10. Una cena con vampiros
Hace unos siglos atrás un hombre dijo que el tiempo no se puede malgastar, pues de esto está formada la vida. Tenía razón, de eso estaba formada mi vida, de tiempo, sin embargo tengo una eternidad de horas, minutos y segundos, por tal motivo tengo una eternidad de vida. Vida con la que he hecho una gran variedad de cosas, incluso me he llegado a enamorar dos veces.
Mientras observaba en las bancas el entreno, comencé a pensar en lo que estaba haciendo, intentaba ser un chico normal, que iría a clases y que por las tardes jugaría en el equipo de la escuela. Ese no era yo, porque no era un chico normal, alguna vez lo fui, pero ahora no, sin embargo si quería estar con ella, tenía que intentarlo, tenía que adaptarme.
—Señor Lockwood, ¿sirve para algo? ¡Sé que no para historia y mucho menos para defender en el futbol!—el Sr. Tanner sacaba toda su frustración en los entrenos de futbol y aquel día estaba muy molesto por mi culpa.
—Sí, entrenador
— ¡Hágalo de nuevo!
Mientras los chicos entrenaban, me le acerqué al Sr. Tanner para pedirle un cupo en el equipo.
— Las pruebas fueron en la primavera, Señor Salvatore.
— Yo no estaba aquí, señor.
— Y no está aquí ahora, en lo que a mí me concierne.
— Sr. Tanner, sé que usted y yo empezamos mal y le pido disculpas por eso. Ya he jugado futbol, como receptor y juego bien.
— Bueno... no le preguntaré quién ganó el Super Bowl en el 71.
— En el 71 fue...—me detuve en el instante en que el Sr. Tanner me miró fijamente—Perdón, comprendo Señor.
— Creo que quiero verlo sufrir. Pida un equipo—que irónico, si yo quisiera hacerlo sufrir lo haría en un segundo... si fuera el mismo de hace unos siglos lo haría ver sus peores pesadillas y luego le sacaría lentamente cada órgano de su cuerpo— ¡Ya! Que cambio de parecer.
— Primero mi novia, ahora el equipo—escuché a Donovan hablando con su amigo.
—Oye, es tú oportunidad. El futbol es muy rudo, a veces demasiado.
Elena Pov's
Le había dicho a Stefan que le mostraría a la divertida Elena de siempre, así que me puse un short, una blusa de tiras, mis tenis y me dirigí a la cancha donde las porristas practicaban.
— No es cierto, sí viniste—dijo Bonnie muy entusiasmada mientras calentaba.
— Sí, no puedo estar triste siempre—le dije mientras le daba un fuerte abrazo. Para que las cosas sean normales tengo que hacer esas cosas—comencé a calentar de inmediato—Ah, y vamos a cenar esta noche.
— ¿Sí?
— Sí. Tú, yo y Stefan—al escuchar su nombre noté que hizo cara de pocos amigos—Debes darle una oportunidad.
— Hoy no puedo... ¿Has visto a Caroline? Le envié cien mensajes.
— No cambies el tema, Bonnie Bennet. Vas a cenar con nosotros.
— Bueno, iré—sabía que no se podía negar a mi invitación.
— Bien.
— Pero enserio, ¿Dónde está Caroline?
— No lo sé, ella no es así—era la verdad, Caroline era la chica más puntual que había conocido, ella nunca se perdería un entrenamiento—llámala.
Mientras Bonnie llamaba a Caroline, vi un carro deportivo acercarse hacia nosotras; no sabía qué decir, simplemente apunté con mi dedo hacia el auto, haciendo que Bonnie se volteara hacia su dirección.
— Cielos—dijo Bonnie en el instante que vio a Caroline dentro del auto con un chico desconocido para ella—debe ser el chico misterioso del restaurante—dice Bonnie, mientras Caroline le daba un beso a aquel chico antes de bajarse.
— No es ningún misterioso—se lo admití—Es Damon Salvatore.
— ¿Salvatore, como Stefan? —Bonnie estaba un poco confundida.
— Me quedé con el hermano, espero no te importe—dijo Caroline con tono de victoria. Llevaba puesto su uniforme de práctica, unas gafas oscuras y una extraña pañoleta que rodeaba su cuello—Lamento llegar tarde, estaba ocupada. Bueno empecemos con la rutina, ¿qué dicen?
Antes de que Damon se marchara, me percaté que me estaba observando con una sonrisa, fue muy incómodo para mí y no entendía algunas cosas, por ejemplo, ¿cómo había conocido a Caroline? ¿Desde cuándo estaban saliendo?
