deseos se cumplieran, aun que sea solo uno, haciendo que aquel momento fuese único e inolvidable, esparciendo la inocencia y la radiante luz de la chica similar a un sol, y la fría y nebulosa oscuridad que rodea al chico similar a la luna, creando así un suceso natural como un eclipse, el único momento en el que el sol y la luna se encuentra. Y ese fue el único momento en el que ellos dos se encontraron de verdad, dejando que todos a su alrededor se detuviera y dejando que aquella casi invisible luz de esperanza les llenara aquel vacío de deseos imposible y puros. El deseo de estar algún día juntos.

Gracias— susurró, dejando que aquellas gotas de lágrimas salieran de sus orbes Cielo hasta resbalar por sus mejillas.

Y tal y como lo hizo la ultima vez, se aferro a su cuerpo sin querer soltarla, llorando junto con ella sabiendo que esa sería la ultima vez que se verían, pero para que mentir, no se verán, pero sabe que aquella chica lo estará esperando en la hora, fecha y año de su muerte y lo que ella más espera, es que el viva su vida a su manera, sin importar que, ella estará feliz con el simple hecho de saber que el ya no derramo lágrima alguna por ella.

—Ray.

Dos voces llamaron su atención, se dio cuenta que ella ya no estaba, solo en sus brazos ya hacían tres pétalos blancos, que fueron llevados a la par de la brisa fresca. Volteó y sin intentar ocultar lágrimas y felicidad, se encontró con todos sus hermanos, Don, Gilda, Phil, Nat, Zack, Emma, Norman y todos sin excepción alguna derramando lágrimas, haciendo un fracasado intento de Sonreí, pero no era fingido mucho menos de lástima, estaban felices, Y el igual estaba feliz, observando las caritas de infantes nuevas con rasgos de similitud a sus padres que parecían confundidas pero aun así ellos igual lloraban, como si el aura, aroma y presencia de su hermana y amada siguiera entre ellos.

Se levantó de manera torpe hasta llegar con Norman y Emma, quienes lo recibieron en un cálida abrazo, dándole palmadas y diciendo que lo apoyarían en todo y que ya no tenían porque guardarse todo. Los demas sin contener llanto de igual forma se unieron al abrazo.

Observó el cielo y no sabia desde cuando la lluvia se había alejado, pero de lo que si estaba seguro, era que esa semanas de lluvia ya no se volverían a repetir, ya nunca mas, porque ahora tenia un motivo más para ser feliz y dejar de sufrir, y esos eran...

Su Familia

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Nota: si les soy sincera ¡-¡ llore mucho mientras lo escribía, no se si es por que soy sensible o era la depresión.

-c va a seguir llorando :c-

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