Diez: Tenten quería su libertad
Notas: Universo Ninja | Romance | Rated K
Tema elegido: Boda.
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Estaba feliz, no había duda.
Apenas podía contener la sonrisa que tenía pintada en los labios desde que llegó al Complejo Hyuga ese mismo día, aproximadamente a las seis de la mañana. No pensó que tendría a tantas personas atendiéndola: dos se dedicaban de su cabello, una estaba limándole las uñas de las manos, otras dos dedicándole atención a sus pies, una más se encargaba de acondicionar su cutis y, posteriormente, sería ella y una compañera las que la maquillarían. Tenten miró ligeramente al otro lado, donde tres señoras más estaban quitándole cualquier rastro de polvo y alisando a su shiramuko blanco, adornado de flores rojas y delicados toques dorados. Su tocado, el tsunokakushi, estaba reposando en un estante bastante cerca suyo. Admiraba tan encantada las rosas doradas, una réplica de cierto armamento ninja y las crestas de los Hyuga.
La joven novia volvió a sonreír, mordiendo un poco su labio inferior. Ese día, pasaría de ser solo Tenten, a llamarse Hyuga Tenten. Y, por lo que estaba entendiendo de los comentarios de sus asistentes, la matriarca del clan. Se hiperventilaba de solo pensarlo.
—Se ve tan hermosa, señorita —la castaña asintió agradecida a quien le habló.
—Sí, tiene una piel tan tersa que hasta me da pena colocarle el maquillaje, con lo bonita que es.
—Vamos, Hotaru, de seguro que la señorita se verá aún más bella y dejará boquiabierto a Neji-sama. Ay, es que ella tiene un porte y postura dignos de una kunoichi.
Tenten intercalaba la mirada en cada una de las empleadas de los Hyuga que, de un momento a otro, no dejaban de halagar su físico. No sabía a quién agradecer en ese minuto.
—Basta ya de alardear. Dedíquense a embellecer más a mi cuñada, por favor.
Fue suficiente esa oración y un aplauso por parte de Hyuga Hanabi, quien ya se encontraba con su kimono ceremonial para la boda y lucía un maquillaje acorde a su edad. En seguida, las demás mujeres continuaron con su labor. Hinata, al lado de su hermana, regañó a la menor por su brusquedad, provocando una risa en la novia. Sí que le encantará convivir más con ese par, aunque no sabía si viviría en la misma casa con Neji o le asignarían otra dentro del mismo terreno del clan. De cualquier forma, las vería. Aunque disfrutará mucho más ver a su futuro esposo todos los días.
Apenas podía creer que pasó un año desde su pedida de mano. Aun cuando el Hyuga no era el más romántico del mundo (no lo era), se esforzó para hacer ese momento especial durante una misión, para no perder el ambiente en que se conocieron: siendo ninjas activos. Aunque, si era sincera, más pareció una imposición suya con su "Cásate conmigo, Tenten", pero, de todas formas, bastó para avergonzarla y hacerle sonrojar, después de tantos años de noviazgo seguro y habiendo visto ya la boda de Shikamaru y Temari anteriormente. Después, le siguió lo demás: la pedida formal ante su padre, la comunicación a Hyuga Hiashi, la organización asignada en gran parte los sirvientes, la preparación de la ceremonia y los términos de convertirse en matriarca del Clan Hyuga, una vez que el pelilargo pase a ser el patriarca de este. Según se enteró, el día sería ese mismo, por lo que la ceremonia sería muy importante. Y ella que se sentía nerviosa por ese detalle, aunque fue Neji quien le restó importancia al asunto, señalando que solo era seguir un protocolo por su parte y acompañarlo. Solo eso.
Continuaba en su mundo de ensueño de cómo sería vivir en el clan, mientras se movía casi por inercia a cada indicación que recibía en cada momento, ya dándole los toques finales. Alzar cada pie para tener puestos los zapatos, recibir cada joya en las manos y estirarse correctamente para que le posicionen el collar y los pendientes de oro que le obsequiaron. Viró el rostro hacia el espejo, cuando le comentaron que su peinado y maquillaje estaba listo, encantándole el resultado apenas lo vio: dos trenzas delgadas adelante, uniéndose al resto de su cabello para culminar en un moño grande con trenzados, teniendo incrustadas algunas decoraciones; en su rostro, el maquillaje delicado, junto a un delineado de labios perfecto. Le agradó lo que vio y agradeció por el extenuante trabajo de horas que mantuvieron todas las encargadas.