Olvidé lo que había pasado y me puse en el lugar en el que siempre había estado.
— Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho...—repetía una y otra vez Caroline con la música. Anteriormente yo era la que dirigía al equipo, pero como era de esperarse al retirarme todo ese tiempo, Caroline ocupó mi lugar. Yo estaba un poco perdida, pero me estaba esforzando para aprenderme los pasos.
—Elena cariño, ¿por qué no nos observas? ¿Sí?
Como tenía que hacerle caso a la capitana me fui hacia atrás. Tenía el presentimiento que mientras Caroline fuera la capitana ese sería mi puesto de ahora en adelante. A los minutos puse mi atención hacia otra parte cuando vi a Stefan corriendo hacia la cancha de futbol con el uniforme del equipo, realmente lo estaba intentando. Me acerqué un poco para verlo jugar, no es porque fuera mi novio pero de verdad jugaba bastante bien, incluso era mejor que Tayler. Todo el equipo felicitaba a Stefan por sus jugabas.
— Buena atrapada, Salvatore— admitió el Sr. Tanner.
Yo estaba un poco triste, Stefan lo estaba intentando pero yo no pude, algo que para mí era muy normal y que me encantaba, ahora ya no me importaba, incluso ya no me sentía bien en las prácticas. Me alarmé cuando Tyler tacleó bruscamente a Stefan. No necesitaba estar en el juego para saber que lo había hecho con mala intención, sin embargo me alegré cuando Matt se le acercó y lo ayudó a pararse.
Stefan Pov's
Después del juego regresé a la casa de huéspedes para cambiarme de ropa. Le prometí a Elena que estaría en su casa a las 8:00 pm, así que me di una ducha antes de alistarme.
— ¿Cómo te fue? —al salir me llevé una mala sorpresa— ¿te aceptaron? —Damon estaba en mi habitación sentado descaradamente en mí silla con mi diario en sus manos—Muy a la Emerson, revelas tu alma con tantos...—antes de que pudiera continuar se lo quité rápidamente—adjetivos.
— ¿Qué haces aquí?
— Vine a disculparme. Estuve pensando, reflexionando... quiero que empecemos de nuevo, dejemos atrás el pasado—al instante se levantó de la silla y se paró justo en frente mío—Eres mi hermanito y si quieres vivir una vida normal humana, es lo que quiero para ti. Yo también podría, si puedo aprender a ser un muerto viviente... quizá haya esperanza para ambos—después de escuchar aquellas palabras, escuché una fuerte carcajada.
—Oye, no tiene que ser así, Damon.
— Claro que no. Hoy vi a Elena en la práctica de porristas. Se veía tan bonita vestida de porrista. Tan... —de solo escuchar su nombre saliendo de la boca de Damon me provocaba quitarle la cabeza.
—Tranquilo, no me acerqué a ella. Ya tengo mi propia porrista. Casi me olvido, se me hizo tarde, tengo una cita. Me sudan las manos, deséame suerte.
Elena Pov's
Ya se estaba haciendo hora de que llegara Stefan, menos mal Bonnie había llegado antes para ayudarme a preparar todo.
— Explícamelo tú. Ayer, viendo Beverly viene el comercial y digo "va a ser de teléfonos" y por supuesto, es el del tipo y la chica, él se va a París y regresa... toma la foto—mientras sacábamos los recipientes para poner la comida, Bonnie me contaba sobre su "sexto sentido"
— Ay, por favor, siempre pasan ese comercial.
— Bueno, entonces esto. Hoy, mi obsesión son los números, tres números. Veo 8, 14 y 22, ¿no es raro?
— ¿Por qué no juegas la lotería? —Bonnie me hizo una mala mirada, yo simplemente lo vi como algo divertido— ¿le dijiste a tu abuela?
— Sólo dirá que soy una bruja, y no quiero serlo, ¿tú sí?
— Nadie quiere ser bruja.
— Ponerlo en un tazón no engaña a nadie—Bonnie se refería a la comida que compré ya preparada pero que Stefan tenía que pensar que era hecha por mí.
— Bueno, el cucharón, ¿Dónde está el cucharón? —hace mucho no entraba a la cocina y tía Jenna había cambiado todo de su lugar.
— En el cajón a la izquierda—dijo Bonnie muy segura.
Revisé el cajón pensando que no podía estar ahí, pero Bonnie tenía la razón.
