× 3 × Pesadilla ×

No podía dormir.

No quería dormir.

Sabía, que si esa noche terminaba, llegaría a su fin.

Conocía la historia de memoria.

La había repetido incontables veces.

Había revivido siempre solo para volver a sufrir.

No entendía cual era el error.

No entendía como completar ese rompecabezas macabro.

Solo tenía la certeza de que al finalizar la noche, todo concluiría con la muerte de su amado.

×××

No había logrado pegar un ojo en toda la noche.

Había visto el techo buscando la respuesta acertada.

Había anotado absolutamente todas las variables y factores condicionantes.

Había llorado hasta quedarse sin lágrimas.

Había gritado y golpeado con furia una pared hasta magullarse demasiado los nudillos maldiciendo su destino.

Quería decirle "Vete lejos de aquí, no vuelvas" pero, haga lo que haga, todo tendría el mismo fin.

Sabía que había aceptado aquella maldición.

No recordaba la razón.

Todas las veces que volvía a la misma situación, seguía sin recordar.

Parecía que todo lo vivido anterior se fuera borrando.

No quería aceptar de nuevo aquel final.

Había intentando muchas cosas.

Pero no todo lo que estaba a su alcance.

-¿Te encuentras bien?

-Estoy de maravilla -Estiro sus brazos por delante de su pecho.

Él tomo sus manos.

-¿Cómo te hiciste esto?

-Ya sabes... Estaba entrenando con mi bolsa.

-Si tu lo dices.

Tomo una su mano vendada y comenzó a caminar.

Él la pasó a buscar.

Ella conocía de memoria como seguiría todo, a donde irían, que le preguntaría, como reiría, como la besaría y como lo perdería en la batalla final.

-Olvide algo en mi casillero del colegio.

Eso la desconcertó, eso no había pasado nunca anteriormente.

-¿Qué olvidaste? -Le pregunta extrañada.

-Algo... ¿Vamos a buscarlo?

Él comienza a caminar hacia delante, intentando tomar fuertemente su mano pero sin tocar sus heridos nudillos.

-¿Cómo dormiste?

-Bien, solo con algo de frío.

-Deberías abrigarte un poco -Él deposita su saco sobre ella.

Estaba confundida, esa conversación nunca había existido hasta ese momento.

Él le preguntaría "¿Está lindo el día para que hagamos algo?", si ella le contestaba que si, irían a algún parque de diversiones, a almorzar y si le decía que prefería estar en casa verían "Stardust", película favorita de ambos.

Película por la cual se habían conocido.

Película que ella maldecía haber visto.

Hasta rechazándolo, él volvía, siempre volvía.

Podían cambiar muchas cosas, pero siempre sería el mismo fatídico final.

No había un camino que los lleve a un final distinto.

Su colegio quedaba cruzando la plaza, poco por caminar.

Se sorprendió al ver que Félix contaba con unas llaves del colegio.

-¿Desde cuando tienes las llaves?

-Desde que el director las dejó caer e hice unas copias antes de devolverlas.

Eso no era propio de Félix. Era un chico muy correcto que no haría este tipo de cosas.

-¿Quieres entrar conmigo?

-Si, pero te espero en la puerta por si alguien viene.

Él solo le sonrió. Pasaron al edificio. Deposito un beso en la frente de ella.

-No me tardo.

Ella se quedo restregando la punta de su zapato en el piso como si fuera lo más interesante del mundo. Intentaba distraerse y comprender que hacían allí. Conocía todas las variables, menos esta. Y tenía miedo de no saber manejarla.

-Ya volví ¿Nos vamos?

Ella solo lo miro y asentó. No lograba despejar su mente.

Él le robó en beso de sus labios.

-Animate Bri-Bri -Era él único que la llamaba así- quiero divertirme mucho contigo hoy.

Tenía razón, al menos tenía que disfrutar sus últimas horas a su lado antes de que lo vea morir nuevamente de la misma forma.

Salieron tomados de la mano del colegio. Comenzaron a caminar sin rumbo.

-¿Y ahora? -Le pregunto ella sin muchos ánimos.

-Nos vamos a un lugar especial.

Justo llegaba un taxi, cosa que si había pasado veces anteriores pero no tenía mucha importancia. Comenzaba a creer que todo volvería a tomar el rumbo normal del día.

-Llevenos al puente Alejandro III

-Entendido señor.

¿Al puente? Eso no había ocurrido antes.

No sabía que hacer. No sabía si decirle a Félix el peligro que corría. No sabía si decirle que lo amaba con todo su corazón y que lo quería proteger a toda costa sin importar lo que suceda.

El taxi no tardó mucho en llegar.

El día había comenzado a nublarse un poco. Todas las veces anteriores había estado muy soleado. Pero ahora nada parecía que todo estaba cambiando. Esperaba que algo de ello sería que Félix no muriera...

Félix pagó y ambos bajaron del taxi.

-¿Qué hacemos aquí?

-Hace mucho tiempo, antes de conocernos incluso, te había visto aquí. Estabas tan bella, admirando el cielo y con una sonrisa inigualable en tu rostro. Te veías simplemente preciosa. No encontraba forma de hablarte. Parecías fluir con el viento que corría aquella vez. Recuerdo que también estaba algo nublado como hoy.

Ella no lo recordaba. Había notado la ausencia de varios recuerdos o recursos de sus memorias pero no de la primera vez que conoció a Félix.

-Félix yo...

