× 13 × Interés ×

Claude:

Mi tarea era simple, tenía que lograr distraer a Bridgette durante toda una semana.

Bueno, no era tan simple.

Tenía que distraer a Bridgette durante todas las mañanas y las tardes para que Félix estuviera en paz.

Él me dijo que me pagaría un buen montón de dinero más todo lo que invirtiera con tan de que la distraiga y no lo moleste.

No me dijo sus razones, solo me dijo que necesitaba que esa semana Bridgette no estuviera en su camino.

×××

Día 1:

Bridgette iba corriendo directo a Félix, su pantalón corto y su saco negro se movían a la perfección de su cuerpo. Pero antes de que llegara al él la intersecte.

-Hola Bri-Bri.

La fémina se detuvo en seco. La única que la llamaba así era Alegra. Creo que no debí empezar así.

-Hola Clau-Clau -Me siguió el juego- ¿Qué ocurre?

Bien, no sabía que decirle.

-Yo... Necesito ayuda con biología.

¿En serio Claude? Eres uno de los mejores en esa área.

-Creí que la materia te resultaba muy fácil.

-Si... Pero me está costando una parte... No quiero que los demás lo sepan.

Se acerco a mi y apoyo el dorso de su mano al costado de su cara.

-¿Es un secreto? -Preguntó risueña.

-Ahhhh, si, así es.

-¿Nos encontramos en tu casa a la tarde? -Preguntó más cerca de mi.

-Si, pero vamos a buscar los libros ahora.

Miré a Félix, me mostró su pulgar arriba en señal de aprobación.

Nos fuimos a buscar los libros a la biblioteca.

×××

Día 2:

Bridgette me canceló ayer a la tarde, tenía que ayudar en la panadería, Félix no me dijo nada así que supongo que es verdad.

No tengo mucha relación con ella.

Simplemente me gusta observarla, estuvimos algunos años de la secundaria y la preparatoria en las mismas aulas. Siempre fue risueña, distraída y alegre, muy alegre.

-Y los cromosomas conquistaron América.

-Espera ¿Qué?

-No me estás escuchando ni en lo más mínimo. Quería saber si me prestabas atención, hace un rato llevo diciendo incoherencias.

Solo me reí.

Hoy Bridgette vino con la misma ropa que utilizó el día anterior para ir a la universidad.

-¿Para qué querías que te explicara esto si ni me escuchas?

-Es que, es más fácil si alguien lo lee.

-¿Por qué no te lo lees tú?

-Espera, no te enojes.

Bridgette puso cara de molestia, pero automáticamente rió.

-Si querías pasar un tarde conmigo, es tan simple como que me digas "¿Quieres venir a mi casa?"

¿En serio era tan fácil?

-Esta bien, quiero que pases los siguiente cinco días conmigo.

Ella me miró extrañada.

-¿Puedo saber la razón?

-Estaré solo por cinco días.

-¿Y pretendes de que ocurra algo más? -Dijo con una sonrisa picarona.

-No -Dije sonrojándome.

Ella despidió una carcajada.

-No creas que caigo tan fácil, además, no pretendo algo así contigo.

-¿Con alguien más si?

-Con nadie, solos amigos.

-Así es Bri-Bri, pero que sea un secreto.

-¿Por qué?

-Ya sabes como inventan rumores en la universidad.

-Esta bien, pero sigues sin responder a mi pregunta ¿Por qué quieres pasar lo que resta de la semana conmigo?

-Mi padre se fue de viaje y no me gusta estar solo.

-¿Y por qué yo?

-Disfruto de tu compañía.

Ella se sonrojó y sonrió.

-De acuerdo, hasta el domingo vendré a visitarte.

No entendía como sus padres dejarían que su hija pase una semana en casa de un varón, pero tampoco me importaba.

×××

Día 3:

Siempre fui conocido como un casanova, un mujeriego. Las mujeres son débiles, por eso me aburren y termino por pasar de ellas.