— De acuerdo, has estado aquí mil veces—no encontraba otra explicación, ¿cómo era posible que Bonnie supiera donde estaba y yo no?
— Sí, eso es—al instante suena el timbre—ya llegó—dijo Bonnie con mala cara.
— Tú tranquila, se tan adorable como siempre.
Stefan llegó y nos dispusimos a cenar. La situación se tornó muy incómoda, ninguno pronunciaba alguna palabra, Bonnie no había levantado la cabeza ni un segundo. Solo miraba su comida o a veces me miraba a mí, pero nunca miraba a Stefan, hacía como si no estuviera ahí, de verdad era muy incómodo.
— ¿Tanner te hizo la vida difícil hoy? —le pregunté a Stefan para romper el hielo.
—Pues, entré al equipo, creo que hice algo bien.
— Bonnie, debiste ver a Stefan hoy, Tyler le arrojó un balón y...
— Sí, me dijeron—me interrumpió Bonnie de forma grosera.
— Por qué no le cuentas a Stefan de tu familia.
— Divorciados, sin mamá, vivo con papá—contó después de hacerme mala cara.
— No, lo de las brujas. Bonnie viene de un linaje de brujas—le expliqué a Stefan—es genial.
— Yo no lo diría así—esa no era la amable Bonnie que yo conocía, así que le hice una mirada para que entendiera que estaba siendo muy grosera.
— Pero sí interesante—intervino Stefan—no soy un experto, pero sé que hay historias de celtas druidas que migraron aquí hace dos siglos.
— Mi familia viene de Salem.
— ¿En serio? —Stefan había mostrado mucho interés— ¿Brujas de Salem?
— Sí—Bonnie no le había contado eso a nadie además de mí.
— Eso es genial—se dirigió a mi muy contento, yo le dirigí una sonrisa.
— ¿En serio? ¿Por qué?
— Las brujas de Salem son heroicos ejemplos de individualismo e inconformismo.
— Así es—Bonnie por fin le mostró una sonrisa a Stefan, sus palabras le habían agradado mucho.
Justo después suena nuevamente el timbre, no había invitado a nadie más, por lo que estaba extrañada, así que me paré para ver quién era.
— ¡Hola! —al abrir la puerta me encontré con Caroline, quien no estaba sola—Bonnie dijo que cenarían, yo traje el postre.
— Espero no te importe—dijo Damon con una sonrisa.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —al instante apareció Stefan con una postura muy defensiva.
— Esperando a que Elena me invite a pasar—no entendía el por qué Damon simplemente no entraba.
— Sí, yo...
— No, no, no—me interrumpió Stefan antes de que continuara—él no puede... ya es tarde. ¿Cierto Damon? —los hermanos simplemente se miraron fijamente.
— Entra ya—le dijo Caroline.
— Ya casi terminamos—ahora se dirigía Stefan a mí.
— Está bien, pasa por favor—no entendía el por qué no quería que Damon se quedara en la reunión.
— Qué linda casa, Elena—me dijo Damon al instante en que cruzó la puerta.
— Gracias.
...
Después de terminar de cenar, nos sentamos en la sala a comer el pastel que había traído Caroline.
—No puedo creer que hayas entrado al equipo—dijo Caroline muy sorprendida—Tyler estará furioso. Bien por ti, hay que ser atrevido.
— Siempre se lo digo, hay que vivir—intervino Damon quien tenía a Caroline en sus piernas—No puedes esperar que la vida te busque, tienes que hallarla.
— Elena no tuvo tanta suerte, fue porque no fuiste al campamento—continuó Caroline— ¿Cómo vas a aprender las rutinas?
— Yo se las enseñaré—intervino rápidamente mi mejor amiga.
— La podría poner en el fondo...— a Caroline le faltaba tacto para hablar con las personas.
—Pues tú no pareces porrista de verdad, Elena—siguió Damon. Yo simplemente le sonreí y le di un sorbo a mi té.
—Porque sus papás murieron—y ahí estaba de nuevo Caroline con sus comentarios—Sí, está pasando por una etapa sensible, pero antes era muy divertida—Bonnie le hizo mala cara a Caroline— y lo digo con mucho afecto.
— Perdón, Elena, yo sé lo que es perder a tus padres. Creo que Stefan y yo hemos visto morir a todos nuestros seres queridos...
— No hay que hablar de eso ahora—Stefan interrumpió rápidamente a su hermano.
— Cierto, Stef, tienes razón. Lo último que quiero es mencionarla.