—¿Puede ponerse de pie, Tenten-san?
—Oh, claro, claro.
Obedeció a una de las mayores de la sala, quien lucía seria con la parte interior del blanco kimono ceremonial en sus manos. La castaña fue dirigida por otras mujeres más para cubrirse de esa prenda, la cual estaba tan pulcra que temía arruinarla, sin poder creer que lucía eso. Vio las demás piezas del traje de novia tradicional que usaría y todo se veía tan majestuoso. Casi se ríe internamente al imaginar que ella, una kunoichi activa que nunca pensó en esas cosas, estaría a poco de lucir un vestuario que parecía pesar dos kilos. Eso sin contar el tocado que sostendría. Eran los únicos toques finales para quedar lista, a poco tiempo de la boda.
—Lucirá perfecta. Digna de ser la matriarca del clan —empezó, nuevamente, la mayor de las mujeres, y agradeció el cumplido. Tenten se preguntó si ella tenía un cargo importante entre todas, porque la veían con mucho respeto. Incluso Hanabi se mantuvo al margen. Escuchó que se llamaba Hitsuru.
—Por supuesto, Neji-sama la eligió para tan importante labor.
—Era una gran kunoichi. Llegó a ser jōnin —añadió otra.
—Sí, utilizó armas del Sabio en la Gran Guerra.
—Oh, también era una ninja activa que lideraba misiones.
Tenten sonrió por compromiso, dado que no entendía un detalle entre tanto halago. "¿Por qué hablan en pasado? Soy una kunoichi activa, lidero misiones... esas armas también las puedo utilizar". Miró intercaladamente a cada mujer, curiosamente, eran del Bōke.
—Era una maestra en la utilización de todo tipo de armamento ninja —las demás exclamaban emocionadas. Notó algo de incomodidad en los rostros de las hermanas Hyuga—. Sí que podrá entrenar a los herederos del clan.
—Escuché que había sido elegida para ser maestra en la Academia Ninja. Hubiese sido una gran maestra.
¿Qué?
—Sí, también pudo haber llegado a ser moderadora de exámenes chūnin. Pero, ahora, debe dedicarse al Clan Hyuga.
La castaña tambaleó sin querer al intentar retroceder, sintiéndose asfixiada por los comentarios que secundaban de alrededor de diez mujeres que no conocía pero que sí sabían mucho de su vida como kunoichi y, sin embargo, se referían a esta en pasado. Antes de trastabillar fue sujetada por Hinata del brazo, quien se acercó al notar, seguramente, el pánico en su rostro. Decidió que ahora podría hablarles y aclararles un punto que estaban ignorando, para no hacerse ideas acerca de su futuro.
—Vamos a parar ahí —extendió sus palmas al frente, riendo nerviosa y captando la atención de las Hyuga desconocidas—. Yo no era kunoichi activa, lo soy y seguiré siendo, señoras, señoritas —empezó, tornándose más nerviosa al ver la confusión en sus rostros—. Y seré maestra en la Academia, pero también podré enseñar armamento ninja aquí, no tengo problemas. Me organizo bien y me levanto temprano así que despreocúpense. Sobre herederos... —se sonrojó, tocando su cabello y arrepintiéndose de eso al sentir el peinado elaborado que le hicieron. Recién volvía a percatarse—. Bueno, todavía no lo he hablado con Neji, pero seguro que sí... en un tiempito, claro. Ah, y también en un futuro moderaré los exámenes chūnin, eso quiero. ¡Y no descuidaré las labores como matriarca del clan! Eso no, quédense tranquilas, necesitaré que me digan lo que haga, eh —sonrió al final, intentando infundir confianza.
Algo que le pareció no haber logrado, con solo ver algunos ceños fruncidos, ciertos labios entreabiertos, ojos entrecerrados o las tres reacciones físicas en conjunto. Sobre todo, al ver a la tal Hitsuru acercándose más a ella, después de haber retrocedido. Sin querer, se sintió intimidada por la presencia de esa robusta Hyuga, quien se quedó a un palmo de ella, con una mirada ya no calma, como hace un rato, sino más severa.