Con un simple verso meloso caen y creen que las llegaré a querer.

Suena muy cliché, pero creo que muchas féminas deberían entender que no todo lo que pasa en los libros de ficción es solo ficción.

Bridgette tocó mi puerta.

Habíamos quedado en que nos encontraríamos cuando ella acabara con sus deberes de la universidad, pero no vendríamos juntos a mi casa, para no levantar sospechas de nadie.

Ese día llevaba una falda corta y una camisa.

-¿Qué tal niña? Pasa.

-Permiso.

Ella entró. Me quedé mirando el largo de sus piernas.

Se sentó en el sofá.

-¿Qué quieres hacer hoy?

-Miremos una película -Dije con una sonrisa en el rostro.

-¿Tienes una en particular?

-Esta -Le muestro una película de terror.

Subió los hombros en muestra de desinterés.

-¿Te da miedo?

-Me da igual.

Puse la película y traje unos pochoclos que había calentado en el microondas previamente.

Vimos la película entera...

No hubo ni una pizca de miedo en sus ojos.

Tampoco paso nada, no esperaba que ocurriera algo.

-¿No te dio miedo?

-Mis favoritas son las de terror, estoy acostumbrada al genero.

-Primera chica que me dice eso.

-¿Esperabas que me asuste y me recargue en tu hombro en busca de refugio? -Dijo a modo de burla.

-Es lo que más deseaba -Dije en el mismo tono.

-Es una pena, no soy como todas.

Nos pusimos a hablar de películas de terror. Me agradaba hablar con una chica sobre mi genero favorito de películas y libros.

Me gustaba hablar con una chica sin necesidad de que ocurra algo más.

Era la primera vez que me pasaba algo así, me sentía muy feliz, me hacía sentir muy feliz...

×××

Día 4:

-¡Hola Clau-Clau! ¿Qué toca hoy?

Hoy había venido mi hermano menor, hijo del segundo matrimonio de mi madre.

-Cuidar al diablillo... -Dije entre dientes.

Ella ingresó. Llevaba puestos unos pantalones de jean y una remera lisa.

-¿Y quién es este pequeñín?

-¡Soy Nathaniel! ¡Hermano menor de Claude! ¡El mejor hermano del mundo!

No hace falta aclarar que mi hermano menor es muy efusivo y le dice a todos que soy el mejor.

Solo espero que cuando crezca siga opinando lo mismo de mi y yo espero no ser un idiota que lo decepcione.

-¿Quieres jugar un juego? -Le preguntó

Nathaniel asintió. Les presté mi consola y jugaron toda la tarde.

No sabía ella era tan buena en los videojuegos de luchas.

Ella se encargo de bañarlo, no quiso que yo lo bañara.

Eran cerca de las nueve de la noche.

-No sabía que te gustaban los videojuegos.

-Me encantan, mis primos venían seguido a mi casa cuando era chica y ellos me enseñaron a jugar.

-¿Quieres jugar una partida?

-¿Quieres que te patee el trasero?

-Quiero verte -Dije con aires de grandeza en mi tono de voz.

Me ganó 10 a 0.

Mi hermano hizo hinchada para ella.

Pasadas las diez de la noche, mi madre vino al diablillo de cinco años. También llevó a Bridgette a su casa. Mi madre me miró con picardía pero sólo negué con una sonrisa. No se si realmente quería sonreír.

×××

Día 5:

-¡Hola Bri-Bri!

Hoy traía un perro grande, era un Golden Retriver.

-Por favor, espero que no te moleste, pero Alegra me lo dejó anoche y me pidió que lo bañara.

Nunca había tenido un perro, no se si es porque no me dejaban o porque no me llamaban la atención.

-Pasen, ya lo bañamos entre los dos.

Ese día traía puesto un pantalón de algodón suelto y una musculosa.

-¿Donde lo podemos bañar a Bruces?

