Los casi algo son muy poco,
Pero ese casi es la gota de rocío que le da brillo a la hojas,
el soplo de viento en un día asfixiante y caluroso,
el vaho que intercambian los amantes y tiene un sabor tan dulce.

Los casi algo son quimeras,
como el climax de un sueño del que lamentas haber despertado,
es la imaginación llenando los huecos de lo que no fue pero podría,
la verdad seduciendo a la mentira, el juicio embaucado al placer.

Los casi algo son exiguos,
se saborean con deleite, pero su sabor es tenue,
como sed que no se calma aunque te bebas un rio,
un picor que no se calma por mucho que se rasca.

Los casi algo son deliciosos,
son hilos fáciles de ensartar, pero cuidado que se enredan,
son caramelos exóticos, que no empalagan porque hay pocos,
son estimulantes como un subidón de azúcar, un impulso de autoestima.

Los casi algo son engañosos,
al principio no ocupan espacio en tus cajones, pero se expanden,
prometen ser un asunto baladí, pero dejan marca en todo lo que tocan,
momentos que quieres revivir, se tornan fantasías y nuevas obsesiones.

Los casi algo son adictivos,
una droga natural, la sensación de estar volando o ser lanzado,
y quieres seguir colocado, buscas tu siguiente dosis de adrenalina,
la abstinencia te enloquece, ya no lo quieres, lo necesitas.

Los casi algo son gusto culposo,
no es un secreto pero lo susurras, la intimidad de hablar al oído,
el secreto lo hace excitante, que nadie sepa lo que hay escondido,
las luces encendidas pero el placer en lo oscuro.

Los casi algo son la fuente de los deseos,
la lujuria desatada te da el coraje para extinguir todos los tabúes,
el juego sin reglas, la sensualidad que hay en hacer trampa,
la falta de futuro te libera, te saca de encima la ansiedad y te atreves.

Querido casi nada, que rico todo,
no me haces falta, a veces te extraño.
Querido casi algo, gracias por estar,
no te acabes nunca, cierra la puerta al salir.