Toda la reunión fue muy incómoda, Stefan no paraba de mirar a Damon con rabia y Caroline no paraba de hacer comentarios innecesarios. Cuando ya se estaba haciendo tarde me puse a lavar los platos y vasos.
—Uno más— escuché la voz de Damon quien entró a la cocina con un vaso.
— Ah, gracias—le dije, pero al instante en que iba a coger el vaso, este se resbaló de mis manos, menos mal Damon lo alcanzó a coger antes de que tocara el suelo.
— Que ágil.
— Me agradas. Sabes reír y haces sonreír a Stefan. No había visto eso, hace mucho tiempo.
— Lo que dijiste, ¿hablabas de Katherine? ¿Cómo murió? —era muy incómodo hablar de la ex novia de Stefan con su hermano, pero tenía mucha curiosidad y no me atrevía a hablar de eso con Stefan.
— Murió en un trágico... incendio—no sé por qué tuve la impresión de que a Damon también le dolía un poco hablar de esa chica.
— ¿hace cuánto?
— Parece que fue ayer.
— ¿Cómo era ella?
— Era hermosa—respondió Damon con la mirada perdida—se parecía a ti en eso. También era complicada y egoísta, a veces no era amable, pero muy sexy y seductora.
— Y... ¿quién salió con ella primero? —sabía muy bien hacia donde se dirigía todo este asunto entre hermanos.
— Excelente deducción—dijo mientras me recibía un plato ya lavado—pregúntale a Stefan, su respuesta es diferente a la mía.
Cómo sabía que no tendría más respuestas me dispuse a terminar de organizar la cocina.
— ¿Por qué no dejas de ser porrista? —me preguntó de repente Damon.
— ¿Por qué lo dices? —pregunté mientras se sentaba en una silla y me ayudaba a doblar los individuales.
— Pues te vi practicando y te veías miserable.
— ¿Lo notaste? —me sorprendió un poco, tenía algo de razón a pesar de que me conocía poco.
— ¿Me equivoco?
— Me gustaba, era divertido, pero muchas cosas cambiaron, lo que antes me importaba, ya no.
— Pues deja eso, progresa, problema resuelto, tan tan—esa forma tan descomplicada de decirlo me hizo sacar una sonrisa.
— Podría volver a importar.
— Tal vez, aunque a mí me parece poco realista.
— Lamento... —Damon puso una cara de confusión ante mis palabras—lo de Katherine, también la perdiste.
Al instante ambos nos miramos fijamente.... al mencionar su nombre pude percibir una gran tristeza en él, también la amó, lo pude percibir en su mirada sincera.
— Hola, ¿quieren ayuda? —al instante llega Bonnie.
Stefan Pov's
Damon se las había arreglado para poder entrar a la casa de Elena, ahora podía entrar cuando quisiera y eso no era bueno. Necesitaba protegerla, pero antes tenía que encargarme de su amiga que en estos momentos peligraba más. Después de que Bonnie se marchara a la cocina para ayudar a Elena, me quedé a solas con Caroline.
—Matt lo intenta, pero le cuesta mucho trabajo. Debes entender que fueron el primer amor uno del otro, ósea desde niños.
— Qué bonita bufanda.
— Gracias, es nueva.
— ¿Puedo verla? Digo, ¿podrías quitártela?
— No quiero.
— ¿Por qué no? ¿Estás bien?
— Sólo sé que no puedo quitármela.
— ¿De qué están hablando, niños? —como me lo imaginaba, Damon interrumpió nuestra conversación.
— Me gustó su bufanda.
— Sí, oye, Elena y Bonnie están lavando los platos, ¿por qué no las ayudas?
— ¿Tú crees que yo hago eso? —la chica solo se burló.
— Hazlo por mí.
— No lo creo.
— Ve a ver si Elena necesita ayuda—Damon la miró fijamente a los ojos.
— ¿Sabes qué? Voy a ver si Elena necesita ayuda—dijo la chica y al instante se levantó de la silla para dirigirse a la cocina.
— Son personas, Damon. No es tu marioneta. No existe para que te diviertas o te alimentes cuando quieras.
— Claro que sí, toda la gente—me dijo con una mirada sínica—Son lo que yo quiera, son para mí.
— Ya te divertiste. Usaste a Caroline, llegaste a mí y a Elena, qué bien. Ahora vete de aquí.
— No hay problema, porque me invitaron a entrar y puedo regresar mañana, y pasado mañana y haré con tu porrista lo que yo quiera, porque eso es normal para mí.
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