-En el baño de invitados, no creo que despida muchos pelos.

Llenamos la bañera, comencé a estornudar.

-¿Estás resfriado?

-No -Volví a estornudar- hasta donde sabía no.

Bruces se restregó en mi pierna, me agache a acariciarlo.

-¿Quién es un lindo perro?

Estornude y él ladro.

Volví a estornudar y me lengüeteó la cara.

-¿No serás alérgico al pelo de perro? -Dijo Bridgette riendo.

-No -Estornudo y siento un poco más tapada la nariz- hasta donde yo se.

Cerré la canilla del agua. Bruces ingresó sin hacer problema, Bridgette sacó un shampoo para perros que había traído en su mochila.

Lo refregamos entre los dos.

Luego vacimos la bañera y lo enjuagamos.

Bruces se sacudió, mojándonos a ambos.

Ella empezó a reír.

Su musculosa se había transparentado.

Miré sonrojado hacia un costado.

-Bridgette... Se te mojó la musculosa.

Ella se miró y se tapó el pecho con la manos.

-¿Me puedo bañar?

Solo asentí.

-¿Puedes llevar a Bruces al patio así le da el sol y se seca su pelaje?

Me levanté y me encaminé para la puerta, Bruces me siguió.

Nos fuimos al patio y me puse a platicar con el perro como si fuera otra personas.

-¿No te hace calor Bruces?

Él solo estaba sentado mirando al sol con lo ojos cerrados.

Me apoyé en la pared y miré hacia donde el sol se ocultaba. Cerré los ojos.

Sentía que se me descongestionaba un poco la nariz.

Bridgette salió al rato al patio, tenía el pelo mojado, una remera nueva y un pantalón corto.

-¿Charlaban?

-Algo así, solo hablaba yo.

Ella se apoya a mi lado.

-¿Nunca tuviste mascotas?

-Un pez.

-¿Qué pasó?

-Un gato me lo arrebató de la pecera.

-Lo lamento.

-No pasa nada, fue hace muchos años.

Nos quedamos allí hasta que el sol se ocultó.

×××

Día 6:

Hoy no asistía a clases, era sábado

Además, estaba en cama porque parece que si era alérgico al pelo de perro.

Ahora entiende porque nunca había tenido uno.

Ese día Bridgette vino temprano a mi casa.

Tenía una mochila grande, le había dado una copia de las llaves el día anterior.

-¿Qué tal? -Dijo entrando en mi habitación.

-Solo congestionado.

-Conste que te pregunté si eras alérgico al pelo de perro.

-Conste que no tenía idea de que era alérgico a algo.

Ella se rió y se sentó en el borde de la cama.

-¿Quieres comer algo?

No tenía ganas de hacer nada aquel día. Sólo quería dormir.

-La verdad no.

Ella me miró entrecerrando los ojos.

-Haré una sopa de verduras, verás como mejoras.

Salió de mi habitación. Primera mujer que me lleva la contraria.

Me volví a dormir. Cuando volví a despertar, tenía dos platos de sopa en las manos.

Traje una mesa y cuando ella iba a depositar los platos, sin querer derramó el contenido de uno en su muñeca.

-¿Estás bien?

Tiene la piel enrojecida.

-Si, iré a buscar unos hielos.

-Yo limpiaré.

-Deja, ya lo hago yo.

-No, yo te ayudo.

Esta vez yo le llevé la contraria.

Limpié con un trapo de piso y ella se sentó en la costado de la cama que daba para la pared. Apoya sobre su muñeca una bolsa con hielo recubierta con un trapo de secar los platos.

-Disculpa que haya tirado el plato, se supone que venía a cuidarte...

La escuché muy apenada.

Me acerqué a ella y deposité un beso en su frente.

-No pasa nada querida...

¿Querida? ¿En serio la había llamado así?