—Escuche... Tenten-san —la castaña no entendió la mirada de pies a cabeza de la señora—. Usted está a casi nada de convertirse en la matriarca del clan más importante de Konohagakure. En la esposa de Neji-sama, por si aún no procesa ese dato —la kunoichi frunció el entrecejo. Vio el nerviosismo en Hinata, quien quiso intervenir—. Su vida cambiará notablemente. En situaciones normales, la futura matriarca es alguna heredera de una reconocida familia o ninja notable. Siendo este último el capricho del genio del Clan Hyuga, elegido por la Rama Principal para ser nuestro líder, pese a ser del Bōke —Tenten empezó a molestarse por esa referencia y empuñó sus manos. Ahora que lo pensaba, no sabía cómo aguantaría esa diferenciación, hasta que Neji haga algo—. No puedes venir aquí a decir, a estas alturas, que no entregarás todo por el bienestar del Clan. Tú no puedes continuar siendo ninja activa. No puedes aspirar siquiera a seguir cumpliendo misiones, corriendo el riesgo de morir. No puedes dejar a tu esposo solo en las reuniones. No puedes decir que no vas a encargarte de las labores que, como esposa, te corresponden. No debes decir que esperarás tiempo antes de darle herederos al clan, siendo esa su obligación —Hinata lució apenada, apenas alzando su mano para detener a la mujer—. Simplemente tu obligación es convertirte en una excelente mentora, madre y esposa aquí.
La castaña mantuvo empuñadas sus manos, sosteniéndole la mirada a su interlocutora.
—¿Algo más? —escuchó los murmullos indignados de las demás mujeres y vio el temor en los ojos de su casi cuñada.
—Sí. Ponte el vestuario para dirigirte al salón.
A Tenten le importó tres cominos esa orden y ver a dos muchachas acercándose con lo que quedaba del shiramuko, se dirigió a Hinata y la tomó de los hombros, tratando de espabilarla. No podía creer que tanto ella como su hermana se mantuvieran en silencio.
—¿Todo eso es cierto? —le increpó, viendo la duda en sus ojos.
—Bue-bueno... en parte, lo es. Gran parte, sí —ella mordió su labio—. ¿Neji-niisan no te lo dijo?
—No... —casi murmuró, aterrada, siendo observada con preocupación por las dos hermanas—. ¿Dónde está tu primo?
—Tenten-san, colóquese el shiramuko —ordenó Hitsuru.
—¡¿Dónde está mi prometido?! —ella gritó, ignorando a la mujer y fijándose únicamente en las hijas de Hiashi. Hanabi empujó a su hermana mayor y se dirigió a la novia.
—Seguramente está en el camposanto, Tenten, ya vestido. Ve.
Escuchando las exclamaciones y alguno que otro grito, la castaña salió corriendo de esa habitación que le asignaron para toda su preparación, rumbo a ese punto que, por suerte, conocía y agradecía que no estuviese ya en el salón ceremonial. Solo esperaba que siga ahí.
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A Tenten le parecía que todo el Complejo Hyuga era silencioso, no había bullicio, salvo en algunas zonas destinadas al entrenamiento y las aves que sobrevolaban los jardines entre cada casa, por todo el terreno. No obstante, estando ahí, en ese lugar con suficiente vegetación, rodeado de algunas estatuas y teniendo las tumbas posicionadas simétricamente a lo largo de llano, sentía que no entraba ruido alguno, pese a encontrarse al aire libre y a la espalda de las casas principales. Se sentía demasiada paz.
Vio cómo Neji se dirigía a una de las tumbas en específico y ella lo siguió. Él le había dicho que quería llevarla con alguien importante, y estaba haciéndose la idea de quien podría ser. En el camino, leyó algunas de las lápidas, dándose cuenta de que era exclusivo para cada Hyuga, mas supo que solo algunos estaban ahí. Después de todo, había Hyuga en el cementerio central de Konoha. Supuso que, probablemente, permanecer dentro de los terrenos del clan, aún fallecidos, le correspondía a Hyuga honorables o con un lugar especial dentro de la familia.
Su prometido se detuvo de repente, la castaña lo hizo también, leyendo, sin querer el nombre inscrito en la lápida: Hyuga Hizashi. Se sintió apenada por la circunstancia y apoyó una mano en el hombro del pelilargo, brindándole apoyo; este se mantuvo sereno, viendo fijamente la tumba de su padre. Él se agachó y colocó unas flores blancas sobre esta, manteniéndose en esa posición, de rodillas; la castaña emuló la acción, permaneciendo a su lado.
—Padre, ella es Tenten —la fémina abrió enormemente los ojos, virando el rostro, lentamente, hacia Neji. Este parecía imperturbable, observando el sitio donde yace su progenitor—. Nos casaremos en cinco meses.