-Tal vez no lo recuerdas, fue un tiempo antes de conocernos como "Bridgette" y "Félix". Me habías flechado y lo sabía. Me quedé absorto mirándote. No podía creer que tanta belleza existiera en una mujer. En cuanto quise acercarme, comenzó a llover. Traía un paraguas conmigo, corrí a ofrecértelo pero solo me dijiste "No te preocupes, me gusta mojarme con el agua de lluvia" y te fuiste caminando con las manos en los bolsillos. Eras tan libre. No me animaba a estar a tu lado. Pasó un tiempo, había perdido la esperanza de volver a verte... Hasta que nos encontramos en el club de cine del colegio. Había escuchado por la radio que emitirían mi película favorita.

-Stardust...

-Así es -Él tomo las manos de ella entre las suyas- fui a la función de la película y pregunté quien tuve la brillante idea de emitirla -Él alza el mentón de ella- tú.

Ella sintió una picazón en los ojos y una sacudida en el corazón. No quería llorar, debía ser fuerte. Pero él nunca había abierto su corazón de esa manera.

-Te amo Bridgette.

Fundieron sus labios, ella solo quería llorar y dudaba mucho que a esas alturas lograra contenerse.

Aceptó su beso, a pesar de que muchas veces se habían besado, aquella vez era especial, sabía a despedida.

Él se separó de ella.

-Tengo un regalo para ti...

Sacó su mochila de su espalda. Ella había notado que llevaba mochila, no recordada que eso hubiera ocurrido antes. Aunque, estaba dejando de importarle "Lo que había pasado antes", era distinto lo que ocurría ahora, tal vez por fin podrían estar juntos.

Sacó un libreta con costura hecha a mano. Y la depositó en las manos de ella. Se titulaba " Stardust".

-Ábrelo -Le pidió emocionado.

Ella lo abrió, era un libro escrito a mano con dibujos de la película por la cuál se conocieron. Sabía de la existencia de aquel, pero aún así nunca lo leyó.

Siguió hojeando el libro, estaba fascinada.

-Me había anotado en el club de literatura hace un mes más o menos, nos enseñaron caligrafía y encuadernación a mano. Quería que sea una sorpresa por nuestro quinto aniversario de habernos visto. Quería traerte al lugar donde te conocí y lograr que sepas lo importante que fue para mi volverte a encontrar gracias a esta película...

Ella ya no podía contener las lágrimas, había cargado con mucho.

-Félix, yo... Tengo que contarte algo.

Pero era tarde. Varias explosiones ocurrieron en secuencia nublando la ciudad. Él tomo sus manos y comenzó a correr.

Ella volvió a llorar, pero estaba vez no era de felicidad, era de angustia, de miedo. A pesar de que todos los hechos había cambiado, el suceso mortal se había adelantado.

-Espera... Ya no corras -Él se detuvo y la miró angustiado, quería seguir corriendo, no quería detenerse.

-¿Por qué?

-Tengo que confesar... Que viví esta situación más de una vez, vuelvo, vuelvo en el tiempo... Siempre vuelvo... No importa lo que haga... Te vuelvo a encontrar... Siempre... Y vuelves a morir... Ya estoy harta... Ya no lo soporto...

-Bridgette -Él también comenzó llorar y la abrazó- me pasa lo mismo... Vuelvo siempre... A distintas fechas... Te vuelvo a encontrar... Nos volvemos a conocer... Pasan cosas distintas... Pero no quería que hoy sea así... No quería revivir de nuevo esta pesadilla... No quería verte morir de nuevo...

Ella se asombró y se separó de él para verlo a los ojos.

-¿De nuevo?

-Siempre mueres... Siempre aceptas morir... Es lo mismo desde que intentamos vencer a Hawk Moth tiempo atrás.

Y allí lo recordó.

Ya habían vivido esto, de una manera distinta, el mismo Hawk Moth en persona se presentó de la manera más sanguinaria. El trato era simple, iba tomar la vida de Bridgette y sus aretes si la dejaba volver todo a la normalidad. Ella estaba devastada, había visto como morían todos sus amigos y en el momento que ella volvió todo a la normalidad, la transformación de Chat Noir dejaba a ver a Félix y el gritó "¡No Bridgette! ¡Por favor no!". Sin embargo... Ya era muy tarde...

Félix regresaba, la volvía a conocer, la volvía a querer y la volvía a perder.

Sin embargo, cuando Bridgette, Félix se interponía ante él y le pedía que tome su vida antes que la de todos los demás.

Eso habían vívido un centenar de veces.

-En lo que yo viví... Tu siempre mueres... No importa lo que haga, lo cambié durante el día... Siempre eliges salvarnos a todos... Menos a ti...

Él sacó de su pecho un collar dorado que sostenía un reloj antiguo, él presionando un botón logró que se abriera. Le mostró que faltaba poco tiempo para que se vuelva completamente negro, las manecillas ya estaban cerca del doce.

Ella sacó el suyo, también lo abrió. No había notado que también le faltaba poco para que se volviera completamente rojo.

-¿Sabes como acabar con esto?

Ella asintió.

Ambos arrancaron su reloj de su cuello. Lo dejaron caer mientras se miraban a los ojos y lloraban en silencio. Pero sonreían.

-Te amo -Dijeron al unísono cerrando los ojos mientras una lágrimas salían indiscretas de sus ojos.

Los relojes impactaron en el suelo, volviéndose añicos.

-¡No!

Ya no llegaron a escuchar nada.

Ellos lograron salvarse.

Lograron cambiar su destino.

Empezarían unas nuevas vidas.

Sin embargo... Sus amigos no podrían...

Los habían encerrado en aquella dimensión.

Ellos no sabían que cada uno de ellos también poseía un reloj, un dorado, un azul y verde.

Cada uno llegaba a su fin y los condenaban a seguir allí.

×××

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