Seguí limpiando y llevé el trapo del piso al lavadero, me quedé mirando como caía el agua sobre él.

Intentaba unir cabos y entender porque la besé en la frente, fue algo muy impulsivo.

-¿Necesitas ayuda? -Preguntó desde la habitación.

-No, ya voy.

Dejé el trapo exprimido en un costado.

Ella volvió a traer los platos con comida.

-Están algo tibios.

-No importa.

Me senté apoyando la espalda en el respaldo de la cama.

No sabía lo bien que podía saber la verduras en una sopa.

-¡Está exquisita!

-Gracias -Dijo con una tenue sonrisa.

Pellizque su mejilla.

-No te aflijas, le puede pasar a cualquiera.

Ella miró su plato.

-Todo lo que pasó fue por mi culpa.

-No digas eso.

-Estas enfermo.

-Congestionado -Le corregí.

-Bueno, te "congestionastes" -Dijo haciendo comillas con los dedos- por que traje a Bruces y ahora tuviste que limpiar en se estado el piso.

-Te preocupas mucho querida.

La volví a llamar así.

-¿A donde fue tu padre?

Durante todos los días que estuvo aquí, había podido esquivar el tema.

-Mi padre se fue a visitar a su novia.

Abrió bien grande los ojos.

-¿Vive lejos?

-En Marsella.

-¿Va seguido a verla?

-Se está mudando... Ella está embarazada.

Ella miró su plato.

-No debí preguntarte...

-No era un secreto -Si lo era-, está por casarse con ella también.

-¿Y está casa?

-Está a mi nombre, hace dos años que ya soy totalmente mayor de edad y me la heredaron en su divorcio.

-¿Hace cuanto se divorciaron?

-Hace doce años.

-¿Cuando tenías once?

Asentí.

-Era solo un niño.

-Debió ser duro...

-No me gusta cuando se ponen compasivos.

-Lo siento -Dijo algo avergonzada.

Por alguna razón, no me molestaba hablar con ella de eso.

-Luego de eso, iba y venía, de una casa a otra, ambos tenían parejas y parejas, siempre alguien nuevo.

-¿Y tu hermano?

-Mi madre se casó poco antes de enterarse de que estaba embarazada.

-¿Y ahora tu papá?

Solo asentí.

-Pero bueno, ya soy grande, dentro de unos meses voy a estar recibido.

-Aún me queda unas materias a mi.

-Si te pones la pilas, hasta fin de año llegas.

-Eso creo.

-¿Qué me cuentas de tu familia?

-Nada fuera de lo normal, soy hija única. Mi madre es china y mi padre es francés.

-¿Cómo se conocieron?

-Mi padre tenía un negocio pequeño de cupcake, lo atendía junto a mi abuelo. Un día apareció una dama que robó sus aliento. Mi padre la deleitó con sus mejores delicias, ella iba todos los días a la misma hora a comprar y mi padre le regalaba un cupcake con diseños de hojas de cerezo.

-¿La conquistó con comida?

-Se llega más fácil al corazón de alguien por medio de la comida rica, eso me lo demostraron mis padres.

-¿Cuantos años llevan juntos?

-Casi treinta.

-Impresionante...

-Se que mi madre tenía problema para quedar embarazada, me tuvo a mi y luego pudo quedar embarazada de otra niña, pero la perdió con seis meses de gestación.

-Lamento tu pérdida.

-Tampoco me gusta cuando se ponen compasivos.

Nos reímos levemente.

-Íbamos al último año de la preparatoria. Están muy emocionada.

-¿Pero nunca lo supo nadie en el curso?

-Nunca se lo había contado a nadie...

Me había confesado un secreto, yo también le había confesado los míos...

Seguimos hablando hasta que nos quedamos dormidos.

Llegada la tarde, la llamó su madre. Tuvo que irse.

Me quedé tirado en la cama.

Me llegó un mensaje.

Félix quería que la llevará al parque de diversiones de París a las siete de la tarde.