La castaña sonrió, enternecida. El ser llevada por el mismo Neji a un lugar tan íntimo para él y ser presentada ante su padre significó mucho para ella.
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Tenten dejó de correr en cuanto llegó a su destino. Había controlado su ritmo de carrera para no arruinar el peinado y el maquillaje, como tampoco ensuciar su kimono. Incluso, para salirse de dudas y con su usual sigilo, logró fijarse si su prometido se encontraba en alguno de los ambientes reservados para la boda, percatándose que no era así. Y, con solo verlo de pie cerca a la tumba que conocía, desde lejos, pudo comprobar que Hanabi tenía razón. Era evidente que él se dirigiría a su padre, una vez más, antes de su propio casamiento.
Ella esperó a unos metros de distancia, en silencio y sosteniendo sus manos, aun cuando sabía que no tenía mucho tiempo. Vio que Neji terminaba de ponerse de pie y pudo notar que él ya portaba su montsuki haori hakama negro, donde se podía atisbar el kimono interno, igualmente oscuro, y los pantalones a juego color gris. En su espalda, el emblema del Clan Hyuga se extendía en un bordado dorado, completando la fina pieza. El cabello largo estaba pulcramente peinado, aunque eso no era una novedad en él.
En cuanto se giró, Neji alzó ambas cejas al ver a su prometida en el mismo lugar que él, aun cuando estaba casi totalmente arreglada para la ceremonia, se sorprendió por tenerla en frente suyo con el traje incompleto. Se acercó a paso calmo hacia la castaña.
—Tenten, ¿qué sucede? Falta poco para la boda —se extrañó de verla tan nerviosa—. Todo está listo. Sin embargo, por lo que veo, a ti te faltan algunas cosas.
—Eh, sí... no es culpa de las encargadas. Solo falta el tocado ese y el shiramuko... —la chica se mordió la lengua por olvidar el nombre—. Quiero hablar contigo de un punto.
—Imagino que es urgente —comentó, dada la prisa de ella como para no esperar a después de la boda. Con un gesto, la instó a que continúe.
Tenten empuñó sus manos, respirando y contando hasta tres.
—Neji, ¿por qué no me lo dijiste?
—¿Decirte qué? —la vio cerrar los ojos y suspirar.
—Que, con nuestra boda, no voy a ser una ninja activa nunca más, que le tengo que decir adiós a las misiones, que solo debo estar en casa para ser tu acompañante, entrenar a algunos miembros del clan —se detuvo para respirar nuevamente, estaba hablando muy rápido, ante la mirada atenta del Hyuga—, llenarnos de hijos, ya no ser maestra de la Academia y ni soñar con ser evaluadora en un examen chūnin. Prácticamente... —empuñó sus manos—, dejar mi vida.
Neji parpadeó lentamente, atento en la joven que tenía frente suyo, mirándolo serenamente. Tal vez eso pudo ser una conversación días o semanas antes de eso, mas no creyó que los detalles en mención calarían de esa forma en ella.
—¿Quién te lo dijo?
—Bueno... todas las mujeres que me alistaron. En especial una, se llama Hitsuru —refunfuñó ella y vio a su prometido exhalar—, es irritable. Y lo confirmó Hinata... me dijo su "¿Neji no te dijo?" y yo tipo —extendió sus brazos—, pues no, nada. No me dijiste nada.
—No lo consideré relevante.
En ese momento, la fémina se enserió, dejando de lado sus gesticulaciones de indignación. Notó que el Hyuga lucía impertérrito y ella sabía que no es su estilo bromear o tomar las cosas a la ligera, motivo por el cual es totalmente cierto que no les dio la importancia debida a esas condiciones que ella sí lo considera importante. Porque ser ninja es su vida. Siempre fue su sueño ser una kunoichi legendaria, quería serlo, no iba a dejarlo. No pretendía sobreponer un matrimonio a su sueño, pese a que sí quiere tener una familia con Neji. Pero ahora no entendía por qué él, conociéndola, no estaba dándole una solución a esos aspectos o una explicación siquiera a las condiciones que debía asumir al convertirse en la matriarca del clan. Tenten no pensó siquiera en eso, porque ella no se moría por ser la esposa del patriarca de los Hyuga, ella se moría por pasar el resto de su vida con Neji a su lado.
Eso le importó cuando él le pidió matrimonio. Eso la emocionó, porque lo ama. Lo ama mucho, pero también ama ser una kunoichi.
