"Vuelva pronto"
—¿Tengo algo en la cara? —le preguntó el mayor, apartando la vista de unos cupones para fideos instantáneos que estaba recortando al percatarse de como el rubio no había apartado la mirada de él desde hace un buen rato.
Genos negó con la cabeza, estando internamente nervioso y siguió con su tarea de lavar los utensilios de cocina.
—Estaba viendo las noticias —mintió, con su clásico tono neutral, colocando unos platos limpios en el escurridor.
—Ah —soltó el mayor, volteando a ver el televisor, que se encontraba justo detrás de él—. No ha pasado nada interesante últimamente.
El menor se limitó a seguir con su trabajo. No sabía cómo sentirse después de que su mentor le hubiese descubierto viéndole, solo agradecía que esté fuera tan despreocupado que ni siquiera le hubiese prestado atención.
Lo que daba paso a una duda; Sí a Saitama no le importaba que él lo viese ¿significa que realmente lo que él hiciera le daba igual?
El joven androide empezaba a sentir que le daba a su mente demasiada libertad cuando se trataba de su Sensei, pues se suponía que debería verlo solo como a su maestro y a una figura a la cual admirar. No significa que no lo admirara, todo lo contrario, veía a Saitama como el hombre más fuerte del universo, pero también como el más humilde, amable y dedicado.
Volvió a posar su vista sobre el mayor, pero está vez de forma más discreta, aún así el contrario lo descubrió y lo vió directamente a los ojos, estando algo confundido.
—Sí tengo algo en la cara, solo tienes que decirme —habló Saitama, pasándose la mano por la frente, como si se estuviera limpiando algo.
Justo cuando Genos iba a contestar, el mayor se puso de pié. Había juntado ya barios cupones, la mayoría de estos perdían su validez en un par de días, así que prefería ir esa misma tarde al supermercado.
—¿Puedo acompañarle? —se apresuro a preguntar el menor, haciendo aun lado todos los utensilios de cocina que aún estaban sucios de lado.
—No. Si llega a pasar algo, te darán todo el crédito a ti —respondió, a la vez que se ponían sus guantes rojos—. De todos modos no voy a tardar tanto.
Genos lo pensó un poco, y armándose de un falso valor, se secó sus metálicas manos con un trapo de cocina, antes de acercarse a su mentor. Había pensado hacer algo parecido desde hace un tiempo, pero siempre había descartado la idea, sin embargo, hoy quería intentarlo.
—¿También vas a salir? —preguntó Saitama, al ver cómo el rubio se acercaba a él, pero su mente quedó completamente en blanco cuando esté le dió un corto beso en su mejilla.
—Vuelva pronto —se despidió el rubio. Su voz no era del todo dulce, pero tampoco era el típico tono serio y neutral con el que siempre se expresaba, era más bien cálida.
El mayor parpadeó confundido un par de veces, pero en cuanto volvió a poner los pies sobre la tierra, se agachó para tomar su par de botas rojas y empezó a ponérselas con una particular velocidad.
—Te acabo de decir que no tardaré tanto —le recordó, mientras se colocaba su bota derecha—. Nos vemos en un rato.
Con un paso no tan apresurado, Saitama se dirigió hacia la puerta y salió del pequeño departamento, dejando a Genos solo con sus pensamientos.
Al rubio no le quedó de otra más que retomar lo que había hecho aun lado hace un momento, pero está vez con un pequeño peso emocional encima. ¿Abría cruzado la raya con ese roce? ¿Y si al Sensei le desagrado el pequeño contacto? ¿Que tal si ya no lo veía como antes? Aunque, realmente no sabía cómo exactamente lo veía Saitama.
Ni cuando se encontraba en combate tenía tantos pensamientos en la cabeza, eso era algo que solo su mentor le podía ocasionar, solo él podía hacer de su bien acomodado cerebro un verdadero desastre.
Se suponía que Genos no era un joven como el resto. Él no tenía por qué estar pensando en una pareja, romance y cosas melosas, mucho menos si esas cosas involucraban a su Sensei; él hombre que le había salvado la vida en un par de ocasiones y le había concedido el privilegio de tomarlo como alumno.
Tal vez la culpa de todos esos pensamientos la tenían todas esas series románticas que veía mientras hacia las tareas del hogar, o aquellos libros que leía cuando tenía demasiado tiempo libre y que en ellos contenía encuentros exageradamente romántico entre dos personajes los cuales no siempre eran entre un hombre y una mujer, o quizá sólo estaba confundiendo la gran admiración que le tenía a Saitama con algo más.
Paso tanto tiempo haciendo la limpieza del hogar y tratando de encontrar un porque a esa nueva forma con la que veía a su mentor que ni siquiera se dió cuenta de cuando la puerta del pequeño departamento se abrió, dando paso a un alegre Saitama que había ahorrado más del treinta porciento en fideos instantáneos.
—Ya llegué —anunció el causante de el conflicto mental de Genos, mientras dejaba sus compras aun lado de el fregadero—. Había un descuento del dos por uno en arroz, así que traje un poco.
—Volvió antes de lo que anticipe —comentó Genos, tomando la bolsa con compras para guardar cada cosa en su respectivo lugar.
Antes de que Genos pudiera empezar a guardar las cosas, sintió como Saitama se ponía a su lado, pero antes de poder preguntar o decir algo más, el mayor depósito un corto beso en su mejilla, tomando por completa sorpresa al rubio.
—Te había dicho que no tardaría —volvió a recordarle, dirigiéndose a su futón para acostarse un rato y poder leer algún manga.
Genos sintió como si todo a su alrededor se detuviera por un momento, antes de que una pequeña sonrisa fuera pintada en su rostro, mientras miraba a ese hombre exageradamente fuerte y admirable recostarse en su futón leyendo mangas a la vez que se rascaba la axila.
—Me gusta pasar el tiempo con usted, Sensei —le dijo, sin que su pequeña sonrisa se borrará, mientras que empezaba a guardar las compras.
—No es necesario que lo digas —contestó el mayor, volteando a ver al joven androide y dedicándole una sonrisita.
Ya tenía ganas de escribir algo de estos dos, pues los emparejó desde el 2017 (´°̥̥̥̥̥̥̥̥ω°̥̥̥̥̥̥̥̥`)💜
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top