No pude volver a dormir.

×××

Día 7:

La cité a las cuatro de la tarde al parque.

Quería pasear con ella el último día.

-¿Hoy salimos?

Me di la vuelta, ella traía un vestido blanco con pequeños detalles florales, hoy su cabello estaba suelto y podía sentir un dulce aroma a limón y flores.

-Si es...

Estaba muy linda, nunca la había visto así de arreglada. Aún sin una pizca de maquillaje era preciosa.

¿Muy linda? ¿Preciosa? ¿Desde cuando comencé a verla así?

Más nos la pasamos haciendo filas. Pudimos subir a unas tazas locas, los autitos chocadores, la casa del terror, esa la disfrutamos mucho. No se asustó en ningún momento, no buscó refugio en mi en ningún momento, no me necesitaba... Pero yo si sentía que necesitaba de ella.

No sabía que era, que sentía, no sabía si era cariño o mera costumbre de verla.

Quisiera haber subido con ella a la rueda de la fortuna...

Luego de la casa del terror fuimos a comprar algo de comer.

-¿Quieres comer algodón de azúcar?

Sus ojos se iluminaron.

-¡Si!

Su voz tan aniñada y bajita me denotaron que le gustaban mucho.

Nos acercamos al puesto de golosinas.

-Buenas tardes, quiero dos algodones de azúcar.

El hombre sacó dos algodones y nos dio uno cada uno.

-¡Tengan una linda tarde, par de enamorados!

-La verdad...

-Solo somos amigos -Finalizó ella sonriendo...

Y es verdad, sólo somos amigos.

Eran de color celeste.

Tal vez el color no importaba, pero me recordaba a sus ojos.

¿Me recordaba a sus ojos? Qué me estaba pasando...

-¡Mira! -Señala un lugar que no había tenido en cuenta- ¡Un cabina de fotos!

Me tomó de la muñeca y me llevó directo a una. No quería soltarme de su agarre.

Debí haber sospechado algo.

Había un modelo de como tomar fotos al costado. Eran cuatro fotos, una sonriendo, otra haciendo morisquetas, una abrazados y la última un beso en los labios.

Bridgette sonrió para la primera, la imité, primer flash. Bridgette hizo morisqueta para la segunda, la imité, segundo flash. Bridgette me abrazó para la tercera, la imité, tercer flash. Bridgette sonrió para la última cerrando los ojos, no la imité, tomé sus mejillas con mis manos y la besé, último flash.

Salieron dos tiras con nuestras fotos. Comenzó a sonar mi celular, eran las siete en punto.

Tomé las tiras.

-Bridgette... Acompáñame a la salida.

No quería... No quería ir...

Ya estamos en la puerta.

Allí estaba Félix, con un ramo de flores de coloridas como su vestido, con la cara roja.

Ella fue corriendo hacia él.

-Bridgette... Yo... Quería pedirte que seas mi novia...

Ella tomó el ramo y sacó una flor, tenía una frase escrita.

-Le pedí a Claude que me ayudara, estaba buscando frases románticas en los libros y haciendo las flores... Quería que sea una sorpresa...

Podía ver sus ojos iluminados, mucho más iluminados que cuando el compré el algodón de azúcar...

Y lo besó...

Estoy frente a ellos dos...

Presenciando su beso.

Presenciando su amor.

Viendo como el gato arrebata el pez de mi pecera...

Entendiendo que mi interés por el dinero no me llevaría lejos.

Entendiendo que mi interés por ella no iba solo por una amistad.

Entendiendo que su interés por él iba por un noviazgo...

Realmente me siento un idiota...

Estoy más solo que nunca...

Pasan por mi lado de la mano.

-Luego arreglamos por el tema de los gastos.

-No te hagas drama Agreste, no me debes nada.

Él solo sonríe.

No puedo arrebatarle algo que nunca me perteneció.

×××

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top