—Neji... yo no quiero dejar mi vida ninja por nuestra boda —empezó, captando la atención de él—. Yo... yo te amo. Lo sabes bien —lo miró intencionalmente y él asintió. Ella sabía que el pelilargo sentía lo mismo—. Pero... tú sabes que soy una kunoichi. No me imagino quedándome sentada aquí sin hacer más.
—Entiendo —ella no lo hacía, por lo que siguió.
—Está mal... —exhaló—. Yo... yo no me veo dejando mi carrera ninja.
—Yo tampoco.
Tenten frunció el ceño, para luego enarcar una ceja.
—Entonces, ¿qué...?
—¿Piensas que sería capaz de alejarte de la vida ninja?
Ella entreabrió los labios, lo escuchó bufar.
—No consideré relevante decirte esos aspectos de convertirte en mi esposa, porque tenía la certeza de que tú no me creerías capaz de permitir eso.
Vio a Neji dirigir su vista a la tumba de su padre y luego al cielo, evitando darle el rostro. La castaña tuvo la certeza de que él estaba incómodo y eso causó lo mismo en sí.
—Yo... yo no pensaba... —se rascó la muñeca, nerviosa—. Esas mujeres hablaron con tanta seguridad que sí creí que tendrían que cumplirse esas condiciones. Entonces... —
—Yo siempre anhelé ser libre.
Tenten cerró la boca, centrándose únicamente en el pelilargo con su interrupción. Este último continuó observando el manto azul inalcanzable que los cubría, fijándose en los rayos de sol que se atisbaban y en la vegetación que tenían alrededor de ellos en ese pacífico camposanto. Luego, él se fijó en ella, para continuar, teniendo sus ojos malvas fijos en su prometida.
—Soy libre ahora, capaz de elegir mi destino —prosiguió, antes de darle un vistazo a la tumba de su progenitor—. Mi padre murió haciéndolo —la joven sintió un apretón en el pecho al hacerle recordar esa parte de su infancia, pero luego sintió esa mirada serena sobre ella—. Cuando abrí los ojos después de la batalla con Naruto, juré que, un día —se detuvo por unos segundos—, haría que todo el Bōke también lo haga —la joven asintió, a sabiendas del cambio que se dio desde hace unos años en él y de lo que realmente quería lograr. Ahora, estaba a nada de poder tener la capacidad de generar un cambio en el clan—. Hiashi-sama está de acuerdo, hizo todo lo que estuvo a su alcance para asignarme como el nuevo líder del clan. Lo sabes.
—Por supuesto.
—Y también supe que no podía hacerlo solo.
La castaña cerró los ojos durante unos segundos. Desde hacía un rato ya entendió a dónde iba a llegar, por lo que se recriminó a sí misma por haber sucumbido al temor que le generaron los comentarios de las mujeres que la vistieron. Estaban perdiendo tiempo y, sin embargo, él se estaba dedicándose a dejárselo en claro una vez más, aquella razón por la que no debió dudar.
—Tuve la certeza de que tú debías ser mi esposa —ella no evitó sonrosarse, aun así, puesto que nunca lo había escuchado referirse de esa forma y con su tono firme. Trató de mantenerle mirada—. Eso conlleva a que también seas la matriarca del clan, mas nunca pretendí que ese nombramiento pase a ser tu yugo —la castaña se mantuvo impávida, viendo cómo su prometido se acercó unos pasos más a ella. Alzó el rostro lo suficiente como para tenerlo cara a cara—. Tenten, jamás permitiría que se te quite tu libertad... porque es lo que siempre he admirado de ti y lo que pienso conseguir para la Rama Secundaria. Contigo.
Neji se detuvo al escuchar los sollozos de la castaña, a la vez de varios lo siento de su parte. Esta última trataba de cubrir su rostro y limpiar las pocas lágrimas que se le escaparon, demasiado arrepentida por dudar de su prometido y de creer que las incoherencias de un grupo de desconocidas para ella se haría realidad. A eso se aunaba el simple hecho de haberse conmovido por las palabras del Hyuga. En ese momento quiso abrazarlo fuertemente, pero temió arruinarle su pulcro traje. Recordó que aún tenían un matrimonio al cual asistir, en el que eran los protagonistas, y ahora ella estaba llorosa, sonrojada y sin el vestuario completo. Sorbió su nariz, intentando secar sus lágrimas rápidamente, mas sintió las manos de Neji sobre sus hombros.
Tenten se sonrosó al verlo bastante cerca, aunque solo sentía el calor en sus mejillas, dado que tenía el rostro rojo de por sí, producto de su llanto.
—Aun así, Tenten, sigues siendo libre de decidir lo que mejor te parezca.
Ella alzó sus cejas al verlo lucir tan tranquilo en frente suyo, todavía sosteniéndola. Frunció el ceño, porque notó que ahora estaba tomándole el pelo. Se liberó de su agarre y retrocedió, pero volvió a avanzar hacia él para dejarle claro un punto.
—Neji, lo siento, pero... —soltó una corta risa—, yo decidí esto hace un año, genio.
El Hyuga se quedó con la respuesta en la boca y con la sensación de un rápido beso en la mejilla, mientras veía a su prometida corriendo en la dirección de donde vino. No pudo reprimir la sonrisa ladeada: se retrasaría un tiempo prudente para no hacerla ver como la única tardona.
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Estaba feliz, pese a casi reírse cuando notó el alivio en la cara de sus amigos, familiares y de las personas más importantes del Clan Hyuga en cuanto la vieron ingresar, quince minutos tarde de la hora pactada. Ese había sido casi un récord, teniendo en cuenta de que parte del maquillaje se le había corrido y que el shiramuko no estaba completo; asimismo, tuvo que buscar otros zapatos, debido a que los que usó tenían tierra producto de su ida al camposanto. Sí, definitivamente logró estar lista en tan poco tiempo, gracias a que las dos primas de Neji la habían interceptado en su regreso a la habitación donde la alistaron. Hinata le arregló el maquillaje, Hanabi tenía el resto de su vestuario y fue la primera la que sacrificó sus zapatos. Todo con el fin de la boda.
Pero no se arrepentía de ese ajetreo. No cuando las palabras que le dijo Neji hace un rato le resultaron más significativas que sus mismos votos que le había profesado como parte de la boda, pero ella sí quiso añadir más a los suyos en el momento en que le tocó. No pensó que adoraría tanto tocar los dedos de su prometido al momento de intercambiar los anillos y los juzus, y sintió derretirse por dentro cuando él se tomó más tiempo tocando los suyos, de los cuales antes se avergonzaba por los callos producidos por el manejo constante de armas. Lo vio enternecida mientras él bebía los tres vasos de sake en tres sorbos, para que luego el Hyuga la vea con la misma atención haciendo lo propio. Tenten no entendió cómo y por qué, pero se sintió más cómoda y sin sus nervios iniciales durante cada fase de la boda, como un pez en el agua. Con él a su lado, sentía tanta paz.
Supo que no pasarían los invitados directamente a tomarse las fotos con ellos, puesto que, después de la promulgación como el matrimonio Hyuga y del beso (cuya intensidad tuvo que ser medida), se pasó, de inmediato, al nombramiento como nuevos líderes del clan, posicionándose ambos al frente del actual patriarca. Desde el mismo sitio, Tenten vio, orgullosa y atenta, la sucesión de Hyuga Hiashi, encargándole el destino del clan a su sobrino. Cuando este último regresó a su posición después de haberse inclinado, ella recibió el mismo nombramiento, no con la misma transición de su ahora esposo, como bien supo. Al momento de dar la cara a los presentes, siendo, en su mayoría, miembros del Clan, Hiashi se dirigió a estos.
—Hyuga Neji y Hyuga Tenten. Rindan honor a los nuevos líderes del clan.
La pareja vio a cada uno inclinarse, apoyando las manos en el suelo de madera del salón, a excepción, evidentemente, de los invitados de parte de la novia. Ella les dirigió una sonrisa a Gai-sensei, Lee, su padre, Temari y Shikamaru, siendo correspondida. Viró el rostro hacia su prometido, quien solo pudo girar sus ojos en su dirección y dedicarle una tenue sonrisa. En el momento en que los Hyuga dejaron la reverencia, Tenten optó por tomar la mano de su esposo, esta vez captando la atención de él, saliendo del protocolo de mantener sus manos entrelazadas. Se sorprendió gratamente al recibir su apretón cariñoso y le sonrió grandemente, antes de mover sus labios, formando un "te amo" sin sonido. Volvió el rostro al frente, antes que él, y ahí pudo ver los ojos juiciosos de algunos miembros del clan sobre ellos, a los cuales ignoró. Solo se fijó en la mirada severa de Hitsuru, mas eso no le borró la sonrisa.
Estaba segura de que eso iba a cambiar.
Y ella estaría siempre a su lado.
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Muchas gracias por leer. Me gustó escribir este shot, espero que les haya gustado c:
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